Saturnino Aneiro Abella

Saturnino Aneiro Abella
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Combatiente revolucionario cubano
Nacimiento29 de noviembrede 1915
Rancho Veloz, Las Villas,Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento18 de noviembre de 1958
Ciego de Ávila Bandera de Cuba Cuba
PadresManuel Aneiro Hernández María Plutarca Abella Ruiz

Saturnino Aneiro Abella. Integrante del M-26-7, fue dirigente sindical de los trabajadores azucareros y máximo dirigente del Partido Socialista Popular y del Movimiento Obrero en Céspedes.

Síntesis biográfica

Infancia y juventud

Saturnino Aneiro Abella, nació el lunes día 29 de noviembre del año 1915, en la Finca San Ramiro, municipio de Rancho Veloz, provincia de Las Villas, hoy municipio de Corralillo, provincia Villa Clara. Hijo de Manuel Aneiro Hernández, y de María Plutarca Abella Ruiz. Ambos cubanos, de origen campesino.

Aprendió sus primeras letras en el año 1921, a la edad de seis años, en una escuelita de su pueblo natal, desde los ocho años de edad tuvo que vincular los estudios con el trabajo pero no pudo continuar en la escuela por tener que dedicarle más tiempo al trabajo, obligado por la crítica situación económica por la que atravesaba su familia.

Participación en la Guerra de independencia

A principios del año 1938, Aneiro comenzó a trabajar en la colonia San Fernando, propiedad del colono Don Luis Rodríguez donde no tardó en ganarse el afecto, el respeto y la admiración de todos los trabajadores, quienes por su destacada participación combatiente contra los abusos y atropellos tan usuales en las plantaciones cañeras, lo eligieron Delegado del Buró de la Colonia. Así inició Aneiro sus primeras luchas como Dirigente Sindical enfrentándose a la patronal y trabajando por organizar a todos los obreros en el Sindicato de Trabajadores Azucareros del Central Carlos Manuel de Céspedes y sus Colonias.

En el año 1939 se efectuaron en nuestro país dos acontecimientos históricos dentro del movimiento obrero cubano que incidieron en la vida de Aneiro.

El primero fue la fundación de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), celebrado en la Ciudad de La Habana, el 28 de enero de ese mismo año, donde fue elegido Secretario General, el inolvidable maestro de la clase obrera cubana Lázaro Peña González y el insustituible líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo, como miembro del ejecutivo.

El segundo fue la celebración del Primer Congreso Nacional de Obreros Azucareros en la Ciudad de Camaguey, el 21 de octubre del año de referencia, donde emergió la Federación Nacional Obrera Azucarera (FNOA)( más tarde FNTA) por iniciativa de Jesús Menéndez. A este evento asistieron 113 delegados en representación de 78 sindicatos azucareros de varios ingenios del país y entre ellos se encontraba Aneiro.

En estas dos grandes actividades del proletariado cubano, Aneiro trabajó durante días y noches para cumplir las orientaciones de la Dirección del Partido Provincial, acerca de la recaudación de fondos para sufragar los gastos de las referidas reuniones obreras, así como en la distribución de propagandas alusivas a tan interesantísimos congresos. Ese mismo año 39, el Partido Comunista de Cuba y el Partido Unión Revolucionaria se unificaron para participar en las elecciones de La Asamblea Constituyente de 1940 y llevar un solo programa y una sola candidatura, basados en los lineamientos y principios políticos del Marxismo-Leninismo.

Por su labor destacada en las filas del Partido, Aneiro fue promovido para ocupar cargos de responsabilidad en el Comité Seccional del Partido en Céspedes e inició así su vida de dirigente partidista, donde por sus esfuerzos realizados, logró situarse en niveles superiores de dirección.

Como en anteriores ocasiones, Aneiro prestó su más entusiasta cooperación, trabajando en la organización y materialización de tan noble gesto del proletariado cubano y se situó al frente de brigadas que marcharon a las colonias del territorio cespedeño, para la limpia de caña, con vistas a la recaudación de fondos para más ayuda al hermano país soviético atacado por el hitlerismo alemán.

Como en todas las tareas orientadas por el partido, Aneiro desarrolló esta actividad con el mismo dinamismo y abnegación que lo caracterizó como combatiente y dirigente revolucionario. En esta manifestación de solidaridad internacionalista con el pueblo Soviético, Aneiro organizó unos grupos de jóvenes socialistas y unitarios, para trasladarse desde Céspedes hasta Florida, con el objetivo de dar su disposición de ir a combatir voluntariamente contra el hitlerismo en suelo soviético.

Por no contar con medios económicos para pagar el transporte, Aneiro y sus compañeros caminaron a pie los 7 kilómetros de ferrocarril que separan estos dos pueblos camagüeyanos. (Testimonio de José Ripoll, Habana del Este, 1979) En las filas del Partido, sin abandonar la producción y su condición de dirigente partidista, Aneiro libró grandes batallas a favor de las demandas de los trabajadores de nuestra primera industria y trabajó incansablemente por mejorar el estándar de vida de la población campesina. Por la actitud combatiente mantenida por Aneiro se obtuvieron demandas favorables para los trabajadores arrancadas a los explotadores a costa de sacrificios como fueron: aumento del jornal mínimo diario de $0.50 a $1.40.

