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Y se retiró a morar en la tierra en donde cumple diversas funciones como nodriza. Este voluntario destierro de la morada divina trajo todas las desgracias de la esterilidad del suelo. Deméter se vengó de todos. Y a todos, y sobre todo a los dioses que no la ayudan, los privó del gratificante humo de los sacrificios.
 
Y se retiró a morar en la tierra en donde cumple diversas funciones como nodriza. Este voluntario destierro de la morada divina trajo todas las desgracias de la esterilidad del suelo. Deméter se vengó de todos. Y a todos, y sobre todo a los dioses que no la ayudan, los privó del gratificante humo de los sacrificios.
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Revisión del 10:38 5 jul 2019

Perséfone
Información sobre la plantilla
Deidad
Perséfone.jpg
Religión o MitologíaMitología griega
Patrón(a) o Dios(a) deReina del inframundo
País o región de origenGrecia antigua
Venerado enGrecia antigua

Perséfone. Reina del mundo subterráneo, hija de la Madre Tierra Deméter y Zeus rey del Olimpo, guardiana de los secretos de los muertos; conocida entre los romanos como Proserpina. Según la mitología Hades, Señor del Mundo Subterráneo, se enamoró de la muchacha cuando ella vagaba por los campos recogiendo flores, y la arrebató de la tierra para llevársela.

Atributos

Suele representarse joven, al lado de Hades en el mundo de los muertos.

Culto

Perséfone figura, junto con Deméter, en los misterios de Eleusis.Repartir su tiempo entre la Tierra y los Infiernos.

Mito

Hades, enamorado e invisible, la contemplaba, la espiaba, invisible durante todo el tiempo. El dios se decidió a pedir ayuda a Zeus para raptar, cuando no a la joven. Es así como un día en que Perséfone se encontraba juntando narcisos entre sus amigas,en el preciso instante en que la joven se aprestaba a tomar una flor, la tierra se abrió y emergió el negro carro de Hades.

Perséfone, entonces, fue raptada. Durante un breve instante la mirada de la joven se encontró con la mirada negra, brillante, fuerte y enamorada del dios de los muertos.

Cuando Hades la subió a su carro se escuchó el alarido, y no se pudo saber jamás si Perséfone gritó de terror o fue una exclamación de asombro y reconocimiento, de aceptación al amado. Virgilio nos cuenta que Perséfone sentía el “funesto deseo” de ser raptada por el dios, y se ligó en un pacto de amor.

Se mostró y entregó a Hades porque reconoció pertenecerle. De esta manera pasó el umbral de los vivos. En otras palabras, se sintió la más feliz de las mujeres cuando Hades la subió a su carro.

Una mujer viva pasaría a ser la reina de los muertos, esposa de un dios enamorado. En tanto Zeus siempre suele abandonar a sus amantes Hades, por el contrario desposó a Perséfone.

Eros ha hecho su ingreso triunfal al mundo de los muertos. El inframundo ya no será el mismo. Afrodita cumplió su cometido.

Quien no creyó mucho esta teoría del pacto de amor fue su madre Deméter. En ese mismo momento comenzó para ella la peregrinación en búsqueda de su hija. Deméter había escuchado el grito, para ella un lamento de terror: Perséfone pidió ayuda... Por lo menos eso creyó la madre.

Durante nueve días con sus noches sin comer, ni beber, ni cambiarse, la diosa va errante por el mundo con una antorcha en la mano buscando a su hija que no esta en ninguna parte... y que nadie sabe de ella.

Únicamente Helios, que todo lo ve, puede informarle lo ocurrido. Fue a su encuentro y, enterada del secuestro, Deméter decidió no volver al Olimpo, abdicó de sus funciones divinas y se convierte en una diosa en “huelga”.

Y se retiró a morar en la tierra en donde cumple diversas funciones como nodriza. Este voluntario destierro de la morada divina trajo todas las desgracias de la esterilidad del suelo. Deméter se vengó de todos. Y a todos, y sobre todo a los dioses que no la ayudan, los privó del gratificante humo de los sacrificios.

