Diferencia entre revisiones de «Síndrome de deterioro intelectual»

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'''Síndrome de deterioro intelectual.''' El deterioro intelectual implica una declinación del funcionamiento cerebral y en especial de las capacidades para procesar (pensamiento abstracto) y para recordar ([[memoria]]). Coincide con otras definiciones en darle un enfoque sindromático del problema del deterioro cerebral, empleándolo como un término meramente operativo.
 
'''Síndrome de deterioro intelectual.''' El deterioro intelectual implica una declinación del funcionamiento cerebral y en especial de las capacidades para procesar (pensamiento abstracto) y para recordar ([[memoria]]). Coincide con otras definiciones en darle un enfoque sindromático del problema del deterioro cerebral, empleándolo como un término meramente operativo.
  
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Tiene una particularidad, además del deterioro de las funciones cerebrales superiores, en su evolución, la conciencia permanece íntegra. El curso es progresivo, ocasionalmente reversible, no sólo se acompaña de cambios en la personalidad y/o estado emocional, sino que además interfiere con las actividades de la vida diaria, laborales y sociales del individuo.
 
Tiene una particularidad, además del deterioro de las funciones cerebrales superiores, en su evolución, la conciencia permanece íntegra. El curso es progresivo, ocasionalmente reversible, no sólo se acompaña de cambios en la personalidad y/o estado emocional, sino que además interfiere con las actividades de la vida diaria, laborales y sociales del individuo.
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==Otros trastornos parecidos==
 
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*[[Síndrome de Down]]
 
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*[[Síndrome de Klinefelter]]
 
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==Fuentes==
 
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* Erkinjuntti T, Wikström J, Palo J, Autio L. Dementia among medical in patients. Evaluation of [[2000]] consecutive admissions. Ar ch Intern Med 1986; 146: 1923.1926.
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* Erkinjuntti T, Wikström J, Palo J, Autio L. Dementia among medical in patients. Evaluation of [[2000]] consecutive admissions. Ar ch Intern Med 1986; 146: [[1923]].[[1926]].
 
* Henderson AS. The epidemiology of Alzheimer’s disease.BR Med Bullo [[1986]]; 42 (1): 3-10.
 
* Henderson AS. The epidemiology of Alzheimer’s disease.BR Med Bullo [[1986]]; 42 (1): 3-10.
 
* Gutiérrez L. Grupo de Consenso sobre el Síndrome de Deterioro Intelectual y Padecimientos demenciales. Consensos Fundación Mexicana para la Salud. [[1996]]. [[México]], D.F.
 
* Gutiérrez L. Grupo de Consenso sobre el Síndrome de Deterioro Intelectual y Padecimientos demenciales. Consensos Fundación Mexicana para la Salud. [[1996]]. [[México]], D.F.
* Bermejo F. Demencias. En: Codina-Puiggros (eds). Tratado de neurología. Madrid, España: Editorial El Libro del Año, [[1994]]; cap 32: 421-437.
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* Bermejo F. Demencias. En: Codina-Puiggros (eds). Tratado de neurología. [[Madrid]], [[España]]: Editorial El Libro del Año, [[1994]]; cap 32: 421-437.
  
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Síndrome de Deterioro intelectual
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Síndrome de deterioro intelectual.jpg
Clasificación:Síndrome de Origen Genético
Forma de propagación:No se propaga. Implica una declinación del funcionamiento cerebral y en especial de las capacidades para procesar (pensamiento abstracto) y para recordar (memoria).

Síndrome de deterioro intelectual. El deterioro intelectual implica una declinación del funcionamiento cerebral y en especial de las capacidades para procesar (pensamiento abstracto) y para recordar (memoria). Coincide con otras definiciones en darle un enfoque sindromático del problema del deterioro cerebral, empleándolo como un término meramente operativo.

