Diferencia entre revisiones de «Sant Antoni de Portmany»

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'''Sant Antoni de Portmany''' es la segunda localidad en importancia de Ibiza, isla perteneciente al archipiélago de las Baleares, en España, situada en una bella bahía. Hasta hace algo más de cincuenta años este pueblo se dedicaba exclusivamente a la agricultura y la pesca, hoy es un importante centro vacacional que recibe turismo de todas partes de planeta y basa su economía en este recurso.
 
'''Sant Antoni de Portmany''' es la segunda localidad en importancia de Ibiza, isla perteneciente al archipiélago de las Baleares, en España, situada en una bella bahía. Hasta hace algo más de cincuenta años este pueblo se dedicaba exclusivamente a la agricultura y la pesca, hoy es un importante centro vacacional que recibe turismo de todas partes de planeta y basa su economía en este recurso.
  

Revisión del 06:07 14 ago 2019

Sant Antoni de Portmany
Información sobre la plantilla
Ciudad de España
Sant Antoni de Portmany Spain.png
EntidadCiudad
 • PaísBandera de España España
 • ProvinciaBalearic Island
GobernadorPaul Jackson
Superficie 
 • Total127 km²
Población 
 • Total22 446 hab.
 • Densidad180 hab/km²
Sitio web oficial

Sant Antoni de Portmany es la segunda localidad en importancia de Ibiza, isla perteneciente al archipiélago de las Baleares, en España, situada en una bella bahía. Hasta hace algo más de cincuenta años este pueblo se dedicaba exclusivamente a la agricultura y la pesca, hoy es un importante centro vacacional que recibe turismo de todas partes de planeta y basa su economía en este recurso.

El Municipio

Climatología

Como en el resto de las Pitiusas el clima de Sant Antoni de Portmany es típicamente mediterráneo.

La temperatura media anual ibicenca es de 17'5ºC, pero por zonas se detectan leves variantes: el valle de Portmany tiene una media que supera los 17º y, por el contrario, Santa Agnès de Corona y Sant Mateu d'Albarca, es decir, Es Amunts, se mueven en temperaturas medias de entre 16 y 17º, incluso en la zona del Puig d'en Guillem y Es Camp Vell Campo se oscila entre 14 y 16º.

La amplitud térmica es moderada, de unos 15-16 grados entre el mes más frío (enero) y el más cálido (agosto), ya que los inviernos se caracterizan por tener mínimas muy suaves (en la mayor parte de los años no se dan temperaturas inferiores a 0ºC). El régimen pluviométrico se caracteriza por alcanzar su mínimo en verano coincidiendo con el momento de temperaturas más elevadas y esto crea un fenómeno de aridez estival. Se llega al nivel máximo de lluvias en otoño y, con menor intensidad, en primavera.

Las precipitaciones medias anuales en la isla están alrededor de los 400 mm, pero las características específicas del relieve de cada zona originan algunas diferencias. En el municipio de Sant Antoni de Portmany, los puntos elevados de Es Amunts tienen una mayor cantidad de lluvia anual (600 mm) y, en cambio, la zona del valle de Sant Antoni tiene un nivel pluviométrico inferior a la media (300 mm).

Geología

Los materiales más antiguos encontrados en las Pitiusas se pueden situar en el mesozoico, concretamente en el triásico (hace entre 223 y 205 millones de años). Tectónicamente, la isla se puede subdividir en tres sectores superpuestos que están orientados de noreste a suroeste: Llentrisca-Rei (al suroeste), Eivissa (sureste) y Albarca (al norte).

Es esta última la que incluye la zona de las actuales parroquias de Sant Mateu y de Santa Agnès y está constituida por materiales originarios del cretáceo (última etapa del mesozoico, hace entre 140 y 65 millones de años) y del mioceno (en el terciario , hace entre 23 y 11 millones de años). La zona meridional del actual municipio de Sant Antoni, es decir, el valle de Portmany, es de origen geológico posterior, ya del cuaternario (desde hace 1'6 millones de años hasta la actualidad) y está constituida por arcillas, arenas y gravas.

Relieve

En la isla podemos distinguir dos zonas de elevaciones importantes, separadas por una zona de depresiones: el conjunto montañoso de la zona sur-occidental (donde se encuentra Sa Talaia, la mayor elevación de la isla, con 476 m) y Es Amunts (nos fijaremos en este sistema montañoso, ya que se encuentra en buena parte en el municipio de Sant Antoni de Portmany).

  • Es Amunts: cordillera montañosa que se extiende por el lado norte de la isla desde es cap Nunó hasta sa punta Grossa, ocupando una superficie cercana a las 14.000 ha. Están subdivididos en dos zonas, la noroccidental y la nororiental, separadas por un espacio de elevaciones más suaves en la zona de Sant Miquel. En la zona noroccidental, en tierras de las parroquias de Santa Agnès y de Sant Mateu, destacan las siguientes elevaciones: Es Camp Vell (398 m), el Puig d'en Joan Andreu (392 m) y el Puig d'en Guillem (306 m). La composición caliza de esta zona ha dado lugar a la formación de simas (las más conocido es la des Pouàs) y surgencias de agua como el torrente de Buscastell y depresiones originadas por la infiltración de agua de lluvia que disuelve la roca en Santa Agnès de Corona y de Sant Mateu d'Albarca. Es Amunts transcurren a lo largo de 29 km originando un acantilado estructural (de altura superior a los 50 m).

Entre las zonas de montaña se extienden llanuras (plans, en catalán) aluviales, constituidas con materiales miocénicos y cuaternarios, las más extensas de las cuales son las de Vila, Santa Eulària y Portmany.

  • Pla de Portmany: en el lugar llamado sa Creu de Portmany (Sant Rafel), con unos 100 m de altura, se unen las llanuras de Villa y de Portmany, que inclinadas en sentido contrario llegan hasta el nivel de el mar.

Hidrología

a) Aguas superficiales: Actualmente no hay ninguna corriente de agua continua en la isla de Eivissa debido al carácter torrencial de las lluvias (especialmente en otoño, de corta duración, pero muy intensas), al alto nivel de infiltración que permiten los suelos y a la sobreexplotación de los acuíferos, que ha hecho bajar el nivel freático de las aguas subterráneas. Sí que hay, sin embargo, torrentes que por los que corre el agua ocasionalmente.

