Operación Anádir

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Operación Anádir
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Parte de la Crisis de Octubre
SS-5 Skean.JPEG
R-14 similares a los que en arreglo a la Operación Anádir la URSS planificó desplegar en Cuba.
Fecha 1962
Lugar Bandera de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas Unión Soviética
Bandera de Cuba Cuba
Resumen Nombre codificado que recibió la Misión Militar Internacionalista de las Tropas Soviéticas en Cuba durante 1962 con el propósito de instalar en el país armamento nuclear para frenar las intenciones norteamericanas de agresión militar directa a Cuba.
Consecuencias El descubrimiento del armamento nuclear por parte de los Estados Unidos desencadenó la Crisis de Octubre.
Beligerantes
Bandera de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas Unión Soviética
Bandera de Cuba Cuba
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Comandantes
Nikita Jruschov
Issa Alexandrovich Pliev
Fidel Castro
John Fitzgerald Kennedy

Operación Anádir. Nombre codificado que recibió la Misión Militar Internacionalista de las Tropas Soviéticas en Cuba durante 1962 con el propósito de instalar en el país armamento nuclear para frenar las intenciones norteamericanas de agresión militar directa a Cuba.

El nombre utilizado con fines de encubrimiento, provenía del río Anádir, que vierte sus aguas, o sus hielos, en el estrecho de Bering y se quería utilizar la leyenda de que todos los movimientos de tropas que se producirían formaban parte de un entrenamiento estratégico con el traslado de tropas y armamento hacia la región del norte lejano del país.

La instalación de cohetes nucleares de alcance medio en Cuba no violaba ningún principio del Derecho Internacional. Sin embargo el Mundo estuvo al borde de una conflagración nuclear, que difícilmente no hubiese alcanzado dimensiones mundiales. La Historia registró el hecho como La “Crisis de Octubre”, de los Misiles, o del Caribe.

Antecedentes

Después del Triunfo de la Revolución Cubana, otro país en el mundo lograba una revolución socialista por generación espontánea. El Primer Ministro de la URSS Nikita Jruschov comenzó entonces a recibir por distintas vías una amplia información sobre la situación existente alrededor de Cuba y estaba convencido de que después de la derrota de Playa Girón los Estados Unidos organizarían de nuevo la invasión, apostando solamente a la victoria en esta ocasión.

A mediados de abril de 1962 el mariscal Rodion Malinovski, ministro de Defensa de la URSS, le comenta al Primer Ministro soviético sobre los cohetes nucleares "Júpiter", que los Estados Unidos tenían emplazados en el territorio de Turquía, los que podían alcanzar blancos en la URSS en solo diez minutos, mientras que los cohetes intercontinentales soviéticos, desde el territorio de la URSS, demorarían unos 25 minutos en alcanzar sus blancos en los Estados Unidos. Jruschov dijo entonces que ellos también podían crear una situación similar a los norteamericanos, ubicando cohetes nucleares en Cuba.

"Después de todo —añadió— los norteamericanos no nos pidieron permiso para situar esos armamentos junto a la frontera de la URSS".[1]

Anastas Mikoyan, Vice Primer Ministro de la URSS, de quien se afirma que fue el el primero a quien Jruschov confió sus ideas, manifestó su oposición, pues creía que ese paso conduciría a una nueva escalada de la tensión entre la URSS y los Estados Unidos, que los cohetes serían descubiertos antes de estar listos y que los norteamericanos no permitirían bajo ninguna circunstancia que fueran emplazados junto a su territorio, considerando además que Fidel Castro no los aceptaría por los riesgos militares y políticos que implicaba tener armas nucleares en su país.

A pesar de los planteamientos en contra de Mikoyan, Jruschov llamó a inicios de mayo al consejero de la Embajada soviética en Cuba, Alexander Alexéiev, quien gracias a sus elevadas cualidades personales, a su preparación profesional y al conocimiento del idioma español, logró establecer buenas relaciones personales con importantes líderes de la Revolución Cubana.