Introducción

En todo el mundo se ha observado un incremento en la incidencia de enfermedades que tienen un denominador común “Deterioro intelectual”. Los resultados observados para determinar la fisiopatología de este proceso, la asocian con una pérdida de la acetilcolinesterasa, reducción de la concentración de noradrenalina y 5 hidroxitriptamina (5-HT) en corteza de hipocampo.

En este artículo se analizan los criterios diagnósticos y las pautas de tratamiento, así como el pronóstico de estos enfermos, el cual es variable, dependiendo de la progresión de los síntomas, señalando una supervivencia de hasta 15 años entre el inicio de los síntomas y la muerte, originada principalmente por procesos infecciosos metabólicos o de desnutrición asociados, todo esto con la repercusión económica, familiar y social que ello representa.

En los últimos años se ha observado un incremento en el promedio de vida de la población en general en todo el mundo; lo que conlleva a un aumento proporcional en la incidencia de enfermedades que tienen un denominador común: “deterioro intelectual”.

En México, existen pocos estudios encaminados a documentar, la incidencia o prevalencia de las enfermedades que condicionan deterioro intelectual; sin embargo, en Estados Unidos de Norteamérica, aproximadamente el 15% de los individuos de más de 65 años cursan con alguna forma adquirida de pérdida de la función cognitiva.

Existen informes sobre la incidencia de demencia moderada y severa que señalan que es de 9.1% en el grupo de edad de hasta 54 años, de 10% entre los sujetos de 55 a 64 años y de un 31% en personas mayores de 85 años de edad.

Padecimientos resultantes de deterioro intelectual

Enfermedadde Alzheimer

Se ha precisado que de una población de 260 millones de personas, aproximadamente 4 millones de individuos tienen enfermedad de Alzheimer. En 1996, a través de la Fundación Mexicana para la Salud (FUNSALUD), se integra un Grupo sobre el Síndrome de Deterioro Intelectual y Padecimientos Demenciales (GRUCONSDI), con la finalidad de proponer una serie de recomendaciones prácticas de diagnóstico y tratamiento, dirigidas a médicos que no son expertos en estos padecimientos y adecuadas para la población mexicana.

Siendo una entidad, para la que no hay aún en nuestro medio uniformidad en su definición, epidemiología, criterios diagnósticos y tratamiento, se presentan los conceptos actuales de estos aspectos, con el fin de hacer una racionalización de los recursos médico asistenciales y un adecuado tratamiento de estos pacientes.

Demencia

La demencia, una de las principales enfermedades que denota mayor deterioro intelectual, etimológicamente significa “ausencia de pensamiento”; sin embargo, en la actualidad también se cataloga como un síndrome.

Tiene una particularidad, además del deterioro de las funciones cerebrales superiores, en su evolución, la conciencia permanece íntegra. El curso es progresivo, ocasionalmente reversible, no sólo se acompaña de cambios en la personalidad y/o estado emocional, sino que además interfiere con las actividades de la vida diaria, laborales y sociales del individuo.

Características principales de la demencia El trastorno predominante de la demencia es el deterioro de la memoria, que se acompaña de la alteración de dos o más funciones psicológicas, que puede incluir lenguaje, praxias, gnosias, capacidad de abstracción, juicio y conceptualización.

El deterioro intelectual observado en estos enfermos, aparece con una graduación constante, que va desde una alteración leve, mínima, hasta el deterioro intelectual absoluto; y concretar las principales características implicadas en la demencia:

  • Deterioro intelectual global, que conlleva a un deterioro o desadaptación social,
  • Tiene un fondo orgánico,
  • Mantiene preservación del nivel de conciencia o mejor del estado de vigilia-sueño.
  • Puede ser potencialmente reversible.