En el municipio de Sant Antoni los podemos clasificar en dos grupos diferentes:

  • Torrentes de Es Amunts: son cortos, pero con una fuerte pendiente y un alto poder erosivo, ya que tienen que salvar un fuerte desnivel. En la parte noroccidental de Es Amunts destaca el torrente de Cala Salada (3'75 km2 de cuenca).
  • Torrentes que desembocan en la bahía de Portmany: el más largo (el tercero en extensión de cuenca en Eivissa con 60'87 km2) es el torrente de Buscastell, que recoge el agua de los acuíferos de Es Amunts. Son importantes también el torrente des Regueró (16'12 km2), que conduce las aguas de la vénda de Benimussa hasta el mar y el torrente de Cala Gració (2'07 km2)

b) Aguas subterráneas: la isla tiene en su subsuelo varios acuíferos. Ocupando casi todo nuestro municipio, desde Santa Agnès de Corona, pasando al interior por Buscastell y Forada hasta San Rafael y extendiéndose por todo el pla de Portmany hasta llegar al Port des Torrent, encontramos el acuífero llamado de Sant Antoni. Su sobreexplotación está propiciando la entrada de agua marina y, por tanto, la salinización de las aguas subterráneas, muy especialmente en la zona del pla de Portmany.

Historia hasta el siglo XX

Sant Antoni antes de Cristo

La primera noticia escrita que explica que había pobladores en la isla es de tiempos de los romanos y dice que la ciudad de Eivissa fue fundada por los cartagineses en el 654 antes de Cristo. Pero es seguro que siglos antes la isla ya estaba habitada: un ejemplo lo tenemos en el poblado de Sa Caleta y otros restos arqueológicos. En Sant Antoni tenemos la certeza gracias a unas pinturas púnicas de Sa Cova des Vi y un hacha de bronce encontrada en una finca de Sant Rafael, conocida como Sa Bassa Roja. Se sabe que los púnicos aprovechaban el puerto de Sant Antoni para cargar agua para sus viajes de los pozos y fuentes de los alrededores la bahía de Portmany, así como para pescar y salar pescado. Vivían en casas repartidas por las zonas de Sa Talaia, Sa Vorera, Sa Serra y Es Pouet. Cerca de las casas enterraban a los muertos y es posible que la capilla de Santa Agnès fuera un santuario dedicado a la diosa Tanit.

Sant Antoni antes de Cristo Muy cerca del actual IES Quartó de Portmany, en la finca de Can Rova de Baix, había una fábrica de cerámica que producía ánforas para llevar aceite, vino, pescado salado y otros alimentos; platos, jarras, lumbreras y más utensilios. También tenían animales para trabajar la tierra y para alimentarse.

De Portus Magnus a Portmany

Después llegaron los romanos, que convivieron con los púnicos. Los romanos llamaron 'Portus Magnus' a la localidad, que significa puerto grande e importante y que evolucionó hacia el actual Portmany. Los romanos también vivían en casas dispersas. Se dedicaban a la pesca y la agricultura, y sacaban leña y carbón del bosque para exportar. Los higos secos ibicencos se hicieron muy famosos en Roma.

Hacia el año 900 llegaron los árabes, procedentes del norte de África. Esta población dio un importante impulso a la agricultura, como por ejemplo en los bancales del Pla de Portmany y construyeron molinos para moler grano en Es Broll de Buscastell. Aprovechaban la madera de pino para construir embarcaciones. Tenían una importante cultura, de la que podemos citar un importante poeta ibicenco del siglo XI, Idris Al Sabini. De la lengua de los árabes han quedado muchas palabras en la toponimia ibicenca como Benimussa, Alcalá, Benimaimó, así como nombres relacionados con la tierra y la agricultura como acequia o aljibe o nombres de hierbas y plantas como ágave, algodón, alcachofa.

El 8 de agosto de 1235 llegan a Eivissa las tropas del rey Jaime I el Conquistador, comandadas por Pedro de Portugal, Guillem de Montgrí y Nunó Sanç, lo que supondrá la adopción de la religión cristiana y la cultura y lengua catalanas, que se habla en la isla desde aquel momento histórico.

En la época islámica la isla de Eivissa estaba dividida en cinco zonas: Alhauec, Xarc, Benissàmit, Portumany y Algarb. Los tres conquistadores se repartieron el territorio extramuros de la villa manteniendo cuatro divisiones y repartiendo la quinta entre las otras cuatro. El reparto y los límites territoriales están recogidos en el Memoriale divisionis: el Quartó de Santa Eulària, el Quartó de Balansat, el Quartó de Ses Salines y el Quartó de Portmany.

Cuando hablamos del antiguo Quartó de Portmany debemos tener en cuenta que comprendía las localidades de Sant Antoni, Sant Mateu, Santa Agnès y parte de Sant Rafe; pero también Sant Agustí, Sant Josep i Es Cubells, que hoy forman parte del municipio de Sant Josep de sa Talaia.

El año 1715, el rey Felipe V de Borbón tras la ]]Guerra de Sucesión]] dictó el Decreto de Nueva Planta, en virtud de los cuales se abolieron los Fueros y Constituciones de los territorios de la Corona de Aragón y se cambió la organización territorial de la Monarquía Hispánica. Así, todos los documentos públicos y privados, la escuela y los actos religiosos se tenían que hacer y escribir en lengua castellana. Las Salinas de Eivissa y Formentera, que habían sido la fuente más importante de ingresos para pagar el gasto público, fueron robadas a la Universitat d'Eivissa (único Ayuntamiento hasta el siglo XVIII) e incorporadas a las propiedades del rey y, más tarde, fueron vendidas a una empresa particular.

En el siglo XVIII, el obispo Manuel Abad y Lasierra, decide reorganizar la distribución territorial de la isla, creando un pueblo para cada parroquia y agrupando las casas. Así se empezó a levantar el Sant Antoni actual. En el campo de la agricultura, en esta época se trajeron almendros y otros árboles frutales de Valencia y Mallorca y se hicieron viveros de árboles frutales en los huertos de Buscastell.

En el siglo XIX ya tenemos noticias de que en Sanr Antoni hay unas veinte casas cerca de la iglesia. El municipio tenía 3.809 habitantes y 693 familias. Los cañones de la torre de la iglesia aún funcionaban en caso de necesidad para defenderse de los enemigos.

Durante la primera mitad del siglo XIX se construye el edificio del Ayuntamiento.En 1860-1861 se hacen las primeras escuelas públicas en Sant Antoni, se comienza la carretera de Vila, que tardó diez años en terminarse, y se trabaja para arreglar el puerto. A final de siglo XIX entra un funcionamiento el faro de ses Coves Blanques.

Notas del siglo XX

Sant Antoni entra en el siglo XX con una continuidad del estado de las infraestructuras que se habían ido acabando el siglo anterior: la carretera Sant Antoni - Eivissa, la construcción del puerto y el drenaje de la bahía, la construcción de los faros de sa Conillera y de ses Coves Blanques, la instauración de escuela pública en el pueblo de Sant Antoni. Sin embargo, a principios del siglo XX el aumento de la población había sido muy poco significativa; al contrario, como todos los municipios de la isla había perdido población debido a la emigración a América, sobre todo en Argentina y Cuba. En 1900 Sant Antoni tiene 4263 habitantes.

