Sabotaje a la Petroquímica del Cotorro

Revisión del 21:43 2 sep 2019 de Carlos idict (discusión | contribuciones) (Texto reemplazado: «<div align="justify">» por «»)
Sabotaje a la Petroquímica del Cotorro
Información sobre la plantilla
Fecha:16 de febrero de 1962
Lugar:Cotorro, La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
Sabotaje realizado a la Petroleoquímica del Cotorro
Resultado:
Destrucción de la instalación. 1 fallecido y varios hospitalizados por inhalación de gases tóxicos

Sabotaje a la Petroquímica del Cotorro. Incendio de grandes proporciones producido por un sabotaje terrorista a la Petroquímica del Cotorro el 16 de febrero de 1962. La extinción del enorme siniestro duró varios días dada su complejidad y peligrosidad. En el incendio falleció el miembro de la PNR Argelio Fernández del Toro como consecuencia de la inhalación de los gases tóxicos emanados del proceso de combustión de diversos productos químicos.

Ubicación

La Petroleoquímica del Cotorro se encontraba ubicada en el Km. 15 de la Carretera Central en el reparto San Pedro, donde actualmente se encuentra la Empresa de Construcciones Mecánicas Luis Ruiz Pallares a un costado de la Empresa de Producciones Industriales Fundición Vulcano.

Hechos

Aproximadamente a las 12:20 pm del 16 de febrero de 1962 se produce una salida de los Bomberos del Cotorro por un incendio de grandes magnitudes producido por un sabotaje. El objetivo era una inmensa nave de la Petroquímica que almacenaba grandes cantidades de productos, en su mayoría químicos, así como cientos de tanques de carburo, insecticidas, botellones de acetileno, gas licuado, oxígeno y otros. El techo era en su totalidad de planchas de zinc, razón por la cual, cada vez que estallaba un botellón de gas licuado o acetileno, las cabezas de dichos botellones se convertían en proyectiles de gran poder, que en su ascenso chocaban con la planchas de zinc, las desprendian y y las empujaban consigo a altura de 30-40 metros, es decir, se convertían en grandes cuchillas, unas balanceandose y otras en picada, a gran velocidad.

Al arribar el carro M-1 al objetivo, se ubicó justo frente a la entrada principal de la nave, que estaba situada al borde de la carretera Central y junto al carro M-12. Inmediatamente se comenzó a preparar los tendidos de mangueras, cosa que resultó bastante peligrosa, que tuvieron que hacer el empate de los tramos bajos bajo la lluvia de planchas de zinc.

En más de una ocasión tuvimos que soltar los tramos , correr y meternos debajo de los carros de bomberos para evitar las "cuchillas voladora gigantes"[1]

En la época de este incendio, el Departamento de Incendios -así se llamaban entonces- no contaba con equipos personales de protección, por ello un gran número de bomberos profesionales y voluntarios fueron llevados en varias ocasiones a las ambulancias de la Cruz Roja, para que se le suministrara oxígeno. Muchos de los bomberos participantes en la extinción de este fuego estuvieron bajo tratamiento médico por problemas respiratorios a causas de los gases inhalados. El policía Argelio Fernández del Toro, que había estado trabajando junto a los bomberos durante la extinción, falleció al día siguiente por la misma causa.

La magnitud del incendio fue tal que entre las 8 y 10 hora posteriores a iniciado el incendio llegaban carros de bomberos de provincias centrales y orientales de país. Al ser la Carreteara Central el único acceso los medios contra incendios se acumulaban desde el lugar del incidente hasta el Centro Cotorro, aproximadamente un kilómetro y medio de distancia.[2]

Autores

Entre los autores del incidente se encontraba Reynold González, miembro del Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria quien reivindico la autoría años después y precisando que se empleó fósforo vivo, material altamente inflamable y difícil de extinguir.

Referencias

  1. Testimonio de Rafael Rodríguez, ayudante del Jefe Nacional del Cuerpo de Bomberos en el libro Desafío al peligro: El oficio de ser bombero.
  2. Testimonios aportados por Florentino Martín, residente del lugar que presencio los hechos.

Fuentes

  • Valdés Martínez, Roberto . Desafío al peligro: El oficio de ser bombero. Editorial Capitán San Luis, La Habana , 2010. p.48-51. ISBN 978-959-211-325-1.