Tipos de demencias Se han descrito cerca de 100 causas de demencias; sin embargo, podemos distinguir dos tipos genéricos:

  • Demencias primarias: Las primarias (demencias degenerativas) son ocasionadas por enfermedades neurológicas difusas, de carácter lentamente progresivo y de naturaleza degenerativa, por su frecuencia destaca la enfermedad de Alzheimer.
  • Demencias secundarias: Las secundarias son las ocasionadas por enfermedades focales o multifocales, de etiología o fisiopatología conocida, o bien por procesos sistémicos (demencia vascular multiinfartos, infecciones, hidrocefalia, neoplasias, metabólicas, carenciales, tóxicas, traumáticas, desmielinizantes y psiquiátricas). Para fines prácticos, en nuestro medio predominan dos tipos de demencias: la enfermedad de Alzheimer (denominada también como demencia senil y presenil) y la demencia vascular multiinfartos.

Etiología Y Fisiopatogenia La etiología aún permanece incierta. Se han encontrado, sin embargo, algunos factores relacionados a la etiopatogenia de la demencia, destacando la predisposición genética; aunque no ha sido posible establecer un patrón de herencia específico, hasta en un 30% de los casos, posiblemente se debe a una susceptibilidad autosómica dominante.

Se han relacionado sobre todo a la enfermedad de Alzheimer, alteraciones cromosómicas, los cuales codifican una proteína precursora de amiloide (cromosoma) que se interviene en la patogénesis de la demencia; presenilinas (cromosomas 14 y 1), proteínas de las cuales aún no se determina su función, pero se asocian al síndrome de deterioro intelectual y alteraciones en el cromosoma 19, en el cual se ha encontrado un factor genético que se relaciona a una mayor susceptibilidad para desarrollar enfermedad de Alzheimer.

Fisiopatología del deterioro intelectual

Se han realizado múltiples estudios encaminados a determinar la fisiopatología del deterioro intelectual. Los resultados observados señalan que existe una atrofia cortical frontotemporal de los hemisferios cerebrales, reducción en el número de las neuronas y placas de material amiloide.

Bioquímicamente, se asocia a una pérdida de la acetilcolinesterasa, reducción de la concentración de noradrenalina y 5 hidroxitriptamina (5-HT) en corteza de hipocampo, además de pérdida de receptores para 5-HT, relacionados estos últimos con los síntomas no cognitivos de la demencia (agresión, depresión, etcétera).

Cuadro clínico

Es muy raro que la demencia se presente en pacientes jóvenes. Se sabe que su incidencia aumenta después de los 40 años de edad, con un pico máximo entre los 70 a 75 años de edad.

La mayor parte de los enfermos con deterioro intelectual, generalmente padecen de demencia y, de éstos, tal vez predomine la enfermedad de Alzheimer, sin olvidar que pueden existir causas potencialmente reversibles, donde el tratamiento es vital una vez detectadas.

El consenso propone una lista de cotejo de los síntomas relacionados al deterioro intelectual. Tomando en consideración que el cuadro clínico puede variar.

Clasificación del Síndrome de deterioro intelectual

El síndrome de deterioro intelectual se ha clasificado en tres:

  • Agudo, cuando se desarrolla de días a un mes.
  • Subagudo, cuando la evolución es de uno a seis meses.
  • Crónico, cuando el curso del deterioro intelectual sobrepasa los seis meses de evolución.

Diagnóstico

Evidentemente debe ser clínico. La importancia de un diagnóstico oportuno y preciso radica en poder detectar causas potencialmente reversibles del deterioro intelectual. La historia clínica debe ser relevante y primordial para evaluar alteraciones en la capacidad intelectual, en especial la memoria y la capacidad para el desempeño de sus actividades, tanto cotidianas en el hogar, como laborales y sociales.

Dentro del interrogatorio, se debe puntualizar los antecedentes familiares y personales; y en la exploración física, los datos importantes tendientes a evidenciar factores presdisponentes o etiológicos del síndrome de deterioro intelectual.