El 7 de mayo, Alexander Alexéiev fue nombrado nuevo Embajador en Cuba, aunque el nombramiento no fue publicado de momento y Serguei Kudriatsev continuó desempeñando esas funciones temporalmente. Este día, además, el senador norteamericano George Smathers abogó porque el presidente Kennedy arreciara su política agresiva contra Cuba para demostrar que los Estados Unidos no admitirían que un país comunista fuera aceptado en el Hemisferio. Al día siguiente, los norteamericanos comenzaron en la región la operación de entrenamiento "Whip Lash", en la que participaron varias armas con decenas de miles de soldados, y concluyó la preparación de otro ejercicio militar en el Caribe, denominado "Júpiter Springs", que era un asalto de paracaidistas.

El 21 de mayo de 1962 se efectuó en Moscú una reunión del Consejo de Defensa a la que fue invitado Alexeiev. Evaluando la situación político-militar existente, los participantes en la reunión constataron que el potencial militar de los norteamericanos superaba muchas veces las posibilidades combativas del Ejército cubano; también era incomparable la experiencia en la conducción de las acciones combativas en gran escala de estos ejércitos. Interrogado Alexeiev sobre la reacción de Fidel si le proponían instalar cohetes nucleares soviéticos en Cuba este advirtió que era poco probable que estuviera de acuerdo.

Ese mismo día, Jruschov ordenó al secretario del Consejo, coronel general Ivanov, que preparara la proposición para instalar los cohetes en Cuba. En esencia este documento era, en forma concisa, el plan de la futura operación.

Para elaborar la proposición fue designado el jefe de la dirección de operaciones, mayor general Anatoli Gribkov, y resultaron incluidos además en el grupo de trabajo el mayor general Eliseiev y el coronel Kotov. Comenzaron a trabajar de inmediato, bajo la dirección del coronel general Ivanov, y terminaron en la noche del día 23 la versión inicial de la proposición para crear una Agrupación de Tropas Soviéticas en la isla de Cuba, cuya misión era cooperar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) para impedir la agresión enemiga.

Amenazas norteamericanas contra Cuba

Los documentos rectores de la Operación Mangosta, fueron redactados por su jefe de operaciones desde 1961, el General Lansdale, y mas tarde aprobados por Kennedy a principios de 1962. En ellos, se prescribían el aislamiento diplomático y el bloqueo económico, encaminados a apoyar la guerra secreta que se desarrollaba con el fin de lograr el derrocamiento del Gobierno cubano. También estaba prevista, si fuera necesaria, la intervención directa de las fuerzas armadas de Estados Unidos, a más tardar en la primeras semanas de octubre de 1962.

En enero de 1962, después de ejercer fuertes presiones sobre los gobiernos latinoamericanos, Estados Unidos logró que la OEA suspendiera la participación del Gobierno cubano, provocando una situación que no estaba prevista en la Carta de la Organización: la expulsión de facto de un Estado miembro.

Los meses previos a octubre de 1962 fueron tensos y de agresiones cotidianas contra Cuba. El 29 de mayo, precisamente el día que arribaba la delegación soviética para negociar la instalación de los cohetes, el periódico Noticias de Hoy reportaba el hostigamiento por aviones de guerra norteamericanos que durante esas semanas realizaron más de 150 sobrevuelos a varios buques mercantes que navegaban hacia Cuba, mientras que unas 20 naves de la Armada sometieron a interrogatorios o trataron de amedrentar a marinos soviéticos que tripulaban algunas de esas naves.

Desde el 20 de agosto, Maxwel Taylor, Presidente del Grupo Especial Ampliado, le había informado a Kennedy que no veían la posibilidad de que el gobierno cubano, encabezado por Fidel, fuera derrocado sin la intervención militar directa de los Estados Unidos. Taylor informó que el Grupo recomendaba un programa más agresivo, al estilo de Playa Girón.[2]

El 30 de agosto, ante la orden de elevar la agresividad de los planes, la CIA comenzó a esbozar una línea de sabotajes y otras acciones contra objetivos económicos y sociales en Cuba. El 2 de septiembre, los senadores norteamericanos George Smathers, Strom Thurmon y Kenneth Keating solicitaron que los Estados Unidos patrocinaran una organización militar internacional similar a la OTAN entre las naciones americanas para “encarar el problema de Cuba”.

