Orfeón Santiago

Orfeón Santiago
Información sobre la plantilla
Agrupación musical
Datos generales
NombreOrfeón Santiago
Origen:Santiago de Cuba
Información artística
Director:Electo Silva


Orfeón Santiago. Agrupación coral de amplio repertorio compuesta por prestigiosos y talentosos artistas cubanos, y de ahí su aceptación por los públicos más diversos, tanto nacionales como extranjeros.

Orígenes

Fue fundado el 15 de noviembre de 1960 en Santiago de Cuba, Cuba, por Electo Silva; y debutó en la misma ciudad el 17 de diciembre del mismo año, en la clausura de El Avión de la Poesía, efectuado en el teatro Oriente.

Integrantes

Entre sus miembros se encuentran, entre otros:

Sopranos:

  • Esther Dollar
  • Sonia Garrido
  • Belkis Coureaux
  • Esther Sabarí
  • Gladys González
  • Elizabeth Ferrá
  • Amalia Arriaza
  • Santa Calaña

Contraltos:

Tenores:

  • Reinaldo Balado
  • José Limia
  • Anselmo Lainati
  • José Joa
  • Rubén Calderón

Bajos

  • Celso Márquez
  • Nelson Johnson
  • Antonio Cedeño
  • Miguel Guillarte
  • Alfredo Copello
  • Francisco Gutiérrez


  • Director: Electo Silva
  • Subdirectora: Amalia Arriaza
  • Instructora: Rosario González


Trayectoria artística

El conocido “Hanac pachap cusicuinin” es una de las muestras más antiguas del mestizaje musical de Latinoamérica y la primera pieza de polifonía en lengua indígena (quechua) publicada en tierras americanas.

Apareció en Lima en 1631, dentro del ritual formulario e institución de curas del franciscano terciario Juan Pérez Bocanegra, cura que hizo su misión en Andahuaylillas, Cusco, durante la primera mitad del siglo XVII. El estilo de esta pieza, un himno procesional para la entrada al templo, se apega al de la polifonía que estaba en boga en la época en todo el ámbito hispanoamericano, y se constituye en una bellísima muestra del sincretismo cultural y religioso del Perú. Las alusiones a un “Dios papampam” y a una “Dios mamamam” y las metáforas sobre el amor y la naturaleza son muy propias del alma quechua.

Entre los compositores del renacimiento español, Juan Vásquez [...] ocupa un lugar de primera importancia [...]. Su producción, eminentemente cortesana, ha quedado plasmada en sus 26 Villancicos y canciones a 3 y 4, (1551) y en la famosa recopilación de Sonetos y villancicos a 4 y 5 (Sevilla, 1560). También están las obras de Boscán, [Garcilaso]] y otros poetas de la época.

Es notable además su Agenda Defunctorum para el Oficio de Difuntos. Las piezas aquí incluidas pertenecen a la recopilación y encarnan de manera elocuente el espíritu de las canciones amatorias del renacimiento español que prefigura el conceptismo barroco del XVII.

Si no hubiera mirado y En la fuente del rosal son dos joyas de la refinadísima polifonía española del XVI, contemporáneas de Francisco Guerrero,[[ Cristóbal de Morales]] y Juan de la Encina.

Otra pieza colonial americana es el villancico Ventezillo que altiva bates las ramas, de José Cascante, maestro de capilla de la catedral de Bogotá entre 1650 y 1702, compuesto para los maitines de navidad, siguiendo la preceptiva de los villancicos polifónicos que inundaron las catedrales iberoamericanas. La alternancia entre el solista y el coro enfatiza el sentido antifonal de la composición y revela la sabiduría de Cascante para la construcción de texturas contrapuntísticas. La música de Cascante es uno de los elementos de la riqueza musical que se desplegó en las catedrales americanas al mismo tiempo que en la Península Ibérica que consolidaba el Siglo de Oro.

Entre las obras corales más gustadas de nuestro siglo se encuentra:

Alleluia del compositor norteamericano Randall Thompson [...], uno de los representantes de la escuela norteamericana de composición y abanderado del nacionalismo musical estadounidense. Fue compuesta en 1940, a petición de Serge Koussevitsky, director del Berkshire Music Center, donde fue estrenada [...]. El texto de la pieza es la palabra alleluia, pero lo verdaderamente notable es cómo a partir de un acorde de Re mayor y haciendo un juego de transiciones y modulaciones, crea un clima de regocijo y espiritualidad verdaderamente profundos. La pieza discurre en un nivel mínimo de sonoridad y el clímax está dado en la única vez que alcanza el doble forte. El efecto de esta pieza es francamente cautivador y va acorde al estilo general de Thompson, quien creía que la música debía llegar directamente al corazón [...].