No debe omitirse un excelente y adecuado examen neurológico, lo más ordenado y completo posible, con la finalidad de encontrar cualquier dato específico que indique algún signo o déficit focal motor, sensorial o alteraciones en las funciones mentales superiores, relacionadas con el síndrome de deterioro intelectual (agnosias, apraxias, retraso mental, etcétera).

Es claro que la evaluación clínica tiene un fin, no sólo la evaluación del deterioro intelectual, sino también su repercusión funcional, en particular su funcionamiento social, laboral y familiar. Para ello, se han desarrollado una serie de pruebas clínicas que permiten la evaluación del deterioro intelectual a través del Examen Mínimo Mental (Mini Mental Status).

Para su correcta evaluación, se deben tomar en cuenta la edad del paciente y el nivel educativo, factores importantes que influyen en la manera de responder. Estas pruebas son aplicables en otros países con buenos resultados; sin embargo, en el nuestro esto resulta difícil y más cuando se aplican a un nivel de atención primaria, sin confiabilidad y seguridad de médicos especialistas 25 o psicólogos.

Con el fin de precisar necesidades terapéuticas y asistenciales de los enfermos, se plantea lo que puede ser necesario e importante para médicos no expertos en el tema, los exámenes clinimétricos de tamizaje, adecuados para la población mexicana, adaptándolo para su fácil aplicación en un mínimo de tiempo (10 minutos), recomendando que una puntuación inferior a 23 sugiere deterioro leve, mientras que una puntuación inferior a 17 denota un deterioro grave.

Es necesario pegarse a las instrucciones señaladas ya que, a pesar de las adaptaciones, los resultados pueden verse alterados por las diferencias étnicas, alteraciones o déficit urológicos focales.

Como se ha señalado con anterioridad, muchos de los exámenes de laboratorio y/o gabinete son costosos y de difícil accesibilidad para los médicos de primer o segundo nivel de atención; su realización se debe hacer en forma sistematizada y objetiva que, bien orientada, puede ser relevante para encontrar la etiología de las demencias. Los estudios se clasifican en aquellos que tienen una indicación rutinaria, que tienen una indicación precisa, y en aquellos que sólo se realizarán en casos excepcionales.

Los primeros pueden estar al alcance de los médicos de primer contacto y los últimos se reservan para médicos especialistas o para un nivel de atención más avanzado.

La [[biopsia[[ que es el “gold standard” para el diagnóstico definitivo, no es un recurso diagnóstico sencillo; de ahí que muchos de los hallazgos histopatológicos son generados por autopsias. Por ello, dentro de los estudios paraclínicos, destaca el papel de la neuroimagen en los enfermos con demencia.

Actualmente se tiene bien definido la utilidad de la tomografía axial computada y de la imagen por resonancia magnética de cráneo para detectar la atrofia y las lesiones estructurales; ambas son auxiliares para detectar posibles causas secundarias de demencia, con la ventaja de que la imagen por resonancia magnética es más sensible para detectar lesiones pequeñas o no visibles en la tomografía axial computada (infartos lacunares).

Han surgido nuevas opciones de neuroimagen, la tomografía por emisión de positrones (PET) y la tomografía computada por emisión de fotón único (SPECT), orientadas para evaluar desde el punto de vista funcional al cerebro, específicamente el metabolismo neuronal de la glucosa y flujo sanguíneo.

Son de utilidad para la evaluación de la demencia primaria, sobre todo la enfermedad de Alzheimer en estadios tempranos, teniendo la ventaja el PET por su mejor resolución, pero menos difundido su uso que el SPECT.

Otros trastornos parecidos

Existen trastornos con los cuales la demencia debe diferenciarse.

  • Síndrome confusional agudo.
  • Defectos neuropsicológicos focales (ambos con fondo orgánico).
  • Procesos psiquiátricos propiamente dichos (pseudodemencias).

No es frecuente la coexistencia de estos trastornos y el síndrome demencial; por lo que el diagnóstico diferencial resulta casi siempre difícil y complicado dado lo progresivo de la demencia, que suele modificar y agregar nuevas anomalías.