Otro hecho a tener en cuenta es que la mayor parte de la población vivía en un hábitat disperso a lo largo de las parroquias; sólo en el pueblo de Sant Antoni podemos hablar de un núcleo urbano, siguiendo la distribución de las calles y casas que se van construyendo a lo largo de las calles que conducen a la iglesia desde el mar: la entrada a Sant Antoni por sa Riba - que era el espacio donde paseaban las parejas -, el calles Ample, de sa Xeringa, del bisbe Torres, del Progrés, de Sant Mateu y de Santa Agnès, así como las calles transversales del Far, del general Balansat, de Sant Antoni, de Antoni Riquer y de Rossell.

Sant Antoni de Portmany Spain Curiosamente, se constata que todas las iniciativas económicas que pronto se llevarán a cabo, se relacionan con los réditos obtenidos en las Américas. Durante los años veinte comienza a notarse una actividad económica que se concreta en la creación de empresas de transporte para cubrir la línea de autobús entre la ciudad de Eivissa y Sant Antoni, o una naviera que exportará materias primas entre el puerto de Portmany y Valencia, abren las primeras fondas, La Esmeralda de Margalida Portas y la Fonda de s'Estany o Miramar. Y se inicia la construcción del primer hotel.

En 1934 el Ayuntamiento aprueba un proyecto de ensanche urbanístico redactado por el arquitecto mallorquín Gabriel Alomar, para desarrollar Sant Antoni desde la nueva calle del Mar hacia poniente. El pueblo está a punto para crecer, pero la Guerra Civil y los años más difíciles inmediatos a la guerra, conocidos como els anys de la fam (los años del hambre), frenarán el crecimiento económico. Habrá que esperar a los años cincuenta para la recuperación.

Los primeros hoteles: Portmany y Ses Savines

En los años treinta finaliza la construcción de los primeros hoteles: el hotel Portmany, propiedad del pionero empresario Josep Roselló, Pep de na Mossona, que abre las puertas en 1933, y el hotel Ses Savines, propiedad de Rafael Marí des Correuer, en 1935. Con anterioridad, sólo existían las fondas Miramar, situada en la calle Ample, regentada por Catalina Ribas y Paco, y La Esmeralda, en la esquina de las calles del Progrés y de Sant Antoni, regentada por Margalida Portas, de sa Fonda.

Años más tarde, en la playa de Es Pouet también entró en funcionamiento el hotel Playa, propiedad de los Hannauer, una familia alemana judía refugiada en la isla. Después abrió el hotel San Antonio. Pronto se inició la construcción de otros hoteles cerca de la costa, como son el hotel Cala Gració, el hotel March, el hotel Bahía y la pensión Catalina. En los años sesenta llegó el boom de la construcción de hoteles en el entorno de la bahía de Portmany y en el centro del pueblo.

Colmados y cafés

Esta incipiente actividad turística animó otras infraestructuras y actividades complementarias como son las panaderías, los colmados y las cafeterías. Las primeras panaderías fueron las de Can Rafal (1931) y Can Fumeral.

Los colmados también irán llegando a Sant Antoni. Uno de los más antiguos, si no el primero, fue la de Can Joan Prats, junto con las de Cas Correurer, y de Can Toni des Correuer, Can Figueretes y Can Portmany. Esta última estaba regentada por la familia alemana Müller, que introdujo la mantequilla y la margarina en el pueblo. Todas estas tiendas estaban situadas en la calle Ample o en la calle del Progrés, a las que se añadió más tarde la tienda d'en Germà, en la calle Ample. En la calle del Progrés estaban las tiendas d'en Pouet, de Ca na Cossari, de Pedro Real y de Can Coixet. La primera carnicería fue montada por Vicent Ribes en la calle Ample y las primeras pescaderías fueron las de Pau y Pepito Roig, ambas en la calle Progrés.

Tras la Guerra Civil, en Vicent Bonet abre una fábrica de sifones y de refrescos de gaseosa, naranjada y piña, en la calle de Santa Agnès, y en Ribes otra en la calle de Ramón y Cajal.

En la zona tampoco podían faltar los cafés como el de Micaleta, ca n'Escandell, de Esteve, de Pep de s'Estany, todos en la calle Ample. Durante los primeros años 30, la familia alemana Baumann monta en sa Riba el café Bellver o de Xumeu Ferrer. También En la calle Miramar, se encontraban El Patio, el café Central, can Frit y ya después de la guerra civil se añadieron los cafés de ca Lacambra (hoy, Los Gatos) en la calle Progreso y el de ca na María, de Pere, en la calle Ample.

Para poder utilizar toda esta actividad complementaria Pep de na Mossona montó una fábrica de luz en la calle de Sant Antoni y otra de hielo que se encontraba detrás del hotel Portmany. En 1931 el Ayuntamiento acuerda contratar a Alfonso Ribas Piqué diez puntos de alumbrado público para las calles.

Herreros, carpinteros y empresas de transporte

Otros talleres que se establecieron a lo largo de la primera mitad del siglo XX en Sant Antoni fueron las herrerías de Vicent Petit y de Barda y las carpinterías como la de Toni Vinyes, Llucià y Mestret.

Durante la primera mitad del siglo XX, se intentaron otras actividades relacionadas con el mar como la pesca de la esponja dentro de la bahía por parte de una empresa con personal griego, la instalación de un vivero de langosta primero en las Coves Blanques y más tarde en la cueva hoy llamada des Peix o de ses Langostas.

También podríamos hablar de la actividad de la construcción naval, en la que destacan carpinteros de ribera como Joan Marí, es Calero.

Durante los años veinte, el empresario Alfonso Ribas Piqué montó una pequeña empresa naviera que exportaba carbón, algarrobas y almendras entre el puerto de Portmany y el de Valencia, con el pailebote Villa de San Antonio, y volvía cargado de abonos químicos. Este mismo empresario obtiene la concesión para la línea de autobús entre Vila y Sant Antoni: recordemos que se hacía mediante vehículos propulsados por gasógeno. Eran los años de los famosos autobuses (o camions, como se llamaban entonces) La Parrala y El Tío Pepe.

Años cincuenta y sesenta: buena comida y mucha diversión

Durante la década de los 50 y los 60 se desarrolla buena parte de la infraestructura turística de Sant Antoni: hoteles y pensiones, restaurantes, tiendas y salas de fiesta. El Hotel Cala Gració y el Hotel Bahía, entre otros. Entre los restaurantes de la época, podemos hablar de S'Olivar, s'Illa, El Refugio y un lugar de tapas como el Rincón de Pepe -aún en funcionamiento- o la Bodeguilla Tristán.

La primera sala de fiestas que abrió al público fue Ses Voltes, ideada por la señorita Comes, que abrió una pista de baile en un espacio abierto con orquesta, en la playa de s'Arenal, donde hoy se encuentra el hotel que lleva el mismo nombre; ella fue quien trajo a la isla al músico Alfonso Rivero, pionero de la industria del ocio nocturno en Portmany y fundador de la segunda sala de fiestas conocida con el nombre de Isla Blanca. Alfonso Rivero escribió la letra y música de un hermoso bolero titulado Bahía de San Antonio.