Se comenzaron a entrenar mercenarios cubanos en Centroamérica al tiempo que se llamaban a filas a miles de reservistas y el Comando Estratégico Aéreo establecía un grupo de trabajo para preparar un plan de contingencia ante una eventual agresión a Cuba. El 1 de octubre, aún sin iniciarse la Crisis de los Misiles, Robert McNamara ordenó al almirante Robert Dennison, Comandante en jefe del Comando del Atlántico, tomar todas las disposiciones necesarias para instituir un bloqueo militar a Cuba.

El Congreso de los Estados Unidos divulgó una declaración Conjunta en que señalaba la necesidad de impedir por cualquier medio, inclusive el uso de las armas, que el régimen cubano extienda por la fuerza sus actividades agresivas o subversivas a cualquier parte de este hemisferio.[3]

El 29 de septiembre, el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario publicó en la prensa su respuesta:

Si el Gobierno de Estados Unidos no albergara intenciones agresivas contra nuestra patria, no le interesaría la cantidad, calidad, o clase de nuestras armas.

Si Estados Unidos fuese capaz de dar a Cuba garantías efectivas y satisfactorias con respecto a la integridad de nuestro territorio y cesara en sus actividades subversivas y contrarrevolucionarias contra nuestro pueblo, Cuba no necesitaría fortalecer su defensa, no necesitaría siquiera ejército, y todos esos recursos que ello implica los invertiríamos gustosamente en el desarrollo económico y cultural de la nación.

Cuba ha estado siempre dispuesta a discutir con el gobierno de Estados Unidos y hacer lo que estuviese de su parte si encontrara en el gobierno de Estados Unidos una actitud recíproca para disminuir la tirantez y mejorar las relaciones.[4]

Correlación de fuerzas

En 1962 los Estados Unidos tenían una superioridad decisiva en armas nucleares respecto a la Unión Soviética. Esta última vio muy disminuida su capacidad tecnológica, científica e industrial después de finalizar la Segunda Guerra Mundial en la quedó prácticamente devastada.

El arsenal norteamericano estaba compuesto por:

  • 229 proyectiles balísticos intercontinentales.
  • 5 000 ojivas nucleares estratégicas.
  • 1 500 bombarderos de largo alcance.
    • entre ellos 600 del modelo B-52, 400 equipados con proyectiles aire superficie.
    • 700 B-47.
  • 2 500 aviones de caza y 500 de transporte
  • 11 escuadrones de reconocimiento de la Guardia Nacional y 5 de Comunicaciones.
  • 16 portaaviones de la Armada con más de 400 bombarderos ligeros .
  • 9 submarinos Polaris capaces de lanzar 144 proyectiles de largo alcance situados en todos los mares del planeta.

Por su parte los soviéticos contaban con unos pocos submarinos equipados con proyectiles de corto alcance que no podían disparar más de cien proyectiles, dislocados en áreas muy distantes de territorio norteamericano.[5] Poseían además:

  • 44 proyectiles intercontinentales, de los cuales solo 20 eran operativos.
  • 300 ojivas nucleares.
  • 150 bombarderos estratégicos.

En 1992, en el marco de la Conferencia Tripartita celebrada en La Habana sobre la Crisis de Octubre Fidel Castro expresó:

A la luz de los hechos que conocemos hoy, sobre la real correlación internacional de fuerzas, se ve claro que aquello resultaba una necesidad y no critico a Jrushov, realmente digo que no lo critico, por el hecho de que haya querido realmente mejorar la correlación de fuerzas; me parece algo realmente legítimo, absolutamente legal, si vamos a hablar en términos de derecho internacional; absolutamente moral, querer mejorar la correlación de fuerzas entre el campo socialista y Estados Unidos.[6]

La proposición

El 24 de mayo de 1962 se celebró en Moscú una sesión ampliada del Consejo de Defensa de la URSS, en la que estuvieron presentes los integrantes del Presidium del Comité Central del Partido, sus secretarios y la dirección del Ministerio de Defensa. En la reunión fue analizada la proposición para el traslado del arma nuclear a Cuba.

