Peregrinación al rincón (Tradición)

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Peregrinacion al Santuario
Peregrinacion al Santuario.jpg
peregrinacion al Santuario
Lugar:Rincon,Santiago de las Vegas (Boyeros)Bandera de Cuba
Fecha de inicio:cada 17 de diciembre

PEREGRINACION AL RINCON UNA CONOCIDA TRADICION

Introduccion

Todas las vísperas del 17 de diciembre se realiza en La Habana, Cuba,la peregrinación de San Lázaro (Babalu Aye en la religión afrocubana yoruba) rumbo al pueblo de Rincón, donde los peregrinos realizan ofrendas y cumplen promesas de diversa índole.Después de la Virgen de la Caridad, San Lázaro es el santo más venerado en Cuba,.Sin embargo,muchos de los que cada 17 de diciembre acuden a esa localidad habanera no conocen la historia verdadera de este culto y peregrinación en nuestra Isla. ¿Quién fue San Lázaro? ¿Por qué el 17 de diciembre es su día? Esta es la historia de esta cubanísima tradición

Desarrollo

¿Cómo surge en Cuba el culto a San Lázaro de las muletas y los perros? En el Vademécum de sincretizaciones ocurrido en Cuba durante casi tres siglos nació y se desarrollo en este país el culto, la devoción y la festividad de San Lázaro -Babalú- Aye-, santo que goza de gran popularidad entre la población, principalmente en Ciudad de La Habana y Matanzas, en la zona central de la Isla, en Holguín y Santiago de Cuba. Y que en la actualidad se ha extendido fuera de nuestras fronteras.

Los africanos llegados a Cuba en condición de esclavos a partir del siglo XVI, trajeron consigo sus hábitos, costumbres y también su fe religiosa. Al no encontrar dichas fe y creencias en el país de adopción, dominado por la espada y la cruz del colonialismo español, se vieron forzados a adoptar como suyas las imágenes de la religión católica existentes.

Resulta imposible hasta hoy encontrar datos confiables, capaces de esclarecer la fecha en que se inició por primera vez el culto a San Lázaro en nuestro país. Únicamente conocemos que su devoción llegó a Cuba ligada, como en España a los hospitales y leprosorios que se fueron creando. Por eso, no es casual que desde un principio, el hospital antileproso de La Habana se identificara con el nombre de este santo. A pesar de estos inconvenientes, se supone que su devoción en Cuba comenzó algo más atrás. Es posible que, durante el proceso de conquista y colonización, los peninsulares trajeron la veneración del Lázaro de Betania, el Santo Obispo de Marsella; y también al protagonista de la Parábola Cristiana. A ellos se dedicaba una lectura evangélica el domingo anterior al 17 de diciembre de cada año.

La escasa cultura religiosa de los primeros colonos que eran católicos por un problema de definición cultural hispánica, no porque conocieran los elementos fundamentales de dicha doctrina, contribuyó a establecer cierta confusión e identificación entre las características de una y otra figura. Se comprueba que la existencia de dos versiones alrededor de este santo es un problema que trasciende nuestro contexto espacio temporal. A pesar de esta dualidad, hay un hecho cierto, la imagen que más se propagaba en las estampas era la del mendigo harapiento y leproso. Suele afirmarse por numeroso estudiosos de este fenómeno que la representación icónica de este santo símbolo de la piedad y la misericordia existía desde mucho antes, incluso antes de la llegada de los peninsulares a Cuba, por países como España, Francia e Italia. Incluso hoy día, en la Isla de Gomera, en Canaria, la imagen que está allí dedicada a este santo es la efigie del pobre Lázaro. De modo que no hay duda que fueron los hispanos los primeros que la exaltaron y propagandizaron. Esta es la que se entronizó en la religiosidad del cubano como la representación gráfica de San Lázaro. Pero la determinación de los orígenes de esta figura sobrenatural considerada por el devoto, milagroso, vengativo y exigente, se hace particularmente difícil.

Todo aquel investigador que se acerca al estudio del culto de esta deidad en Cuba, comprobará que el santo que muchos creyentes veneran en la Isla, no aparece en el Santoral Católico, ni tampoco es del todo africano. Es en realidad, como ya se enunció, el resultado de un proceso de transformación dialéctica, de interacción y cambios, de paralelismo en el que intervienen varios personajes míticos, de leyendas y creencias de diversos orígenes. Sin embargo, en todos hay de común la presencia de la enfermedad, dificultades en la vida material, la mendicidad y la capacidad milagrosa de triunfar sobre la adversidad.