Durante estos años los hermanos Bonet abrieron otra sala, Ses Guitarres, sala en la que bailaron la pareja María Martín y Paco Torres; y la sala Capri, de Pepe Roselló, con el mismo concepto de jardín natural abierto. Años más tarde, se inauguró Sa Tanca, de Gerardo Gas, y la primera sala discoteca, el Nito's, de Nito Verdera. Ya en los años setenta se inauguró un café musical, Café del Mar, con un nuevo concepto basado en la música chillout y el espectáculo natural de la puesta de sol, en la costa de poniente con vistas de sa Conillera; este establecimiento cuenta con un bello estilo neomodernista diseñado por el artista Lluís Güell. Otra discoteca decorada por el mismo artista y abierta en esos mismos años es Es Paradís Terrenal, frente as'Arenal.

Creación del barrios de Ses Païsses y Can Bonet

A partir de los años cincuenta, son muchas las familias de Santa Agnès de Corona, de Sant Mateu d'Albarca y de Sant Miquel de Balansat que abandonan su hábitat rural para ir a vivir en Ses Païsses y Can Bonet, donde compran pequeñas parcelas de terreno para la construcción de nuevas casas. Estos barrios presentan un urbanismo no muy ordenado pero muy interesante, porque son fruto del traslado de los esquemas mentales y sociales rurales en un entorno urbano: casas mayoritariamente de una planta, con un huerto pequeño donde se cultiva un poco de todo, con algunos árboles frutales y un corral adosado para los animales. Prácticas que hoy en día casi han desparecido.

La mayor parte de estas familias encontraron trabajo en el sector hotelero y complementario y algunos crearon pequeñas empresas que se han dedicado hasta el día de hoy al transporte marítimo en el interior de la bahía y a realizar excursiones a las playas y calas de la isla.

La cultura y las fiestas en el siglo XX

Un día de fiesta mayor: el Sant Bartomeu de 1931 Leyendo las crónicas de la época hemos encontrado una información referida a la celebración de la fiesta de Sant Bartomeu de 1931 en Sant Antoni de Portmany, que nos ha invitado a hacer una reflexión sobre la organización de los actos de la fiesta mayor. En aquel entonces Sant Antoni de Portmany era un pueblo pequeño, tranquilísimo, poblado de agricultores y de pescadores. Justamente ese año había llegado nuevo entretenimiento: Vicentet de na Marca había inaugurado el cine Torres. La población del municipio de Portmany era de algo más de 5.000 habitantes.

Sant Antoni era un pueblo rural y marinero que esperaba las fiestas como el agua de mayo, tanto las de Sant Antoni, patrón de la fiesta de invierno, como las de Sant Bartomeu, patrón de la fiesta de verano. Y los portmanyins esperaban el día de la fiesta para disfrutar de una jornada de descanso y celebrarlo al alimón con toda la familia, alrededor de una gran mesa y un suntuoso almuerzo: un día de reposo y una comida han sido siempre la mejor manera de celebrar la fiesta. Entonces era alcalde del pueblo Vicent Costa Ferrer, Rova, y rector de la parroquia el padre Bartomeu Ribas i Ferrer (1882-1971).

La organización de los actos de la fiesta de Sant Bartomeu, que se celebraría el día 24 de agosto de aquel 1931, iba a cargo del Ayuntamiento, de la iglesia parroquial y de la Sociedad Deportiva Portmany. Pero el verdadero animador de la fiesta mayor era el rector, don Bartolomé, el cual también celebraba su onomástica. Se trataba de un hombre de probada y reconocida vocación religiosa y social, dotado de un ingenio creativo extraordinario, capaz de movilizar a toda la juventud del pueblo y admirado por todos. Un hombre a quien se le daban bien las matemáticas, la física, la agricultura y la catequesis, cuyas lecciones impartía en su huerto, a la sombra de una higuera, como aún recuerda la gente más provecta. Fue autor y director de teatro, y un escenógrafo originalísimo capaz de sorprender al público en cada montaje con decorados móviles y efectos especiales.

En cuanto a su colaboración en la fiesta de Sant Bartomeu de 1931, su aportación principal era la parte religiosa, la misa de la fiesta mayor y la procesión; pero también era fundamental su papel en otras actividades como las excursiones y los juegos entorno a aquel personaje popular construido de madera llamado es Bambo. También se encargaba de asesorar con toda su práctica e ingeniería particular para la construcción y preparativos de la regata de tinas a la vela, y en la organización de la regata de botes a remo.

Por su parte, la Sociedad Deportiva Portmany era la encargada de organizar el baile "moderno", que se celebraba en la sede de la sociedad, que se encontraba en la entrada del pueblo, en la calle Miramar. Mientras, en la casa particular del alcalde se repartían ciento cincuenta pesetas a los pobres del pueblo que no habían recibido la libreta de ahorro en la fiesta de homenaje a los viejos que se había hecho.

Aquel día se celebraron cuatro misas además de la misa de la fiesta mayor, presidida por el Padre Rafael Oliver y una homilía pronunciada por el doctor Narcís Tibau, que pasaba los veranos en Sant Antoni, y trató del panegírico de Santa Inés; la misa fue cantada por el coro parroquial, que interpretó la misa del Angelis a dos voces. Terminada la misa hubo una procesión con todas las imágenes de la iglesia por las calles del pueblo y finalizada la procesión, la casa parroquial invitó a la concurrencia a ensaimadas y licores.

Por la tarde continuaron celebrándose los actos programados. A primera hora hubo regatas de botes a remo y de chalanas; y tenemos una nota que merece ser comentada: fueron ganadores Josep Torres y Antoni Bonet. Y aún otra nota muy original: "Se suprimió la de las tinas a vela por miedo a un exceso de viento". Uno se puede imaginar los preparativos de esta regata de tinas a vela, las pruebas de equilibrio y la práctica de ingenio para hacer las velas latinas; pero por mucho que lo hemos intentado no hemos podido sacar más información sobre la construcción de las tinas armadas a vela, de las que algunas personas mayores recuerdan que se hacían a partir de medias botas.

Finalizadas las regatas hubo carreras de bicicletas con cintas, en las que participaron nueve jóvenes del pueblo y uno de fuera pueblo. ¿Debían ser las nueve primeras bicicletas que llegaron al pueblo? Tal vez sí. El mérito de esta carrera consistía en saber mantener el equilibrio del cuerpo derecho sobre la bicicleta, mientras con un punzón en la mano intentaba pegar una cinta de color bien enrollada a un hilo que colgaba tensado por los dos cabos; ganaba quien conseguía más cintas. Seguramente esta diversión es una evolución de aquellos antiguos juegos medievales en los que en vez de bicicleta se iba a caballo, juego que aún podemos contemplar en las fiestas de Sant Joan de Menorca.

