Ramón Grau San Martín

Ramón Grau San Martín
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Presidente de la República de Cuba

Presidente de la República de Cuba
1 de junio de 1944 - 1 de junio de 1948
VicepresidenteRaúl de Cárdenas Echarte
PredecesorFulgencio Batista
SucesorCarlos Prío Socarrás
Presidente de la República de Cuba
4 de septiembre de 1933 - 15 de enero de 1934
PredecesorPentarquía
SucesorCarlos Hevia (provisional)
Datos Personales
NombreRamón Antolin Eulogio Grau San Martín
Nacimiento13 de septiembre de 1882
La Palma, Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento28 de julio de 1969
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
EducaciónDoctor en Medicina
Alma materUniversidad de la Habana
OcupaciónPolítico, médico y profesor universitario
Partido políticoPartido Revolucionario Cubano (Auténtico)

Ramón Grau San Martín. Médico y político cubano. Ocupó la máxima magistratura de Cuba dos veces durante la república neocolonial. Encabezó el llamado Gobierno de los Cien Días, en que firmó las medidas revolucionarias propuestas por Antonio Guiteras, quien desde la Secretaría de Gobernación la impulsó adopción de la jornada laboral de ocho horas, el derecho de las mujeres al sufragio, rebajas de los alquileres de viviendas, de las tarifas eléctricas y telefónicas, y otras reformas sociales que beneficiaron a los sectores más humildes de la población. Fue electo para un segundo mandato (1944-1948) se caracterizó por el soborno, la especulación, la corrupción y el surgimiento del gansterismo para reprimir al movimiento obrero.

Trayectoria

Nació el 13 de septiembre de 1882 en La Palma, Pinar del Río. Graduado de médico en 1908, obtuvo la Cátedra de Fisiología de la Universidad de La Habana en 1921. En 1930 se unió a los estudiantes en la lucha contra el dictador Gerardo Machado, por lo que estuvo recluido en el Castillo del Príncipe y posteriormente en el Presidio Modelo de Isla de Pinos entre los años 1931 y 1932.

Tras una amnistía partió hacia Miami, y allí fue uno de los fundadores de la Junta revolucionaria.

Al caer la tiranía de Gerardo Machado, el 12 de agosto de 1933, se dispuso a regresar para incorporarse a sus actividades científicas y docentes. Fue uno de los firmantes de la Proclama al Pueblo de Cuba del golpe del 4 de septiembre de 1933 e integró el llamado gobierno de la Pentarquía, designado por la denominada Agrupación Revolucionaria de Cuba.

Gobierno de los Cien Días

El 10 de septiembre, se desintegró la pentarquía y asumió la presidencia de la República, constituyendo un gobierno conocido después como de los Cien Días, cuyas medidas populares y progresistas se debieron a la ejecutoria de Antonio Guiteras. Presidido por Ramón Grau San Martín este gobierno se caracterizó por la manifestación de tres corrientes político-ideológicas diferentes y que motivó que fuera un gobierno realmente muy contradictorio debido precisamente, a la manifestación de esas tres posiciones, las cuales fueron las siguientes:

  • Una posición titubiante y demagógica representada por Grau San Martín el cual prometía y no cumplía con lo prometido.


  • Una posición reaccionaria y pro-imperialista, representada por Fulgencio Batista en su condición de jefe del ejército que estaba dispuesto a reprimir sangrientamente cualquier manifestación de las fuerzas revolucionarias que estaban dispuestas a continuar la Revolución y solucionar los problemas que afectaban a la población.


  • Una posición de izquierda y antimperialista que quería llevar a cabo las demandas populares encabezada por Antonio Guiteras que ocupaba el cargo de Secretario de Gobernación, Marina y Ejército.
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Grau y Batista se abrazan tras el movimiento del 4 de septiembre de 1933

Durante los casi 4 meses que se mantuvo en el poder el llamado Gobierno de los Cien Días se produjeron constantes pugnas entre los simpatizantes de estas tendencias, tratando cada una de ellas lograr la hegemonía.