El 29 de mayo llegó a La Habana una delegación de alto nivel, presidida por Sharaf Rashidov miembro del Buró Político y el Mariscal y jefe de las fuerzas coheteriles, Serguéi Biriúzov, enviados por Jruschov para negociar con Fidel Castro la instalación de misiles con cabezas nucleares en Cuba. El dirigente cubano hizo algunas preguntas y planteó que necesitaba reunir a la dirección del país para informar y tomar una decisión.

Al día siguiente, 30 de mayo, se efectuó el segundo encuentro, en el que el líder cubano planteó:

"Si hacen falta esos proyectiles aquí para fortalecer las defensas de la Unión Soviética y del campo socialista, y, además, sirven para prevenir una agresión militar directa por parte de Estados Unidos contra Cuba, se pueden instalar en nuestro país los proyectiles que sean necesarios. Todos los proyectiles que sean necesarios".[7]

El grupo presidido por Rashidov no contó con el tiempo necesario para realizar el reconocimiento detallado de la región que había sido seleccionada por los mapas desde Moscú para el emplazamiento de la división coheteril, lo que posteriormente incidió en forma negativa en la determinación de las posiciones concretas de las unidades y en la ejecución de los trabajos de ingeniería que resultarían necesarios para preparar los emplazamientos y efectuar su enmascaramiento.

Aprobación definitiva

El 4 de junio de 1962 el Ministro de Defensa de la URSS ratificó el plan calendario para la preparación de la Operación "Anádir", el que contenía decenas de medidas de carácter organizativo, entre ellas las indicaciones generales para la formación, completamiento y preparación de las unidades participantes, la organización del embarque y, sobre todo, el aseguramiento para mantener el carácter secreto del traslado de las tropas, así como el plan de enmascaramiento operativo elaborado con representantes del Comité de Seguridad del Estado (KGB, siglas en ruso) y del Ministerio de Relaciones Exteriores.

El jefe del Estado Mayor General, Mariscal Matvei Zajarov, y el grupo operativo compuesto por los generales Ivanov, Povali, Gribkov y Eliseiev y el coronel Kotov, fueron responsabilizados por el control del cumplimiento del plan.

La operación "Anádir" sería, en palabras de uno de sus ejecutores, el General Anatoli Gribkov, la mayor operación de esa naturaleza "emprendida por las fuerzas armadas de la Unión Soviética y en general en la historia de Rusia al trasladarse más de cuarenta mil efectivos allende al océano".

Fuerzas involucradas

Fotografía de un agente de la CIA de un misil R-12 Dvina de alcance medio y de poder nuclear en un desfile en la Plaza Roja en Moscú.

El total de fuerzas trasladadas en sólo setenta y seis días incluyó la movilización de 85 barcos que dieron 185 viajes, una división coheteril que contaba con dos regimientos de alcance intermedio, los denominados R-14[8] y tres de alcance medio, los R-12[9], que en total debían disponer de cuarenta rampas de lanzamiento para sesenta misiles.

Los R-14 nunca llegaron a Cuba.

Había además cuatro regimientos de infantería motorizada, tres de ellos con con nueve cohétes tácticos del tipo Luna con la misión de abatir a la flota norteamericana. Dos regimientos alados de corto alcance FKR, con 80 cohetes que podían alcanzar sus blancos a una distancia de 150 kilómetros. La fuerza aérea contaba con 60 aviones Mig, 42 bombarderos ligeros, un regimiento de helicópteros y un escuadrón de aviones de transporte. Se desplegaron dos divisiones de cohetes antiaéreos SA-75, con 144 rampas de lanzamiento que podían abatir blancos a 27 kilómetros de altura, con un alcance máximo de 35 kilómetros. Dos batallones radiotécnicos permitían detectar la aviación enemiga.

Las fuerzas navales estaban compuestas por 12 lanchas Komar artilladas con dos cohetes con alcance de hasta 40 km, un regimiento de cohetes tierra-mar, 7 submarinos equipados con 21 cohetes R-13, a los que se les podía colocar ojivas nucleares.