La obra de Ariel Ramírez ha sido difundida ampliamente desde por lo menos los años sesenta. Su Misa criolla y los villancicos de la Navidad nuestra han dado la vuelta al mundo, y las canciones del ciclo Mujeres argentinas las han hecho suyas numerosas intérpretes, como Mercedes Sosa y Tania Libertad. La más famosa de esta serie que canta a mujeres como Alfonsina Storni, Juana Azurduy, Manuela Pedraza o Rosarito Vera Peñaloza es, sin duda, Alfonsina y el mar.

Ariel Ramírez, rememorando el aire de una samba tucumana, nos narra, según el poema de Félix Luna, el triste final de la poetisa, quien, ante el dolor de la soledad, acabó sus días hundiéndose en las aguas de un mar que se quedó con ella para siempre. La melodía dulce y tierna de esta canción viste al hermoso poema que le sirve de pretexto, creando un maridaje perfecto entre poesía y música. La singular versión del Orfeón Santiago se sustenta en el canto de una solista que entona las estrofas iniciales sobre un murmullo del coro, en tanto que a partir del verso “Te vas Alfonsina...” se yergue un tutti que enfatiza el tono trágico de la canción.

El programa sigue con una suma de aires folclóricos de Colombia, Haití y Guatemala. Al respecto, José Sanz, integrante del Orfeón, señala lo siguiente: “Aires colombinos [en arreglo de José Barros] reúne tonadas y ritmos del folclore colombiano [bambucos, guabinas, pasillos] con versos muy finos de sentido poético y popular.

Sole oh es la joya más rara de la canción caribeña, un canto al amado ausente, mientras que Bamuen an ti bo (Dame un beso, dos besos, tres besos) es la canción (biguine) más conocida de Guadalupe en la que a la alegre discusión amorosa se une el desencanto de la vida pobre.”

La tercera parte el concierto está dedicado a la música cubana. En primer lugar, tres partes de la Misa Caribeña de Electo Silva [...], el Kyrie, el Gloria y el Sanctus, elaborados sobre la base de la rítmica y de giros melódicos del folclore cubano, aunque no exentos de devoción. Sobresale en la misa el acertado manejo de las texturas vocales, que refleja la enorme experiencia del compositor como director coral.

De Sindo Garay [...], el Orfeón Santiago interpreta su canción La tarde, con un exquisito arreglo de Electo Silva que se apoya en el juego imitativo de la primera voz con las demás, y en una sensitiva armonía de tintes impresionistas que nunca llega a traicionar la esencia popular de este bolero y que reafirma la estrecha relación entre letra y música, típica de las canciones de Sindo Garay.

Otro músico representativo y querido de la canción cubana es Miguel Matamoros [...], compositor, guitarrista y director del famoso trío Matamoros. Su nombre está asociado a canciones inolvidables como Lágrimas negras, Juramento, El son de la loma, Olvido y El que siembra su maíz. Es precisamente esta última de la que Electo Silva hizo un sabrosísimo arreglo coral, recreando el estilo de interpretación de los sones cubanos, en el que después de la presentación del tema principal (letra y música) un solista canta unos versos a los que responde un coro con un estribillo de manera antifonal, práctica remanente de la tradición de canto alternado que llegó con los grupos africanos a América.

María Teresa Vera [...] es también una voz imprescindible de la trova cubana. Fue guitarrista y compositora, pero sobre todo cantante. Fueron célebres sus dúos con Rafael Zerquera, Miguelito García y Lorenzo Hierrezuelo. Entre sus canciones resaltaron Por qué me siento triste, No me sabes querer, Yo quiero que tú sepas y la muy conocida Veinte años. Para recordarla, junto a éstas, se incluyen dos de los éxitos que ella hizo famosos: Pensamiento, de Rafael Gómez [...], el inolvidable Teofilito, y La rosa roja, de Oscar Hernández [...], también autor de canciones queridas y recordadas como Ella y yo y Para adorarte. Los originales arreglos de Veinte años, Pensamiento y La rosa roja, que canta el Orfeón Santiago son, asimismo, de Electo Silva.

En la misma vena de la canción popular cubana están los arreglos de Ausencia, de Jaime Prats [...] y Ella y yo. Sobre todo Ausencia, es uno de los boleros clásicos de Cuba. Su autor fue un reconocido compositor, flautista y director de orquesta, y esta canción es uno de los emblemas del bolero cubano. Su letra [...], la cantaron generaciones enteras de amantes de este tipo de canciones sentimentales, y ahora el Orfeón Santiago nos la devuelve en una singular versión polifónica. Dejando a un lado los arreglos, el maestro Electo Silva ha incursionado también en la composición de obras con sabor popular, escogiendo textos de grandes poetas. Es el caso de A veces y La amapola, basadas en poemas de Nicolás Guillén [...], el gran vate cubano, autor de Motivos de son, Sóngoro cosongo y El gran zoo.

