Sebastián Toledo Rodríguez

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Sebastián Toledo Rodríguez
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Es el artesano del campesino; el hombre que ha sido capaz de retratar como nadie el ritmo de su vida.
Nacimiento20 de enero de 1914
Rosa García, Taguasco, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
ResidenciaLa Rana, Taguasco, Sancti Spíritus, Cuba
NacionalidadCubana
Conocido porCoco

Sebastián Toledo Rodríguez. Es el “artesano del campesino” , su extensa obra constituye el más importante aporte que en materia de artesanía popular existe en el territorio taguasquense.

Síntesis biográfica

Infancia

Vino al mundo un 20 de enero de 1914 en un punto de la geografía taguasquense llamado Rosa García en la finca Manacas, próximo al sitio de Lucio Gómez, gran amigo de la familia y con destinos semejantes en medio de una situación nada aconsejable para aquel entonces. Era el primero de los vástagos de una larga prole de tres hembras y tres varones, sin contar los otros medios hermanos del primer matrimonio de D. Abelardo Toledo Rodríguez, su padre, quien había dejado de éste dos varones y una hembra.

Isleño aplatanado en Cuba desde finales del Siglo XIX ya había tenido su primera morada en Puerta de Golpe, Vuelta Abajo, natural del famoso barrio Los Callejones en la villa de Mazo, La Palma, uno de los tantos palmeros que cruzo el Atlántico en busca de mejorar sus posibilidades en este otro lado.

La madre, una bordadora que hizo época en toda esa zona de campo procedente de Camajuaní, era natural de Barlovento, también de la isla bonita. La consumación del matrimonio entre estos dos emigrantes canarios va a permitir, la permanencia de una solidez cultural que tocaba a fondo en cualquiera de sus manifestaciones, huella permanente que sembró en el niño desde sus primeros pasos, la idea de descubrir en su entorno una posible respuesta a sus tempranos pasos por el mundo de la imaginación artística, concretamente, la confección manual de cuantas piezas concretara, en ese apasionante mundo que el entorno le suministraba con la utilización de diferentes materiales.

Pero el pequeño Sebastián siempre fue un muchacho muy vivo, intranquilo, dado a las maldades propias de un niño travieso, motivo principal para ese gran bautizo que lo ha dejado marcado para siempre: “Según mi pobre madre, Coco era una especie de apodo o seudónimo que en Canarias le decían o se parecía a un fantasma, una visión, algo que salía, yo era tan maldito que me metían miedo con aquello de Cocooo, era algo para que yo me tranquilizara y no diera tanta guerra, el viejo tenia que intervenir a veces y la cosa se ponía fea, porque isleño al fin no entendía de esas cosas y de vez en cuando se le iba la mano, como no levantaba tres cuartas del piso me decían Coquito, pero al ir creciendo me bautizaron como Coco hasta hoy… Por eso son famosos los cuentos de mi en todo aquello, fíjate tu, cuando fueron a ver a Margarita Cuquilla, la comadrona paisana de papa para que atendiera al parto de la vieja, se formo un dime que te diré porque estaba en apuros, pero eso no fue nada, lo bueno vino después, cuando yo caí en sus brazos arme una tanda que fue del carajo … desde entonces yo siempre he sido un hombre muy vivaracho”.

Su entorno familiar

El hogar vino a ser su escuela desde niño, allí aprendió y forjo su carácter al amparo de la madre preocupada y celosa, de las exigencias del padre va a formarse como un campesino de primera abierto a cualquier tipo de faena por difícil que esta fuera, de ambos reconoce su aliento permanente por las islas en una cruzada que no tiene fronteras, en la rustica casita se respiraba la dulce brisa de los alisios isleños, era una constante el recuerdo embriagador de la isla corazón, la morriña por aquel pedazo de tierra en medio del Atlántico llega a convertirse en algo mas que cotidiano, era necesario cruzarlo aunque fuese por ultima vez: “Los ahorros de papa había que echarlos pa lante, querían regresar por un tiempo a la tierra donde nacieron, yo tenia unos seis años, conocía algo de Canarias porque en verdad la mencionaban demasiado, no pasaba un día sin que en casa se escuchara algo de allá, me convertí en un pasajero mas de un barco que se llamaba José Talla, fueron veintidós días de viaje que nunca olvidare, mirabas para todas partes y lo único que veías era agua y más agua, pero tuve la suerte de estar seis meses y conocer los cuatro abuelos y muchos primos, juntos recorrimos a La Palma y estuve en Mazo y Barlovento donde nacieron los viejos, creo que conocí a la isla como si fuera Manacas, mire que es mucho decir”.