El incremento del 30% en la limpia de los campos de caña con obstáculos, así como el pago del 9,09% de las liquidaciones de los ajustes por destajos. Durante su permanencia en Céspedes como dirigente máximo del Partido Socialista Popular y del Movimiento Obrero, él no descuidó jamás la distribución de propagandas que los organismos superiores bajaban al Comité Seccional del Partido en Céspedes, tales como: revistas, Periódico HOY, carta semanal, manifiestos y boletines.

Su responsabilidad y cuidados sobre este aspecto, hicieron posible que las mismas llegaran puntualmente a las manos de los militantes, simpatizantes, trabajadores, campesinos, unitarios y varios sectores de la población. Razón por la cual todos estaban al corriente del acontecer político, social y revolucionario en aquel entonces. Otros de los méritos de Aneiro en la lucha revolucionaria fue la atención y apoyo que prestó al Movimiento Revolucionario 26 de Julio y al Directorio 13 de Marzo, en Céspedes, con los que mantuvo siempre una estrecha vinculación sin que jamás impusiera ninguna orientación.

Su respeto a las demás organizaciones políticas fue su más útil arma organizativa en todas las huelgas y luchas obreras cespedeñas. Estando él al frente del Partido en Florida le sorprende el golpe de estado del 10 de Marzo de 1952, realizado por Fulgencio Batista.

En horas de la mañana, Aneiro y distintos dirigentes de organizaciones políticas, entre ellos de la Juventud Ortodoxa, hicieron uso de los micrófonos de la Emisora CMJI de Florida para protestar contra el gorilazo y se acordó citar al pueblo para el Parque José Martí a las 2:00 de la tarde de ese mismo día.

En 1955, el movimiento obrero organizado en Comités de Lucha bajo las orientaciones de Aneiro, libran constantes luchas de la magnitud de la huelga del central Estrella, la cual se efectúa el día 4 de febrero, al inicio de la zafra, cuando la administración de aquel feudo de la Vertientes Camaguey Sugar Company, decide el desplazamiento de 57 obreros del central, pretextando que por las nuevas máquinas instaladas, ya no eran necesarios sus servicios.

A finales de 1955, tiene una participación activa en la huelga convocada por la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA), este movimiento huelguístico organizado por los Cetekarios, fue convertido en una huelga revolucionaria por los Dirigentes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y del Partido Socialista Popular (PSP) y Directorio Revolucionario.

En marzo de 1958, cuando se encontraba trabajando incansablemente en los preparativos de la Huelga del 9 de abril de 1958, Saturnino fue detenido por las fuerzas represivas del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) y del BRAC, conducido al Cuartel Agramonte de Camagüey, fue sometido a las habituales torturas que se empleaban contra los revolucionarios.

Las veintiuna noches que estuvo preso, fue sacado diariamente de su celda amenazado con matarlo si no hablaba, haciéndole disparos de ráfagas de ametralladoras para amedrentarlo. Inútil intento de aquellas hienas asesinas, que no conocían el temple y firmeza revolucionaria de quien prefería morir (como murió) antes de traicionar al Partido, a la clase obrera, a la Revolución, a la Patria y a sus compañeros de lucha.

La Dirección del Comité Provincial del PSP, dio instrucciones precisas a Aneiro para que hiciera los preparativos pertinentes ante el cruce de la Columna Invasora #8 Ciro Redondo, comandada por el Guerrillero Heroico Comandante Ernesto Che Guevara.

Felipe Torres Miembro de la Dirección Provincial del PSP le entregó personalmente la cantidad de $1000.00 a Zacarías, advirtiéndole que ese dinero no se podía tocar sin autorización de él, porque estaba destinado para entregárselos al Che. S

egún investigaciones realizadas, los compañeros Ignacio Gonzáles Niebla y ]]Andrés Gutiérrez Cardoso]], fueron los encargados por Aneiro de hacer llegar al Che, todos los recursos acopiados con el fin de ayudar a las fuerzas rebeldes: nylon, grasas para las armas, ropas, zapatos y una brújula (solicitada por el Che) que adquirió Sandalio Ramírez en la Joyería Aidar de Ciego de Ávila al costo de $40.00.

Muerte

En la madrugada del día 18 de noviembre de 1958, cuando Aneiro descansaba un poco de la ardua labor revolucionaria que desarrollaba por nuestra liberación nacional, un grupo de soldados y policías comandados por el capitán Juan Hernández Herrera, asaltaron su domicilio; fue detenido junto con su compañero Carlos Rodríguez Careaga.

Con posteridad a los hechos se conoció que esta detención fue efectuada por una delación. Ambos revolucionarios fueron conducidos al Cuartel de Ciego de Ávila. Allí, en el escenario donde la Guardia Rural cometió actos de violencias, fueron torturados los valientes combatientes revolucionarios. Con el fin de atemorizar a los detenidos habían iniciado los interrogatorios amenazándolos sin miramiento alguno.

Durante horas y horas se mantuvo el ensañamiento hasta que agotados todos los métodos fascistas contra él, casi extenuado por los golpes y pateaduras recibidas, los esbirros le asesinan sin lograr que de sus labios saliera una sola palabra que delatara a sus compañeros de lucha e ideales.

Su cuerpo, el igual que el de Rodríguez Careaga, fueron arrojados en la cuneta de la carretera de Ciego a Morón, frente a la entrada del Central Pina (Hoy Ciro Redondo) provincia de Ciego de Ávila.

Su cadáver fue trasladado al poblado de Céspedes, el pueblo en su inmenso dolor dio muestra de admiración al mártir con aquella manifestación de duelo que le tributó en su velada y en su sepelio, efectuado el día 20 de noviembre de 1958.

Fuente