En total fueron trasladados a Cuba 43 000 soldados y oficiales.[10]

Los órganos de retaguardia soviéticos se enfrentaron entonces a una misión extraordinariamente voluminosa, ya que en las indicaciones del ministro de Defensa al jefe de Retaguardia de las Fuerzas Armadas de la URSS, Mariscal de la Unión Soviética Bagramian, del 15 de junio de 1962, se ordenó, entre otras cosas, el envío a Cuba de:

  • 31 mil 380 toneladas de combustible de los distintos tipos.
  • 6 500 toneladas de víveres y 18 mil toneladas de productos de conservación prolongada
  • 5 000 tiendas de campaña.
  • 215 vagones de municiones diversas
  • 11 vagones de piezas de repuesto para distintos equipos y 40 vagones de bombas de aviación.

Además se ordenaba llevar a los puertos de embarque módulos de ropas de civil y entregarlos a los efectivos que marchaban a Cuba.

Instalación de los misiles

Secreto

Durante el traslado, la aviación y marina estadounidense estuvieron espiando los buques soviéticos sin poder descubrir nada.

El comandante Raúl Castro Ruz llegó a Moscú el 2 de julio de 1962, al frente de una delegación de alto nivel. El objetivo de la visita era sostener conversaciones con Nikita Jruschov y Rodion Malinovski para examinar las bases del acuerdo que sería concertado entre los dos países.

Raúl reiteró el criterio y los argumentos de Fidel de hacer público el acuerdo militar cubano-soviético como acto soberano entre dos estados. No obstante, la parte soviética insistió en mantener la operación en secreto, algo imposible de lograr debido a su envergadura y al sobrevuelo sistemático de la aviación de exploración norteamericana sobre Cuba. Ante la negativa de hacer público inmediatamente el Tratado entre ambas naciones, el comandante Raúl Castro preguntó a Jruschov qué pasaría si la operación era descubierta mientras se desarrollaba. La respuesta del dirigente soviético fue que no había que preocuparse, pues si la operación era descubierta se enviaría a Cuba la Flota del Báltico. Acerca de esto el Comandante Fidel Castro comentó:

Nosotros no estábamos pensando en la Flota del Báltico o que la Flota del Báltico fuera a resolver el problema, estábamos pensando en la voluntad soviética, en la decisión soviética, en el poderío soviético, lo que está expresando el líder de la Unión Soviética, que no había que preocuparse (...) es decir, lo que nos protegía a nosotros realmente era la fuerza global de la URSS.[11]

El 7 de julio de 1962 el Mariscal Malinovski informó a Jruschov que el Ministerio de Defensa estaba listo para iniciar la Operación "Anádir" y este aprobó oficialmente el Plan de la Operación. Para ese momento ya estaban formados la jefatura y el estado mayor de la Agrupación de Tropas Soviéticas en Cuba, y se suponía que sería designado como jefe de la misma el Teniente General Pavel Dankevich.

Jruschov subrayó reiteradamente durante su intervención en esa reunión que el Gobierno soviético no pensaba en provocar un conflicto nuclear o en utilizar la plaza de armas de Cuba para asestar un golpe nuclear preventivo contra los Estados Unidos:

No los mandamos a la guerra, no la habrá, si no a defender a la Revolución Cubana, para que los norteamericanos sientan que hay fuerza para enfrentarlos.

Jruschov explicó por qué se había decidido realizar toda la operación en secreto, y dijo que si lograban aferrarse en Cuba los norteamericanos se verían obligados a conformarse con lo sucedido, por eso las tropas en Cuba debían mantener una elevada disposición combativa y la voluntad de derrotar al agresor.

El Mayor General Alexei Dementiev argumentó de una forma precisa y fundamentada su punto de vista sobre aquel problema, acentuando la atención en el hecho de que el paisaje cubano no servía para ocultar la técnica coheteril. Los cohetes R-12 tenían una longitud y diámetro de 22,1 y 1,65 metros respectivamente, por lo que difícilmente podrían confundirse con las palmas. Los cohetes R-14 con una longitud y diámetro de 24,4 y 2,4 metros, tenían aún menores probabilidades de pasar desapercibidos.