El ansiado viaje a Canarias caló profundamente en los sentimientos mas íntimos del joven, aquella estancia temporal sirvió para conocer a sus antepasados directos, pero también vino a demostrar que estaba preparado para empeños mayores. A los 6 años comenzó a tallar la madera, hobby que alternaría tiempo después con la siembra de tabaco. La necesidad le obligaba a ofrecerse en cuerpo y alma a las faenas agrícolas, el tabaco le esperaba como uno de sus clientes mas avezados demostrándolo con una carga de sacrificios increíbles, pero en los pocos ratos libres ya comenzaba a realizar con seriedad sus primeros pininos en el arte elemental de construir cuanto objeto quisiera: “Para este tipo de actividad hay que tener una paciencia tremenda, creo que esta la conseguí de mama, como era ama de casa tenia algún tiempo para bordar y tejer a su manera, se reclinaba en un taburete en una esquina y yo la miraba hasta cansarme, ahí pasaba horas y horas como si nada a su alrededor sucediera, era muy buena porque hasta lo hacia por encargo…”

En los primeros momentos no tuvo una inclinación por un material específico, apelaba a los que encontrara o el campo le facilitara ante tanta variedad de componentes naturales, pedazos de raíces, fragmentos de troncos, cantidades pequeñas de tierras de diferentes colores y matices que lograba amasar como si fuera gofio, de los que surgían figuras de todo tipo.

La familia del pequeño atraviesa por momentos realmente muy duros, tenían que cambiar con asiduidad de domicilio, el pan había que encontrarlo donde mejor se podía, hubo momentos de recorrer buena parte de la sitiería para acomodarse de la mejor forma posible, esos lugares de campo a veces impenetrables en épocas de primavera fueron parte de las andanzas peregrinas de la familia, por eso, es que Coco conoce tanto de cualquiera de esos parajes, evocados de igual manera cuando los trae a su prodigiosa memoria para afianzar lo que pronto se convertirá en objetos de valor.

Como todo canario establecido D. Abelardo conoce las mañas del tabaco, al dedillo llega a establecer una comunicación con la emblemática hoja, de la cual bebe inagotablemente su hijo que va creciendo a su sombra, como buen pichón aprende los conocimientos recibidos de la mano de quien seria igualmente un gran amigo, algo que evoca con profunda tristeza si tenemos en cuenta que a la temprana edad de veinte años era huérfano de padres: “La cosa se acabo de poner mas fea de lo que estaba cuando quedamos desamparados, sin el abrigo de nadie ya te puedes imaginar, tuve que hacerme cargo de todos mis hermanos y las penas comenzaron a llegar por todas partes, pasamos muchas necesidades y hasta hambre de vez en cuando, pero poco a poco fuimos creciendo y cada uno por su lado inició una nueva vida, no quedaba casi tiempo para dedicarse a la madera, pues mi fuerte siempre fue este tipo de material, a medida que aprendía mas y con mayor experiencia comprendí que el camino era sacarle algo a la madera …”

Producto a los problemas que se presentan en la vida de Coco especialmente en esta etapa, hubo importantes interrupciones en su capacidad para hilvanar una idea continua y lograda de su trabajo creador, pero por otra parte, generó una reacción positiva en su comportamiento ante las adversidades, las responsabilidades que tiene que enfrentar como nuevo cabeza de familia lo convierten en una persona mucho mas madura, responsable y con una orientación social mas definida. Aunque retire momentáneamente de la escena cotidiana sus pequeñas manualidades, van a aparecer como complemento algunos elementos que van a redondear su futura proyección, llega a dominar como pocos el arte de la carpintería, un oficio que a partir del conocimiento previo de lo que hace en miniatura con la madera, le servirá como puntal indiscutible en su afán por conocer hasta lo más hondo las posibilidades que le ofrece este material.