Otra de las características de este gobierno es que por iniciativa de Guiteras el gobierno adoptó medidas que tuvieron mucho arraigo popular destacándose entre ellas las siguientes:

  • La implantación de la jornada laboral no mayor de 8 horas en todo el país.
  • La asignación de un salario mínimo a cada trabajador. (En el caso de los trabajadores industriales se estipuló el mínimo de un peso y de los agrícolas a 80 centavos)
  • La nacionalización de la Compañía Cubana de Electricidad que era de propiedad norteamericana y mantenía altas tarifas de cobro de la electricidad.
  • La rebaja de las tarifas eléctricas a la población hasta un 45.
  • Legalización de los sindicatos.
  • Creación de la Secretaría de Trabajo, que debía velar fundamentalmente porque se cumpliera la legislación social y se resolvieran con justicia los conflictos entre los trabajadores y los patronos.
  • La disolución de los partidos políticos que cooperaron con la tiranía machadista y la confiscación de sus bienes.
  • Rebaja de los precios de los artículos de primera necesidad.
  • Otorgamiento de la autonomía universitaria.
  • Establecimiento de un sistema de seguros y retiros para los obreros.
  • Proyectos de colonización de áreas rurales improductivas y de repartición de tierras a los campesinos que no poseían.

Otra característica de este contradictorio gobierno fueron las sangrientas medidas represivas que se tomaron contra toda manifestación de descontento popular que se produjeron como fueron mítines, huelgas y manifestaciones.

El 29 de septiembre de 1933 fue cruelmente reprimida la manifestación que pacíficamente acudió al entierro de las cenizas de Julio Antonio Mella, en la cual fue asesinado el niño pionero Paquito González de sólo 13 años de edad por las fuerzas represivas comandadas por Batista.

Se considera que en aquellas circunstancias el Partido Comunista no supo distinguir las diferencias existentes entre las tres corrientes que se manifestaban dentro del Gobierno de los Cien Días y por lo tanto, no pudo analizar adecuadamente el papel revolucionario que desempeñaba en el gobierno, Antonio Guiteras lo que impidió trabajar por lograr la unidad revolucionaria de todas las fuerzas progresistas que trataban de llevar hacia delante la Revolución democrática, agraria y antimperrialista.

Los partidos burgueses tradicionales y la oficialidad superior del ejército excluidos del gobierno y afectados por sus medidas, también se opusieron a este y, por otro lado, el gobierno norteamericano tampoco lo reconoció y comenzó a amenazar con llevar a cabo una intervención militar.

Posteriormente, para no tener que intervenir directamente, los norteamericanos se pusieron de acuerdo con Batista para que este llevara a cabo un nuevo golpe militar, el cual se efectuó el 15 de enero de 1934 poniéndose fin así de esa forma, al Gobierno de los Cien Días. Fue finalmente derrocado por el embajador de los Estados Unidos, Jefferson Caffery —cuyo gobierno nunca lo reconoció al calificarlo de comunista— y el ambicioso Fulgencio Batista, ya con el grado de coronel y jefe del ejército; era el 15 de enero de 1934.

Exilio

Al producirse el golpe militar contrarrevolucionario Grau, Carlos Prío y otros miembros del DEU asumieron una posición cobarde y no ofrecieron resistencia, mientras que Antonio Guiteras pasó a la clandestinidad con el objetivo de reorganizar el movimiento revolucionario. Cinco días después, Grau partió hacia México para instalarse posteriormente en Miami. Bajo sus indicaciones, sus seguidores en Cuba crearon el comité gestor del futuro Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) , por el que se introdujo nuevamente en la política.

En Diciembre de 1938 regresó a Cuba y resultó electo delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, presidiendo sus sesiones durante cierto tiempo, mientras su bloque político fue mayoritario.

Presidencia de la República

Fue presidente constitucional de la República, desde el 10 de octubre de 1944 hasta el 10 de octubre de 1948. Su programa de corte reformista, revolucionario en teoría, nunca fue llevado a la práctica, ni siquiera con sus limitaciones, y solamente quedó expresado en la demagogia verbal. En su mandato creció la corrupción administrativa y el gangsterismo hasta límites insospechados. También desató una violenta represión contra el movimiento obrero y campesino.

En aquel ambiente pletórico de escandalosas actividades delictivas se inscribió el ocurrido el 26 de marzo de 1946, hecho que ha pasado a la historia cubana como el “Robo del brillante del Capitolio”. A catorce meses de la sustracción, en el despacho presidencial de Grau se produjo una escena realmente extraordinaria. El mandatario les anunció a los presentes que la joya robada en el Capitolio había aparecido “misteriosamente” en su mesa de trabajo. Grau, interrogado por los allí congregados, insistió que todo había transcurrido de forma anónima y concluyó el espectáculo con una sonrisita enigmática.

