Profeta Malaquías

Revisión del 00:05 31 ago 2019 de Carlos idict (discusión | contribuciones) (Texto reemplazado: «<div align="justify">» por «»)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Malaquías
Información sobre la plantilla
Profeta Malaquías.jpg
NacimientoAño 400-500 a.C.
NacionalidadIsraelí ciudadanía =

Profeta Malaquías. Malaquías significa "Mensajero mío" (cf. 3, 1 y nota), o "Ángel del Señor" (así lo llama la versión griega).

Síntesis biográfica

Nacimiento

Año 400-500 a.C.

Trayectoria profética

  • El libro

Malaquías, el último libro del Antiguo Testamento está separado del libro de Mateo por un período de silencio de más de 400 años, pero a pesar de eso estos dos libros están enlazados de una manera realmente asombrosa. Desde el punto de vista histórico, hubo un tiempo muy largo durante el cual no hubo ninguna voz que hablase en nombre de Dios ni vino ningún profeta a Israel y tampoco quedaron escrituras. No hubo ningún estímulo de parte de Dios y los cielos guardaron silencio. Pero con todo y con eso, la historia continuaba, en Israel y entre los judíos estaban sucediendo acontecimientos asombrosos. Se estaban formando instituciones nuevas, que aparecen al principio del Nuevo Testamento, pero no ha quedado constancia de nada de esto para nosotros en la historia sagrada. Malaquías es el último de los Profetas Menores y la última voz profética que habría de hablar a Israel.

Los tres últimos libros del Antiguo Testamento, Hageo, Zacarías y Malaquías, fueron todos ellos escritos después de que los israelitas regresaron de su cautividad en Babilonia. Pero el pueblo no volvió junto formando un grupo alegre, sino que hubo una separación y volvieron en dos o tres grupos, comenzando el primero alrededor del 535 a. de C. En esa época, un puñado de judíos cumplieron la profecía de Jeremías, en el sentido de que la cautividad habría de durar 70 años y retornarían a la ciudad vacía y desolada de Jerusalén, donde comenzarían a poner los cimientos del templo y el ministerio de Hageo, quince años después, consistió en animarles a que continuasen con la obra y que la completasen hasta el fin y el templo quedó, efectivamente, completado durante el ministerio de Zacarías y Esdras el sacerdote llevó entonces a otro grupo que venía de Babilonia.

Esta profecía de Malaquías fue transmitida por un hombre cuyo nombre significa "mi mensajero". Es altamente sugerente que este último libro de nuestro Antiguo Testamento gire alrededor del tema de un mensajero de Dios y sea una predicción de la venida de otro mensajero. En esto tenemos, pues, un enlace directo entre Malaquías y el Nuevo Testamento. Por ejemplo, el capítulo 3 comienza con esta profecía:

"He aquí yo envío mi mensajero (en hebreo diría "he aquí mando a Malaquías), el cual preparará el camino delante de mí."

Y como se descubre en el libro de Mateo, que el mensajero era Juan el Bautista, que vino con el fin de preparar el camino del Señor y anunciar la venida del segundo mensajero de Dios. Ese segundo mensajero se encuentra aquí en esta profecía en la siguiente frase:

"Y luego, repentinamente, vendrá a su templo el Señor a quien buscáis, el ángel del pacto..."

Fue la obra del Señor Jesús durante la última noche de su ministerio, cuando tomó el pan y el vino con sus discípulos, y tomando la copa dijo:

"porque esta es mi sangre del nuevo pacto. (Mat. 26:28) El mensajero del pacto es el propio Señor Jesús." "...en quien te deleitas, ¡He aquí, viene!, ha dicho JEHOVA de los Ejércitos. ¿Quién podrá resistir el día de su venida? o ¿quién podrá mantenerse en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador y como lejía de lavaderos. (Es decir, quema y limpia) Él se sentará para afinar y purificar la plata, porque purificará a los hijos de Leví. Los afinará como a oro y como a plata, y ofrecerán a JEHOVA ofrenda en justicia."