Después bajaron a es Bambo de la casa de la iglesia a la plaza de delante del ayuntamiento. Era una construcción de madera, de forma humana y con los brazos abiertos, en uno de las cuales tenía un agujero; el juego consistía en introducir un palito en el agujero montando sobre la bicicleta y guardando el equilibrio; lo divertido venía cuando Es Bambo, que era movido en círculo, le daba un buen bofetón al participante; lo cierto es que alguno se salvaba, pero la gran mayoría recibía la bofetada, según comenta la crónica. Seguro que este artilugio había sido pertrechado por don Bartomeu. También hubo carreras con una cuchara en la boca aguantando un huevo, sin romperlo.

Por la noche estaba previsto disparar un castillo de fuegos artificiales que también montaba don Bartomeu, pero se suspendió porque algún vecino había presentado quejas; la crónica comenta con toda la ironía, que era algún vecino que estaba haciendo "ejercicios de equilibrio".

El primer cine

El 5 de abril de 1931, Vicent de na Marca proyecta la primera película en Sant Antoni, en el Cine Torres, situado en la calle Bisbe Torres. Inicialmente eran películas mudas. El operador venía de Vila montado en su borrico, hacía su trabajo de sábado y domingo y partía de nuevo hacia la ciudad. En esta sala también se hacían espectáculos de variedades y de circo. La música provenía de unas gramolas por la que sonaban grandes éxitos que, como las películas, solían ser americanos. Las películas más aplaudidas eran las del oeste y los grandes dramas.

Roberto de na Marca, hijo de Vicent, fue un hombre de gran ingenio que buscaba siempre la innovación y en 1953 se inauguró el Cinemascope con la proyección de la película La túnica sagrada de Henry Koster, y el sonido Dolby con la proyección de Pink Floyd, El muro, en 1982, de Alan Parker. Durante la Guerra Civil la sala fue ocupada por la tropa de los militares y no volvió a abrir hasta el año 1940, ahora ya con cine sonoro, con la proyección de Los ojos misteriosos de Londres.

Esta misma familia en 1972 abrió una nueva sala de cine en la calle de Barcelona, el Cine Regio, con la película Love Story.

Dos visitantes de renombre: Noeggerath y Benjamin

El año 1948 se publicó en México el libro titulado Contes d'Eivissa por el Club del Llibre Català, con prólogo de Josep Carner e ilustraciones de Joan Junyer. Como autor figuraba J. Roure-Torrent, que en el prefacio de la obra explica que los cuentos que presenta habían sido recogidos por Hans Jacob Noeggerath en la isla de Eivissa.

Hans Jacob Noeggerath era un joven investigador alemán, estudiante de romanística, que había conocido los trabajos de dialectología del filólogo catalán Antoni Griera durante su estancia en la Universidad de Halle. Hans Jacob llegó a Eivissa a principios de marzo de 1932 con su familia; su padre, el doctor Félix Noeggerath (1885-1960), buen amigo del filósofo Walter Benjamin (1892-1940), fue quien lo invitó a visitar Eivissa y vivió en su casa. La familia Noeggerath se estableció en Sant Antoni y vivió en diferentes casas: en la casa de Bernat Toniet, en las habitaciones de La Mutual y tal vez en can Pep Pere. El joven Noeggerath cuando llegó a Eivissa ya hablaba un buen catalán y fue bien acogido por los portmanyins, que hoy todavía lo recuerdan yendo en la bicicleta, recopilando canciones, romances, cuentos y fábula populares de tradición oral. Solía ir a comer a la fonda Miramar, del mismo pueblo. Mucha gente todavía lo recuerda con el sobrenombre de Jaume es pagès (Jaime el payés). Murió víctima de fiebres tifoideas el 3 de septiembre de 1934 a los 25 años y lo enterraron en el cementerio de Sant Antoni.

Los Contes d'Eivissa que publicó el abogado y escritor catalán Josep Roure-Torent, son una parte de los materiales que Félix Noeggerath, el padre del doctorando, le hizo llegar cuando en 1936, la familia abandonó la isla. El libro contiene cuentos tan conocidos como En Pere Bambo, Es mariner burlat, Sa història d'en Joanet, Es conte de ses mentides, Ses tres comares, Conte de sa serra, Es pastoret i s'animal ferotge, S'endevinador, Es germà ric i es germà pobre, Per a posar en xuia, Es ric que va casar-se amb s'al•lota més pobra, Conte de sa botifarra, El Joanet Sense-por, Sa fia del rei i es pastor de porcs. El libro termina con un interesante léxico dialectal ibicenco.

En cuanto a Walter Benjamin, nacido en Berlín en 1892 y fallecido en Portbou en 1940, filósofo, traductor, crítico literario y narrador, realizó dos estancias en Sant Antoni. La primera fue como viajero, invitado por la familia Noeggerath entre mayo y julio de 1932. La segunda visita fue como exiliado, huyendo de la persecución de Hitler, entre abril y septiembre de 1933. Benjamin escuchaba con gran interés las historias que le contaban marineros y campesinos e iba tomando nota en su cuaderno personal.

Fue un admirador de la arquitectura tradicional ibicenca, de las costumbres y formas de vida y del paisaje que ofrecía la isla. En Sant Antoni se instaló junto con la familia Noeggerath en una casita de la Punta des Molí, propiedad de la familia Varó. Se hizo muy amigo del pescador Tomás Varó, Frasquito, con quien hacía excursiones con su falucho. En Eivissa escribió nueve relatos que constituyen la Serie ibicenca, el diario ibicenco España 1932, ensayos como Experiencia y pobreza, escrito durante el verano de 1933, escritos autobiográficos como son parte de la Crónica de Berlín y la mayoría de capítulos de la Infancia en Berlín hacia 1900, dos versiones de Agesilaus Santander, tres poemas y una cincuentena de cartas.

La educación

En 1936 existían en Sant Antoni tres aulas dedicadas a la educación, una de niños, una de niñas y una tercera de párvulos; las de niños y párvulos estaban situadas en los bajos del ayuntamiento y la de niñas en un local alquilado en la esquina de las calles Balanzat y Santa Agnès. El censo escolar municipal vigente de aquel año era de 140 niños, 114 niñas y 126 párvulos. El Ayuntamiento, presidido por Josep Marí Colomar acordó:

«Teniendo en cuenta la voluntad de la generación actual de instruirse y capacitarse para adaptarse al ritmo y las exigencias de la vida moderna (...), y considerando que para mayor eficacia de la enseñanza, es conveniente crear en este pueblo dos escuelas graduadas de tres secciones cada una, en base a las tres que actualmente existen.» Libro de Actas de Pleno del Ayuntamiento, de 15 de junio de 1936 a 27 de agosto de 1937, folio 4.

