Pedro Antonio Castillo Martínez

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Pedro Antonio Castillo Martínez
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Eminente figura de la medicina cubana
NombrePedro Antonio Castillo Martínez
Nacimiento1896

Pedro Antonio Castillo Martínez. Eminente figura de la medicina cubana de todos los tiempos. Junto a los profesores Ángel Arturo Aballí Arellano y Ricardo Nuñez Portuondo constituyen las tres personalidades médicas que fascinaron a su época en Cuba.

Síntesis biográfica

Nace en el año 1896. Cuando estudiaba el bachillerato en letras y ciencias en Matanzas ejerció como profesor en el Colegio La Luz del famoso pedagogo Eduardo Meireles, hombre de mentalidad superior e intimó por esos años con grandes figuras de la cultura nacional residentes en la Atenas de Cuba, los que dejaron una fuerte influencia en la futura erudición del joven estudiante maestro.

Estos son:

Destacado en sus estudios

En expediente de estudios de medicina en la Universidad de La Habana, se lee que obtuvo sobresaliente en las 27 asignaturas cursadas del segundo al quinto y último años de la carrera, con 20 premios ordinarios, para ser proclamado Alumno Eminente con la Beca de Viaje de 1919, nos refleja por sí solo la brillantez con la que maravilló a sus profesores y condiscípulos y basta exponer solamente, que el tema a desarrollar para el premio de la asignatura de Patología y Clínica Infantiles, "Acidosis en la infancia", el tribunal examinador, formado por los profesores Enrique Saladrigas Lunar, Luis Ortega Bolaños y Ángel A. Aballí y Arellano, le permitió disertar durante horas sobre tal materia sin agotarse sus conocimientos.

Devoción por la clínica médica

De su dedicación a la clínica médica el mismo diría:

"Cinco profesores influyeron en mis impulsos hacia la medicina interna: Valdés Anciano, el enciclopedista; Saladrigas, prototipo del médico de familia; Ortega, consejero y amigo; Grande Rossi, artista de la investigación y Aballí, brillante expositor".

La beca de viaje la disfrutó el primer año en París donde tomó cursos sobre radiología del corazón, electrocardiografía, tuberculosis, laboratorio y durante parte del tiempo estuvo junto a uno de los grandes clínicos de Francia, el profesor Fernand Widal, cuya metodología docente y formación científica lo impresionaron fuertemente y le hicieron escribir unos años después:

Opinión sobre el profesor Widal

El profesor Widal es un gran clínico, es un observador meticuloso, que no descuida el más sutil detalle en el examen del enfermo, es un brillante veterano de la clínica, de palabra florida y de experiencia extraordinaria, pero todo este conjunto de cualidades que lo colocan en lugar prominente en las avanzadas de la ciencia médica mundial, es la síntesis, es el resultado de una labor incesante de preparación básica en que se reúnen los conocimientos de bacteriología que aprendiera de su maestro Chantemesse.

El dominio de la histología y anatomía patológica que cultivara con Bezancon y con Letulle, la dedicación profunda que hiciera al estudio de la hematología con Jolly, etc. y cuando su palabra resuena en aquel pequeño anfiteatro repleto de un público selecto, tal parece como si cada palabra llenara de confianza nuestro espíritu por que en cada observación pone algo en que se asoma la personalidad de quien describiera tan brillantemente la biología del estreptococo, de quien fuera el creador de toda la citología de los exudados, del serólogo eminente, del anátomo-patólogo escrupuloso(…)

Muerte

La fuente desconoce la fecha de su muerte.

Pero va a ser en Berlín, en el Hospital "La Charite", donde verdaderamente se forja como anátomo-patólogo, hematólogo y clínico, en el segundo año de su beca, junto a eminencias como los profesores Wilhem His y Víctor Schilling, entre otros.

También laborará en el Hospital General de Viena bajo la dirección del profesor Ortner. En una semblanza que escribiera sobre su Maestro His deja ver lo que constituyó su modelo de clínico y que tan cabalmente logró alcanzar, por su erudición médica, desde sus primeros años de ejercicio profesional:

Su maestro

Al profesor His que ocupa la Cátedra de Clínica Médica en Berlín […] se le escucha disertar sobre las enfermedades de la nutrición y tal parece un químico y fisiólogo experimentado que narra sus propias experiencias; presenta en su servicio un caso de corazón y surge ante la vista el embriólogo eminente cuyo nombre corre inseparable con el haz que describiera; se presenta a discutir el resultado de una autopsia y su diagnóstico preciso parece reencarnar la clara visión de su maestro Virchow; y en unión de sus auxiliares Schilling y Bruchs, forman las mas fecundas escuelas de Hematología y Embriología respectivamente, de aquel centro científico mundial.