Síndrome confusional

El síndrome confusional agudo (también conocido como delirium) se establece en cuestión de horas, predominando los trastornos asociados a la capacidad de atención y pensamiento, asociándose a pseudopercepciones (ilusiones), ligados a alteraciones en el ciclo vigilia-sueño y cambios en la conducta, incluso con signos de hiperactividad simpática.

Cuadro clínico

El cuadro clínico tiene la peculiaridad de ser fluctuante, en forma aguda y rápida, sobre todo en relación al ciclo vigilia-sueño; obedece a una alteración en el metabolismo neuronal, ocasionado por enfermedades cerebrales o de otros sistemas, pero también como resultado de agentes tóxicos, farmacológicos.

Es importante destacar que, cuando se corrige la causa, el síndrome revierte. En nuestro medio, tal vez lo más trascendente sea el diferenciar si el trastorno de la memoria es el resultado del proceso de envejecimiento normal o forma parte del síndrome demencial.

Inteligencia cristalizada

Es la inteligencia representativa de la experiencia o conocimiento adquirido al expresado a través del lenguaje; mientras que la inteligencia fluida es la capacidad para la manipulación de la información (evaluada a través de las habilidades).

La gente, en condiciones normales a través del proceso de envejecimiento, mantiene un nivel de inteligencia cristalizada hasta los 70 años de edad; después de la cual empieza a declinar ligeramente o incluso puede incrementarse (memoria episódica o autobiográfica); sin embargo, la inteligencia fluida alcanza un pico máximo hacia los 2 0 años de edad y posteriormente declina en forma progresiva, de ahí que a los 60 años de edad las habilidades se ven muy deterioradas.

En la demencia, no sólo hay una disminución de la memoria fluida, sino también de la [[memoria cristalizada]] en forma muy notoria, dependiendo de la severidad. Un síndrome importante con el cual se debe establecer diagnóstico diferencial es la depresión, con el cual la demencia frecuentemente se asocia en etapas tempranas; sólo se debe recordar que la depresión tiene características clínicas más definidas, obviamente con mejor respuesta ante el tratamiento.

Tratamiento para el deterioro intelectual

La atención de los enfermos con deterioro intelectual no sólo debe centrarse en ellos, sino también en todos los familiares y en especial los cuidadores, considerando que el deterioro es progresivo, que conduce al enfermo a una dependencia física y socioeconómica. No existe un tratamiento farmacológico efectivo que revierta o detenga el daño ocasionado por la demencia, sobre todo la de tipo degenerativo o primaria.

En otros casos, como en la demencia vascular multiinfarto, el tratamiento se enfocará hacia la prevención de los factores de riesgo.

El hecho de que no exista un tratamiento específico, no significa que no haya “nada que hacer”; de ahí que se recomienda la identificación y tratamiento de los nuevos problemas clínicos que vayan surgiendo (incontinencia, progresión de los síntomas, etcétera), prevención del estado funcional (rehabilitación), prever un cuidado global y la planeación oportuna de los aspectos asistenciales, con la finalidad de conservar en el mayor tiempo posible la autonomía, mejorar la autoestima y brindar la mejor calidad de vida posible.

Es evidente que se requiere entonces de un equipo de apoyo importante y bien coordinado, en el cual se incluya a expertos de la rehabilitación y de la estimulación, psicoterapeutas, psiquiatras, médicos internistas, neurólogos y geriatras, así como a asociaciones civiles de voluntarios, centros de atención diurna, instituciones de larga estancia, etcétera.

El tratamiento médico se puede enfocar a tratar los síntomas asociados a el síndrome de deterioro intelectual (tratamiento sintomático), mejorar los síntomas cognitivos propiamente dichos, procurar una progresión lenta del síndrome, retardar el comienzo de la enfermedad y a la prevención.