Poco tiempo después, el Ayuntamiento acordó por unanimidad encargar de urgencia un proyecto de graduada al arquitecto Forteza, con seis aulas y otras dependencias para actividades educativas complementarias, y seis viviendas para maestros. Esta escuela graduada no fue considerada como una obra urgente por las autoridades educativas franquistas, que tardaron casi veinte años en convertir el proyecto en realidad. Así, la escuela de la calle de Vara de Rey fue inaugurada durante los primeros años cincuenta.

El padre Bartomeu Ribas i Ferrer (1882-1971) y su aportación a la cultura local

Sacerdote y animador cultural, el padre Bartomeu Ribas nació en la calle de la Virgen de Eivissa y fue conocido popularmente como es mono (el mono), por su carácter nervioso, que mostró ya desde pequeño. Ingresó en el Seminario a los diez o doce años mientras era rector el padre Vicent Serra i Orvay, hizo los estudios eclesiásticos y adquirió unos sólidos conocimientos de matemáticas y física. Cantó la primera misa en 1907 y ejerció su primer ministerio en la parroquia de Sant Francesc de s'Estany y más tarde en Sant Cristòfol, en el Hospital, en Sant Carles y en Sant Antoni. Durante toda su vida vivió entregado a enseñar y culturizar a la población y así, junto a las funciones propias de un hombre de la clerecía, llevó a cabo una labor cultural constante, enseñando a leer a niños y gente adulta, organizando obras de teatro, conferencias, excursiones y otras actividades.

La etapa más significativa de su labor cultural fue su estancia en Sant Antoni entre los años 1918 y 1941. Son bien recordados y agradecidos sus esfuerzos para curar a la gente de la gripe sufrida durante el año 1918. Don Bartomeu fue el fundador del teatro de escenario en Sant Antoni: para cada fiesta señalada un grupo de chicos preparaban una memorización de poemas, una escenificación de un pasaje bíblico o simplemente una tarde de juegos y diversiones. El teatro para él era una herramienta pedagógica imprescindible. El público cada domingo iba aumentando y las comedias eran una manera de llenar con provecho las tardes de los domingos. Estas representaciones animaron don Bartomeu a escribir algunos guiones para ser representados, inicialmente bajo los porches de la casa de la iglesia y pronto se iniciaron las obras de construcción del local llamado de Acción Católica, adosado al norte de la iglesia, con un buen escenario, inaugurado en 1934, local que más adelante aprovechó al grupo de teatro Ca Nostra para su actividad. Una de las obras más de más éxito fue la representación del cuento popular En Pere bambo.

La actividad teatral se interrumpió con el inicio de la Guerra Civil pero al año siguiente se reanudó de nuevo, aunque en un ambiente de guerra y de desconfianza, una muestra del cual es la obra escrita por él mismo, inédita a día de hoy, titulada Todo por Dios o por la Patria o En el frente de Aragón, obra que debemos considerar como un documento histórico y social de la Guerra Civil.

En 1941 don Bartomeu fue destinado por segunda vez a Sant Carles, donde estuvo hasta 1951, cuando volvió a Sant Antoni hasta el final de sus días. Durante los años treinta en Sant Antoni creó la Academia de estudios Salvi Huix, y con la ayuda del secretario del Ayuntamiento, Andreu Tur, del farmacéutico Joan Riera y su sobrina Lola, impartían clases de todas las materias, incluso de dibujo, de música y de agricultura.

Su interés por enseñar lo llevó a crear las Escuelas Nocturnas para que la gente que trabajaba en el campo pudiera asistir a sus clases. Entre sus conocimientos debemos mencionar los de agricultura, materia que enseñaba a través de conferencias, clases nocturnas y clases prácticas en su huerto, que era a la vez centro de experimentación, laboratorio, aula y biblioteca. En 1964 publicó sus lecciones de agricultura en un librito titulado Breves Nociones Teórico-Prácticas de Agricultura, en el que explica las diferentes clases de suelo de la isla, las combinaciones y proporciones adecuadas de abonos, el cultivo de hortalizas y de legumbres y termina con una tabla de las plagas y epidemias más frecuentes y el remedio para combatirlas.

Entre los años 1930 y 1933, con algunas interrupciones por razones económicas, aparece en Sant Antoni la Hoja Dominical, redactada por don Bartomeu, que recoge la actividad social, parroquial y deportiva de la localidad. Tras la Guerra Civil, el obispado de Eivissa publica la Hoja Semanal, en la que había una sección agrícola de la que se ocupaba nuestro protagonista.

El padre Bartomeu Ribas i Ferrer también fue un hombre de pesca y de caza. Son bien conocidas sus habilidades y destreza para la pesca y también redactó una carta con las pesquerías de la bahía de Portmany, hoy desgraciadamente perdida. Respecto a la caza, debemos hablar del adiestramiento de sus perros y de su gran conocimiento de la isla, de la que dejó dibujado un mapa con su división parroquial.

La llegada de las religiosas Trinitarias

Parece que fue la autoridad militar de Eivissa la que solicitó a la madre general de las Trinitarias que fundaran en Sant Antoni y Santa Eulària, para encargarse de la educación de los niños y las niñas, enseñar costura a las chicas y encargarse de la atención y el cuidado de enfermos. De este modo, el 17 de diciembre de 1937 se embarcan hacia la isla las cuatro religiosas fundadoras: sor María Luisa Adrover, sor María de Jesús Ferrer, Sor María de las Mercedes Noguera y sor Francisca de la Milagrosa Perelló. El primer domingo, a las diez de la mañana, hicieron entrada solemne en el pueblo de Sant Antoni y fueron recibidas con gran alborozo por las autoridades civiles y militares, falangistas y pueblo en general. En la iglesia parroquial el obispo Antonio Cardona, Frit, les dio el discurso de bienvenida y pidió al pueblo que las ayudasen en todo lo que pudieran. Inicialmente no tenían convento y fueron a vivir a una casa de la familia Ribas Piqué situada en la calle Balanzat.

Pronto empezaron las gestiones para la compra del solar donde se construiría el convento y la escuela. Entonces era alcalde José Prats Colomar, Pep Bonet. Compraron un solar de 1175 m2 a Alfonso Ribas por 4.500 pesetas, a pagar en cuarenta y cinco mensualidades. El día 19 de febrero de 1939 se colocó la primera piedra y la obra se levantó siguiendo un proyecto realizado por el catedrático Manuel Sorá. Trabajaron en las obras del convento los maestros de obra Vicente y Pep Portmany y Joan Fontet. El año siguiente ya se habían acabado algunas aulas y ya se habían pagado por mano de obra, materiales y solar, 15.190,96 pesetas. Las trinitarias acabaron las obras gracias a generosas ayudas de particulares y los ingresos obtenidos de numerosas representaciones teatrales que se hacían en el salón de Acción Católica, ayudadas por el rector Padre Bartomeu Ribas y su sobrina Lolita.

Las clases de la Academia nocturna Salvi Huix iniciadas en 1930 e interrumpidas por la guerra se reiniciaron en 1938, ahora con la colaboración de la religiosa superior sor María Luisa Adrover y con el resto del equipo: el padre Bartomeu Ribas, Joan Riera (farmacéutico), Sr. Cunillera (abogado), Agudo Clarà (pintor), Pura Ortí de Agudo (pintora) y Dolores Ferrer.