His es el producto de una selección bien tamizada que ha recorrido triunfalmente todas las plazas que la Escuela le impusiera para ocupar el más alto sitial de las universidades alemanas: embriólogo, fisiólogo, patólogo, hematólogo, experimentador, he aquí las cinco columnas portentosas que soportan su juicio ante el enfermo. Por eso es profesor de sus alumnos, por eso tiene escuela, por eso sus derroteros marcan el camino de la ciencia universal […] y cuando el peso de los años ya avanzados, le impongan su retiro, aquel puesto de honor que recibiera de manos de un Ehrlich, de un Strumpel, de un Kemperer, será cedido a otro más joven tal vez de sus discípulos cuya historia es la historia repetida de las cátedras basales de la Clínica.

Pasión por otras ramas del saber

La cultura enciclopédica del profesor Castillo Martínez alcanzaba otras ramas del saber no médico y así era conocida su dedicación a la malacología donde llegó a reunir miles de ejemplares de conchas terrestres y marinas de Cuba, de otros países y de casi todos los mares. Esta colección la donó a mediados de la década de los años 1950 a la Universidad de "Santo Tomás de Villanueva" en La Habana. Bibliófilo consumado llegó a reunir también miles de volúmenes, dedicando una amplia habitación de su biblioteca nada más que a libros cubanos, la mayoría en sus ediciones príncipes. Estudioso de la historia de la medicina y de las ideas médicas atesoraba ediciones muy antiguas de obras de Galeno, Bonetti, Sydenham, Baglivi, Rivieri, Sauvage, Van Swieten, Morganni y otros muchos.

Llegada a la cátedra de clínica médica

La llegada a la cátedra de Clínica Médica del profesor Castillo Martínez en 1924 le da un gran impulso a los servicios de clínica que la misma posee en el pabellón "Lebredo", salas "Weiss" y "Torralbas" y una vez que este asciende a profesor titular de la No. 7, su entusiasmo por las investigaciones anátomo-patológicas y experimentales lo lleva a crear servicios anexos en dicho pabellón consistentes en un pequeño departamento de anatomía patológica dirigido directamente por él y laboratorios de análisis clínicos y de estudios experimentales.

Estos servicios, aunque con un presupuesto de gastos más que insuficientes, baste decir que en 1938 era de $ 460 anuales para toda la cátedra y después de exitosas gestiones se logró que se aumentara a $ 1 500 en 1944, fueron la base de la gran producción científica del doctor Castillo Martínez y sus colaboradores.

En 1956 diría el propio profesor Castillo Martínez: "No tenemos libros de texto especiales, el enfermo es el libro que utiliza el alumno cuyas páginas les enseñamos a leer… El mejor libro es el enfermo mismo".

Labor desempeñada

Años más tarde, el 8 de julio de 1956, aparece en el Diario de la Marina una entrevista concedida por el profesor Castillo Martínez al licenciado Luis Gutiérrez Delgado en la que dice: "como autor soy reincidente y estoy a punto de reincidir", pero en realidad ese otro libro que enuncia, sin dar su título, no se llegó a publicar.

Fundó y dirigió con los profesores Luis Ortega Bolaños y Clemente Inclán Costa la revista Archivos de Medicina Interna (1935-1958), una de las mejores de Cuba. El segundo número, del volumen primero, de dicha revista se dedicó en homenaje al profesor Castillo Martínez. Se inicia con un retrato suyo y un "A manera de prólogo" de su maestro el doctor Ortega Bolaños.

Renuncia

El 7 de febrero de 1959, el doctor Castillo Martínez, a raíz de los sucesos conocidos como "el colinazo", envió a las autoridades universitarias la siguiente carta en que renunciaba irrevocablemente a su cátedra: El Consejo Universitario, en reunión celebrada el 11 de febrero de 1959, por unanimidad, acordó no aceptar la renuncia "por considerar que sus méritos como profesor y su reconocida capacidad científica hacen recomendable la permanencia en el mencionado cargo, que tan brillantemente ha desempeñado durante muchos años".

Siete días después el doctor Castillo Martínez agradecía esas palabras, pero reiteraba su renuncia con el mismo carácter irrevocable. En reunión de 27 de febrero siguiente el Consejo Universitario le aceptó la renuncia haciendo "constar su pena porque tan eminente figura de la medicina, como usted, haya decidido abandonar la cátedra que durante años ha ocupado brillantemente".Por acuerdo de la Junta de Gobierno de la Facultad de Medicina de 1 de abril de 1959 se asciende el doctor Inclán Guas a profesor titular de la cátedra No. 7, en sustitución del doctor Castillo Martínez y a profesor auxiliar al doctor López Fernández.

