René de la Cruz

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René de la Cruz Solares
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Actor de cine, la radio, televisión y teatro
NombreRené de la Cruz Solares
Nacimiento2 de enero de 1931
Banao, Sancti Spíritus, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento26 de junio del 2007
Hospital Calixto García, La Habana
Causa de la muerteVíctima de una larga y penosa enfermedad denominada Cáncer
Residenciacubana
Nacionalidadcuba
Conocido porJulito el Pescador
Notas
René de la Cruz Solares ha muerto dejándonos eternamente vivo su recuerdo y una obra artística de fina raigambre popular. Su manera de ser y sentir, tan distante del artificio o la pedantería, le abrió los corazones del pueblo cubano, que lo identificó y lo arropó de inmediato como a uno de los suyos. No podía ser de otra manera. Adiós a un gran actor y ser humano que se ha ido, pero su personaje de Julito el Pescador vivirá por siempre en el imaginario colectivo de cada cubano
René de la Cruz Solares ha muerto dejándonos eternamente vivo su recuerdo y una obra artística de fina raigambre popular. Su manera de ser y sentir, tan distante del artificio o la pedantería, le abrió los corazones del pueblo cubano, que lo identificó y lo arropó de inmediato como a uno de los suyos. No podía ser de otra manera. Adiós a un gran actor y ser humano que se ha ido, pero su personaje de Julito el Pescador vivirá por siempre en el imaginario colectivo de cada cubano

René de la Cruz Solares. Este actor cubano fue una figura constante en el cine, la radio, televisión y teatro de la isla, en los que descolló por interpretaciones fuertes, como la del agente de la inteligencia cubana "Julito El pescador" que quedó en el imaginario popular.

Síntesis biográfica

Infancia y juventud

René de la Cruz Solares abrió sus ojos por primera vez en la vida en un pueblecito llamado Banao, Sancti Spíritus, en medio del campo, donde se hunden en lo profundo las raíces de lo nuestro, nació el 2 de enero de 1931, en una familia muy pobre. Queda huérfano de madre cuando cumplió un año y de padre al cumplir seis, fue criado por una hermana. Una vida nada fácil —confesó a un periodista:

He sido así, un cubano nato, del campo, pobre, miserable, descalzo, huérfano… En eso no tengo que imitar a nadie.

Como tantos jóvenes campesinos en épocas de penuria, emigró a La Habana en busca de un futuro mejor. Detrás quedaban las agotadoras labores del campo, realizadas siempre, con un poquito de camisa, un poquito de pantalón… nunca con zapatos. Quien tocó entonces a las puertas de una tintorería habanera, buscando trabajo, era un campesino que jamás dejó de serlo. Pero llevaba en sí las angustias tempranas de la existencia y un ansia de superación que ya no lo abandonaría. Vino, como decimos los cubanos, como él mismo hubiese dicho: «para comerse al mundo».

Vida artística

Con Solo 15 años emprendió, como muchos guajiros desamparados, en camino de La Habana, para probar suerte y tratar de ayudar a la familia. Consiguió empleo en una tintorería y en breve tiempo aprendió el caliente oficio de planchador.

Pero eso no era lo suyo. Lo suyo él no lo supo hasta que una noche, el hermano del dueño del taller, que era actor de la radio, lo invitó a que lo acompañara para que viera cómo se hacía un programa. Y el Cupido del éter lo flechó. Sintió amor a primera vista por la actuación, y con tan buen pie que a la semana siguiente, en la misma COCO, faltó un actor y el director del espacio "Secretos de aquí y de allá" le dijo que tomara el libreto y leyera aquellos pequeños "bocadillos".

Con solo un segundo grado y malo, pues lo había aprendido en una escuelita rural de esas que casi nunca tenían maestros, y sinceramente que casi no sabía ni leer ni escribir. Pero memorizo lo que tenía que decir, y al final hasta lo felicitaron y desde entonces le propusieron un papel fijo en aquel programita. Así se hizo actor este hombre de baja estatura, piel quemada por el sol, de rostro feo y con voz nada agradable, pero que a fuerza de talento y mucho más de pasión y entrega, se convirtió en imprescindible a la hora de seleccionar entre los mejores. Se inició artísticamente en la radio, en la Década del 50, y posteriormente pasó a la televisión.

Trabajó en casi todas las emisoras existentes en época. Después de la radio vino el teatro, la TV y el cine. En su criterio, en el teatro es donde se forman los verdaderos actores, por el contacto directo con el público y por repetir una y otra noche, en escena, el mismo personaje, al cual se va puliendo hasta convertirlo en un diamante. Su arte lo mostró en el Teatro de la Artística Gallega, en el del Palacio de Bellas Artes, en el del Tercer Mundo, en el Bertolt Bretch, en el Irrumpe y en el Conjunto Dramático Nacional. Memorables son sus interpretaciones en Andoba, el Carillón del Kremlin, Réquiem por Yarini, La Barbacoa y Cañaveral.

En el cine cubano también dejó su huella, con Memorias del subdesarrollo, El brigadista, El corazón sobre la tierra, Baraguá, Realengo 18 y Papeles son papeles y Nuestro hombre en La Habana, hasta el punto de alzarse con el Premio al Mejor Actor en el Festival de Cartagena, en 1990. La TV nos trajo a casa a René de la Cruz en Aventuras, telenovelas y en el clásico "En silencio ha tenido que ser", en cuya primera parte descolló tanto que el guionista y el director prepararon de inmediato la segunda: Julito el pescador, en la cual compartió con su querida "Flaca", su amiga y hermana Consuelito Vidal.

Para encarnar a este personaje, agente de los órganos de la Seguridad del Estado, René tuvo que relacionarse en el poblado habanero de Santa Cruz del Norte con Leonilo Juan Saíz Hernández, el verdadero Julito el pescador, quien le enseñó pacientemente cómo preparar la carnada, lanzar los sedales, remar y subir un tiburón al bote.

René recuerda una mañana en que salieron juntos a navegar, y a un tiburón se le ocurrió pegarse al anzuelo, y él, del susto, gritó: "¡Pariente, saca esto pal bote, que es un tiburón…!" Julito, tranquilamente sentado en la popa de la pequeña embarcación, le respondió con toda la naturalidad del mundo: "¡Oye, Pariente, ahora Julito eres tú, así que resuelve como puedas…!" Y René subió el tiburón al bote, porque ya era y será para siempre Julito el pescador, ese humilde hombre que nos hizo sonreír y llorar y apretar los puños en más de una noche de esas en que no queríamos que la serie terminara, como no queremos ahora que René de la Cruz nos deje con su Distinción por la Cultura Nacional.

Muerte

Falleció en la madrugada del 26 de junio del 2007, en La Habana.[1]


Obras

Algunas actuaciones para el Teatro

  • Los días de la comuna
  • La panadería
  • La risible y trágica ascensión de Rubén Acíbar y su ejemplar caída
  • El rojo y el pardo
  • Los amaneceres son aquí apacibles
  • La tragedia optimista
  • Ernesto
  • Ha muerto una mujer
  • El premio
  • El carillón del Kremlin
  • Andoba
  • Reacción en cadena
  • El escache o El tiro por la culata
  • Humboldt y Bolívar
  • La barbacoa

Como Director Artístico

Como guionista

Filmografía

Premios

  • Premio Catalina de Oro.
  • Premio al Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, en 1990
  • Premio Nacional de la Televisión, por la obra de toda una vida, en el 2006
  • Premio Nacional de Teatro, en el 2007.

Referencias

Fuentes