Traslado de las tropas y los medios

El 12 de julio los primeros barcos pusieron rumbo hacia costas aún desconocidas, ya que no sabían hacia que puerto se dirigían específicamente. Cuando los barcos iban a partir se entregaban al capitán dos sobres y un paquete, sellados y cosidos para mayor seguridad. Se les indicaba que se abriera el primer sobre después de salir de las aguas territoriales de la URSS. Al leerlo en la presencia del jefe del convoy militar y del funcionario del departamento especial del KGB que viajaba en la nave, encontraban indicaciones de abrir el segundo sobre después de pasar el estrecho de los Dardanelos. Cuando abrían el segundo encontraban un papel que decía: "Abrir el paquete después de pasar el estrecho de Gibraltar". Y al abrirlo encontraban la indicación: "Diríjase a Cuba, puerto de destino ..."

El 18 de julio llegó a La Habana la parte fundamental del grupo de reconocimiento, trabajo que se reforzó considerablemente a partir de ese momento, cuando solo quedaban entre 8 y 12 días para la llegada de las unidades del primer escalón. Pronto se esclareció que los bosques cubanos no servían para ubicar en ellos las unidades; estos resultaron ser pequeños y no garantizaban el enmascaramiento de las posiciones de combate contra la exploración aérea, además, en ellos la humedad era elevada, lo que influía negativamente en el mantenimiento y conservación de la técnica y sobre el estado físico del personal.

En definitiva, a pesar de todas las complejidades y dificultades, las regiones de dislocación y los puertos fueron seleccionados y aprobados oportunamente; para el momento de la llegada de las tropas la jefatura de la ATS y los representantes de las unidades estaban listos para recibirlas.

A pesar de las medidas tomadas para preservar el secreto de la operación, desde los primeros momentos surgieron pequeños errores y deficiencias en la coordinación que atentaban contra el logro de este objetivo, entre ellos el dejar de tomar a bordo inesperadamente a los prácticos. La uniformidad en las ropas de civil entregadas a los militares y las líneas de flotación de los buques, que se mantenían muy por encima del nivel del agua, contribuían a levantar sospechas.

El aumento brusco de la intensidad experimentado en los movimientos de la flota mercante soviética hacia Cuba en el verano de 1962, atrajo enseguida la atención de los servicios de inteligencia occidentales pertenecientes a la OTAN.

El 26 de julio arribaba al puerto de Cabañas el "María Ulianova", primer barco que llegaba con tropas soviéticas. En los cinco días siguientes llegaron otros nueve mercantes con personal, armamento y técnica de las unidades del primer escalón; en uno de ellos, el "Latvia", que arribó el 29, llegó la parte fundamental del Estado Mayor de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS), por lo que a partir de ese momento ese estado mayor se dedicó de lleno a organizar el recibimiento y traslado de las tropas que llegaban a sus regiones de ubicación.

La enorme agrupación de fuerzas y medios no pudo ser descubierta a tiempo en definitiva, por los servicios de inteligencia norteamericanos y sus aliados de la OTAN. Todo el personal y los equipos se desembarcaron en siete puertos cubanos: Santiago de Cuba, Nuevitas, Casilda, La Habana, Bahía Honda, Cabañas y Mariel, desde donde se trasladaron a sus destinos finales.

El primer cohete se instaló el 4 de octubre, el día 14 había cuatro más; diez días más tarde, eran 20 y finalmente el 25 de octubre todos los misiles R-12 eran operacionales.

Espionaje

La CIA y otros servicios de inteligencia occidentales se interesaron de inmediato por el inusitado movimiento de barcos entre la URSS y Cuba. Debido a un eficiente trabajo de enmascaramiento y la no aceptación por parte de los Estados Unidos de la posibilidad de que armamento nuclear estuviera llegando a Cuba, lo servicios de espionaje no obtuvieron ningún dato de valor.

En los interrogatorios a los que eran sometidos a su llegada a la Florida los inmigrantes ilegales procedentes de Cuba, muchos de ellos describían grandes camiones cerrados custodiados por militares que atravesaban de noche las carreteras.

Entre los meses de julio y agosto se realizaron 72 violaciones del espacio aéreo cubano en misiones de espionaje. En 11 ocasiones se detectaron submarinos en aguas cubanas y dos veces buques con bandera norteamericana penetraron o se acercaron a la costa.

