Oraciones para Bòveda Espiritual

Bóveda Espiritual
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Nombre original:Libro de oraciones para la Bóveda Espiritual.
Categoría:Texto religioso
Idioma:Español
Origen:Religión Yoruba

Oraciones para Bóveda Espiritual. Texto religioso adoptado por la Santería o Regla de Ocha; creencias de las cuales eran portadores los diferentes grupos étnicos de la cultura africana Yoruba. Estas oraciones se emplean en las bóvedas espirituales donde el santero busca centrar la energía de los Egunes(muertos).

ORIGEN HISTÓRICO DE LA BÓVEDA

La bóveda espiritual es indudablemente un elemento sincrético, adoptado por los santeros aproximadamente en las décadas finales del siglo XIX. En estos años el espiritismo científico creado por Allan Kardec, era de total aceptación en los blancos cubanos, sus practicas ampliamente difundidas llegaron a convertirse inclusive en una especie de juego de salón. Estas prácticas presenciadas por los negros en casa de los blancos, llamaron profundamente su atención y poco a poco los africanos las adoptaron dentro de sus rituales religiosos. Este hecho se pudo haber desencadenado debido a que en la Santería se estaba frente a la muerte de una figura fundamental en la adoración a Egún, se trata de la desaparición de los llamados Egungunes, sacerdotes dedicados al culto a los muertos.

Su función era todo lo relacionado con las ceremonias funerales y la atención posterior que se les debía brindar a los desencarnados. Poseían todos los secretos de la adoración a Egún como se hacía en África, pero fueron pocos los que llegaron a Cuba y aún menos quienes aprendieron el oficio en estas tierras. Siempre se dijo que el realizar estas ceremonias tenían consecuencias muy negativas, si no se hacían bien porque el oficiante corría el riesgo de morir, quizás esta situación influyó en que fueran muy pocos los santeros nacidos en tierras cubanas quienes aprendieron este oficio, así que en un periodo corto fueron desapareciendo lo Egungunes hasta no quedar ninguno. La ausencia de estos personajes creó un inmenso vacío dentro del culto a Egún en la Santería. Por lo que fue fácil asimilar las prácticas del llamado espiritismo científico, tan en boga en ese momento, debido a que no implicaban ningún tipo de riesgo para quien servía de médium. Se debe destacar que por estos años ya los negros africanos y sus descendientes comenzaron a tener mas confianza en los cubanos blancos y para ese momento muchos de ellos se habían acercado a la Santería de una forma activa o lo que definitivamente contribuyó a que las prácticas del espiritismo científico (más no doctrina) fueran asimilados en la Santería.

El nombre Bóveda se adoptó por el hecho de que antiguamente en las criptas de las iglesias llamadas bóveda era donde se enterraba a los muertos, también por significar ese lugar especial, si se quiere sagrado, que van a ocupar los antepasados. La difusión del uso de la bóveda y la misa espiritual se fue extendiendo hasta volverse parte integral de la Santería.

Fue fácil la implementación de la bóveda por parte de los negros ya que muchos esclavos y sus descendientes habían adquiridos la antigua costumbre católica de atender a sus difuntos colocando un vaso de agua y una vela, de manera que no resultó extraño el uso de la bóveda donde se integraban varios vasos de agua. El uso de agua en vasos o copas para rendir tributo a los difuntos es una práctica adoptada por varias religiones y es conocida como “darle de beber al difunto”, la presencia de los vasos con agua representan un elemento de comunicación. Esta costumbre fue sintetizada por Allan Kardec, cuando implemento la bóveda dentro del espiritismo científico, la cual fue adoptada por muchas otras corrientes espirituales. De esta forma llegó a ser parte de las prácticas espirituales de los santeros donde se ha constituido en un elemento ritual de gran significado.

IMPORTANCIA DE LA BOVEDA

Cuando se instala la bóveda se busca centrar la energía de los Egunes que son parte de nuestro cuadro espiritual y también la de nuestros antepasados. Sirve como recptáculo de esta poderosísima energía y por lo tanto constituye un centro de poder donde van a convergir diferentes espíritus, cuyos poderes pueden ser invocados por quien la instala en beneficio propio o de otras personas. Cuando se instala la bóveda se evita perturbaciones ocasionadas por la falta de atención a los Egunes cercanos y los miembros del cuadro espiritual. Debe entenderse que poseerla es empezar un proceso de interacción con nuestros antepasados y nuestro cuadro espiritual, es tenderle un puente de comunicación que nos permita fortalecer los vínculos que a ellos nos atan.

ORACIÓN O REZO PARA INSTALAR LA BÓVEDA ESPIRITUAL

AL EMPEZAR LA REUNIÓN

Rogamos al Señor Dios omnipotente que nos envíe buenos Espíritus para asistirnos, aleje a los que pudieren inducirnos en error, y que nos conceda la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura. Apartad también a los Espíritus malévolos, encarnados o desencarnados, que podrían intentar poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prójimo. Si alguno pretendiese introducirse aquí, haced que no encuentre acceso en el corazón de ninguno de nosotros. Buenos Espíritus que os dignáis venir a instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos; apartadnos de todo pensamiento de egoísmo, de orgullo, de envidia y de celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable influencia. Dad a los médiums a quienes encarguéis de transmitirnos vuestras enseñanzas, la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesario. Si, en la asamblea, se encontrasen personas que fuesen atraídas por otro sentimiento que no sea el del bien, abrid sus ojos a la luz, y perdonadles, así como nosotros les perdonamos, si vinieren con malas intenciones. Rogamos especialmente al Espíritu de N... nuestro guía espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros.


