Pélope

Pélope
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Personaje de Ficción
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Pélope durante la carrera por la mano de Hipodamía
Nacimiento del personajeLidia
Fallecimiento del personajeGrecia
OcupaciónRey
Pélope. En griego, Πέλοψ (Pélops). Personaje mitológico de la antigüedad. Se casó con Hipodamía, la hija de Enómao, rey de la Élide, y fue padre de Atreo y Tiestes, y abuelo de Agamenón y Menelao, los héroes de la Guerra de Troya. En su honor, los griegos llamaron Peloponeso (isla de Pélope) a la península meridional de Grecia. Cuando murió tuvo honores divinos.

Orígenes

Nació en Lidia, un reino del Asia Menor. Su padre fue el rey Tántalo, hijo de Zeus, y su madre la reina Dione, hija del titán Atlas. Tuvo una hermana llamada Níobe.

El banquete de Tántalo

Desde niño fue víctima de la crueldad paterna, pues su padre, famoso por su impiedad y crueldad, teniendo como invitados a los dioses, quiso poner a prueba la divinidad de estos. Para eso ideó un macabro plan: asesinó y descuartizó a su hijo, y después lo cocinó, sirviendo sus trozos como si fueran un exquisito manjar.

A excepción de Deméter, quien distraída por el rapto de su hija Perséfone, aceptó la ofrenda y comió el hombro izquierdo, el resto de los dioses descubrieron el origen de la carne, y se rehusaron a probarla. Encolerizado por el hecho, Zeus castigó a Tántalo y lo arrojó al Hades, condenándolo a sufrir hambre y sed por toda la eternidad: de pie en un lago, y rodeado de árboles cuyas ramas pendían sobre él, cuando intentaba coger los frutos, las ramas se retiraban y cuando intentaba beber, el agua desaparecía absorbida por la tierra.

En cuanto a Pélope, se apiadó de él y decidió resucitarlo, para lo cual reunió los dispersos miembros del niño y les devolvió la vida, reemplazando el hombro devorado con uno de marfil, fabricado a tal fin por Hefesto. Pélope renació con mayor hermosura que antes, por lo que el propio dios Poseidón se enamoró de él, razón por la cual lo llevó al monte Olimpo, morada de los dioses. Sin embargo, pasando el tiempo Zeus lo expulsó de allí, enojado porque su padre Tántalo había revelado ciertos secretos de los dioses.

Pélope e Hipodamía

Hipodamía y Pélope

Siendo ya un adulto, Pélope fue desposeído de los domi­nios paternos por el rey de la vecina Troya, durante el curso de una guerra, por lo cual emigró a Grecia. Allí conoció a Hipodamía, la hermosa hija de Enómao, el rey de Élide, a quien el oráculo había profetizado que moriría si su hija llegaba a casarse; asustado, el monarca mandó a pregonar por todos los pueblos que quien le superase en las carreras de carros obtendría en matrimonio a su hija, pero moriría el que fuese derrotado por el rey, quien ayudado por un tiro de caballos regalados por Ares, ya había vencido y matado a doce pretendientes con su lanza de bronce, también obsequiada por el dios.

Pélope fue decidido a pedir la mano de Hipodamía y se preparó para competir con Enómao, pero ante lo arriesgado de la misión, invocó a Poseidón, quien le regaló un carro de oro tirado por caballos inmortales y alados. No sintiéndose todavía completamente seguro, sobornó al auriga de Enómao, llamado Mirtilo, quien era hijo de Hermes y tan invencible como los propios caballos, prometiéndole la mitad del reino y también la primera noche en el lecho de la princesa. El auriga aceptó y sustituyó las cuñas de bronce que sujetaban las ruedas al eje, con unas falsas hechas de cera de abeja, con la esperanza de que al calentarse se derritieran y, soltándose las ruedas, ocurriera un accidente.

Enómao y Mirtilo persiguiendo a Pélope e Hipodamia

En plena carrera y cuando el rey estaba por matar a Pélope, la cera se fundió y las ruedas se soltaron, por lo que el carro se rompió. El auriga logró saltar a tiempo, pero Enómao fue arrastrado por los caballos hasta morir, no sin antes maldecir a Mirtilo por su traición, rogando que pereciera a manos del propio Pélope. Al volver la vista, Pélope alcanzó a ver cómo un rayo incendiaba el palacio del rey, destruyéndolo de tal modo que ni una sola columna quedó en pie. El joven corrió a toda prisa hasta el lugar y salvó del fuego a Hipodamía.

La maldición de Mirtilo

Terminada la carrera, Mirtilo reclamó su derecho a pasar esa primera noche con Hipodamía, a lo que Pélope no respondió nada. Horas más tarde, cuando los tres abandonaban la ciudad de Olimpia, , Mirtilo intentó violar a la muchacha, mientras Pélope iba a buscar agua. Al regresar, Hipodamía le contó todo, y entonces Pélope arrojó a Mirtilo al mar desde un alto precipicio. Antes de morir y ser convertido en la constelación del Auriga por su padre Hermes, maldijo a Pélope y a toda su descendencia.

La maldición se hizo realidad. Pélope e Hipodamía tuvieron tres hijos: Atreo, Tiestes y Crisipo, quien fue asesinado por sus dos hermanos por ser el favorito y heredero del reino. Ambos fueron desterrados junto con su madre, quien terminó ahorcándose. Pero la maldición no acabó allí, pues también persiguió a la descendencia de Pélope, incluyendo a Agamenón, Egisto, Menelao, y Orestes.

El reinado de Pélope

Tras ser purificado del asesinato por el dios Hefesto, Pélope subió al trono de Élide dejado vacante por Enómao. Su reinado fue bastante exitoso: llevó a cabo rápidas conquistas y sus armas sembraron el espanto entre sus enemigos; su reputación llegó a las comarcas más lejanas, y por su valor, su buen juicio y su riqueza, fue envidiado en toda Grecia hasta tal punto que se comenzó a llamar Peloponeso o "isla de Pélope", a la península meridional de Grecia, conquistada por él.

Sin embargo, entre sus actos más reprochables se cuenta el asesinato a traición del rey Estínfalo de Arcadia en una conferencia de paz, por lo que los dioses castigaron a toda Grecia con una sequía. Los griegos sólo consiguieron salvarse haciendo que el rey Éaco, hijo de Zeus, respetado por todos a causa de su intachable rectitud, pidiera perdón a su padre por el crimen.

Para reparar el asesinato de Mirtilo, hijo de Hermes, Pélope construyó el primer templo a ese dios en el Peloponeso. También levantó altares a los pretendientes asesinados de Hipodamía, a quienes rindió honores de héroes.

Muerte

Tras su muerte recibió honores divinos, y los griegos le acordaron entre los héroes el mismo rango que a Zeus entre los dioses: tenía en Olimpia un templo inmediato al del dios, y se hacía igualmente uso del álamo blanco en los sacrificios que se ofrecían al dios y al héroe. Sus huesos fueron llevados a Troya por los griegos, pues un oráculo había predicho que de ese modo ganarían la Guerra de Troya, y así fue.

Descendencia

Pélope tuvo cientos de descendientes llamados los Pelópidas; los que más se destacaron fueron Agamenón y Menelao, quienes participaron en la guerra de Troya.

Fuentes

  • Sechi Mestica, G. Diccionario Akal de mitología universal. Editorial Akal, 1998.
  • Carrasco, Juan Bautista. Mitología universal: Historia y aplicación de las ideas religiosas y teológicas de todos los siglos. Madrid: Gaspar y Roig, 1864