Mártires de 12 y Malecón

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Incendio en el que fallecen 5 becarios cubanos
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Fecha:15 de febrero de 1964
Lugar:12 y Malecón
Descripción:
Siete jóvenes cubanos murieron por salvar a otras personas, cinco de ellos, eran becarios de la residencia universitaria de 12 y Malecón.
Resultado:
Fallecen 8 personas.
Consecuencias:
Como consecuencia del siniestro más de diez personas resultaron lesionadas. Cinco de ellos, eran becarios.
País(es) involucrado(s)
Cuba


Mártires de 12 y Malecón. El 15 de febrero de 1964, siete jóvenes cubanos murieron por salvar a otras personas, cinco de ellos, eran becarios de la residencia universitaria Capitán Mario Escalona, ubicada en calle 12 esquina a Malecón, en La Habana.[1]

Suceso

En la noche del sábado 15 de febrero de 1964 se produce un incendio en el edificio 23, situado al frente de la beca. Según contó María Teresa Cabrera, inquilina del apartamento 11, el incendio fue provocado por el encendido de un fósforo en la cocina, pero un escape de gas en el apartamento provoca la primera explosión», María Teresa, no cesaba de gritar desde el tercer piso: ¡Me quemo, me quemo!. A los gritos de auxilio de una mujer rompieron la quietud del lugar. Los becados y vecinos de la zona corrieron a ayudar.

Participación de los estudiantes

El estudiante de segundo año de Mecánica, Israel de Armas Novoa, estaba de guardia. Cuidaba la residencia universitaria de 12 y Malecón, que alberga a becarios de diferentes provincias que estudian en la capital cubana.

Israel, o «Tronquito» como lo llamaban sus amigos, sin saber bien lo que sucedía se prestó a ofrecer ayuda. Cuando vieron lo que pasaba, subieron hasta el tercer piso del 23. Tronquito trataba de abrir la puerta del apartamento 12, a la izquierda del pasillo, porque creía que era ahí donde estaba la señora», agrega Armando, a quien el siniestro dejó huellas en la memoria y en el cuerpo. Sufrió quemaduras en un 53%.

Otros estudiantes acudieron a ofrecer su ayuda entre ellos:

Israel de Armas Novoa; Ramón Ríos Montalvo; Juan Nogueras Quesada; Heriberto Gutiérrez Gómez; Víctor LLaudy Gómez; Fernando Morffy García; José Valdés Bello, que no era becario pero vivía en el edificio del incidente.

Gerardo Jiménez Sáez y Armando García de la Figal, sobrevivientes del siniestro

Utilizan el rifle de la milicia de Israel para hacer saltar la cerradura y penetrar en el lugar que está vacío y es ahí donde se produce el escape de gas, entonces se dan cuentan que la mujer en peligro, María Teresa estaba en el apartamento de al lado donde se produce la segunda explosión.

Rememoración de sobreviviente

Fue algo terrible. Sentíamos la expansión del gas y las llamas nos rodeaban. No duró mucho tiempo, quizás minutos, pero fue intenso. Recuerdo que al mirar a Armando vi su rostro encendido. Yo también estaba lesionado, pero ni sentía las quemaduras
Gerardo Jiménez Sáez, estudiante de primer año de Ingeniería Civil, y sobreviviente del siniestro

Repercusión nacional e internacional

Como consecuencia del siniestro más de diez personas resultaron lesionadas. Cinco de ellos, eran becarios.

Los periódicos Revolución y El Mundo reseñaron ampliamente los sucesos. También las revistas Alma Mater, Bohemia y Vida Universitaria comentaron el hecho. La proeza de aquellos muchachos conmovió a todo el país. Pueblos de Latinoamérica y el Caribe expresaron sus condolencias por el desastre y sus consecuencias.