Diversos santos con el nombre Lázaro

Conocidas historias de Santos venerados en el siglo XIX revelan la existencia de diversos mártires bajo el nombre de Lázaro recordados en diferentes fechas. A modo de ejemplo citaré tres de los más conocidos:

  • Lázaro (el resucitado). Según la creencia más extendida murió en Marsella, siendo Obispo. No tenía muletas, perros ni llagas. Fecha de recordación: 17 de diciembre.
  • El Lázaro de la Parábola Cristiana. El anciano paupérrimo, mendigo, enfermo, envuelto en vendas y cubierto de úlceras que sus perros lamen. Su imagen se identifica fácilmente con todas las enfermedades de la piel, por esta razón su representación icnográfica fue escogida por hospitales e Instituciones dedicadas a proteger a los Leprosos. Su día es el 21 de junio.
  • Lázaro Andaluz: Su nombre proviene de una lejana leyenda andaluza que habla de cierto personaje nombrado Lázaro, quien después de grandes correrías por tierras de América, donde acumulaba riquezas a costa de la explotación de las mujeres. Por su vida licenciosa contrajo un terrible mal (presuntamente Lepra) que lo hizo regresar a España, lugar donde hizo donación de su capital a los pobres y especialmente a los enfermos.
Es probable que de esta ultima leyenda proceda la idea de muchos creyentes cubanos que hoy veneran a San Lázaro, que cuando se le pregunta por este santo dicen
“que vivía de las mujeres”. “Un santo corretón”
, a decir de Fernando Ortiz.

Si bien es cierto que esta opinión bastante generalizada proviene de la leyenda de que el Orisha procedía así, eso carece de fundamento. Lo más presumible es que esa concepción de un San Lázaro mujeriego haya sido tomada de la leyenda del Lázaro Andaluz, historia muy ligada a la cultura hispana y por ende la que los peninsulares trajeron a América. Esta es la más cercana a los Patakias relacionados con el Babalú- Ayé de las culturas de África continental. Esto sucedió también con los actos de auto violencia como forma de cumplir promesas y su origen de Andalucía. Ambos fenómenos se deben valorar como parte del enunciado proceso de transculturación y sincretismo que ocurrió en nuestro país. De modo que el surgimiento del Lázaro cubano, con independencia de sus particularidades, fue similar al que ocurrió con otras deidades.

En sus raíces, este proceso se repitió para muchos santos del panteón popular cubano y latinoamericano. Sin embargo, el viejo Lázaro, como todos lo llaman cariñosamente tiene la particularidad de nutrirse de una triada (tertium quid) integrada por San Lázaro Obispo, el Lázaro de la Parábola Bíblica y Babalú- aye, el santo yoruba del cual toma sus atributos fundamentales para convertirse en un santo “especializado en problemas de salud”. Una venerable deidad que aglutina a católicos y santeros, a hombres y mujeres de todas las edades y capas sociales, sin excepción ni diferencia alguna, un santo de los pobres y desamparados.

¿Cómo se produjo la síntesis que condujo a la aparición el Lázaro cubano? ¿Cuál es la causa de la devoción de la figura del mendigo lacerado y desventurado tan extendida en nuestro país?

La respuesta está en las leyendas y variadas creencias religiosas de origen mítico traídas a Cuba por los esclavos yoruba. El problema reside que en África, como en el resto del mundo existían y existen distintas creencias basada en algo original o histórico que lo sustenta. Estas leyendas y creencias en un proceso de adición y sincretismo con la creencias aborigen hispana ya existentes dieron origen a nuevas mitologías. De esto se puede inferir que la imagen de San Lázaro conformada en Cuba, es el resultado de la interacción y de la síntesis de los relatos bíblicos con las leyendas africanas, a lo que se puede agregar los mitos aborígenes, que finalmente imbricaron en un solo personaje. Rica mezcla que fue configurando una creencia auténticamente criolla y cubanísima: la adoración de San Lázaro-Babalú- Ayé.

Entre los babalochas cubanos predomina el criterio de que Babalú-Ayé, fue un rey Arará que por sus excesos carnales y por desoír las advertencias y consejos del sabio Orula recogió todas las enfermedades contagiosas de su reino. Por esta razón fue expulsado del lugar. Nadie le ofreció ayuda para curarlo; el único que se pegó a él fue Elegguá, cuando se iba se encontró con Echu, quien lo llevó a casa de Orula, en territorio de Ifé. Allí le salió un Oddun, que le dijo que a él lo habían castigado por desobediente, pero que se iba a hacer muy grande en otras tierras. Partió acompañado de dos fieles perros que le dio Oggún, dios de la forja. Vestía de saco de yute y se limpiaba sus llagas con hierbas medicinales que les procuró Osain, el dueño del monte y sus secretos .Finalmente curó y recuperó su reino.

