Samis

Samis
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Localización
País(es)Bandera de Noruega Noruega, Bandera de Finlandia Finlandia, Bandera de Rusia Rusia , Bandera de Ucrania Ucrania
ReligiónAnimismo, Luteranismo, Iglesia ortodoxa rusa
Etnias relacionadasPueblos de lenguas urálicas

Samis. También conocidos como pueblos lapones o saami, habitan en Laponia, una región que se extiende por el norte de Noruega, Suecia, Finlandia y la península de Kola, al noroeste de Rusia.

Origen

Se estima el origen de los Samis al norte del Río Volga, hacia la era de la cerámica cordada es decir, hacia el 2900 a.c en los montes Urales, de donde se habian movilizado hacia el noroeste es decir hacia la península escandinava. En el camino algunos de estos uralicos permanecieron en las costas del Mar Báltico, Finlandia y Karelia. Los que alcanzaron la región de los lagos de Finlandia serían los ancestros directos de los actuales Samis llegados a esta región hacia el 1500 a.c, estas especulaciones se dan por motivos arqueológicos y lingüístico ya que el idioma de los Samis pertenece a la familia de las lenguas uralicas emparentadas con los actuales fines, estonio y karelio quienes permanecieron en las regiones ya mencionadas. Con el pasar de los siglos los Samis se fueron expandiendo por el norte de Fenoscandia en la actual Noruega en la península de Kola en Rusia, es aquí cuando según evidencia genética los Samis se habían mezclado con pueblos provenientes de Siberia. Otra parte de la población se ha establecido más al sur, principalmente en Oslo y Estocolmo.

Representación política

Los samis han fundado un Consejo que les permite debatir sobre el futuro de su país, más allá de las fronteras nacionales que, de hecho, no les han impedido nunca considerarse un solo pueblo. Siempre han tenido una extraordinaria capacidad para asimilar la modernidad y, al mismo tiempo, mantener sus tradiciones. Así, aportaron el primer presidente al Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas y colaboran activamente en el Consejo del Ártico. En lo referente a su representación política, el Parlamento sami se creó en 1973 en Finlandia, seguido por el de Noruega, en 1989, y el de Suecia, en 1993.

Los samis desempeñan múltiples oficios. Algunos de ellos son artistas o intelectuales reconocidos: pintores, escultores, periodistas, escritores, cineastas o cantantes, como Nils-Aslak Valkeapää o Mari Boine. Sin embargo, la ocupación tradicional sami por excelencia sigue siendo la cría de renos.

Capacidad de adaptación

Este pueblo hace frente a numerosas amenazas que pesan sobre su territorio, pero, al mismo tiempo, muestra una resiliencia extraordinaria. Supieron adaptarse ya, una primera vez, cuando inventaron la cría del reno (siendo entonces pescadores, tramperos y cazadores de renos salvajes) con la llegada de los primeros colonos escandinavos, hace cuatro o cinco siglos, a causa de la drástica disminución de la fauna salvaje. A principios del siglo XX, cuando los ingleses y los escandinavos quisieron explotar sus ríos, creando presas para obtener electricidad, cuando excavaron sus montañas para extraer mineral de hierro y producir acero, los samis también lograron superar estas adversidades. En la década de 1960, cuando la silvicultura se convirtió en una actividad industrial en Suecia y Finlandia, en detrimento de la biodiversidad de los bosques, los pastores también consiguieron resistir. Más tarde, en los años 1970, los samis crearon en Alta (Noruega), una de las primeras alianzas ecologistas que agrupó a defensores de derechos humanos y a indígenas para oponerse a la presa que habría ocasionado la desaparición de un importante pueblo de invierno. El avance de la colonización sigue amenazando cada vez más sus derechos de pesca y caza, así como sus derechos sobre la tierra. Sin embargo, los pastores de renos permanecen ahí.

Amenazas

Mujer Samí sosteniendo un Reno

Los samis de Jokkmokk llevan sus renos a pasar el verano en las montañas y vuelven en otoño a los bosques de las llanuras. Hoy en día, estos bosques son objeto de la explotación industrial y los pastores comparten los derechos de usufructo con los propietarios forestales. Esta convivencia representa un desafío importante, porque sabemos que quienes explotan los bosques practican la tala rasa antes de volver a sembrar y que sus máquinas pesadas deterioran los suelos y destruyen los líquenes de los que se alimentan los renos escarbando entre la nieve. En la actualidad, un ferrocarril atraviesa y divide el territorio de pastroreo, y lo mismo transporta viajeros que mineral de hierro. Las presas y los lagos artificiales obstruyen las vías de trashumancia, mientras que las carreteras, las ciudades y las minas reducen aún más los pastizales. Ahora, los samis deben superar una dificultad nueva: el cambio climático. En el norte, no se teme tanto al recalentamiento como a la inestabilidad de las temperaturas invernales que acarrea. Cuando la nieve, después de calentamientos y enfriamientos sucesivos, se encuentra cubierta de una capa de hielo, los renos ya no pueden escarbar para alimentarse.

Estrategias de supervivencia modernas y antiguas

Cuando los renos no pueden alimentarse por sí mismos, los pastores compran heno o pienso (que son caros y los animales no siempre toleran) o, mejor, sacos de liquen. En ocasiones recolectan el liquen allí donde los renos no pueden llegar, como en los alrededores de un aeropuerto, por ejemplo. Esto forma parte de las nuevas estrategias de supervivencia adoptadas por los samis. A partir de ahora, para aumentar sus ingresos, los samis intentan la venta directa de carne de reno o recurren al trabajo temporal en el sector turístico. A menudo, las mujeres se orientan hacia empleos permanentes‒maestras, médicas, periodistas, costureras o comerciantes, para completar el presupuesto familiar afectado por la caída de los ingresos procedentes de la cría de renos. Pero el arma más eficaz de los samis es su sabiduría tradicional. Dotada de un vocabulario preciso y detallado, su ciencia de la nieve y de su metamorfismo les permite supervisar permanentemente el estado de los pastos.

Al contrario que la ciencia occidental, que tiene una visión estática de la capacidad de carga (número de animales que un territorio puede tolerar) basada en un análisis botánico cuantificado, la ciencia sami se basa en la inmanencia. En efecto, para evaluar el estado de un pastizal, cavan y examinan las capas y la cristalografía de la nieve, y sopesan los hechos que han ocurrido durante la estación: la evolución del viento, de las temperaturas, del bosque, de la vegetación del suelo y de sus interrelaciones con los renos. A partir de ahí, pueden conocer no solo la riqueza absoluta del pasto sino su estado en el instante y lugar precisos de su análisis, lo que les permite actuar de la manera más apropiada. Especialistas en el cambio climático, los samis basan su resiliencia en su saber y sus prácticas, aun cuando su capacidad de acción se ve limitada por la violencia del cambio global.

Fuentes