PARA LOS MÉDIUMS

Dios Todopoderoso, permitid a los buenos Espíritus que me asistan en la comunicación que solicito. Preservadme de la presunción de creerme al abrigo de los malos Espíritus, del orgullo que pudiera engañarme sobre el valor de lo que obtenga y de todo sentimiento contrario a la caridad con respecto a los otros médiums. Si soy inducido en error, inspirad alguno el pensamiento de que me lo advierta y a mí la humildad que me hará aceptar la crítica con reconocimiento, tomando para mí mismo y no para otros, los consejos que se servirán darme los buenos Espíritus. Si siento la tentación de abusar en lo que quiera que sea, o envanecerme de la facultad que habéis tenido a bien concederme, os ruego que me la retiréis antes de permitir que sea desviada de su fin providencial, que es el bien de todos y mi propio adelantamiento moral.

LOS ÁNGELES GUARDIANES Y A LOS ESPÍRITUS PROTECTORES

Espíritus sabios y benévolos, mensajeros de Dios, cuya misión es la de asistir a los hombres y conducirles por el buen camino; sostenedme en las pruebas de esta vida, dadme fuerzas para sufrirlas sin murmurar; desviad de mí los malos pensamientos y haced que no dé acceso a ninguno de los malos Espíritus que intenten inducirme al mal. Iluminad mi conciencia para que pueda ver mis defectos, separad de mis ojos el velo del orgullo que podría impedirme verlos y confesármelos a mí mismo. Vos sobre todo, N... , mi ángel de la guarda, que veláis más particularmente y vosotros, Espíritus protectores que os interesáis por mí, haced que me haga digno de vuestra benevolencia. Conocéis mis necesidades, que ellas sean satisfechas según la voluntad de Dios.

(Otra) – ¡Oh Dios!, permitid a los buenos Espíritus que me rodean, que vengan en mi ayuda cuando esté en dificultades y que me sostengan si vacilo. Haced, Señor, que ellos me inspiren fe, esperanza y caridad; que sean para mí un apoyo, una esperanza y una prueba de vuestra misericordia; haced, en fin, que encuentre a su lado la fuerza que me falta para sobrellevar las pruebas de la vida y para resistir a las sugestiones del mal, la fe que salva y el amor que consuela.

(Otra). – Espíritus muy amados, ángeles guardianes, vosotros a quienes Dios, en su infinita misericordia, permite velar por los hombres, sed mis protectores en las pruebas de la vida terrestre. Dadme la fuerza, el valor y la resignación; inspiradme todo lo que es bueno y detenedme en la pendiente del mal; que vuestra dulce influencia penetre mi alma; haced que sienta que un amigo sincero está cerca de mí, que ve mis sufrimientos y comparte mis alegrías. Y vos, mi buen ángel, no me abandonéis; tengo necesidad de vuestra protección para soportar con fe y amor las pruebas que le plazca a Dios enviarme.


PARA ALEJAR A LOS MALOS ESPÍRITUS

En nombre de Dios Todopoderoso, que los malos Espíritus se alejen de mí y que los buenos me sirvan de protección contra ellos. Espíritus malhechores, que inspiráis malos pensamientos a los hombres; Espíritus tramposos y mentirosos que les engañáis; Espíritus burlones que abusáis de su credulidad, os rechazo con todas las fuerzas de mi alma y cierro el oído a vuestras sugestiones; pero pido para vosotros la misericordia de Dios. Buenos Espíritus, que os dignáis asistirme, dadme fuerza para resistir a la influencia de los malos Espíritus y luz necesaria para no ser víctima de sus embustes. Preservadme del orgullo y de la presunción; separad de mi corazón los celos, el odio, la malevolencia y todo sentimiento contrario a la caridad, porque son otras tantas puertas abiertas al Espíritu del mal.

PARA CORREGIRSE DE UN DEFECTO

Vos me disteis, ¡oh Dios!, la inteligencia necesaria para distinguir el bien del mal; así, pues, desde el momento en que reconozco que una cosa es mala, soy culpable, porque no me esfuerzo en rechazarla. Preservadme del orgullo, que podría impedirme ver mis defectos y de los malos Espíritus que podrían excitarme a perseverar en ellos. Entre mis imperfecciones, reconozco que particularmente estoy inclinado a ... y si no resisto a esta tentación es por la costumbre que tengo de ceder a ella. Vos no me habéis creado culpable, porque sois justo, sino con una aptitud igual tanto para el bien como para el mal. Si sigo el mal camino, es por efecto de mi libre albedrío. Pero, por la misma razón que tengo la libertad de hacer el mal, tengo también la de hacer el bien; por consiguiente, tengo que cambiar de camino. Mis defectos actuales son un resto de las imperfecciones que conservé de mis precedentes existencias; es mi pecado original, del cual me puedo despojar por mi voluntad y con la asistencia de los buenos Espíritus. Buenos Espíritus que me protegéis, y sobre todo vos, mi ángel guardián, dadme fuerzas para resistir a las malas sugestiones y salir victorioso de la lucha. Los defectos son barreras que nos separan de Dios y cada defecto superado será un paso dado en la senda del progreso, que debe acercarme a Él.

