Ontología (Filosofía)

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Ontología (filosofía)
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Concepto:Teoría acerca del ser en general, acerca del ser como tal, independiente de sus especies particulares.

Ontología (filosofía). (del griego οντος: el ser, y λóγος: doctrina). Por ontología o “filosofía primera” se entendía, en la filosofía anterior a Marx, la teoría acerca del ser en general, acerca del ser como tal, independiente de sus especies particulares. En este sentido, ontología es equivalente a metafísica, sistema de determinaciones especulativas universales del ser. El término de “ontología” pertenece al filósofo alemán Rodolfo Goclenio (1613).

Teorías

Edad Media tardía

Aristóteles fue el primero en formular el concepto a semejante teoría. Durante el período de la Edad Media tardía, los filósofos católicos procuraron utilizar la idea aristotélica de la metafísica parta elaborar una teoría del ser que sirviera de prueba filosófica de las verdades de la religión. Dicha tendencia apareció en su forma más acabada en el sistema filosófico-teológico de Tomás de Aquino.

Época moderna

En la Época Moderna (aproximadamente a partir del siglo XVI), empezó a entenderse por ontología una parte especial de la metafísica: la teoría acerca de la estructura suprasensible, no material, de todo lo existente.

Wolf

La idea de semejante ontología alcanzó su expresión acabada en la filosofía de Wolf, que perdió toda conexión con el contenido de las ciencias particulares y estructuró la ontología, en su mayor parte, mediante el análisis deductivo-abstracto y gramatical de los conceptos de la misma (ser, posibilidad y realidad, cantidad y calidad, sustancia y accidente, causa y efecto, etc.).

Tendencia contrapuesta

Apareció una tendencia contrapuesta, en las teorías materialistas de Hobbes, Spinoza, Locke, de los materialistas franceses del siglo XVIII, dado que el contenido objetivo de tales teorías, apoyadas en los datos de las ciencias experimentales, socavaba objetivamente la idea de la ontología como disciplina filosófica de rango superior, como “filosofía primera”.

Idealismo clásico alemán

La crítica que los representantes del idealismo clásico alemán (Kant, Hegel y otros), hacían de la ontología presentaba un doble carácter: por una parte, la declaraban exenta de contenido y tautológica; por otra, su crítica acababa recabando la creación de una nueva ontología, más perfecta (metafísica), la sustitución de la ontología por la filosofía trascendental (Kant), por el sistema del idealismo trascendental (Schelling), por la lógica (Hegel).

El sistema de Hegel anticipó, en forma idealista, la idea de la unidad de la ontología (la dialéctica), de la lógica y de la teoría del conocimiento, con lo cual señaló de qué modo cabía rebasar el marco del filosofar especulativo y alcanzar el conocimiento positivo y real del mundo.

Ontología especial y Doctrina de los Tres Géneros de Materialidad

Materialismo, en el sentido ontológico especial o «materialismo cósmico», es la doctrina de los Tres Géneros de Materialidad (M1, M2, M3) [65, 81]. La materia ontológico especial puede representarse del modo siguiente: Mi={M1,M2,M3}, en donde Mi=Mundo.

La Filosofía como Ontología –conjunto de doctrinas que giran en torno a la Idea de Ser– encontró, en Ch. Wolff, el reconocimiento de su más sólida estructura. La Metaphysica specialis se constituye por la exposición de la doctrina sobre los tipos ontológicos del Ser, que, según la Metafísica clásica (llamada «Ontoteología»), son tres: Mundo, Alma y Dios. Tras la Crítica kantiana, la estructura de la Ontología de Wolff pudo parecer desplomada para siempre. Sin embargo, más que un derrumbamiento lo que tuvo lugar fue un cambio de orientación en el que permaneció la arquitectura general interna del edificio. Otro tanto debe decirse de la Filosofía Idealista.

Comparándola con la Ontología clásica, la Ontología Especial del Idealismo ha sustituido la organización trimembre (Mundo, Alma, Dios) por una organización bimembre, edificada sobre la oposición Naturaleza/Espíritu (también designado como «Cultura», «Costumbres», «Historia»). El Materialismo Dialéctico, mantuvo, nominalmente al menos, una concepción isomorfa a la del Idealismo (Dialéctica de la Naturaleza/Dialéctica de la Historia). Es preciso, sin embargo, desde una perspectiva materialista, revisar esta estructuración bimembre y reivindicar la teoría wolffiana de la Ontología especial, por medio de la Doctrina de los Tres Géneros de Materialidad. Mundo, Alma y Dios deben ponerse en estrecha correspondencia, respectivamente, con el Primer (M1), el Segundo (M2) y el Tercer Género (M3) de materialidad; pero correspondencia no incluye identidad.