Ese era el problema del pueblo en los días de Malaquías. Se habían olvidado del importante y gran mensaje de Dios y, al mirar de nuevo al principio del libro, se ve que el profeta comienza sobre esa nota (capítulo 1, versículo 1):

"La palabra de JEHOVA a Israel por medio de Malaquías: "Yo os he amado ha dicho JEHOVA."
Profecía de Malaquías

Y ese es siempre el mensaje que transmiten los profetas de Dios "Yo os he amado dice el Señor, pero lo asombroso es que estas personas responden al profeta con las palabras "¿En qué nos has amado? El libro entero es una serie de respuestas dadas por el pueblo ante los desafíos de Dios. En siete ocasiones encontrarán ustedes que dicen: "¿En qué nos has amado? ¿Cómo puede esto suceder? Demuéstralo. Al repasarlas verán ustedes de qué manera revelan el estado del corazón de este pueblo. Aquí tenemos a un Dios comunicativo y Dios es siempre así, derramando su amor, pero aquí tenemos a un pueblo insensible que se han vuelto indiferente y que no reacciona frente a Dios hasta el punto de que son capaces de preguntar con toda sinceridad: Esto es algo que no vemos. ¿Qué quieres decir? ¿Por qué nos dices estas cosas? Ese es el tema de todo este libro.

La respuesta que Dios da a su pregunta ¿Cómo nos has amado? es recordarles que les ha amado desde el principio mismo de la raza, desde los tiempos de Jacob y de Esaú. Les dice:

"Mirad toda la raza. La historia de Esaú ha sido una de continuos conflictos, de desastres y de problemas porque les dice, "he amado a Jaboc, pero he aborrecido a Esaú. Si queréis entender mi amor, fijaos en uno que no ha estado disfrutando de mi amor. Fijaos en la historia de Esaú y veréis lo diferente que es su historia a la vuestra, a pesar del hecho de que Jacob y Esaú fueron gemelos.
”Los versículos 2 y 3 dicen: ¿Acaso Esaú no era hermano de Jacob? dice JEHOVÁ. Sin embargo, yo amé a Jacob y aborrecí a Esaú..."

Este hecho produce inquietud a muchas personas, pero encontramos la explicación en el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento, donde se nos dice que Esaú había despreciado su primogenitura y, por lo tanto, no concedía valor alguno a los asuntos espirituales (Heb. 12:16) tratando a Dios con absoluta indiferencia. Aquellas cosas que Dios consideraba de gran valor, él las consideraba cosas triviales y las trataba de ese modo. Es debido a la actitud de Esaú por lo que Dios dice: "Amé a Jacob y aborrecí a Esaú.

Si ustedes hubiesen conocido a estos dos hombres, probablemente hubiesen amado a Esaú y aborrecido a Jacob porque Jacob era el maquinador, el hombre de los grandes planes, el suplantador, el usurpador, el villano que no merecía ninguna confianza. Esaú era el gran hombre de los espacios al aire libre, enérgico, abierto, sincero, fuerte, que le gustaba alardear de sus hazañas como cazador y como hombre que disfrutaba de la vida al aire libre. De los dos, él es el que nos da la impresión de ser el mejor, pero Dios dice:

"Amé a Jacob porque en su corazón hay un gran anhelo y ansia por las cosas profundas de la vida; Jacob quiere algo más de lo que hay en la superficie. Eso es algo que siempre toca el corazón de Dios y es también característico de la nación."

Dios acusa a los israelitas de problemas muy concretos, pero en cada ocasión ellos le responden ¿Qué quieres decir? (versículo 6):

"El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Y si yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿dónde está mi reverencia, oh sacerdotes que menospreciáis mi nombre? os ha dicho JEHOVÁ de los Ejércitos."

Esa es la acusación que les hace Dios. Despreciáis mi nombre y ellos le responden:

"¿De qué manera hemos despreciado tu nombre? ¿Qué quieres decir?

Y el Señor vuelve a contestarles (versículo 7):

"En que ofrecéis sobre mi altar pan indigno. Vuestra actitud y vuestras acciones hacia mi son una ostentación vulgar. Os sentís satisfechos con ofrecerme solo la basura y las cosas contaminadas."

Fuentes