PARA PEDIR LA FUERZA DE RESISTIR A UNA TENTACIÓN

Dios Todopoderoso, no me dejéis sucumbir a la tentación que tengo de cometer una falta. Espíritus benévolos que me protegéis, desviad de mí este mal pensamiento y dadme la fuerza de resistir a la sugestión del mal. Si sucumbo, habré merecido la expiación de mi falta, tanto en esta vida como en la otra, porque soy libre para elegir.

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA OBTENIDA CONTRA LA TENTACIÓN

¡Oh Dios!, os doy gracias por haberme permitido salir victorioso de la lucha que acabo de sostener contra el mal; haced que esta victoria me dé fuerzas para resistir a las nuevas tentaciones. Y a vos, mi ángel guardián, os doy gracias por la asistencia que me habéis dado. Que mi sumisión a vuestros consejos me haga digno de merecer de nuevo vuestra protección.

PARA PEDIR UN CONSEJO

En nombre de Dios Todopoderoso, buenos Espíritus que me protegéis, inspiradme la mejor resolución a adoptar en la incertidumbre en que me encuentro. Dirigid mi pensamiento hacia el bien y desviad la influencia de aquellos que intenten separarme del buen camino.

EN LAS AFLICCIONES DE LA VIDA

Dios Todopoderoso que veis nuestras miserias, dignaos escuchar favorablemente los votos que os dirijo en este momento. Si mi súplica fuere inconveniente, perdonádmela; si es justa y útil a vuestros ojos, que los buenos Espíritus que ejecutan vuestra voluntad, vengan en mi ayuda para su cumplimiento. Cualquier cosa que me suceda, ¡oh Dios!, que se haga vuestra voluntad. Si mis deseos no son atendidos, es porque entra en vuestros designios el probarme y a ello me someto sin murmurar. Haced que no conciba por ello desaliento, y que mi fe y mi resignación sean sustentadas.

ACCIÓN DE GRACIAS POR UN FAVOR OBTENIDO

Dios infinitamente bueno, que vuestro nombre sea bendito por los bienes que me habéis concedido; sería indigno de ellos si los atribuyese a la casualidad de los acontecimientos o a mi propio mérito. Buenos Espíritus, que fuisteis ejecutores de la voluntad de Dios y a vos sobre todo, mi ángel guardián, os doy las gracias. Alejad de mí el pensamiento de enorgullecerme y de hacer de ello un uso que no sea para el bien. Particularmente os doy las gracias por...

ACTO DE SUMISIÓN Y RESIGNACIÓN

¡Oh Dios! Sois soberanamente justo; todo sufrimiento en este mundo, debe, pues, tener su causa y su utilidad. Yo acepto el motivo de aflicción que acabo de experimentar como una expiación de mis faltas pasadas y una prueba para el futuro. Buenos Espíritus que me protegéis, dadme fuerza para soportarla sin murmurar; haced que sea para mí una advertencia saludable, que aumente mi experiencia y que combata en mí el orgullo, la ambición, la necia vanidad y el egoísmo, y que todo contribuya para mi adelantamiento. (Otra) Oh Dios, siento la necesidad de rogaros para que me deis fuerza para sobrellevar las pruebas que os plazca enviarme. Permitid que la luz sea bastante viva para que mi Espíritu aprecie toda la extensión de un amor que me aflige por querer salvarme. Yo me someto con resignación, ¡oh Dios!, pero, ¡ay de mí! La criatura es tan débil, que si vos no me sostenéis, temo sucumbir. No me abandonéis, Señor, porque sin vos no soy nada. (Otra). Elevé mi mirada hacia ti, oh Eterno, y me sentí fortalecido. Tú eres mi fuerza, no me abandones, ¡oh Dios! ¡Estoy abatido bajo el peso de mis iniquidades! Ayúdame; ¡Tú conoces la debilidad de mi carne y no apartas tus miradas de mí! Estoy devorado por una sed ardiente; haz que brote un manantial de agua viva, y quedará aquélla apagada. Que no se abra mi boca sino para cantar tus alabanzas y no para murmurar en las aflicciones de mi vida. Soy débil, Señor, pero tu amor me sostendrá. ¡Oh Eterno! ¡Sólo tú eres grande, sólo tú eres el fin y el objetivo de mi vida! Si me hieres, que por ello tu nombre sea bendito, porque tú eres el Señor y yo el servidor infiel; doblaré mi frente sin quejarme, porque tú eres grande, sólo tú eres la meta.

EN UN PELIGRO INMINENTE

¡Dios Todopoderoso, vos mi ángel guardián, socorredme! Si debo sucumbir, que se haga la voluntad de Dios. Si me salvo, que en el resto de mi vida repare el mal que pude hacer y del cual me arrepiento.

ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE HABER SALIDO DE UN PELIGRO

¡Oh Dios! y vos mi ángel de la guarda, os doy las gracias por el socorro que me habéis enviado cuando el peligro me amenazaba. Que este peligro sea para mí una advertencia que me esclarezca sobre las faltas que han podido conducirme a él. Comprendo, Señor, que mi vida está en vuestras manos y que podéis quitármela cuando os plazca. Inspiradme por los buenos Espíritus que me asisten, el pensamiento de emplear útilmente el tiempo que me concedes aún en este mundo. Mi ángel de la guarda, sostenedme en la resolución que tomo de reparar mis agravios y de hacer todo el bien que estuviere en mi poder, con el fin de llegar con menos imperfecciones al mundo de los Espíritus cuando quiera Dios llamarme.

EN EL MOMENTO DE DORMIRSE

Mi alma va a encontrarse por un instante con los otros Espíritus. Que vengan los buenos y me ayuden con sus consejos. Mi ángel de la guarda, haced que al despertar conserve de ellos una impresión saludable y duradera

CUANDO SE PREVÉ UNA MUERTE PRÓXIMA

¡Oh Dios! Creo en vos y en vuestra bondad infinita; por esto no puedo creer que dierais la inteligencia al hombre para conoceros y la aspiración al porvenir para sumergirle después en la nada. Creo que mi cuerpo es sólo la envoltura perecedera de mi alma y que cuando haya cesado de vivir, me despertaré en el mundo de los Espíritus. Dios Todopoderoso, siento romperse los lazos que unen mi alma al cuerpo y muy pronto voy a dar cuenta del empleo hecho de la vida que dejo. Voy a sufrir las consecuencias del bien o del mal que hice; allí no hay ilusiones, no hay subterfugio posible; todo mi pasado va a desenvolverse delante de mí y seré juzgado según mis obras. Nada me llevaré conmigo de los bienes de la Tierra; honores, riquezas, satisfacciones de vanidad y orgullo, en fin, todo lo que pertenece al cuerpo, va a quedar en este mundo; ni la menor partícula me seguirá y nada de todo esto me servirá de socorro en el mundo de los Espíritus. Sólo llevaré conmigo lo que pertenece a mi alma, es decir, las buenas y las malas cualidades, que se pesarán en la balanza de una rigurosa justicia y seré juzgado con tanta más severidad cuanto mi posición, en la Tierra, más ocasiones me haya dado de practicar el bien que no hice ¡Dios de misericordia, que mi arrepentimiento llegue hasta vos! Dignaos extender sobre mí vuestra indulgencia. Si os pluguiese prolongar mi existencia, que el resto sea empleado para reparar, tanto como de mí dependa, el mal que haya podido hacer. Si mi hora llegó para siempre, llevo conmigo la idea consoladora que me será permitido redimirme por medio de nuevas pruebas a fin de merecer un día la felicidad de los elegidos. Si no me es dado gozar inmediatamente de esa felicidad sin mácula, que sólo pertenece al justo por excelencia, sé que no me está negada eternamente la esperanza y que con el trabajo, alcanzaré el objetivo, más temprano o más tarde, según mis esfuerzos. Sé que buenos Espíritus y mi ángel guardián están aquí, cerca de mí, para recibirme, y que dentro de poco les veré como ellos me ven. Sé que encontraré a los que amé en la Tierra, si lo hubiere merecido, y los que dejo aquí vendrán a unirse conmigo para que un día estemos juntos para siempre y que mientras tanto, podré venir a visitarles. Sé también que voy a encontrar a los que ofendí, les ruego que me perdonen lo que puedan reprocharme: mi orgullo, mi dureza, mis injusticias y que no me llene de vergüenza con su presencia. Perdono a todos los que me han hecho o me han querido mal en la Tierra, no les conservo ningún odio y ruego a Dios que les perdone. Señor, dadme fuerzas para dejar sin pesar los goces groseros de este mundo, que no son nada al lado de los goces puros del mundo en que voy a entrar. Allí, para el justo, ya no hay tormentos, sufrimientos, ni miserias; sólo sufre el culpable pero le queda la esperanza. Buenos Espíritus, y vos, mi ángel de la guarda, no me dejéis fallar en este momento supremo; haced que resplandezca a mis ojos la luz divina para que reanime mi fe, si llegase a vacilar.

PARA ALGUIEN QUE ESTÉ EN AFLICCIÓN

¡Oh Dios!, cuya bondad es infinita, dignaos aliviar la amargura de la posición de N..., si tal es vuestra voluntad. Buenos Espíritus, en nombre de Dios Todopoderoso, os suplico que le asistáis en sus aflicciones. Si en interés suyo, no pueden ser evitadas, hacedles comprender que son necesarias para su adelantamiento. Dadle la confianza en Dios y en el porvenir, y se le harán menos duras. Dadle también la fuerza para que no sucumba a la desesperación; porque perdería el fruto y haría que su posición futura fuera aún más penosa. Conducid mi pensamiento hacia él y que le ayude a sostener su ánimo.