Esta y otras leyendas existentes se vieron obligadas a adaptarse al idioma español predominante en la Isla, para poder transmitir su mensaje, que estaba dirigido a un público mayor que no siempre entendía la lengua yoruba. Para sincretizar a Babalú-Ayé era necesario un proceso de similitud con una deidad cristiana con sus mismas características y así ocurrió. La historia del Lázaro de la parábola cristiana que en esos tiempos adquirió gran fuerza por su contenido humano, social y religioso, fue conocida por los esclavos de origen Yoruba que al buscar una imagen que se asemejara al Orischa africano, pobre , abandonado, despreciado, leproso y que tenía dos perros que le habían regalado para que lo acompañaran por los caminos, escogen a este por ser símbolo de la lepra coincidir sus características, los colores, los objetos distintivos, el parecido físico, similares atuendos ,las peripecias de su hagiografía, etc.

De esta manera, el culto al Lázaro de la parábola de la Biblia, con los atributos y poderes del Orisha africano, se insertaría en la teología de los africanos radicados en la Isla. Un interesante proceso de semejanza e intercambio se produjo entre el Lázaro católico venerado bajo la estampa del leproso y aquella deidad africana que poseía alguna similitud. En esto desempeñó un papel fundamental los detalles físicos de Babalú Ayé transmitidos por la leyenda. Este representó un factor que sirvió de punto de contacto con el Lázaro traído por los europeos, el protector de los lazaretos y lugares de cuarentena en la Europa medieval. Estas características propició de modo decisivo el sincretismo entre ambos. Proceso que se vio facilitado por el hecho de que los africanos carecían de una representación tallada o pictórica de este Orisha. Simplemente lo imaginaban por la descripción oral, encontrando su representación gráfica en las estampas del Lázaro leproso que adoraban los peninsulares y que se entronizó en nuestro país como representación de este santo.

Coincidencias y diferencias

No es desacertado afirmar que existen coincidencias palpables entre el Lázaro de la parábola bíblica y la historia de Babalú –Ayé, que justifican la equiparación entre ambos. Por tal razón no resultó difícil la simbiosis entre el Orisha africano y la imagen visualizada del Lázaro de la Parábola de la Biblia. Los dos estaban cubiertos de llagas que los perros que le acompañan lamían; su representación con similares atuendos; uno y el otro tras un largo padecer fueron recompensados: el de la parábola al morir, subió al paraíso, al seno de Abrahán y Babalú Ayé, sanó y se convirtió en rey de nuevo. Es decir, en el imaginario popular se produce una identificación de ambos en una misma realidad.

Pero, esta apariencia externa entre ese Orisha y el San Lázaro cubano y los objetos y atributos que le corresponden, como expresa Mirta Fernández y Valentina Porrus en su obra
“El Ashé está en Cuba “son los de Babalú Ayé, no los del santo católico ni los de la parábola de Cristo, aunque su color de piel sea blanco y sus vestiduras distintas”
.

Su identificacación se produce, tal vez, porque ambos son la imagen de la enfermedad y la miseria y que van en su peregrinar acompañado por sus fieles perros. ¿Cómo se podría describir el San Lázaro-Babalú –Ayé de la religiosidad popular? La mejor descripción la ofrece el escritor cubano ya fallecido, Manuel Cofiño en su libro “Cuando la sangre se parece al fuego”:

“Blanco de pies torcidos, engarrotadas manos y doblado espinazo… Anda por la piel del mundo arrastrando muletas .Lleno de repelentes pústulas, incrustadas de costras. Los perros lamen sus llagas afanosas de limpiar la mala sangre. Su cara fofa, resplandeciente, postillosa, llena de pelos lacios. Sus ojos duros, mates, secos pero a veces hay en ellos esa humedad de que nace la lágrima, sin que asome y caiga aliviadora. Pies y manos le pesan como piedras. Su piel podrida resplandece…”

Para la mayoría de los devoto de San Lázaro en Cuba, la figura venerada se aproxima al anciano llagado de la parábola evangélica. Su representación es identificada por los practicantes de los cultos sincréticos con las deidades más próximas de las religiones yoruba o dahomeyana.

