San Juan Macías

Revisión del 09:45 12 jul 2019 de Javiermartin jc (discusión | contribuciones) (Texto reemplazado: «<div align="justify">» por «»)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
San Juan Macías
Información sobre la plantilla
Santo
San Juan Masias.jpg
Religión o MitologíaCatolicismo
Día celebración16 de septiembre
Fecha de canonización28 de septiembre de 1975 por Pablo VI
Venerado enIglesia Católica

San Juan Macías. Religioso y santo dominico español que evangelizó el Perú desde 1620 y fue canonizado en 1975 por Pablo VI tras verificar sus dones milagrosos. Hoy tiene innumerables fieles que visitan su imagen en el altar principal de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) y en el año 1970 se levantó un templo en su nombre en el distrito de San Luis – Lima.

Reseña biográfica

San Juan Macías nace en Ribera de Fresno (Badajoz) el año 1585. Huérfano a los cuatro años, desde muy niño fue dedicado al oficio de pastor. Su vida esta marcada por una primera educación familia de especial devoción a la Virgen María, particularmente mediante el rezo del Rosario. Las largas horas cuidando ovejas le permiten adquirir hábitos contemplativos. Piensa mucho en el texto del Apocalipsis: "vi un cielo nuevo y una tierra nueva" y lo identifica con las Américas, hacía poco descubiertas.

Emigra a América del Sur. En una nave mercante llega a Cartagena de Indias (Colombia) y más tarde a Lima. Allí pide el hábito de hermano cooperador, en el convento de Santa María Magdalena, en 1622, cuando contaba treinta y siete años. Su vida se distingue por una gran pobreza, humildad y caridad, es una persona sencilla y siempre abierta al cambio de vida. Aprende de los acontecimientos y de la lectura de la Palabra de Dios. Su oración es muy profunda: en ella la Virgen María y San Juan Evangelista le ayudan a encontrarse permanentemente con Cristo. Es un hermano muy respetuoso de los consensos comunitarios e incansable trabajador.

Fue portero del convento durante veinticinco años. Desde ese puesto ejercita una increíble obra de beneficencia material y espiritual con limosnas y con el rosario ofrecido por los pecados propios por los demás y en sufragio por las almas del purgatorio. Tuvo también mucho influjo en la ciudad con sus consejos. Aquella portería de la Magdalena se convierte en lugar de comunión y participación de pobres y enfermos.

Allí Juan Macías ora con ellos, les imparte catequesis y les ayuda en sus necesidades. Su acción va más allá del recito conventual. Es capaz de amaestrar un borriquillo que con él pide limosna. Más de una vez, sin guía alguna, se dirige a las casas de los necesitados llevándoles alimento. Contemporáneo de San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima, es también evangelio viviente del Señor Jesús. También como San Martín, sufre con valentía injurias y calumnias por su caridad heroica con los necesitados.

San Juan Macías murió en Lima el 15 de septiembre de 1645. Su cuerpo se venera en la basílica del Rosario. Fue beatificado por Gregorio XVI en 1813 y canonizado por Pablo VI el 28 de septiembre de 1975.

Semblanza Espiritual

Desde niño era muy modesto y amigo de las cosas religiosas, frecuentaba las iglesias y oía con gran atención los sermones, que a su manera contaba a otros niños. Atendiendo la portería con humildad, San Juan Macías procuró ocultar siempre la estimación que de su santidad hacían todos, dentro y fuera del convento, lo mismo los grandes señores que los pobres a quienes en la portería daba sustento. Teníase por indigno de tratar con los demás religiosos, estimando no solamente a los sacerdotes, sino también a los novicios y conversos como si cada uno fuera su superior. Las reprensiones las llevaba con mucha paz sintiéndose mortificado cuando era alabado.

Su obediencia era tan pronta que, sin formar juicio de lo que le mandaban, inmediatamente lo cumplía. Bastaba con que el superior le hiciese la más mínima señal o indicación para dejar hasta los mismos ejercicios espirituales y hacer lo que le mandaban. Su caridad con los pobres fue grande en socorrerlos y consolarlos, para lo cual se daban ayuda los nobles de la ciudad y de otras partes. En cada pobre veía a Jesucristo. Socorría a todos, en su portería o enviando un criado a las familias necesitadas. Esta caridad que con los pobres ejercitaba, dándoles limosna, la ejercitaba también con los ricos aconsejándoles y consolándolos.