Estos fueron los tiempos que se enfrenta como partidario a la atención esmerada de una vega de tabaco, compartido con las terminaciones por encargo que realizaba de carpintería, ya habían pasado aquellas jornadas de mozo en alguna que otra casa de la zona para ayudar al sustento familiar. Ya domina el arte de la macro madera al confeccionar un ajuar completo para una casa de familia, tanto de uso doméstico y personal como medios destinados al trabajo en el campo, escaparates, camas, taburetes, mesas de partidarios, arados, frontiles, yugos, etc., vienen a mostrarnos las excelencias de un campesino que madura con la experiencia que atesora en su paso por el mundo campestre. De esta manera va teniendo un reconocimiento en una vasta comarca que se divide en numerosas fincas tabacaleras, Santa Mauricia, Pozo Azul, Arroyo Grande, lugares que le son comunes por destino, van a conocer de manera continuada de su andar peregrino en busca de una solución aunque fuese parcial de sus condiciones de vida.

El entorno donde siempre ha vivido y desarrollado su obra se va a encargar de convertirse en el mas fiel de sus representantes, amen de la profunda huella dejada por sus queridos padres en su formación como persona y artista popular, ambas cuestiones se complementan mutuamente y son parte de su orgullo como genuino exponente de su pueblo, del guajiro, del campesino, con una habilidad poco antes vista en estos menesteres, imagen creada a base de un largo periplo por más de noventa años de vida, en una comarca que lo tiene como uno de sus más preciados hijos.

Apuntes sobre su obra

En 1978 Luis Márquez, trabajador de cine móvil en aquella entonces, lo descubre y lo invita a un evento de cultura que le abriría para siempre las puertas del mundo del arte. “Gracias a este trabajo, en los eventos que ha participado, he conocido artesanos y artistas de casi todo el país”.

Coco Toledo, con su estilo naïf, domina de forma sorprendente la técnica de la talla en madera. Esto le da a sus obras una factura muy particular, donde su amplio espectro temático recae fundamentalmente en la cultura tradicional popular; aunque siempre tiene espacio para otros elementos de la contemporaneidad.

Su don natural está en la recreación de objetos del campo y los animales que lo pueblan, abordando su complejidad a tenor de la dimensión de la pieza o del conjunto de elementos que la integran. En los últimos tiempos han aparecido algunos objetos asociados a la juguetería, un alto porcentaje de camiones, helicópteros, guaguas, coches, todos llevados a pequeña escala, demostrando alguna evolución en su obra al acompañar a los tradicionales emblemas de la campiña.

Sebastián le da gracias a la vista por haberle permitido realizar un arco iris de sueños espirituales

Su trabajo es muy rudimentario y profundamente sencillo, no logra trazos ni dibujos de ningún tipo, va directo sin antecedente alguno al trozo de madera seleccionada, ya preparada para lo que desea en el momento, el patio de su propia vivienda o lo que divisa al mirar por la ventana a pocos metros con todos sus argumentos será el escenario preciso, traza con el propio dedo el tamaño de la madera que quiere trabajar de acuerdo con la pieza a construir, con los instrumentos que puede conseguir desarrolla su labor, utiliza cepillo número 4, serrucho con diente fino, remaches de aluminio, una trincha, chaveta y cuchillo, iniciando de adentro hacia fuera por ser lo más difícil en los detalles del trabajo. En este artista hay un razonamiento previo a la hora de elaborar la pieza, calculado con toda planificación dentro de un conjunto de cuestiones a considerar, que parten de las necesidades y aspiraciones del creador.

Sus diminutas figuras de animales y piezas tradicionales del campo, se convierten en la expresión máxima de la cultura campesina territorial, haciendo un llamado reivindicativo por la presencia transformadora del hombre en esa aislada zona de nuestro país. La forma en miniatura o pequeño formato resulta de gran interés para la inmensa mayoría de las personas, terminación que respalda los positivos calificativos que ha obtenido en los últimos años.