No existe un fármaco efectivo que limite o remita el deterioro intelectual de los enfermos; sin embargo, con el desarrollo actual de algunos fármacos, se pretende interferir con los procesos relacionados con la muerte neuronal o mejorar la función de neurotransmisores remanentes, modificar el metabolismo neuronal en lo referente a la síntesis de proteínas.

El trastorno de la memoria y la pérdida de las habilidades cognitivas son los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer; sin embargo, también llegan a desarrollarse otro tipo de síntomas, como la depresión, agitación, insomnio, ansiedad, etcétera, en un 40% de los casos.5,8 De éstos, la depresión se presenta hasta en un 15 a 20% de los pacientes, por lo que se pueden emplear antidepresivos (inhibidores de la recaptura de la serotonina) con buenos resultados.

En el caso de ansiedad que puede asociarse al síndrome demencial, sobre todo en etapas iniciales, se pueden utilizar dosis pequeñas de lorazepam, alprazolam o buspirona, con lo cual se puede llegar a controlar el síntoma. Una indicación frecuente para la institucionalización de los enfermos.

Es la agitación, para lo cual se pueden emplear neurolépticos del tipo del Haldol gotas, perfenacina, tioridazina, etcétera, con buena respuesta, pero con la desventaja de los efectos colaterales anticolinérgicos principalmente que deben vigilarse. En el caso de insomnio, se puede administrar dosis de difenhidramina o benzodiacepinas de corta acción, empleando estos últimos en forma intermitentepara prever tolerancia o dependencia.

Desde hace dos décadas se han propuesto fármacos que aumentan la función de la acetilcolinesterasa (inhibidores de colinesterasa y agonistas colinérgicos) y, por ende, la función cognoscitiva; se ha observado que mejoran la condición demencial en un 40%, es decir retrasan la progresión en dos años.

Más recientemente se han desarrollado agonistas colinérgicos con acción específica sobre receptores muscarínicos (M1-M4) al observar que estos receptores se encuentran en forma importante a blemas clínicos que vayan surgiendo (incontinencia,nivel de corteza e hipocampo).

A través de diferentes estudios en los que se ha empleado acetil L-carnitina (agente estabilizador de membrana) y L-deprenyl (inhibidor de la monoaminoxidasa), se ha observado una declinación más lenta del curso de la demencia, incremento en la socialización y disminución de los síntomas psiquiátricos; sin embargo, muchos de estos estudios no se han desarrollado en forma más controlada y con una evaluación más a largo plazo.

Recientemente se ha propuesto el uso de estrógenos en pacientes con demencia, considerándolos un factor que puede prevenir la demencia vascular, pues estudios experimentales, han demostrado que aumentan el flujo sanguíneo en las regiones afectadas por enfermedad de Alzheimer, con un efecto directo sobre la función neuronal, no sólo en su preservación, sino también la posible reparación de las neuronas dañadas por los procesos inherentes de la enfermedad. Por supuesto, aún no existen estudios bien controlados que confirmen estas observaciones.

Al igual que agentes antiinflamatorios, vitamina E y C, los estrógenos en la enfermedad de Alzheimer pueden tener un efecto preventivo o al menos retardar su progresión.

Existen una serie de medicamentos propuestos que también mejoran los síntomas cognitivos (pentoxifilina, ginko biloba, cinaricina, vincamicina), los cuales no están bien apoyados por estudios controlados. De hecho, no han sido aprobados por la FDA, por lo que, aunque se emplean en diversos países, no se utilizan en Estados Unidos.

Las principales complicaciones médicas asociadas al síndrome de deterioro intelectual se pueden resumir en los trastornos de la movilidad (caídas, estreñimiento, trombosis venosas, úlceras de decúbito, síndrome de inmovilidad, etcétera), incontinencia urinaria o fecal, trastornos en la alimentación (anorexia, bulimia, alteraciones en la deglución), síndrome convulsivo y complicaciones psiquiátricas (depresión, ansiedad, psicosis, agresividad, agitación, insomnio). El tratamiento será sintomático, psicoterapéutico, de apoyo y orientación familiar.