Es suficiente probar que en cada una de las tres Sustancias se encuentra el núcleo de lo que caracteriza a cada uno de los géneros de Materialidad. «Mundo» designa el conjunto de entidades físico-empíricas, corpóreas, que constituyen el Primer Género (M1). «Alma» designa el conjunto de fenómenos de la «vida interior» psicológica e histórica, es decir, el contenido del Segundo Género (M2). «Dios», el Dios «mundano» ontoteológico-especial de los estoicos, el Dios de Cleantes de los Diálogos de Hume, el Dios de los filósofos de la Ontología especial, se corresponde con el Tercer Género de Materialidad (M3). Dios es, en efecto, «sujeto de todos los predicados positivos» [1]., el depósito de las esencias eternas con respecto a las cuales el mundo y las almas están gobernadas según un orden invisible. Desde la perspectiva de la Teoría de las tres Materialidades, la Doctrina de las tres Ideas –Mundo, Alma, Dios– se nos presenta como una especie de sustantivación metafísica de los Géneros.

La Doctrina de los Tres Géneros de Materialidad ha sido ejercitada por prácticamente la integridad de la tradición filosófica y, explícitamente, aparece ya formulada por Platón. En la época moderna, la situación podría ser esquematizada del siguiente modo:

  • (I) El Idealismo clásico alemán (sobre todo, Kant, Fichte y Hegel) no ha ofrecido explícitamente una exposición de la Doctrina de las Tres Materialidades, aunque la ha ejercitado. El Idealismo clásico alemán, tras la crítica al noúmeno kantiano manifiesta una propensión a fundir o identificar la Tercera Materialidad (M3) con la Segunda (M2) en el sentido de elevar el reino psicológico, el reino del sujeto (M2), al reino de la sustancia (M3), es decir, a reducir M2 a M3.
  • (II) El materialismo (atomista o continuista) ha seguido el mismo camino del Idealismo (identificación de M3 y M2, pero en sentido contrario: reduciendo M3 a M2, en el caso del empiriocriticismo, las ideas objetivas a contenidos de conciencia, y M2 a M1 en el caso del materialismo naturalista. No es posible reducir la posición de Marx a formulaciones tan sencillas. Pero esta doctrina ha sido usada (actu exercito) por Marx, aunque encubierta por los esquemas dualistas (Conciencia/Mundo).
  • (III) Ha sido en la Filosofía alemana de los últimos decenios del siglo XIX (algunas direcciones del neokantismo: Natorp y su aproximación de Kant a Platón; Teoría de las concepciones del mundo de Dilthey) y primeros decenios de nuestro siglo XIX (Fenomenología, Axiología, Simmel,etc.), en donde aparece reexpuesta la dotrina de los Tres Géneros de Platón, que ha penetrado, incluso, en ámbitos más próximos al positivismo (Carnap y Teoría de los Tres Mundos de Popper). Esta doctrina es, precisamente, excelente criterio para separar el Idealismo clásico alemán del idealismo alemán moderno.

Los Tres Géneros de Materialidad

Primer Género de Materialidad (M1)

Expresión que cubre la dimensión ontológica en la que se configuran aquellas entidades, dadas en el espacio y en el tiempo: materialidades físicas (cosas, sucesos, relaciones entre cosas, etc.), que se ofrecen como constitutivos del mundo físico exterior (campos electromagnéticos, explosiones nucleares, edificios, satélites artificiales, etc.); también colores (verde, rojo, amarillo), en cuanto cualidades objetivas desde un punto de vista fenomenológico. En M1 se disponen todas las realidades exteriores a la conciencia y ciertas propiedades que van ligadas a los cuerpos, y que se manifiestan como objetivas a la percepción. Desde una perspectiva epistemológica, la división más importante dentro de M1 es la siguiente:

  • (1) Los contenidos exteriores dados fenomenológicamente, dentro de unas coordenadas históricas presupuestas (nuestros telescopios incorporan a un campo fenomenológico objetos desconocidos hace dos siglos).
  • (2) Los contenidos exteriores que no se dan fenomenológicamente, pero que son admitidos como reales, en este género, por otros motivos (la cara opuesta de la luna en fechas anteriores a su circunvalación, el centro de la Tierra).
Segundo Género de Materialidad (M2)

Acoge a todos los procesos reales, dados antes en una dimensión temporal que espacial, dados en el mundo como «interioridad»: las vivencias de la experiencia interna en su dimensión, precisamente interna - por ejemplo, los «ensueños». El «dentro» no tiene por qué ser pensado como subjetividad en el sentido sustancialista.