Las Trinitarias impartían escuela infantil y primaria y desde la Academia preparaban alumnos para los exámenes libres de bachillerato en Eivissa. La superiora dejó escritos los nombres de los primeros alumnos de bachillerato:

"Rosita Ribas, María Prats Tur, María Ramón Ramón, luego vinieron ya alumnos y daremos las gracias a Dios por el feliz éxito de los exámenes. Después, en septiembre ingresaron cuatro alumnos más: Catalina Prats Tur, Eulalia Marino Valtierra, María Varó y María Luisa Tur. Ingresó en la Academia María Costa y siete niños que tienen clases en hora distinta de las chicas".

Entre otras iniciativas de carácter social, las Trinitarias impulsaron la creación de un belén para fin de año y Reyes, la cabalgata de los Reyes Magos, el Canto de la Sibila (1944) o la fiesta de la Virgen que se celebraba en la capilla de Sa Talaia.

Los escritores

A finales de los años cincuenta un grupo de intelectuales y escritores de la burguesía madrileña escogen Sant Antoni de Portmany como lugar de veraneo. Aquí encontraron un ambiente y un espacio de libertad, de la que los privaba la vida gris de la capital. Eran el grupo formado por Rafael Azcona (1926-2008), novelista y guionista cinematográfico, autor de obras como El pisito (1958), en el año siguiente reescrito como guión para cine, o Los europeos (1960), obra que recoge lugares y recuerdos del pueblo de Portmany de aquellos años. Ignacio Aldecoa (1925-1969), novelista, se inspiró en ambientes ibicencos para escribir algunos de sus relatos recogidos dentro del libro Los pájaros de Baden-Baden (1965), y su mujer Josefina R. Aldecoa (1926), pedagoga y escritora, fundadora de la escuela Estilo (Madrid), continuadora de los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza; a los que tenemos que añadir al crítico de arte Fernando-Guillermo de Castro (1926), promotor del dibujante Portmany en Madrid, y autor de un libro autobiográfico sobre la estancia de este grupo en Eivissa, que lleva como a título Ibiza, la perla olvidada. Memorias de una isla.

El Ca Nostra, una asociación cultural y deportiva

El Ca Nostra fue una asociación cultural y deportiva que nació en 1972 en Sant Antoni de Portmany, vinculada a la actividad catequística y la pedagogía de la fe de la iglesia parroquial. Inicialmente tuvo su sede en el local de Acción Católica, en la parte norte de la iglesia, con entrada por el calle Ample. Fue un punto de encuentro de la juventud en el que se realizaban actividades de ocio, conferencias, audiciones musicales, conciertos, patinaje sobre ruedas, fiestas juveniles, teatro y deporte. A partir de 1981 sólo quedó su sección deportiva de baloncesto y fútbol sala. Llegó a tener su propia revista, llamada Encrucijada.

En cuanto al teatro, fue dirigido por el entonces rector Josep Marí Ribas, Reiala. Funcionaba en dos grupos, uno infantil y otro juvenil y su actividad nació con una representación de cuadros navideños, La rosa de Navidad, a cargo del grupo infantil, y los sainetes cómicos Sindo el tonto y Curando a un sordo, a cargo de los mayores. Después se representaron La barca sin pescador, de Alejandro Casona, con la que se estrenó el escenario del nuevo Cine Regio; El raterillo; Asamblea General, de Lauro Olmo y Pilar Enciso; La mordaza, de Alfonso Sastre; Fedra, de Miguel de Unamuno y escenificaciones de poesía del siglo XX (Lorca, Machado, Alberti, Miguel Hernández, Paz, Neruda o Brecht, entre otros).

A partir de 1976 la mayor parte de los miembros del grupo de teatro de los mayores ya se encontraban estudiando fuera de la isla. Con todo, en Barcelona siguieron preparando montajes, que eran estrenados allí y luego se representaban en Eivissa, como Assemblea general, ahora en catalán; Contra la guerra, con textos de Neruda y de B. Brecht; Coses de sempre, tragedia escrita por Marià Torres. En los ochenta se recuperó la actividad con Dios, de Woody Allen y se inicia una etapa de representación de cuentos de Joan Castelló, adaptados y dirigidas por Marià Torres y interpretados por estudiantes de bachillerato: Es geperut i ses fades, Es adagis, Es ca des paperet, Conte de sa rateta, Sa sogra de sant Pere, Es fameliar, Es barruguet, Sa bruixa de la Mola. Estas fábulas se hicieron muy populares y tuvieron un gran éxito en las representaciones en los bailes de pozos y fuentes y en fiestas de pueblo. De estos años cabe destacar la escenificación del romancero ibicenco, con música catalana medieval.

Respecto a la actividad deportiva, cabe destacar que por primera vez en su historia, Sant Antoni se inició en la práctica de baloncesto, de la mano de Ignacio Carrero, entonces también joven párroco de Sant Antoni. Durante los años 1978 y 1984 el Ca Nostra de baloncesto jugó en tercera división; más adelante se organizó una escuela de baloncesto infantil y juvenil, entrenada por Pepe Fraile, que llevó a cabo una importante labor de educación deportiva. La temporada 1984-1985 nació un equipo de baloncesto femenino que llegó a jugar en la segunda división balear. La temporada 1995-1996 el Ca Nostra de baloncesto se clasificó en quinto lugar, su mejor resultado. A lo largo de los años noventa también funcionaba un equipo de fútbol sala, con el que la temporada 1998-1999 se extinguió toda la actividad deportiva del Ca Nostra.

Artistas y galerías de arte

Durante los 60 y los 70 del siglo XX, el turismo que llegaba a Portmany exigía una gran calidad en los servicios complementarios, lo que dio lugar una respuesta adecuada no sólo en la restauración sino también en el campo del arte. Así, encontramos que en el pueblo de Sant Antoni se fueron abriendo diferentes galerías donde pintores ibicencos y foráneos exponían y vendían su obra: la Galería Don Quijote - que fue la primera que abrió puertas, en 1961 -, la sala Vallribera, la Galería Bes Buda, la Galería Internacional y finalmente la Galería Es Limoner.

Desde el año 2000 se han abierto nuevos espacios públicos relacionados con el arte en diferentes inmuebles históricos y emblemáticos de la localidad, como son Sa Punta des Molí, el Molí d'en Simó y el faro de ses Coves Blanques y otros relacionados con negocios de restauración como Can Tixedó (en la venda de Forada) o Can Cires (en Sant Mateu d'Albarca).

