Néstor Ramos Palacios
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Néstor Ramos Palacios (1916-1963) Campesino revolucionario, luchador clandestino y del Ejército Rebelde y agente de la Seguridad del Estado, asesinado por bandas terroristas en el Escambray.
Biografía
Nació en Trinidad el 26 de mayo de 1916. Era hijo de Edelmira Palacios y de José de los Reyes Ramos Ramírez, matrimonio que procreó siete hijos. No sabía leer ni escribir a la edad de 34 años. Fue educado por su honesta y laboriosa familia, en los valores cívicos que exaltan las virtudes en el hombre. Se consagró al trabajo, pero apenas pudo subsistir a la hostilidad de la sociedad que le tocó vivir.
Su vida fue la de un perenne luchador, no le preocupaba ninguna forma de trabajo por fuerte que fuera; fue carretero, carbonero y laboró en toda clase de trabajo agrícola. Su estado civil era arrimado y tenía un hijo.
Labor revolucionaria
Durante la etapa de la insurrección cooperó y trabajó mucho en la clandestinidad; además hizo de mensajero del Ejército Rebelde sobre todo en la Columna 7, que comandaba Alfredo Peña.
Cuando terminó la guerra de liberación, realizó variadas tareas entre ellas la organización de las Granjas del Pueblo y llegó a ser responsable de un departamento de la granja Patricio Lumumba, por último, montero principal de la misma.
Ingresó en las Milicias Nacionales Revolucionarias al crearse en la Granja, allí fue el responsable de la misma. Participa como práctico de las tropas que venían de La Habana y Oriente y otras provincias a las operaciones contra las bandas contrarrevolucionarias. Su jefe inmediato fue Yoel Pérez Mejías, capitán del Ejército.
Su espaciosa vivienda colonial, ubicada en la antigua finca Corojal, acogió a una de las comandancias de operaciones, hasta finalizar la Primera Limpia del Escambray. También trabajó con el Departamento de Seguridad del Estado, por su gran movilidad como montero, pudo realizar un eficiente trabajo.
Lucha contra bandidos
Por la trayectoria revolucionaria de la familia Ramos, la misma fue condenada a muerte por Osvaldo Ramírez García, jefe del bandidismo en el Escambray, en una circular emitida con el nombre y lugar donde vivían los sentenciados.
Los matones a sueldos del imperio parecían no olvidar “sus compromisos” al decidir ejecutar su cuenta pendiente con los Ramos.
Corría la noche del 8 de enero de 1963 cuando las bandas terroristas de Leonel Martín Fernández y de Pablo Cantero Arcís, Machito agazapados y en perfecta complicidad con la oscuridad de la noche se fueron acercando a la casona, al llegar a la parte trasera de la letrina, enclavada en el patio, el cabecilla puntualizó: Tenemos que coger a Teodoro vivo o muerto, no puede escapar. Arriba, cada uno a su posición.
Mientras eso sucedía Teodoro, que se hallaba, justamente, dentro del retrete, escuchaba muy quedo su sentencia de muerte. Cuando los bandidos entraron a la casa, escapó a campo traviesa para evitar las postas de los bandidos, así, pudo llegar hasta Manaca Iznaga e informar lo sucedidos a las milicias.
Cuando la banda irrumpe en la vivienda masacran al anciano de 82 años José de los Reyes Ramos, hieren en la ingle al adolescente de 14 años, Teodoro Ramos, quien necesitó 24 días de tratamiento médico, y varios meses para lograr su recuperación, que nunca fue total, toda una vez, que le provocó un extraño nerviosismo que le acompañó toda su vida. Mientras Néstor es ametrallado en la cocina cuando trataba de arrebatarle el fusil a uno de los bandidos. Esto sucede en presencia de su esposa María, su cuñada Juana y su sobrina Bertha. Las graves heridas recibidas le causan la muerte dos días después en el hospital de Trinidad, aquel fatídico 10 de enero de 1963.
A la joven Hildelisa, de 16 años, también la dispararon, pudo evitar la tragedia tirándose hacia una butaca; al tiempo que la niña Gisela, de 9 años, corría despavorida sin comprender lo que hacía.
Todo no se limitó al llanto inaguantable: Juana Aróstica Naranjo, esposa de Teodoro, increpó duramente a los homicidas y nadie se explica aún cómo pudo salir con vida, luego dirigiéndose a los suyos gritó: Aquí no hay que llorar, que quedan muchos para pelear.
Cuando Teodoro puso al corriente de la situación a las milicias, estas no tardaron en llegar al lugar de los hechos y en uno de los camiones trasladaron los cuerpos de los heridos y el fallecido hacia el hospital de Trinidad.
Según criterio del combatiente de la lucha contra bandidos, Pedro Ramos Aróstica, más conocido por Palacio el Chiquito, el principal instigador de la masacre es Víctor Rodríguez, hijastro de Néstor Ramos, quien primeramente se había opuesto al matrimonio de Néstor con su mamá y luego se pasa al enemigo. Como ejecutores directos considera a Leonel Martín, Machito Cantero y José Ramón Uretra Calzada, conocido por el Charro. Este último personaje profesaba gran odio contra Teodoro, padre, por tanto, como integrante de la banda de Julio Emilio Carretero fue pieza clave en la organización y ejecución del magnicidio.
El peso de la justicia no se hizo esperar, algunos de los criminales cayeron en combate contra las tropas de la LCB, otros fueron capturados en la Operación Transbordo y pagaron con sus vidas los crímenes perpetrados, mientras Leonel Martí era abatido el 8 de enero de 1965. El cabecilla, Osvaldo Ramírez, había caído en combate el 16 de abril de 1962.
Fuentes
- Cornelio Manso, Roberto Félix: Folleto de Consulta para Fortalecer el Conocimiento sobre las Victimas del Bandidísimo en Cuba. Centro Universitario de Sancti Spíritus, 2010
- Pereira Perera, José Fidel. Diccionario biográfico de Trinidad. Inédito.