ACCIÓN DE GRACIAS POR UN BENEFICIO CONCEDIDO A OTRO

¡Oh Dios!, bendito seáis por la felicidad que habéis concedido a N... Buenos Espíritus, haced que vea en ella un efecto de la bondad de Dios. Si el bien que se le concede es una prueba, inspiradle el pensamiento de que haga de él un buen uso y de no envanecerse, con el fin de que este bien no resulte en su perjuicio para el futuro. Vos, mi buen genio que me protegéis y deseáis mi felicidad, alejad de mi pensamiento todo sentimiento de envidia y de celos

PARA NUESTROS ENEMIGOS Y PARA LOS QUE NOS QUIEREN MAL

¡Oh Dios!, yo perdono a N... el mal que me hizo y el que me quiso hacer, como deseo que me perdonéis y que él también me perdone las injusticias que yo pueda haber cometido. Si lo colocasteis en mi camino como una prueba, que se cumpla vuestra voluntad. Desviad de mí, ¡Oh Dios!, la idea de maldecirle y todo deseo malévolo contra él. Haced que yo no experimente ninguna alegría por las desgracias que pueda tener, ni pena por los bienes que puedan concedérsele, con el fin de no manchar mi alma con pensamientos indignos de un cristiano. Señor, que vuestra voluntad al extenderse sobre él, pueda conducirlo a los mejores sentimientos con respecto a mí. Buenos Espíritus, inspiradme el olvido del mal y el recuerdo del bien. Que ni el odio, ni el rencor, ni el deseo de volverle mal por mal, entren en mi corazón, porque el odio y la venganza sólo pertenecen a los Espíritus malos, encarnados y desencarnados. Por el contrario, que esté pronto a tenderle fraternalmente la mano, a volverle bien por mal y a socorrerle si me es posible. Deseo, para probar la sinceridad de mis palabras, que se me ofrezca la ocasión de serle útil; pero sobre todo, ¡Oh Dios!, preservadme de hacerlo por orgullo u ostentación confundiéndole con una generosidad humillante, lo que me haría perder el fruto de mi acción, porque entonces merecería que se me aplicasen aquellas palabras

ACCIÓN DE GRACIAS POR EL BIEN CONCEDIDO A NUESTROS ENEMIGOS

¡Oh Dios, en vuestra justicia, entendiste un deber alegrar el corazón de N... Yo os lo agradezco por él, a pesar del mal que me hizo o que procura hacerme. Si se aprovechase de ello para humillarme, lo aceptaré como una prueba para mí, ejerciendo la caridad. Buenos Espíritus que me protegéis no permitáis que conciba por ello ningún pesar; desviad de mí la envidia y los celos que degradan; inspiradme por el contrario, la generosidad que eleva. La humillación está en el mal y no en el bien y sabemos que tarde o temprano se hará a cada uno justicia según sus obras.

PARA LOS ENEMIGOS DEL ESPIRITISMO

Señor, vos nos dijisteis, por la boca de Jesús, vuestro Mesías: “Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia; perdonad a vuestros enemigos; orad por los que os persiguen”; y Él mismo nos ha enseñado el camino, orando por sus verdugos. A su ejemplo, ¡oh Dios!, solicitamos vuestra misericordia para los que desconocen vuestros divinos preceptos, los únicos que pueden asegurar la paz en este mundo y en el otro. Nosotros decimos como el Cristo: “Perdonadles, Padre Nuestro, porque ellos no saben lo hacen”. Dadnos la fuerza para soportar con paciencia y resignación, como pruebas para nuestra fe y humildad, sus burlas, sus injurias, sus calumnias y persecuciones; apartadnos de todo pensamiento de represalias, porque la hora de vuestra justicia sonará para todos y nosotros la esperamos sometiéndonos a vuestra santa voluntad.

PARA UN NIÑO RECIÉN NACIDO

(Para los padres). Espíritu que estás encarnando en el cuerpo de nuestro hijo, bienvenido seas entre nosotros; Dios Todopoderoso que lo habéis enviado, bendito seáis. Este es un depósito que nos ha sido confiado, del que debemos dar cuenta un día. Si pertenece a la nueva generación de Espíritus que debe poblar la Tierra, ¡gracias, oh Dios, por este favor! Si es un alma imperfecta, nuestro deber es ayudarla a progresar en el camino del bien, por nuestros consejos y buenos ejemplos; si cayere en el mal por nuestra causa, responderemos de ello ante vos, porque no habremos cumplido nuestra misión respecto a él. Señor, sostenednos en nuestro trabajo y dadnos fuerza y voluntad para cumplirlo. Si este niño debe ser objeto de nuestras pruebas, ¡que se cumpla vuestra voluntad! Buenos Espíritus que habéis venido a presidir su nacimiento y debéis acompañarle durante su vida, no lo abandonéis. Alejad de él a los Espíritus imperfectos que pudieran inducirle al mal; dadle fuerza para resistir a sus sugestiones y el valor para sufrir con paciencia y resignación las pruebas que le esperan en la Tierra

(Otra). Dios mío, me confiasteis la suerte de uno de vuestros Espíritus; haced, Señor, que sea digno del deber que me fue impuesto; concededme vuestra protección; iluminad mi inteligencia con el fin de que pueda discernir pronto las tendencias del que debo preparar para entrar en vuestra paz.