Entiéndase bien: estas no son canciones populares, ni arreglos de ellas, sino obras originales que parten de recuperar las esencias de la música cubana, sus giros melódicos, sus ritmos, su sabrosura.

Su repertorio, que abarca más de quinientas obras, incluye obras de, entre otros:

Como vemos, se incluyen obras de todas las épocas y tendencias, sin excluir, por ejemplo, a los polifonistas franceses, y canciones de varios países del Caribe.

En cuanto a las obras cubanas, dice Silva: «Yo siempre he seguido mi línea. Tomo de lo contemporáneo técnicas, luces, enfoques y resonancias que creo convienen a la canción cubana. Es cubano y contemporáneo, sin estarlo pregonando.»

Ha realizado giras por:


Crítica

Sobre su concepto del canto coral, la función del director y su relación de cómo debe abordarse la obra de cada compositor y el contenido de los textos, expresa Electo: «El hecho de que un coro comience a trabajar mucho la polifonía española obliga al director y a los integrantes del coro a sensibilizarse frente a la poesía>>.

[…]Y yo creo que esa debe ser la actitud general frente a todo lo que canta el coro. Como director de coro, siento que estoy trasmitiendo un mensaje poético por un medio musical, por un medio excepcional como es un conjunto de voces, porque también creo que el coro es un conjunto excepcional, que tiene su fuerza, su color, que da lo que no puede dar un solista, cuando un coro se abre y coge un fuerte, o recoge todos sus recursos y entra en un pianissimo inmutable para cantar Triste España sin ventura, ya eso es una cosa realmente excepcional, de una fuerza que no se encuentra todos los días. Entonces creo que el director de coros, además de estudiar música los años que haga falta y de saberse los esquemas de dirección, al mismo tiempo que va adquiriendo todas esas técnicas, debe también sensibilizarse a la cosa literaria.[…]

Cuando uno va a cantar canciones de Hindemith con textos de Rilke, tiene que saber exactamente lo que hay dentro de ese texto. Cuando uno va a cantar madrigales de Monteverdi con textos de Bocaccio o de Dante, o canciones francesas con textos de Ronsard, tiene que saber exactamente el matiz de cada una de las cosas que pasan dentro del poema, y cuando uno va a escoger las mejores canciones cubanas, que las hay también con textos tan maravillosos como aquella de Matamoros, ‘Tristes van las estrellas, triste la luna / triste porque muy triste me ven llorar”, entonces hay que poder aquilatar también el valor poético de la canción [...].»

Comentando la actuación de este coro en México, expresa Aurelio Tello: «El programa que el Orfeón Santiago ha traído en esta visita a México comprende una ecléctica selección de piezas que incluyen lo mismo música colonial americana, polifonía renacentista y contemporánea, creaciones corales modernas y arreglos de canciones populares, como una muestra del amplio y variado repertorio del coro, que nos permite conocer su sonido más singular y sus líneas estéticas.


Bibliografía

Leonardo Acosta. «Para levantar el canto en la ciudad. Entrevista a Electo Silva». Revolución y Cultura (La Habana) (61): 74-83, septiembre de 1977.

Xiomara González. «XX Aniversario. Electo Silva: la profunda alegría del canto». Juventud Rebelde (La Habana), 6 de marzo de 1980: 4.

Guido López-Gavilán. « ¿Escuela cubana de música coral?». La Gaceta de Cuba (La Habana) (7):44-45, 1994.

Edgardo Martín. Panorama histórico de la música en Cuba. La Habana, Universidad de La Habana, 1971.

Mayra A. Martínez. «El canto de todos». Revolución y Cultura (La Habana), (10): 54-57, octubre de 1986.

Joaquín Ortega. «Tiene la palabra Electo Silva». Alma Mater (La Habana) (247): 6-7, mayo de 1983.

Jaime Sarusky. «El Orfeón Santiago». Bohemia (La Habana), 10 de diciembre de 1978. Electo Silva. «Los misterios de un coro». Granma (La Habana), 4 de enero de 1974: 4.

Nora Sosa. «Se ha convertido el coro “Orfeón Santiago” en una de las manifestaciones más aplaudidas». Granma (La Habana), 1º de febrero de 1979.

Aurelio Tello. «Todas las voces... a propósito del Orfeón Santiago». Boletín de Música de la Casa de las Américas (La Habana), Nueva Época (3): 49-52, 2000.

Fuente