A partir del 1 de septiembre se incrementaron las actividades subversivas, políticas, económicas y militares contra Cuba, ya que basados en informaciones manipuladas por la CIA se preparaban las condiciones y el pretexto para una intervención militar en Cuba. En septiembre, el Senado de los Estados Unidos aprobó 86 contra 1 una resolución donde sancionaba el uso de la fuerza si fuera necesario, para contener la agresión cubana y la subversión en el hemisferio occidental.

Imagen tomada por un avión espía el 1 de noviembre de 1962 a un emplazamiento de misiles en San Cristóbal, Pinar del Río.

Al amanecer del 14 de octubre un avión del tipo Lockheed U-2 pilotado por el oficial de la CIA Richard Heyser fotografió las instalaciones de misiles R-12 en la localidad de San Cristóbal, en Pinar del Río.

El lunes 15 de octubre un equipo de interpretación y análisis, perteneciente al Centro Nacional de Inteligencia Fotográfica, identificó en los alrededores de San Cristóbal varios objetos similares a los componentes de los emplazamientos de los cohetes de alcance medio R-12, los que, según los norteamericanos, ya habían sido observados en la URSS durante los vuelos de los Lockheed U-2. En total, por las fotos del primer día se detectaron en la zona tres emplazamientos con cuatro rampas de lanzamiento cada uno.

Para corroborar su presencia, el día 16 se produjeron seis sobrevuelos de aviones Lockheed U-2 y unas horas más tarde fueron presentadas al Comité Ejecutivo las pruebas fotográficas y las películas de las construcciones militares para la instalación de misiles identificados como SS-4. Se ordenaron nuevos vuelos de reconocimiento y se intensificaron los preparativos militares de los Estados Unidos, que incluían el reforzamiento de la ilegal Base Naval de Guantánamo y del sur de la Florida, donde se estacionaron cuatro destructores.

Años más tarde se supo que el coronel del Ejército soviético Oleg Penkovski, quien espiaba para los estadounidenses desde hacía más de un año, les había entregado un manual balístico soviético muy secreto, con cuya ayuda pudieron concluir que los elementos observados en las fotos correspondían a emplazamientos de cohetes SS-4.

La Crisis de los Misiles

Mientras las autoridades revisaban las fotografías de los aviones espías, la CIA daba luz verde el 20 de octubre a la Operación Cupido, mediante la cual un grupo de terroristas bajo el mando de Miguel A. Orozco se infiltró por la costa de Pinar del Río para activar un amplio plan subversivo que levantara en armas a los grupos contrarrevolucionarios locales.

Un día más tarde el presidente Kennedy se reunió con los secretarios Dean Rusk y Robert McNamara, dando la probación final para implantar una “cuarentena” a Cuba, es decir, un bloqueo naval en una zona de 500 millas náuticas, para evitar el arribo de mayor cantidad de misiles. El Presidente decidió a demás que la Fuerza Aérea debía estar preparada para llevar a cabo un golpe aéreo en cualquier momento.

El 22 de octubre Kennedy denunciaba en un discurso de 17 minutos ante los principales medios de comunicación, la presencia de misiles intercontinentales en Cuba. A pesar de que un año antes su gobierno había llevado a cabo una tentativa frustrada de derrocar al gobierno de Fidel Castro mediante un desembarco en Bahía de Cochinos, Kennedy declaraba:

Quiero decir algunas palabras al pueblo de Cuba, a quien este discurso llega por instalaciones especiales de radio. Me dirijo a ustedes como un amigo, como alguien que conoce su profundo arraigo a su patria, como uno que comparte sus aspiraciones de libertad y justicia para todos. He observado y el pueblo norteamericano ha observado con profundo dolor, como su revolución nacionalista ha sido traicionada y como su patria cayó en manos del dominio extranjero. Ahora sus líderes no son más líderes cubanos dispuestos a luchar por ideales cubanos. Son títeres de una conspiración internacional, que ha vuelto a Cuba contra sus amigos y vecinos de las Américas y que lo ha transformado en el primer país latinoamericano que es blanco de guerra nuclear y que posee armas de este tipo en su suelo.[12]
El Presidente Kennedy firmando la orden de bloqueo naval a Cuba.