Obras destacadas

El doctor Castillo Martínez, es, sin lugar a dudas, es el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana que más libros publicó. En 1924 apareció en la Revista Médica Cubana su "Introducción al Programa de Clínica Médica", disertación en sus oposiciones a cátedra en el ejercicio correspondiente a la defensa del Programa, que después de casi 70 años, aún mantiene un gran valor pedagógico.

El año 1925es de gran importancia en su comenzante producción científica pues salen de la imprenta su folleto "Carcinoma primitivo del pulmón. Lección de Clínica Médica", su libro "Elementos figurados de la sangre" y se recogen en volumen de 312 páginas algunas de sus conferencias con el título de "Lecciones de Clínica Médica", primer libro de texto cubano de la asignatura publicado en el presente siglo.

Tomadas taquigráficamente por los entonces alumnos de medicina Juan J. Castillo Arango y Ángel Valdés Calienes, revisadas por el autor e ilustradas con 67 magníficas figuras, el volumen comprende las siguientes conferencias: "Evolución, concepto y límites de la clínica médica moderna", "Carcinoma primitivo del pulmón", "Aneurisma sacciforme de la aorta ascendente", "Ideas generales de hematología que facilitan el concepto de las leucemias", "Leucemia aguda linfoide", "Endocarditis crónica ulcerosa", "Síndrome renal de la asistolia en un caso de aortitis crónica de Hodgson", "El síndrome obesidad", "Síndrome hipertensión azotemia", "Algunos síndromes dependientes del anormal desarrollo esquelético o trastornos nutritivos del mismo", "Nanismo hipofisiario-acondroplasia", "Tetania y eclampsia", "Raquitismo y osteomalacia", "Reumatismo crónico" y "La osteoartropatía pnéumica".

Publicaciones

Un año más tarde, aparecen los libros: "Cáncer del pulmón y del mediastino", La Habana, 1926 y "Cuatro conferencias sobre hematología", La Habana, 1926, volumen de 280 páginas.

En la revista Vida Nueva, en los números de mayo y junio de 1927 dedicados a la tuberculosis pulmonar, el doctor Castillo Martínez publicó en verdad un nuevo libro, pues sus trabajos abarcan 200 páginas: "Revista general sobre tuberculosis"; "Clasificación de la tuberculosis pulmonar del adulto. Estudio clínico-radiológico", con 37 figuras de radiografías, en colaboración con el doctor Pedro L. Fariñas Mayo; "Contribución al estudio de la presión arterial y venosa en la tuberculosis pulmonar", en colaboración con el doctor Juan J. Castillo Arango; "Nociones generales sobre anatomía patológica de la tuberculosis pulmonar", con 9 figuras de cortes místicos originales del autor, en colaboración con el doctor Carlos F. Cárdenas Pupo y "El neumotórax artificial en el tratamiento de la tuberculosis pulmonar", con 4 figuras de radiografías, en colaboración con los doctores José Bisbé Alberni y Gustavo Aldereguia Lima.

En los años de la década de 1930, de gran inestabilidad política y docente en Cuba, aparece no obstante, el resto de su importante aporte científico en libros: "Infarto cardíaco", La Habana, 1931, 351 páginas, obra en colaboración con sus discípulos, doctores Rafael Inclán Guas, Rogelio Lavín Padrón, Ramón Aixala Álvarez y Luis Ortega Verdes; "Contribución al estudio anátomo-clínico del cáncer del pulmón", La Habana, 1933, 245 páginas; "Hepatología. Libro primero. Anatomía y Semiología Clínica del Hígado", La Habana, 1934, 650 páginas, ilustradas con 203 grabados;"Clasificación de la tuberculosis pulmonar", La Habana, 1939, 132 páginas y "El hepatón: unidad histológica", La Habana, 1939, 112 páginas.

Fuentes

  • Clínica Médica No. 7: Profesor titular, doctor Pedro A. Castillo Martínez; profesor auxiliar, doctor Rafael Inclán Guas y profesor agregado, doctor Félix FernandoLópez Fernández.
  • González Martín, D.: Profesor Pedro A. Castillo, eminente clínico. Bohemia. Octubre de 1951. Pág. 41.
  • Castillo Martínez, PA. Introducción al Programa de Clínica Médica. Rev Med Cub. 24: 630. La Habana, 1924.
  • Castillo Martínez, PA. Introducción al Programa de Clínica Médica. Rev Med Cub. 24: 630. La Habana, 1924.
  • Gutiérrez Delgado, L. Habla el Dr. Pedro Castillo del valor terapéutico del libro. Diario de la Marina. 8 de julio 1956. p. 5-D.