Pero también por esta actitud ocurrió algo mucho más grave que la desaparición de la raza humana por inanición: se desequilibró el orden del Cosmos.

La situación se vuelve insostenible. Y Zeus, ante el caos, ordenó a su hermano Hades que devolviera a la joven. Pero ya era demasiado tarde...

Deméter había decidido terminar con todo lo viviente... Y los inmortales, sin hombres que los honraran ni adoraran, no tenían ya razón de ser...

Ante lo extremo de la situación, Zeus envió a Hermes a pedir a Hades la restitución de Perséfone. Pero esto no era ya posible. La condición para salir del Hades es mantener el ayuno, no tomar alimentos del lugar. No sabemos si por ignorancia o porque así lo quiso la joven, el caso fue que ya lo había hecho de la siguiente manera: Hades, bajo esa posibilidad, no opuso reparos a la visita de su esposa a su madre Deméter. Paseando por los jardines subterráneos ante la inminente partida ofreció a Perséfone -quien como vemos no tiene por costumbre hacerse rogar- una granada cultivada en sus jardines.

Según los poetas, los mejores cronistas de la época, Perséfone amaba a Hades, y la prueba de ello es que, cuando se produjo la llegada a la morada subterránea, encontró en el lecho del dios a una muchacha. Se trataba de la ninfa Minte. Y donde hay una ninfa, como siempre se dice, hay seducción. Así, al igual que su hermano Zeus, parece ser que Hades se entendía muy bien con las ninfas. Perséfone, recién llegada, arrancó a Minte del lecho y la arrastró hacia la luz hasta llegar a las arenas de Pilos. Allí comenzó a pisotearla con furia, quería molerla con sus pies... Mientras que el cuerpo de Minte iba siendo destruido por la furia de la nueva reina del Hades, un olor extraño, agradable y balsámico se desprendía de él. Era la menta silvestre que, a partir de entonces, crece sobre las colinas mirando el mar.

Zeus decidió entonces resolver el problema por medio de una transacción. Perséfone estará con Hades la mitad del año y la otra mitad con su madre, y Deméter deberá volver al Olimpo a cumplir con sus obligaciones divinas.

Cada primavera la reina del Hades sube al Olimpo para pasarla con su madre, justo en el mismo instante en el que los primeros tallos comienzan a reverdecer. Para volver con su esposo en el tiempo de la siembra. Durante todo el tiempo que Deméter y su hija permanecen separadas, la tierra permanece estéril...

Decidido esto y aceptado por todas las partes, Hades prepara el carruaje para que la joven marche a saludar a su madre.

Cuando Deméter después de estar con Perséfone, se alejó hacia el Olimpo para retomar sus funciones divinas, con el pemplo turquesa ondeando al viento, la cebada vuelve a aparecer, los surcos áridos se colman de tierra fértil, mientras las hojas y las flores se ofrecían de nuevo al sol. Como si nada hubiera ocurrido y la naturaleza estuviera saliendo lentamente de un largo sueño.

El rapto de perséfone

Escultura de Gianlorenzo Bernini. Roma. Galería Borghese. Mármol 2.25 m. 1621-2

El más grande escultor del barroco italiano. A partir de este mito trata el tema de la violencia siguiendo los modelos de la escultura helenística. El poderoso cuerpo del dios, el de un varón maduro, se encamina hacia delante y el juvenil y femenino cuerpo de Proserpina no pisa el suelo pero tiende hacia atrás sus brazos, pidiendo ayuda con uno y rechazando la cabeza del dios con el otro.

En cuanto a la composición es una línea vertical a la que se contraponen tres brazos en horizontal, los dos del dios y uno de la joven. Las manos de Hades hunden en el cuerpo terso de la joven y la carne cede bajo la presión. La ceja del dios se deforma bajo el empuje de la mano de la diosa.

A los pies de la estatua el gran cerbero, el monstruoso animal que guarda las puertas del reino de Hades. Es una de las imágenes más naturalistas de la historia de la escultura.

Fuentes