Milagros realizados por San Juan Macías

Cuentan las crónicas que una noche un fuerte temblor de tierra sorprendió a Lima. Mientras los fieles rezaban el oficio en el coro, San Juan Masías oraba en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. El primer sacudón hizo que los religiosos salgan presurosos a refugiarse en el jardín del claustro, pero el escuchó una voz que lo detuvo, el contó que era la Bienaventurada Virgen María y se quedó porque se sintió protegido. Finalmente quedó sano y salvo y el templo casi íntegro.

En 1678, en el Convento de Santo Domingo, Francisco Ramírez, novicio de 20 años de edad, con el objeto de limpiar su celda, levantó un pesado baúl, sin recordar que padecía de una hernia inguinal. El esfuerzo provocó el estrangulamiento de la misma por lo que se requería la intervención correspondiente, en ese entonces desconocida. Los facultativos, tras examinar al paciente, diagnosticaron un fatal desenlace por lo que le administraron los santos óleos.

El Prior del Convento, R.P. Nicolás Ramírez, puso en manos del enfermo un pequeño cuadro de Fray Juan Macías, fallecido hacía 33 años, indicándole rezar pidiendo que intercediese por él. Los frailes dejaron al enfermo rezando y cayeron dormidos. Al retornar, tuvieron la sorpresa de encontrar al novicio incorporado y libre de dolencia. Este milagro fue autenticado por los frailes que presenciaron este hecho, siendo uno de los 2 que sirvieron para que el Papa Clemente XIII lo declare Venerable el 27 de febrero de 1763.

Otro milagro tras su muerte fue la multiplicación del arroz, cuando una monja dominica recordó su nombre en voz alta cuando faltaba el cereal para los pobres, éste de pronto comenzó a aumentar desmesuradamente en la olla. Este hecho fue reconocido como milagro oficial.

Sucesos tras su muerte

Gracias a la pluma de fray Juan Meléndez, O.P. hoy podemos conocer la fisonomía de fray Juan Macías; "Era de cuerpo mediano, el rostro blanco, las facciones menudas, frente ancha, algo combada., partida con una vena gruesa que desde el nacimiento del cabello del cual era moderadamente calvo, descendía al entrecejo, las cejas pobladas, los ojos modestos y alegres, la nariz algo aguileña, las mejillas enjutas, pero sonrosadas y la barba espesa y negra. Con la muerte de fray Juan Macías se inició una nueva etapa de veneración de su memoria: Su sepulcro comenzó a ser visitado por mucha gente, y Dios exaltó a su "servidor bueno y honrado", obrando maravillas sin cuento, en favor de los pobres y necesitados.

Treinta y seis años después de su muerte, los restos de fray Juan Macías fueron trasladados a un ataúd , de cedro y, para sorpresa de todos los presentes, los hallaron incorruptos. Ahora mismo, se pueden apreciar los restos de fray Juan Macías, disecados, más no corruptos. Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI, el 22 de octubre de 1837. El Papa Pablo VI lo canonizó el 28 de septiembre de 1975.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Tú quien eres, infinitamente bueno, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Propongo firmemente nunca más pecar. Perezca yo mil veces, Dios mío, antes que piense el cometerlo. El pecado me ha privado de tu gracia; ha hecho a mi alma enemiga tuya y esclava del demonio; el ha puesto en un patíbulo ignominioso a mi Salvador, y le ha hecho derramar toda su sangre, para lavar la de manchas abominables que la habían desfigurado.

Postrado a tus pies, confieso que pequé; y desde este mismo instante me convierto a ti con toda mi alma. Mis ojos se han abierto ya, mi corazón está mudado. En adelante seré más cauto en prevenirme contra todo lo que pueda ser ofensa contra ti, y me preocuparé en guardar tus preceptos, en publicar y cantar tu misericordia, y en adquirir todas las virtudes que me faltan, imitando en cuanto pueda a tu escogido siervo San Juan Masías, bajo cuya protección espero me des tu bendición, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para todos los días

Glorioso Juan Masías, que supiste grabar en el fondo de tu corazón ese divino precepto de la caridad, que por su importancia se inculca tanto en la antigua ley, y que la renueva y perfecciona Jesucristo en su Evangelio, declarándonos que es el primero y más grande de todos los mandamientos, y prometiendo la vida eterna al que lo cumpliese; tan fielmente le escuchas, como pronto supiste guardarlo y cumplirlo en todo el curso de tu vida.

A tu ayuda acude mi suma debilidad y flaqueza, para que poniendo esta fundamental piedra al edificio de mi verdadera conversión, comience desde hoy a ejercitarlo y practicarlo, a fin de que consiga ser discípulo de Jesucristo, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y Gloria.

Enlaces externos

Fuentes