Ramón González Coro

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Ramón González Coro
Información sobre la plantilla
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NombreRamón González Hernández
Nacimiento23 de marzo de 1931
Minas de Matahambre, Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento17 de diciembre de 1958
Santa Clara, Bandera de Cuba Cuba
ResidenciaCubana
NacionalidadCubana
Otros nombresMongo Coro, Monguito, Mongo González Coro
CiudadaníaCubana
Conocido porMongo Coro
PadresRamón González y Corina Hernández
FamiliaresOsmin González Hernández, Rolando González Hernández, Orlando González Hernández, Eduardo González Hernández y Nelly González Hernández.

Ramón González Coro (Mongo Coro). Capitán rebelde, joven de sexto año de Medicina, que se había destacado en las luchas estudiantiles de la Universidad de La Habana, y en las guerrillas del Escambray ostentaba la jefatura del Comando José A. Sanchidrián.

Biografía

Nació en Minas de Matahambre, el 23 de marzo de 1931, en la calle D, siendo sus padres Ramon González y Corina Hernández, el segundo de seis hermanos, entre los que se encuentran: Osmin, Rolando, Orlando, Eduardo y Nelly.
Cursó sus primeros estudios o sea la enseñanza primaria en la Escuela. Ignacio Agramonte, donde estudió hasta el sexto grado, pasando una vez concluida la misma a Pinar del Río, al Instituto donde se le vio liderando a los estudiantes del mismo plantel al tiempo que distinguía como atleta. En este centro tuvo como compañeros de estudio entre otros al hoy Comandante Jose Moleón (Pepe) a Carlos Jovech (hoy médico de la clínica que lleva su nombre en el Vedado), Felipe Cura (médico actual de la revolución).
Más tarde pasó a la Universidad de la Habana donde comenzó sus estudios de medicina y en este centro mantuvo una conducta vertical, digna, frente a la tiranía batistiana.

Monguito como cariñosamente le llamaban siempre se caracterizó por su carácter callado, enérgico, amable, cariñoso, serio que siempre lo hacía parecer de más edad, pero firme en sus ideas, y de un concepto muy elevado del compañerismo y del cumplimiento del deber.

Incorporación a la lucha

Junto al Comandante José Moleón, comanda desde esta época de estudiante, de la segunda enseñanza, luchó en el extranjero y en Cuba por liberarnos de la tiranía.
En los primeros meses del año 1957, desembarcó en Cuba, clandestinamente junto a José Moleón.
Volvían a la Patria a luchar de nuevo contra el dictador. Comienzan a desarrollar sus actividades revolucionarias en la Ciudad de La Habana y están presentes en un atentado que proyectará el Directorio al esbirro Ventura Novo. Fracasada esta acción, ambos suben a la Sierra de El Escambray.
El Capitán Mongo González Coro tenía gran experiencia en la guerra de guerrillas, teniendo su campamento en Limonar y su teatro de operaciones se desarrollaba sobre el camino de Sancti Spiritus a Trinidad.

Carta de Mongo González Coro a su padre

(ESCRITA DESDE EL EXILIO EN MIAMI)

Miami, Junio de 1957.
Querido viejo:
Como no pude hablar contigo cuando vine y no quise escribirte por correo porque la vieja la leería y se disgustaría, te la envió hoy por manos propias, la lees y la destruyes.

Viejo: ¿Qué tú has pensado de mí, que soy un hijo mal agradecido, que no supe agradecer los sacrificios de un padre tan cariñoso y bueno como tú, que todos sus desvelos y sacrificios eran para mí? Si lo has pensado tienes razón para ello, por el natural egoísmo de todo buen padre en preparar lo mejor posible a sus hijos para luchar en la vida.

Pero ahora bien; mis ansias de libertad, mis rebeldías, eso me lo enseñaste tú de niño con tu conducta. En esta lucha papá, nadie puede permanecer indiferente.

¿Qué harías tú si vieras diariamente torturar y asesinar a compañeros en la universidad, que su único delito era luchar por conseguir para su patria un régimen de libertad?

¿Podrías permanecer indiferente? No, tú en mi lugar hubieses hecho lo mismo.

Si no me guardas rencor y me perdonas por lo que estoy haciéndoles sufrir a ti y a mamá, seré el hombre más feliz de la tierra.

Consuela a la vieja y creéme que muy pronto estaré junto a Uds, pero con una patria libre. Tu hijo que te quiere, Mongo.

Algunas de las múltiples acciones en las que participó:

  • A mediados de año participó en un ataque a la Estación de Policía de Santi Spiritus ocasionando numerosas bajas al enemigo, ocupando numerosas armas. Realiza una incursión sobre Guinea de Miranda, bajando a plena luz con el Teniente López Pando y otros compañeros al pueblo de Fomento a desarmar soldados de la tiranía en una operación de mando de gran audacia.
  • El 13 de octubre ataca a Placetas. Poco después se enfrenta con 62 hombres de una columna a más de 500 soldados de la tiranía, al mando de Sánchez Mosquera, avanzando de Condado a Territorio Libre y haciendo que las tropas de Sánchez Mosquera desistieran de sus propósitos.
  • Poco tiempo después, al frente de su comando acompaña al Comandante Che Guevara. a la toma del cuartel Caracusey, atacando uno de sus flancos, cuando tropas del 26 de Julio y del Directorio Revolucionario hacían las primeras acciones en común.
  • La gran ofensiva de la infantería de los ejércitos del 26 de Julio y Directorio Revolucionario sobre la provincia de Las Villas acabada de iniciarse, cuando se produce su muerte.
  • En una incursión fuera del Escambray es apresado un compañero, durante largo tiempo es víctima de crueles torturas sin que se despegue su boca, los esbirros de Masferrer intervienen para que sea puesto en libertad condicional y de ese modo eliminarlo físicamente.
  • Al Escambray llegó la noticia y conocía ¨Mongo¨ de la misma insistió al Comandante Faure Claumón para que le permitiera participar en el rescate del compañero, este se opuso al principio por razones militares pero finalmente accedió a su petición.