El mundo de los artistas de Portmany està bien representado por los escultores de la familia Hormigo, el primer representante de la cual ya fue conocido por sus tallas de bastones de sabina y otras esculturas a partir de maderas naturales. Su hijo, Antonio Hormigo, ya ocupa un nombre de relieve entre los escultores de las islas por sus tallas de olivo, una muestra de las que se puede ver en la entrada del Ayuntamiento de Sant Antoni, obra que representa las cuatro estaciones. Toni Hormigo también es el autor de la escultura de mármol conocida como Es Verro, ubicada en la entrada del camino General con la calle de Ramón y Cajal, y del monumento dedicado a Cristóbal Colón situado en la entrada del pueblo, conocido popularmente como el Huevo de Colón, obra hecha conjuntamente con Julio Bauzá y Luis Ojeda.

Hay que hablar también de los trabajos de fundición de bronce que el más pequeño de la saga de los Hormigo, Pedro Juan Hormigo, entre los que podemos mencionar el monumento dedicado al historiador Joan Marí Cardona, ubicado en la plaza de la iglesia de Sant Rafel de Forca o El salinero colocado en el pueblo de Sant Francesc de s'Estany.

La escultura hecha de piedra que representa un pescador, situada frente al Hotel Portmany en el Passeig de ses Fonts es obra del escultor mallorquín Antoni Terrassa. En la primera rotonda del camino General se encuentran unos caballos de fundición, donación del empresario local Pepe Roselló.

A partir de los años setenta se produce una renovación en la concepción de los espacios musicales y así podemos destacar las intervenciones del artista catalán Lluís Güell en la distribución de los espacios y en elementos decorativos de la discoteca Es Paradís Terrenal y el café musical Café del Mar, siguiendo el gusto de la tradición mediterránea, combinada con elementos innovadores que recuerdan la obra de Gaudí.

En el pueblo de Sant Rafel de Forca durante los años ochenta y noventa se establecieron una serie de talleres de cerámica: Kinoto, Bauzá, Tala y Icardi, lo que le valió al pueblo la denominación oficial de Zona de Interés Artesanal. En este momento quedan dos abiertos; tal vez el centro cultural Can Portmany pueda ser un estímulo para recuperar esta actividad, así como el mercado de artesanía que se celebra durante el verano todos los jueves por la noche.

La escuela de danza de María Martín y Paco Torres

La pareja de bailarines Paco Torres y María Martín llegaron a Sant Antoni procedentes de Madrid a finales de los años cincuenta, para presentar su espectáculo de ballet clásico español en las salas de fiestas Ses Voltes, Isla Blanca y Ses Guitarres; en 1977 decidieron dejar las actuaciones en Ses Guitarres y montar una escuela academia de danza clásica y española. Era la primera vez que se ofrecía una actividad formativa de este tipo a la gente joven del pueblo. Las clases se impartían inicialmente a una sala de la planta baja de una residencia turística de la calle del Far, propiedad del empresario Jordi Matesanz. Más tarde se trasladó al edificio de propiedad de los bailarines de la calle de Sant Antoni. Esta escuela proyectó la cultura mucho más allá de la danza.

Paco Torres era un buen dibujante y desde su llegada a la isla quedó sorprendido por la belleza y el movimiento de la mujer ibicenca en su vestido de campesina, tema del que se sirvió durante años en sus dibujos al carbón sobre papel y que más adelante trasladó al óleo. Pero por encima de todo, su dedicación a la pintura fue una investigación permanente que va del costumbrismo ya mencionado hasta el cubismo, pasando por el surrealismo y el collage. También realizó esculturas de piedra, de madera y tela y de cerámica. Los pasillos de la escuela y de su domicilio fueron un espacio permanente de su arte.

Paco y María ejercieron su maestría con alta profesionalidad y fueron miles las niñas y también niños que recibieron formación física, artística y estética en su academia. Con los más pequeños sabían encontrar el equilibrio entre la técnica más elemental y el juego dramático, con exitosos ejercicios de psicomotricidad con los que jóvenes practicaban desinhibición. Los educaban en la disciplina de las artes escénicas, sin olvidar la formación de un público que asistía en masa a los espectáculos. Siempre fueron muy exigentes en la disciplina y técnica de su profesión, y de su academia salió una primera figura como Antonio García Santillana - Antonio Márquez en el mundo del espectáculo -, que ha llegado a ser primer bailarín del Ballet Nacional de Madrid.

Otro ámbito muy importante en la vida artística de Paco Torres fue el teatro. Podemos afirmar sin temor a errar que el artista tenía un concepto del teatro como arte síntesis, en el sentido de que la experiencia del trabajo desarrollado en el escenario debía ser la suma de todos los lenguajes artísticos. Presididos por el buen gusto estaba presente el texto dramático propio o de otros autores, con mucha frecuencia textos poéticos y dramáticos de Federico García Lorca, del que hizo un magnífico montaje de ballet teatro de la obra El maleficio de la mariposa, de 1978. García Lorca fue motivo de homenaje en diferentes años, en 1978, en la escuela vieja, en 1989 en la escuela nueva, con un recital de poemas y unos cuadros de expresión corporal y títeres, y todavía en 1998, en el Instituto de Secuandaria Quartó de Portmany con el título Recordando a Federico García Lorca (2000), un espectáculo a cargo del grupo de teatro del instituto dirigido por Marià Torres, con textos y proyección de pinturas de Paco Torres y canciones de Lorca acompañadas de piano y de flauta.

Paco Torres escribió numerosas pequeñas obras de teatro para ser representadas por sus alumnos, recogidas dentro del libro titulado El niño de la caracola (1993). Títulos como, Las caracolas, El niño-hombre que perdió su historia, La mar ya tiene compañero, El niño que quiso ser caballo, El viejo y el bosque, Los campos de mi tierra, Los cinco luceros, Zurita la paloma, Los olivos, Los pájaros tristes, La respuesta, Càndido y el pez, Sacristana, La lagartija, El círculo blanco, La casa llena de vientos, Coloquio: un rey y un río, Diálogo de niños o Las dos riberas. Muy buen recuerdo dejaron espectáculos como Boda flamenca, Belén gitano, y la turné que hizo por los pueblos de Eivissa y Formentera, conjuntamente con el Grupo de Teatro Ca Nostra durante el año 1980 con motivo de la celebración del Congreso de Cultura Pitiusa.

Los decorados de los escenarios teatrales eran una prueba del excelente buen gusto de este artista, bien por la sencillez de unas telas colocadas que insinuaban una ambientación, bien por estar pintadas con un esquematismo muy propio de él. Paco Torres también diseñaba los carteles de sus espectáculos y los programas de mano. Y en cuanto a la escenografía de los espectáculos, cabe destacar la facilidad con la que presentaba y movía los grupos de actores y la plástica de las composiciones escénicas. El vestuario también era diseñado con todo cuidado por él.

La Escuela de Danza de María Martín y Paco Torres ha desarrollado una tarea clave durante el último cuarto de siglo, hasta el año 2000, educando generaciones de jóvenes de Sant Antoni de Portmany en el campo de las artes escénicas.

Fuentes