Ocas Silvestres

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Los gansos
Información sobre la plantilla
Pareja de Ocas.JPG
Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:ave
Orden:Anseriformes
Familia:Anatidae

Ocas silvestres El ánsar común, ganso común u oca común, es una especie de ave anseriforme de la familia Anatidae autóctona de Eurasia y el norte de África. Esta especie es el ancestro silvestre de las ocas domésticas de Europa. Los gansos domésticos se han asilvestrado y extendido en otras partes del mundo, como en Australia.

Distribución y hábitat

Es un ganso de distribución paleártica e indomalaya. Habita en casi toda Europa y gran parte de Asia, en zonas costeras y humedales. Cría principalmente en el norte y este de Europa, extendiéndose su zona de cría por una franja que va desde Islandia, las islas Británicas y las costas de Escandinavia y llega hasta el norte de China y la mitad sur del Krai de Jabárovsk, en el sureste de Rusia, pasando por Asia Central y Mongolia. En invierno migra al sur de Europa, oriente medio y el norte de la región indomalaya, además del extremo noroccidental de África (el norte de Marruecos, Túnez y Argelia). La mayor parte de los gansos de Europa pasan el invierno en las marismas del Guadalquivir, las lagunas de Villafáfila,7 el lago Ischkeul de Túnez y en el oeste de Argelia. Los gansos domésticos se asilvestran con facilidad y han producido poblaciones estables en Australia.

Todas las especies, sin excepción, se encuentran entre las aves más cautas, astutas, vigilantes e inteligentes que existen. En cautividad se adaptan a las nuevas condiciones de vida y se domestican con rapidez.

Las ocas pasan menos tiempo en el agua que los demás individuos de su especie. Permanecen mucho tiempo en tierra e, incluso, en los árboles.


Al caminar mantienen el cuerpo erguido y el cuello en posición vertical. Varias de las especies emiten un sonido semejante a un murmullo; otras, claman; y algunas dejan escuchar gritos agudos y lastimeros que se pueden escuchar desde lejos. Cuando se sienten molestadas casi todas las especies silban.

Cuando se forma una pareja ya no se separa en toda la vida. Sus crías se desarrollan con tal rapidez que, a los dos meses, ya podrían independizarse pero prefieren continuar largo tiempo junto a sus padres, con los que forman una familia muy unida.

El macho corteja a su futura compañera, la vigila celosamente y combate sin temor a sus rivales. En las luchas que se entablan entre los machos, los dos adversarios se agarran fuertemente con el pico por el cuello y se golpean con las alas, con tal violencia que el ruido que producen se puede oír a considerable distancia.

Tras el apareamiento, la hembra empieza a reunir los materiales necesarios para la construcción del nido. El macho la acompaña pero no la ayuda en su tarea. La base del nido está formada por tallos y hojas de junco, ramitas secas y otros materiales amontonados con descuido. El hueco interno, sin embargo, estará revestido por una capa de plumón que, antes de disponerse a incubar, la hembra se arrancará. Los nidos frecuentemente se instalan en suelos pantanosos, en cañaverales o en islotes de las zonas lacustres, siempre en lugares de difícil acceso para los zorros u otros animales de presa.

Sus pequeños nacen a los 24 días. Permanecen 24 horas en el nido y, al día siguiente, sus progenitores los llevan al agua y les enseñan a buscar alimento. Tras el nacimiento de la prole, el macho se hace más desconfiado que de costumbre. Cuando la familia se traslada, la madre va en cabeza, los hijos en medio y el padre en retaguardia.

Los pequeños que quedan huérfanos mueren a menos que se unan a otras familias de la especie. Si bien los adultos no acostumbran a tomar la iniciativa de acoger a las crías abandonadas, nunca se niegan a admitir a la prole ajena que espontáneamente se les una. Se sabe de una hembra que tenía a su cuidado a unos sesenta polluelos huérfanos.

La caza del ánsar común requiere mucha habilidad y prolongados acechos entre los cañaverales. La carne de los adultos es dura y coriácea, pero la de los jóvenes resulta muy sabrosa. Las plumas son más apreciadas que las de la oca doméstica y el plumón se cotiza a alto precio.

Fuente