Origen de la popularidad de San Lázaro

La extraordinaria popularidad que en nuestro país tiene esta deidad, es fruto del amor y del temor, porque:
“Lo que se le ofrece lo reclama, exige furioso y si no se lo dan mata con gangrena con sífilis con lepra. Castiga engarrotando, mandando la embolia o la viruela. Con los santos se puede jugar menos con él. Peregrina por todos los Caminos…”

De modo que, para los creyentes de la Regla de Ocha, Babalú-Ayé y el San Lázaro de las muletas y los perros es uno y el mismo, es la deidad a quien se le ruega para el saneamiento de las enfermedades de la piel y de las enfermedades contagiosas incluyendo las epidemias y el SIDA. Para sus devotos es sumamente milagroso, pero si se le hace una promesa hay que cumplirla al precio que sea necesario, porque él es muy bueno pero muy firme, y no acepta la desobediencia. Esta es la concepción generalizada de los devotos de la religiosidad popular.

Los esclavos colocaron su imagen en los altares que levantaban en sus cabildos y cofradías y con el paso del tiempo imagen y creencia se fue popularizando entre los sectores más humildes con independencia del color de la piel. Este carácter es el que ha permitido ser venerado por sus devotos desde el siglo XVI y permanecer en Rincón hasta la actualidad .Sin embargo, la iglesia católica nunca santificó al mendigo de los pasajes del Evangelio, su imagen se considera apócrifa .Para ésta el único santo de ese nombre es San Lázaro Obispo, el cual aparece siempre en las imágenes sin llagas, tocado con una mitra y cubierto con una capa conforme a su jerarquía eclesiástica. No obstante lo anterior, el San Lázaro milagroso que veneran los cubanos es un santo de la iglesia del alma, un templo levantado sobre los pilares de la tradición.”

Aunque resulta imposible conocer a partir de que momento su figura se incorporó al resto de las imágenes y de la fuerza que en los barracones y en los cabildos y cofradías va tomando el culto y la festividad de este Orishas. Lo cierto es que esto fue un largo proceso, pero no fue hasta el siglo XIX que logró definirse; en esa época histórica ya representa una realidad que no admite retroceso.

Hasta el instante en que se escribe esta obra ha sido imposible conocer quien fue la autoridad religiosa que aprobó la incorporación de la imagen del Lázaro de las muletas y los perros en el altar de la iglesia existente dentro del Hospital de ese nombre y menos aun, a partir de qué momento se produce tal acontecimiento. A pesar de esta laguna gnoseológica; la sensibilidad religiosa de los pobladores de la isla y el carácter popular de esta devoción propició el acercamiento al culto. Esto favoreció su difusión por los más apartados rincones del país y su extensión por varias zonas del Caribe, Suramérica, Norteamérica y permanecer inalterable hasta la actualidad. Pero, a diferencia del culto a la Patrona de Cuba, que se difundió, según algunos estudiosos, de Oriente hacia Occidente, la difusión de esta tradición religiosa fue a la inversa, del Occidente hacia la parte Central y Oriental de la Isla. Esto estuvo determinado por varias causas. En ello intervienen, entre otros factores, las guerras de independencia contra el colonialismo español en la que participaron activamente los negros esclavos. En el fragor de la gesta independentista esta creencia se socializó. En segundo lugar los procesos migratorios internos durante la colonia, que se mantienen en el período republicano transcurrido entre 1902 – 1958. En tercer lugar, por la existencia de leprosorios de San Lázaro en otros lugares de Cuba.

Conclusión

La imagen de San Lázaro conformada en Cuba, es el resultado de la interacción de los relatos bíblicos con las leyendas africanas, a lo que se puede añadir los mitos aborígenes. El culto a San Lázaro- Babalú- Ayé, va acompañado de promesas, mortificaciones y la peregrinación. Esto es un ejemplo evidente de la complejidad del llamado sincretismo religioso de los creyentes de esta Isla. El ejemplifica e ilustra de manera particular el nacimiento y desarrollo de la religiosidad popular del cubano hasta nuestros días. Como parte de este proceso de sincretización, se produjo la asimilación de la festividad y la peregrinación anual ante su imagen.

Fuentes

  • Lic. Emba Milian Bernal.(Historiador) De su libro; "Rincon y la peregrinacion de San Lázaro" Profesor Auxiliar de la Universidad Pedagógica Habana. Graduado de Lic. en Historia U.H. . Profesor Superior en Historia. Y Mc. Dr en Ciencias Históricas. Academia de Ciencias de Cuba. Fundador de Ecured
  • Bolívar Arostegui, Natalia. “Los Orishas en Cuba.”Edición revisada y ampliada por Olochas y libretas de IFA. Ediciones P.M Vedado, Ciudad de La Habana. Pág. 7-8.
  • Ortiz Fernando. Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba, La Habana, 1951, pág. 216.
  • Fernández Martínez, Mirta y Porrus, Valentina. “El Ashé está en Cuba”. Edit. José Martí. I.C.L. La Habana, 1998. Pago. 22-23.