Ostracismo

Ostracismo
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Concepto:En la antigua Grecia, destierro político al que se condenaba a algunos ciudadanos.

Ostracismo. El origen de esta expresión está en una de las leyes que componían lo que hoy se llamaría paquete de medidas que la Asamblea ateniense promulgó a instancias de Clístenes cuando se acabó con la tiranía de Prisístato y de su hijo Hipias, a finales del Siglo VI a.C. La ley establecía la pena de destierro para aquellos políticos que fueran encontrados culpables de acumular un exceso de poder.

Origen de la palabra

El término procede del griego "ostrakon", que literalmente significa "teja" o "trozo de vasija". Los griegos empleaban este material para escribir y se encontraba fácilmente esparcido por el suelo. En estos trozos de teja se escribía, con un punzón, el nombre de un político al que se quería condenar, por considerarlo un peligro para la comunidad.

En otras definiciones quiere decir cáscara de huevo, caparazón de tortuga, caparazón en general, incluso las que están hechas de barro. También se refiere a un trozo de terracota en forma de concha donde se escribía el nombre de aquellos ciudadanos. Se han hallado en el lugar que ocupaba el Ágora de Atenas.

Surgimiento de la ley

Esta ley del ostracismo nació en el año 510 a.C. en Atenas, por Clístenes y se puso en práctica en el año 487 a. C., como medida preventiva ante posibles intrigas y conjuras internas que pudieran debilitar la democracia griega. Sin embargo, con el tiempo se fue desvirtuando y comenzó a ser utilizada para deshacerse de personajes incómodos, políticos influyentes o simplemente como una manera cómoda de buscar chivos expiatorios.

Aplicación

Óstrakon, o trozo de vasija utilizado para la votación del ostracismo.

El castigo por ostracismo era la fórmula o método por el cual se podía desterrar durante un cierto tiempo a un ciudadano no grato o peligroso para el bien común. Así pues, una vez al año, toda la Polis se reunía en el ágora y escribía en estas tejas el nombre de algún político al que consideraban peligroso. El castigo consistía en ser condenado al ostracismo significaba el destierro durante 10 años.

Tras la votación, el condenado tenía 10 días para preparar su partida y despedirse de sus seres queridos. Sus bienes eran respetados, sus propiedades seguían siendo suyas... simplemente no podía entrar en la ciudad durante una década.

Primero fue condenado el político Hiparco, más tarde Megacles V, Jantipo (padre de Pericles) y en el 482 a. C., Arístides, por sus enfrentamientos sociales a favor de los campesinos y en contra de las flotas marítimas. El último condenado se sabe que fue un demagogo ateniense llamado Hipérbolo, en el año 417 a. C.

Por Aristóteles se sabe que también el gobierno democrático de Argos practicaba el ostracismo. Por un escolio a Aristófanes se cita a Megara y a Mileto como ciudades donde asimismo se aplicaban condenas de ostracismo.

En el mundo de la política se sigue empleando el término de ostracismo cuando se aparta a algún miembro o se le hace el vacío por no ser del agrado o del interés de los demás. A esto último se le denomina con el título de "persona non grata".

El caso de Arístides El Justo

Arístides era un político y militar cómo los que ya no se encuentran. Tan sólo decir que en la batalla de Maratón, le otorgaron el mando de los ejércitos de Grecia, pero lejos de aferrarse al sillón, como algunos políticos de ahora, consideró que otro político llamado Milciades estaba más capacitado que él y le cedió el poder.

Muchas fueron las acciones y decisiones sabias que Arístides tomó en su vida y que le hicieron ganarse el sobrenombre de El Justo. Sin embargo, también le surgieron enemigos, incluso dentro de la propia Grecia en una de estas disputas con sus contrincantes, tuvo que enfrentar la incierta votación al ostracismo, frente a su oponente Temístocles.

En el año 484 a.C. Arístides el Justo fue condenado al ostracismo y mientras abandonaba la ciudad iba rezando a los Dioses para que fueran benévolos con el destino de Grecia.

Anécdota

A propósito de la condena de Arístides (hacia 484 a.C.) cuenta Plutarco una anécdota muy ilustrativa:

Estaban en la operación de escribir las conchas, cuando se dice que un hombre del campo, que no sabía escribir, le alcanzó una a Arístides, a quien casualmente tenía al lado, y le encargó que escribiese Arístides; y como éste se sorprendiese y le preguntase si le había hecho algún agravio: “Ninguno —respondió—, ni siquiera le conozco, pero ya estoy fastidiado de oír continuamente que le llaman el justo’~. Oído esto, Arístides nada le contestó y escribiendo su nombre en la concha, se la devolvi.

Fracaso de la ley

Como ocurre siempre con las leyes e instituciones creadas por el hombre el ostracismo fue malográndose con el paso del tiempo hasta llegar a ser un mero recurso, para culpar a una sola persona de las decisiones fallidas tomadas por la Asamblea. De modo que hacia el año 416 a.C. cuando fue condenado al ostracismo Hipérbolo, el último afectado por el destierro, la institución estaba totalmente desacreditada al servir como simple instrumento político para que los políticos poderosos lograran ser exculpados al hacer recaer toda la responsabilidad en pobres cabezas de turco.

En definitiva, el ostracismo fue básico en la consolidación de la Democracia clásica de Atenas, pero al igual que otras muchas obras del ser humano decayó hasta autodestruirse por su consabida deficiente utilización. Grandes leyes, instituciones o sistemas políticos han fracasado por naturaleza innata del hombre proclive al ansia de poder.

Fuentes