(Otra). Dios de bondad, puesto que habéis tenido a bien permitir al Espíritu de este niño que venga de nuevo a sufrir las pruebas terrestres para hacerle progresar, dadle la luz a fin de que aprenda a conoceros, amaros y adoraros. Haced, por vuestra omnipotencia, que esta alma se regenere en el manantial de vuestras divinas instrucciones; que bajo el amparo de su ángel de la guarda, su inteligencia crezca, se desarrolle y le haga aspirar a aproximarse cada vez más a vos; que la ciencia del Espiritismo sea la luz brillante que le ilumine a través de los escollos de la vida; que sepa, en fin, apreciar toda la inmensidad de vuestro amor, que nos prueba para fortificarnos. Señor, echad una mirada paternal sobre la familia a la que confiaste esta alma; que pueda comprender la importancia de su misión y haced germinar en este niño las buenas semillas, hasta el día en que él mismo pueda, por sus propias aspiraciones, elevarse sólo hacia vos. Dignaos, oh Dios, escuchar esta humilde plegaria en nombre y por los méritos del que dijo: “Dejad a los niños venir a mí, porque el reino de los cielos es para los que se les asemejen”

PARA UN AGONIZANTE

Dios poderoso y misericordioso, he aquí un alma que deja su envoltura terrestre para volver al mundo de los Espíritus, su verdadera patria; que pueda entrar allí en paz y que vuestra misericordia se extienda sobre ella. Buenos Espíritus, que la acompañasteis en la Tierra, no la abandonéis en este momento supremo; dadle fuerza para soportar los últimos sufrimientos que debe padecer en este mundo para su adelantamiento futuro; inspiradle para que ella consagre al arrepentimiento de sus faltas los últimos destellos de inteligencia que le restan o que pueden volverle momentáneamente. Dirigid mi pensamiento a fin de que su acción haga menos penosa la separación, y que lleve en su alma, en el momento de dejar la Tierra, los consuelos de la esperanza.

ORACIONES PARA LOS QUE YA NO ESTÁN EN LA TIERRA PARA LOS RECIÉN FALLECIDOS

Dios Todopoderoso, que vuestra misericordia se extienda sobre el alma de N... que acabáis de llamar a vos. ¡Qué la pruebas que ha sufrido en esta vida le sean tomadas en cuenta y nuestras oraciones puedan aliviar y abreviar las penas que tenga aún que sufrir como Espíritu! Buenos Espíritus que habéis venido a recibirle y sobre todo vos, su ángel de la guarda, asistidle para ayudarle a despojarse de la materia; dadle la luz y la conciencia de sí mismo con el fin de sacarle de la turbación que acompaña al tránsito de la vida corporal a la vida espiritual. Inspiradle el arrepentimiento de las faltas que haya cometido y el deseo de que le sea permitido el repararlas para activar su adelantamiento hacia la vida de eterna felicidad. N..., acabas de entrar en el mundo de los Espíritus, y sin embargo, estás aquí presente entre nosotros; nos ves y nos escuchas, porque no hay más diferencia entre tú y nosotros que el cuerpo perecedero que acabas de dejar y que muy pronto será reducido a polvo. Dejaste el grosero envoltorio sujeto a las vicisitudes y a la muerte y sólo conservas la envoltura etérea, imperecedera e inaccesible a los sufrimientos. Si no vives ya por el cuerpo, vives la vida de los Espíritus y esta vida está exenta de las miserias que afligen a la Humanidad. Ya no tienes el velo que oculta a nuestros ojos los resplandores de la vida futura; de hoy en adelante podéis contemplar nuevas maravillas, mientras que nosotros estamos aún sumergidos en las tinieblas. Vas a recorrer el espacio y visitar los mundos con toda libertad, mientras que nosotros nos arrastramos penosamente sobre la Tierra, en la que nos retiene nuestro cuerpo material, semejante para nosotros a una carga muy pesada. El horizonte del infinito va a desarrollarse ante ti y en presencia de tanta grandeza comprenderás la vanidad de nuestros deseos terrestres, de nuestras ambiciones mundanas y de nuestros goces fútiles de que los hombres hacen sus delicias. La muerte sólo es, entre los hombres, una separación material de algunos instantes. Desde el lugar del exilio en donde nos retiene aún la voluntad de Dios, así como los deberes que tenemos que cumplir en este mundo, nosotros te seguiremos con el pensamiento hasta el momento en que se nos permita reunirnos contigo, así como tú te has reunido con los que te precedieron. Si nosotros no podemos ir a tu lado, tú puedes venir al nuestro. Ven, pues, entre los que te aman y que has amado; sosténles en las pruebas de la vida, vela por los que te son queridos, protégeles según tu poder y calma sus pesares con el pensamiento de que eres más feliz ahora y con la consoladora certeza de estar reunidos un día en un mundo mejor. En el mundo en que estás deben extinguirse todos los resentimientos terrestres. ¡Qué de hoy en adelante, seas inaccesible a ellos para tu felicidad futura! Perdona, pues, a los que han procedido mal contigo, como te perdonan aquellos con los que has procedido mal.