En Cuba se decretaba entonces la alarma de combate, y según algunas fuentes, hasta trescientos mil combatientes se volcaron sobre las armas, mientras que los norteamericanos evacuaban a su personal civil del territorio de la Base Naval de Guantánamo. El 24 de octubre, a las diez de la mañana, se iniciaba formalmente el bloqueo naval de los Estados Unidos alrededor de Cuba,[13] aunque desde el 20 de octubre se había tomado la decisión y 183 buques de guerra, entre ellos 8 portaaviones y 40 000 infantes de marina a bordo se concentraron en la Florida.

El 27 de octubre, una batería de cohetes antiaéreos SAM en la provincia de Oriente, manipulada por los soviéticos, dispara y derriba a un avión espía Lockheed U-2 falleciendo el oficial norteamericano Rudolph Anderson. La orden dada previamente por el Comandante en Jefe Fidel Castro era disparar a todo avión que violara el espacio aéreo cubano, lo que coincidía exactamente con la disposición de la jefatura de las tropas soviéticas en Cuba. La batería había recibido a las 10 de la mañana una llamada urgente, en clave, desde la jefatura soviética ubicada en Camagüey, con información sobre un avión Lockheed U-2 que violaba el espacio aéreo oriental y debía ser derribado de inmediato.

El cadáver del piloto fue trasladado inicialmente a la morgue del hospital del Central Nicaragua, luego hacia Antilla, Holguín, y más tarde rumbo a Santiago de Cuba, donde se le practicó la necropsia oficial por especialistas forenses.

El pueblo cubano uniformado durante la Crisis de los Misiles.

Finalmente, tras numerosos intercambios de notas, llamadas telefónicas y negociaciones entre Kennedy y Jruschov, la Unión Soviética, sin el consentimiento y acuerdos cubanos, aceptó la retirada de los misiles.

En 2012, Fidel, en una de sus reflexiones, reconoció que Jruschov tuvo gestos extraordinarios con Cuba, y que aunque criticó sin vacilación el acuerdo inconsulto al que llegó con Estados Unidos, sería ingrato e injusto dejar de reconocer su extraordinaria solidaridad en momentos difíciles y decisivos para Cuba. También declaró:

Aquellos acontecimientos sin dudas costaron el cargo a Nikita Jruschov, que subestimó al adversario, desoyó criterios que les fueron informados y no consultó su decisión final con los que estábamos en la primera línea. Lo que pudo ser una importante victoria moral se convirtió así en un costoso revés político para la URSS. Durante muchos años las peores fechorías continuaron realizándose contra Cuba y no pocas, como su criminal bloqueo, se cometen todavía.[14]

Operación Kama

Una ambiciosa parte de Anádir fue la denominada Operación Kama, que consistía en un plan de instalar una base para siete submarinos soviéticos con misiles misiles balísticos en el puerto cubano de Mariel, similar a la base que los Estados Unidos tenían en la localidad escocesa de Holy Loch, al norte del Reino Unido.

La operación comenzó el 1 de octubre de 1962, con la partida de cuatro submarinos de ataque soviéticos propulsados con motores diésel-eléctricos, con destino al Mar Caribe, con el propósito de abrir o despejar el camino a futuros envíos.

Kama fracasó de forma independiente a Anádir, ya que ninguno de los submarinos soviéticos con misiles balísticos llegó a zarpar con destino a Cuba, y los cuatro sumergibles de ataque anteriormente nombrados fueron detectados y seguidos de cerca por destructores estadounidenses y aeronaves de lucha antisubmarina.

Referencias

Fuentes

  • Escalante Font, Fabián. Operación Exterminio/Fabián Escalante Font. Editorial Ciencias Sociales, La Habana 2010. ISBN 978-959-06-1263-3
  • Alina Altamirano Vichot. La conveniencia de haber hecho pública de forma oportuna, La “Operación Anadyr”, para la instalación de armas nucleares en Cuba en 1962. Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Disponible en www.isri.cu
  • Jiménez Gómez, Rubén. Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear. Periódico Granma.
  • Crisis de Octubre. Disponible en crisisoctubre.cip.cu