La prensa se escandalizó y abundaron las interpretaciones de lo sucedido. Muchos dieron por seguro que el ministro de Educación, José Manuel Alemán, había recuperado el brillante pagando 5 000 pesos por él para ponerlo de inmediato en manos de su protector y amigo: Ramón Grau San Martín. Ambos, se hizo notar entonces, se habían reunido en el despacho del Presidente poco antes del anuncio hecho por el mandatario.

Oposición a Batista

Durante la segunda dictadura de Batista (1952-1958), fue aspirante a la presidencia en dos ocasiones en las amañadas elecciones organizadas por la dictadura pra legitimarse.

El 14 de diciembre de 1953, el expresidente Grau, haciéndole el juego electoral Batista declaraba que "hasta sin ley electoral participaría en los comicios"[1]. Grau esperaba capitalizar a su favor la antipatía general que el país sentía por Fulgencio Batista al concurrir como candidato único de la oposición.

Batista se presentaba como candidato de los cuatro partidos que habían apoyado el golpe de estado del 10 de marzo: Acción Democrática, Liberal, Demócrata y Radical. Los comunistas no podrían participar en las elecciones por la negativa del Tribunal Supremo Electoral de inscribir el Frente Unido Nacional, nuevo partido bajo el que se agrupaban los ilegalizados marxistas cubanos[1]; los ortodoxos y los auténticos (en sus dos vertientes: los seguidores de Prío y de Aureliano) optaban por el retraimiento electoral ante la falta de garantías.

Así y todo, el Partido de Grau era tan débil que durante el período afiliatorio del 14 al 28 de febrero de 1954 no pudo obtener el 4 % del electorado. El Consejo de Ministros le salvó aplicando a la carrera el llamado Decreto Remache que consagró la participación en las elecciones de todos los partidos que habían participado en la reorganización de 1953 - 1954 aunque no hubieran obtenido el mínimo requerido de afiliaciones para su oficialización. Batista no deseaba concurrir como candidato único y Grau era el único que que se prestaba a hacerle el juego electoral.

Grau cerró su campaña a finales de octubre en Santiago de Cuba. El expresidente se había visto muy beneficiado por algunas campañas de voto negativo contra Batista, como la desarrollada por el Partido Socialista Popular. El día 31 de ese mes, ante las cámaras de la televisión el representante de Grau ante el Tribunal Supremo Electoral, Olba Benito denunció la ola de persecuciones y violencia desatada a lo largo de la Isla contra los simpatizantes de la candidatura de Grau y otros elementos antibatistianos. En un viraje de último minuto, Grau se sumó a la corriente abstencionista.

De esa forma Batista concurrió como candidato único de las elecciones presidenciales de noviembre de 1954 y resultó electo con 1 262 587 votos, la más alta cifra de la historia de las elecciones de la República de Cuba[1]. El Consejo Consultivo fue disuelto el 27 de enero de 1955 y el 28 de enero se inició la nueva legislatura del Congreso de la República recién electo. Los seguidores de Grau, demostrando gran oportunismo político, desoyendo las instrucciones de retraimiento de Grau y a pesar de casi no haber sido votados en las elecciones, ocuparon 16 asientos en la Cámara de Representantes y 16 (los que por Ley correspondían a la minoría) en el Senado.

Llamó entonces Grau a boicotear la integración de un Congreso electo en condiciones tan espurias, orientando a los legisladores auténticos el abstenerse de tomar posesión de sus cargo, pero sólo los senadores electos Francisco Grau Alsina y José Miguel Morales acataron sus órdenes; el resto tomó posesión de sus cargos. El intento del expresidente de colocar una ofrenda floral ante el monumento a José Martí en el Parque Central de La habana, como acto de desagravio en su natalicio, fue impedido por la Policía Nacional, que acordonó su residencia de la 5ta Avenida de Miramar y no le permitió salir[1].

Muerte

Falleció el 28 de julio de 1969 en la Ciudad de La Habana.

Referencias

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 Mencia, Mario. La Prisión Fecunda. Editora Política. La Habana. Cuba. 1980

Fuentes