(Otra). Señor Todopoderoso, que vuestra misericordia se extienda sobre nuestros hermanos que acaban de dejar la Tierra. Que vuestra luz resplandezca a sus ojos. Apartadlos de las tinieblas; abrid sus ojos y sus oídos. Que los buenos Espíritus les envuelvan y les hagan oír las palabras de paz y esperanza. Señor, por indignos que seamos, nos atrevemos a implorar vuestra misericordiosa indulgencia a favor de aquél de nuestros hermanos que acaba de ser llamado del exilio; haced que su regreso sea el del hijo pródigo. Olvidad, Dios mío, las faltas que ha podido cometer, para acordarnos del bien que hizo. Vuestra justicia es inmutable, lo sabemos, pero vuestro amor es inmenso; os suplicamos suavizar vuestra justicia por esa fuente de bondad que mana de vos. Que la luz se haga para ti, hermano mío, que acabas de dejar la Tierra. Que los buenos Espíritus del Señor desciendan hacia ti, te envuelvan y te ayuden a sacudir tus cadenas terrestres. Comprende y mira la grandeza de Nuestro Señor; sométete sin murmurar a su justicia, pero no desesperes jamás de su misericordia. ¡Hermano! Que un serio retorno a tu pasado te abra las puertas del porvenir haciéndote comprender las faltas que dejas detrás de ti y el trabajo que te queda para repararlas. Que Dios te perdone y que sus buenos Espíritus te sostengan y te animen. Tus hermanos de la Tierra orarán por ti y te piden que ores por elloS.

PARA LAS PERSONAS QUE SE HAN AMADO

Dignaos, ¡oh Dios!, acoger favorablemente la oración que os dirijo por el Espíritu de N... hacedle entrever vuestras divinas luces y que le sea más fácil el camino de la felicidad eterna. Permitid que los buenos Espíritus le lleven mis palabras y mi pensamiento. Tú que me eras querido en este mundo, oye mi voz que te llama para darte un nuevo testimonio de mi afecto. Dios permitió que fueses liberado primero; no podría quejarme de ello sin egoísmo, porque sería estar afligido por no tener más para ti las penas y los sufrimientos de la vida. Espero, pues, con resignación el momento de nuestra reunión en el mundo más feliz en que me has precedido. Yo sé que nuestra separación es momentánea y que por larga que pudiera parecerme, su duración se borra ante la eterna felicidad que Dios promete a sus elegidos. Que su bondad me preserve de hacer nada que pueda retardar este instante deseado, y que me ahorre de este modo el dolor de no volverte a encontrar al salir de mi cautiverio terrestre. ¡Oh! ¡Qué dulce y consoladora es la certeza de que sólo hay entre nosotros un velo material que te oculta de mi vista! Que puedas estar aquí, a mi lado, verme y oírme como otras veces y aún mejor que antes; que no me olvidarás como yo tampoco no te olvidaré; que nuestros pensamientos no cesen de confundirse, y que el tuyo me siga y me sustente siempre. Que la paz del Señor sea contigo.

PARA LAS ALMAS QUE SUFREN Y PIDEN ORACIONES

Dios clemente y misericordioso, que vuestra bondad se extienda sobre todos los Espíritus que desean nuestras oraciones y particularmente sobre el alma de N... Buenos Espíritus cuya única ocupación es el bien, interceded conmigo para su alivio. Haced que resplandezca a sus ojos un rayo de esperanza, y que la divina luz les ilumine y les haga ver las imperfecciones que les alejan de la morada de los felices. Abrid su corazón al arrepentimiento y al deseo de depurarse para acelerar su adelantamiento. Hacedles comprender que por su esfuerzo pueden abreviar el tiempo de sus pruebas. ¡Qué Dios, en su bondad les dé fuerza para perseverar en sus buenas resoluciones! Que estas palabras benévolas puedan mitigar sus penas demostrándoles que en la Tierra hay seres que saben compadecerse de ellos y que desean su felicidad.

(Otra). Os suplicamos, Señor, derramar sobre todos los que sufren, sea en el espacio como Espíritus errantes, sea entre nosotros como Espíritus encarnados, las gracias de vuestro amor y de vuestra misericordia. Tened piedad de nuestras debilidades. Falibles nos hicisteis, pero nos habéis dado la fuerza para resistir al mal y vencerlo. Que vuestra misericordia se extienda sobre todos los que no han podido resistir a sus malas inclinaciones y están aún arrastrándose en un mal camino. Que vuestros buenos Espíritus le envuelvan; que vuestra luz resplandezca a sus ojos, y que, atraídos por su calor, vengan a prosternarse a vuestros pies, humildes, arrepentidos y sumisos. Os suplicamos igualmente, Padre de misericordia, por aquellos de nuestros hermanos que no tuvieron la fuerza de soportar las pruebas terrestres. Vos nos disteis un fardo para cargar, Señor, y nosotros sólo debemos depositarlo a vuestros pies; pero nuestra debilidad es grande y el valor nos falta algunas veces por el camino. Tened piedad de estos servidores indolentes que han abandonado la obra antes de tiempo; que vuestra justicia les excuse y permita a vuestros buenos Espíritus llevarles el alivio, los consuelos y la esperanza del futuro. El camino del perdón es fortificante para el alma; mostradlo, Señor, a los culpables que desesperan, y sostenidos por esta esperanza sacarán fuerzas del mismo cúmulo de sus faltas y de sus sufrimientos para rescatar su pasado y prepararse para conquistar el porvenir.