Toda obra confeccionada por este artista le es entregada por el ángel de la inspiración: “…cada figura que realizo la veo primero como una visión en amarillo pálido”. Es así cómo su mente le permite hacer constantemente sus creaciones.

Este artista confecciona la mayor parte de los instrumentos con los que trabaja y que le permiten hacer, de cualquier pedazo de madera, la inmortalidad de su entorno, arte que extrapola a las nuevas generaciones con las cuales trabaja sistemáticamente para transmitirles toda su experiencia, maestría y agilidad, donde muestra resultados alentadores.

“Los muchachos son inteligentes y aprenden rápido, pero cuando se enamoran se me pierden, chico”.

Su vida transcurre apacible en su hogar del Consejo Popular La Rana, rodeado de todas sus figuras, repletas de ingenuidad, belleza, cubanía y expresividad, unido al amor desbordando de todos los que le conocen: su familia y su esposa, que sigue siendo su gran amor. Coco desea, antes de perder la memoria y la vista, hacer su obra colosal, donde resumirá toda su experiencia.

“Quiero hacer 200 piezas flexibles y móviles, unidas sin ningún tipo de empate en una sola figura de madera; para lograrlo sólo espera encontrar la madera apropiada porque ya recibí la visión en amarillo pálido, me ocurrió una tarde y sin ella no puedo hacer ninguna talla”.

Sebastián Toledo Rodríguez, sencillamente Coco, es un hombre que da gracias a la vista por haberle permitido realizar un arco iris de sueños espirituales que tanto bien y sosiego le han traído. Es reconocido, respetado, admirado y motivo de observación por lo especialistas de las Artes Plásticas, que ven en este creador la originalidad de una naïf sin vocación comercial y, es ahí donde radica especialmente, su grandeza y la forma en que ha trascendido su arte, que ya deja de ser privado para convertirse en patrimonio tangible de nuestra nación y de Taguasco, su terruño natal.

Gracias a Coco por su carácter, sencillez, cubanía y, sobre todas las cosas, por enseñarnos que de las manos pueden salir motivos de alegría visual.

Reconocimientos y premios obtenidos

La crítica especializada ha visto con buenos ojos los trabajos del artesano, lo que ha motivado su presencia en innumerables exposiciones individuales y colectivas en el municipio y la provincia.

Es miembro de la ACAA, muestras suyas han formado parte de exposiciones permanentes e itinerantes en diversos lugares del país, así como, en Jornadas y Semanas de Cultura, Ferias de Arte Popular provinciales y nacionales.

Ha participado en casi una veintena de Semanas de la Cultura en su Taguasco natal, su obra le ha merecido tres Gran Premio en las Ferias Nacionales de Arte Popular, de las cuales es fundador y expositor permanente de sus pabellones centrales; Gran Premio en el Concurso 17 de mayo convocado por la ANAP en el 2004 y varios Premios en las Jornadas Cucalambeanas Nacionales de Las Tunas desde el 2002 al 2007.

En varios eventos de la FMC, CDR, Educación y Salud Pública de la provincia espirituana se han expuesto las obras artesanales de Coco.

Otros organismos interesados como la ANAP – entidad de relación – ha expuesto su obra en eventos nacionales de su perfil, además, en el extranjero se han localizado obras aisladas en Alemania y España.

Por la amplitud de su obra y lo que representa y ha aportado a la cultura local, así como, por su incansable espíritu creador, la Dirección de Cultura Municipal y la Casa de Cultura Almira Campos Brito, a esa instancia, le han otorgado la condición de Símbolo de la Cultura Local.

Ostenta, además, el Premio Nacional Memoria Viva del año 2003, que entrega el Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, por los aportes realizados al movimiento artesanal y por su entrega en el mantenimiento, desarrollo y consolidación de un arte que se ha transmitido a varias generaciones.

Fuentes

  • Entrevista a Sebastián Toledo Rodríguez.
  • Documentos del archivo de Cultura Municipal de Taguasco.