Durante una semana el Aula Magna de la Universidad de La Habana se vistió de luto con el transcurso de las horas, el martirologio universitario sumó nuevos nombres:

  • Israel Tronquito de Armas Novoa, estudiante de Ingeniería Mecánica;
  • Heriberto Gutiérrez Gómez, estudiante de Ingeniería Industrial. Tenía 19 años cuando perdió la vida en el fatal incidente. Sentía especial gusto por la música clásica, tenía conocimientos de inglés y amor por la poesía que leía y escribía. «Sus poemas se guardan en su casa. Era un joven normal, con novia, con una vida y no dudó en arriesgarla para salvar a otros». José Luis y Beatriz Gutiérrez Gómez, hermanos de Heriberto evocan con orgullo los últimos instantes de su hermano.
  • Ramón Ríos Montalvo, estudiante de Medicina Veterinaria. «Fue alfabetizador en el Escambray y fue jefe de un grupo de maestros voluntarios en la zona de Manicaragua. Vivía en Caibarién, y comenzó a estudiar en la Universidad Central de Las Villas. Era querido por todos, muy divertido. Le encantaba practicar deportes», expresó su hermana Deyse Ríos Montalvo. Su padre siempre deseó que él y su hermana estudiaran en la capital. Por eso, vinieron juntos en enero de 1964, Ramón para estudiar Medicina Veterinaria en la Universidad de La Habana y su hermana Deyse Ríos Montalvo para el Instituto Superior Pedagógico, según cuenta en entrevista.
  • Juan Nogueras Quesada, estudiante de nivelación sobre Ingeniería en Minas;
  • José Valdés Bello, estudiante de Geología.

También fallecieron:

  • Jorge Borges González, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores;
  • José Argüelles Lopeira (33), ingeniero nuclear y miembro de las FAR; y
  • María Teresa Cabrera, la señora a quien trataron de salvar, fallecieron días después a causa de las lesiones sufridas en el incendio.

Convertirse en héroe, no siempre es cosa de elegidos. A veces, una eventualidad transforma seres cotidianos en símbolos de grandeza.

En su discurso del 13 de marzo de 1964, en la escalinata de la Universidad de La Habana, Fidel ―en el acto conmemorativo por el séptimo aniversario del asalto al Palacio Presidencial y Toma de Radio Reloj, el líder de la Revolución cubana resaltó la valentía y los principios de quienes, con José Antonio Echeverría al frente, se inmolaron en aras de la igualdad social y la soberanía verdaderas y sobre los jóvenes fallecidos― destacó el ejemplo de siete jóvenes cubanos que semanas antes habían muerto por salvar a otras personas.

A consecuencia de las quemaduras que recibieron al ir a auxiliar a aquellos familiares, perdieron la vida valientísimos jóvenes que soñaban todas las cosas que ustedes sueñan ahora. Y es realmente digno que se resalte este ejemplo, porque pocas cosas dirán tanto de la juventud de hoy. [...] Los estudiantes universitarios dieron el ejemplo; ellos despertaron la emulación de los demás jóvenes, despertaron el honor, el patriotismo de nuestra juventud con su sacrificio. [...] Nuestros jóvenes no solo han caído al conjuro de la lucha patriótica. [...] Ha perdido la universidad, ha perdido el país, su contribución valiosa; pero aun así han dejado un ejemplo alentador y hermoso, que ha de servir de consuelo a sus compañeros y ha de servir de consuelo a sus seres queridos.
Fidel Castro[1]

Razones para la memoria

En tiempos que claman por el rescate de valores en nuestra sociedad, y desde nuestras aulas, es imprescindible releer esta página.

Como dijo Fidel, en marzo del 64, ante el auditorio universitario:

La juventud cubana no puede olvidar el alto precio de las conquistas alcanzadas, ni su compromiso con la historia. Y que las generaciones del futuro sean generaciones alegres, sí ―como han de ser los jóvenes―, pero responsables, conscientes, que vivan toda la alegría de la juventud y toda la responsabilidad de quienes han sido herederos de un legado que costó dolor, costó luto, costó sangre.
Fidel Castro[1]
Jóvenes rinden tributo a mártires del incendio de 12 y Malecón.

Cada año los becarios de 12 y Malecón rinden honores a sus mártires.

¡Ha de avanzar un pueblo al que le nacen hijos tan bravos y generosos!
Fidel Castro[1]

Fuentes

  • «Recuerdan a estudiantes cubanos que murieron heroicamente», artículo publicado el 19 de febrero de 2009 en el sitio web del diario Juventud Rebelde (La Habana).
  • Archivos de la Asociación de Combatientes del Municipio Caibarién.
  • Armando García de la Figal, profesor consultante de la Universidad Agraria de La Habana, en aquella época estudiante de segundo año de Ingeniería Agrícola
  • Gerardo Jiménez Sáez, en aquel momento estudiante de primer año de Ingeniería Civil