Muerte

La historia revolucionaria de Santa Clara está llena de hechos heroicos. Uno de ellos ocurrió hace 47 años, el 17 de diciembre de 1958, cuando un comando del Directorio Revolucionario 13 de marzo rescató en pleno día a un combatiente del Ejército Rebelde instantes después del juicio seguido en el tristemente célebre Tribunal de Urgencias villareño.

Se trataba del valeroso capitán Joaquín Milanés, El Magnífico, quien se encontraba preso en la cárcel de Santa Clara, situada entonces frente a la Audiencia, en el edificio que hoy ocupa la escuela Fructuoso Rodríguez.
El jefe del comando de rescate fue el capitán rebelde Ramón González Coro, integraban también el grupo de rescate Víctor Dreke —coronel (r) de las FAR y actual embajador de Cuba en Guinea Ecuatorial—, Raúl López Pardo —Raulín (ya fallecido)— y Osvaldo Ramírez García, traidor a la Revolución después, devenido jefe de bandidos en las montañas, ejemplarmente ajusticiado el 16 de abril de 1962.
A ellos se sumaría, por su propia voluntad e iniciativa, el también capitán del Ejército Rebelde Roberto Fleites González, hijo de Santa Clara. Su solicitud de participar en la acción fue denegada por el jefe del comando, junto con el cual viajó hasta Santa Clara para cumplir otra misión distinta. Terminada esta, escuchó los disparos provenientes de la zona de la Audiencia, y hacia allá corrió a apoyar a sus compañeros.
El plan concebido por Coro se basaba en las informaciones suministradas por el coordinador municipal del Directorio Revolucionario, Sebastián Nieves Mestre, y al someterlo a la aprobación del Comandante Faure Chomón, este desautorizó la operación. Sin embargo, ante la insistencia del combatiente y los argumentos que esgrimía, Chomón accedió.
De esa manera, los hombres escogidos para la acción se pelaron, afeitaron y cambiaron de ropas en el campamento de Minas Bajas. Sabían que el juicio estaba señalado para las 9:00 de la mañana, y, como era usual, los presos serían trasladados desde la prisión media hora antes. Ese, precisamente, sería el momento indicado para ejecutar el plan.
Poco antes de las 8:00 a.m. el auto de los insurgentes se estacionó al costado de la Audiencia, entre la hoy escuela primaria Orestes de la Torre y el actual restaurante El Marino. Se acercó, entonces, una persona, Nieves, quien se dirigió a Mongo: «El hombre —dijo— ya no está en la cárcel. Contra lo acostumbrado, fue trasladado desde las 7:00 de la mañana». Se imponía adoptar nuevas decisiones y aplazar la operación.
La espera se hizo prolongada, mientras crecía la inquietud de los combatientes, ya que se aproximaba la hora de salida de los alumnos del plantel cercano, y cualquier descuido podría acarrear un accidente lamentable.
A las 12:40 de la tarde apareció el prisionero en lo alto de la escalinata de la Audiencia. Estaba junto a otros presos, fuertemente custodiado, aunque sin esposas. Ello facilitaría el rescate.
De modo resuelto, González Coro y Raulín avanzan pistola en manos hacia el grupo, en tanto que El Magnífico, percatado de la situación, entabla un breve forcejeo con uno de los guardias y lo desarma. Algunos de los presos, en la confusión, escapan.
Los tres hombres se retiran hacia el auto, desde donde Dreke dispara su ametralladora. De pronto, con su pistola en alto, aparece Roberto Fleites. Por un instante confunde a sus propios compañeros, pero, reconocido por estos, se unió a ellos en el combate. Días más tarde, cayó heroicamente en la toma del Escuadrón 31, durante la Batalla de Santa Clara.
Todos los atacantes logran llegar al vehículo, cuyo motor mantiene encendido Osvaldo Ramírez, listo para partir. Al montar González Coro, una bala enemiga le hace saltar como tocado por un rayo. Sintiéndose mortalmente herido, exclamó: «Me han matado, pero la misión se cumplió», y tomando la mano del amigo rescatado, le susurró: «Flaco, ya estás con nosotros».
Por su parte, Dreke reacciona con rapidez y ordena al chofer dirigirse a Minas Bajas, donde dejan al herido bajo el cuidado de Raulín y Joaquín, mientras él y Guillermo Anido, El Búho, volaban en el carro guiado por Ramírez, en busca de un médico.
Todo resultó infructuoso. La bala destrozó el hígado al combatiente, cuyo cadáver recibió los honores correspondientes a un comandante muerto en combate, grado al que fue ascendido póstumamente.
En Güinía de Miranda, ya liberado, se dio sepultura al héroe, ante una nutrida manifestación de duelo popular. Un parte de guerra informó por la Radio 6-T-M, del Directorio Revolucionario, la caída del valeroso capitán: «Estamos de luto. Se ha ido un hermano que tanta falta hacía a la Patria.» Contaba al morir 27 años, y había nacido en Minas de Matahambre, en Pinar del Río.
Joaquín Milanés, El Magnífico, fue sancionado por delitos comunes después del triunfo de la Revolución, y por buena conducta recobró más tarde la libertad. Antes de morir, tuvo la satisfacción de recuperar sus medallas y títulos honoríficos.

Fuente