Se pueden emplear psicofármacos (inhibidores de la recaptura de la serotonina). Especial atención se dará al tratamiento oportuno de los procesos infecciosos; mejor aún será el prevenirlos.

Pronóstico

El pronóstico es variable. Depende de la progresión, de los síntomas y los cuidados generales. Se ha señalado que la supervivencia puede ser hasta de 15 años, entre el inicio de los síntomas y la muerte, originada principalmente por procesos infecciosos, deshidratación o desnutrición.

Numerosos enfermos, afortunadamente, pueden ser cuidados en su domicilio, dependiendo del grado y tiempo de la evolución. Sin embargo, existen una serie de condiciones que pueden tomarse en cuenta para considerar la institucionalización de los enfermos a saber: si la persona enferma es un peligro para sí misma o para otros, excesivo vagabundeo, incontinencia fecal o urinaria, cuando interfiere con el sueño del cuidador, soledad y aislamiento, por la organización de la familia (si la familia es de dos miembros, el enfermo y el cuidador); si la carga de trabajo sobrepasa la capacidad del cuidador, cuando hay maltrato psicológico o físico, si la carga es demasiada para otro miembros de la familia, sobre todo si hay hijos pequeños.

Se proponen diversos criterios diagnósticos que favorezcan la racionalización de los recursos médico asistenciales en la identificación de los pacientes con deterioro intelectual, así como una serie de recomendaciones prácticas de tratamiento y prevención que van dirigidas a los médicos que están involucrados en la atención de estos pacientes.

Lista de cotejo de síntomas de deterioro intelectual

Pérdida de las funciones intelectuales que determinan la desadaptación social o laboral

  • Tiene dificultad creciente para manejar dinero.
  • Tiene dificultad para mantenerse en el tema de una conversación.
  • Olvida con frecuencia apagar los aparatos eléctricos.
  • Tiene dificultad para realizar y concluir adecuadamente tareas o actividades que inicia (lavar ropa, cocinar, etc).

Deterioro de memoria

  • A corto plazo, la persona no puede aprender nueva información.
  • A largo plazo, no recuerda información personal (fecha de nacimiento, ocupación previa, etc.).
  • Se extravía en lugares que son familiares.

Deterioro del pensamiento abstracto

  • Tiene dificultad para entender las preguntas que alguien le hace.

Alteración del juicio

  • Dificultad para planear y organizar lo que se va hacer (con una secuencia lógica).

Trastornos de funciones corticales

  • Afasia
  • Apraxia
  • Agnosia.
  • El sujeto es incapaz de denominar objetos de uso común.
  • No puede recordar palabras, ni comprender el significado de palabras comunes.
  • Pierde control sobre coordinación muscular (abotonarse la camisa, utilizar instrumentos simples de uso común).
  • Pierde la capacidad de identificar objetos comunes.
  • Estado de conciencia o de despierto conservado.
  • Evidencia de etiología orgánica.
  • GRUCONSDI 1996. México.

Enlaces internos

Fuentes

  • Erkinjuntti T, Wikström J, Palo J, Autio L. Dementia among medical in patients. Evaluation of 2000 consecutive admissions. Ar ch Intern Med 1986; 146: 1923.1926.
  • Henderson AS. The epidemiology of Alzheimer’s disease.BR Med Bullo 1986; 42 (1): 3-10.
  • Gutiérrez L. Grupo de Consenso sobre el Síndrome de Deterioro Intelectual y Padecimientos demenciales. Consensos Fundación Mexicana para la Salud. 1996. México, D.F.
  • Bermejo F. Demencias. En: Codina-Puiggros (eds). Tratado de neurología. Madrid, España: Editorial El Libro del Año, 1994; cap 32: 421-437.