PARA UN ENEMIGO MUERTO

N. Señor, os habéis dignado llamar antes que a mí el alma de N... Yo le perdono el mal que me hizo y sus malas intenciones hacia mí; que pueda él arrepentirse de eso, ahora que ya no tiene las ilusiones de este mundo. Que vuestra misericordia, Dios mío, se extienda sobre él y alejad de mí el pensamiento de alegrarme con su muerte. Si procedí mal con él, que me perdone, como yo olvido a los que procedieron así conmigo.

PARA UN CRIMINAL

Señor, Dios de misericordia, no rechacéis a este criminal que acaba de dejar la Tierra; la justicia de los hombres pudo condenarle, pero no por esto se salva de vuestra justicia, si su corazón no se ha conmovido por un sincero arrepentimiento. Quitadle la venda que le oculta la gravedad de sus faltas. ¡Que con su arrepentimiento encuentre gracia ante vos y que se alivien los sufrimientos de su alma! ¡Que nuestras oraciones y la intervención de los buenos Espíritus puedan darle la esperanza y el consuelo! Inspiradle el deseo de reparar sus malas acciones en una nueva existencia y dadle fuerza para que no sucumba en las nuevas luchas que emprenderá. ¡Señor, tened piedad de él!

PARA UN SUICIDA

Sabemos, Dios mío, la suerte reservada a los que violan vuestras leyes acortando voluntariamente sus días; pero sabemos también que vuestra misericordia es infinita; dignaos derramarla sobre el alma de N... ¡Que nuestras oraciones y vuestra conmiseración endulcen la amargura de los padecimientos que sufre por no haber tenido el valor de esperar el fin de sus pruebas! Buenos Espíritus cuya misión es asistir a los infelices, tomadle bajo vuestra protección; inspiradle el arrepentimiento de su falta y que vuestra asistencia le dé la fuerza de soportar con más resignación las nuevas pruebas que tendrá que sufrir para repararla. Separad de él a los malos Espíritus que podrían de nuevo llevarlo al mal y prolongar sus sufrimientos, haciéndole perder el fruto de sus futuras pruebas. Tú, cuya desdicha es el objeto de nuestras oraciones, ¡que nuestra conmiseración endulce tus amarguras y haga nacer en ti la esperanza de un porvenir mejor! Este porvenir está en tus manos; confía en la bondad de Dios, cuyo seno está abierto a todos los arrepentidos, y sólo permanece cerrado a los corazones endurecidos.

PARA LOS ESPÍRITUS ARREPENTIDOS

Dios de misericordia, que aceptáis el arrepentimiento sincero del pecador, encarnado o desencarnado, aquí tenéis un Espíritu que se ha complacido en el mal, pero que reconoce sus faltas y entra en el buen camino; dignaos Dios mío, recibirle como a un hijo pródigo y perdonadle. Buenos Espíritus, cuya voz él desconoció, de aquí en adelante quiere escucharos; permitid que pueda entrever la felicidad de los elegidos del Señor, a fin de que persista en el deseo de purificarse para alcanzarla; sostenedle en sus buenas resoluciones y dadle fuerza para resistir sus malos instintos. Espíritu de N... os felicitamos por vuestra conversión y damos gracias a los buenos Espíritus que os han ayudado. Si antes os complacíais en hacer el mal, fue porque no comprendíais cuán dulce es el goce de hacer el bien; os considerabais también demasiado bajo para poder conseguirlo. Pero desde el instante en que os pusisteis de pie en el buen camino, una luz se hizo para vos; comenzaste a disfrutar de una felicidad desconocida y la esperanza entró en vuestro corazón. Es que Dios escucha siempre la oración del pecador arrepentido y no rechaza a ninguno de los que vienen a él. Para entrar completamente en gracia junto a Él, aplicaos desde hoy en adelante. No sólo a no hacer el mal, sino hacer el bien y sobre todo a reparar el mal que habéis hecho; entonces habréis satisfecho a la justicia de Dios; cada buena acción borrará una de vuestras faltas pasadas. El primer paso está dado; ahora, cuanto más avancéis, tanto más fácil y agradable os será el camino. Perseverad, pues, y un día tendréis la gloria de ser contado entre los buenos Espíritus y los Espíritus felices.

PARA LOS ESPÍRITUS ENDURECIDOS

Señor, dignaos mirar bondadosamente a los Espíritus imperfectos que aún están en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen, y particularmente al de N... Buenos Espíritus, ayudadnos a hacerlo comprender que induciendo a los hombres al mal, obsesándoles y atormentándoles, prolonga sus propios sufrimientos; haced que el ejemplo de felicidad que vosotros gozáis sea un estímulo para él. Espíritus que os complacéis aún en el mal, acabáis de oír la oración que hicimos por vos

Véase

Fuentes