La subjetividad es una elaboración no materialista.

Epistemológicamente los contenidos M2 se clasifican en:

  • (1) Las vivencias de la experiencia interna inmediata de cada cual (sensaciones cenestésicas, emociones, etc.). La estructura de esta experiencia es puntual, debe ser pensada como acontecimiento en el «fuero interno» de cada organismo dotado de sistema nervioso. El dolor de apendicitis es tan material como el propio intestino.
  • (2) Los contenidos que no se presentan como contenidos de la experiencia, sino de la experiencia ajena (animal o humana), en tanto que sobreentendida como interioridad: cuando se habla del dolor que una herida le produce a un perro, esta entidad es entendida como interioridad. La realidad de los contenidos M2 es tan efectiva, aunque invisible, como pueda serlo la de M1.
Tercer Género de Materialidad (M3)

Son los objetos abstractos (no exteriores, pero tampoco interiores), tales como: espacio proyectivo reglado, rectas paralelas, conjunto infinito de números primos, «Langue» de Saussure, relaciones morales, identidades sintéticas, que cinco poliedros regulares no está ni en Francia ni en Alemania, ni tampoco dentro de la cabeza de los franceses o de los alemanes: es atópico. Ni dura ocho años o seis días: es acrónico). También pertenecen a M3 entidades no esenciales, sino individuales y concretas, aunque ya irrevocables, como son todas las realidades sidas en la medida en que su ser actual ya no pertenece a M1 (César no es una parte del mundo físico actual), ni a M2 (César se distingue de los pensamientos psicológicos sobre César).

Epistemológicamente, cabe establecer la siguiente división:

  • (1) Aquellos contenidos que han sido formulados ya como tales.
  • (2) Aquellos contenidos que no han sido formulados como tales, pero pueden serlo (lo posible material).

El «sistema de secciones cónicas» es una esencia virtual con relación a las geometrías anteriores a Apolonio o a cualquier otro geómetra posterior que desconozca este objeto, pero cuyos pensamientos objetivos, sin embargo, puedan considerarse moviéndose en el ámbito de esa esencia. Las esencias virtuales («inconsciente objetivo»), envuelven, aunque se desconozcan, pero que serán conocidas por los descendientes. La dificultad mayor es la de resistir la tendencia a la hipóstasis de estos contenidos, es decir, a su tratamiento como si fueran exentos e independientes de los contenidos dados en otros géneros, materiales flotantes en un «lugar ideal».

La idealidad de los contenidos M3 (la idealidad de la circunferencia, la idealidad de la justicia), no tiene nada que ver con esas esencias «que bajan del cielo»; es una idealidad resultante de llevar al límite, siguiendo operaciones lógicas, determinadas configuraciones prácticas, empíricas. Pero las idealidades terciogenéricas así obtenidas son constitutivas de la propia experiencia, o bien, de los contenidos primogenéricos y segundogenéricos, puesto que si no tuviera lugar el proceso de la reversión del «límite circunferencia» a los «redondeles» prácticos, éstos no alcanzarían la condición de un concepto. Si fuera posible establecer un criterio general para el análisis de las conexiones entre los contenidos del tercer género y los de los otros dos, acaso el menos comprometido fuera el que comenzase reconociendo que a cada contenido terciogenérico ha de corresponderle por lo menos un par de contenidos procedentes de los otros dos géneros (aunque no necesariamente «en la misma proporción» en cada caso).

Filosofía burguesa del siglo XX

En la filosofía burguesa del siglo XX, como resultado de la reacción frente al avance de las corrientes idealistas subjetivas (neokantismo, positivismo), se hacen tentativas de formar, sobre una base idealista objetiva una “nueva ontología”.

En las nuevas doctrinas ontológicas, se entiende por ontología el sistema de conceptos universales del ser cognoscibles mediante la intuición suprasensorial y suprarracional. Varios filósofos católicos han hecho suya la idea de una “nueva ontología” e intentan “sintetizar” la ontología “tradicional”, que arranca de Aristóteles, con la filosofía trascendental kantiana, contraponiendo su ontología a la filosofía del materialismo dialéctico.

Filosofía marxista

En la filosofía marxista, el término de “ontología no se emplea; a veces se usa convencionalmente (pero de manera indebida), como sinónimo de la teoría acerca de las leyes más generales del ser.

Referencias

  1. Leibniz, Specimen Inventionis

Fuentes