Sensibilidad Química Múltiple

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Sensibilidad Química Múltiple
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Síndrome crónico de etiología y patogenia desconocidas, relacionado con la exposición a diversas sustancias, como productos químicos ambientales o varios alimentos.


Sensibilidad Química Múltiple. La sensibilidad química múltiple (SQM), conocida también como intolerancia ambiental idiopática, es un síndrome crónico de etiología y patogenia desconocidas, por el que el paciente experimenta una gran variedad de síntomas recurrentes, que implican a varios órganos y sistemas, relacionados con la exposición a diversas sustancias en muy bajas dosis (a concentraciones menores de las que se consideran capaces de causar efectos adversos en la población general), tales como productos químicos ambientales o alimentos. El estado del paciente puede mejorar cuando los supuestos agentes causantes son eliminados o se evita la exposición a ellos. Se trata de un proceso que se desarrolla de manera solapada y progresiva, y que afecta principalmente a mujeres de mediana edad. Suele acompañarse también de intolerancias alimentarias, farmacológicas y de otro tipo. Con frecuencia cursa con enfermedades asociadas, especialmente el síndrome de fatiga crónica (SFC).

Los estudios realizados hasta la fecha sugieren un posible origen multifactorial de la SQM; en el desarrollo de la enfermedad, parecen estar implicados diversos mecanismos de toxicidad, órganos y sistemas, tanto a nivel molecular, bioquímico, fisiológico y estructural. Es muy probable que el sistema nervioso central (SNC), el sistema inmunológico y el sistema endocrino participen en la respuesta toxicológica que se observa en el desarrollo de la SQM, mediante alteraciones en los mecanismos de interregulación existentes en estos sistemas.

Actualmente, no existen estudios concluyentes que atribuyan el origen de la SQM a factores genéticos, ni tampoco se dispone de pruebas concluyentes que sitúen su origen en factores psicológicos y/o psiquiátricos. A medida que se avanza en el conocimiento de la SQM, predominan los estudios que orientan la investigación hacia un origen orgánico tóxico y disminuye el número de trabajos que hacen referencia a una causa psicopatológica.

El diagnóstico de la SQM es clínico, y se basa en la presencia de síntomas (percepciones subjetivas del paciente) y/o signos clínicos (manifestaciones objetivas, observadas en la exploración médica). Estos últimos pueden estar presentes o no y ser muy diversos, tales como eritema, ronquera, taquicardias, arritmia, descoordinación motora, trastornos del habla, etc. Los desencadenantes más comunes son los perfumes, los productos de limpieza, el gluten, el maíz, la caseína, la soja y el glutamato monosódico.

Debido a los problemas que se plantean en cuanto a la definición, diagnóstico y tratamiento de la SQM, actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) no contempla a la SQM como una entidad nosológica con un código específico en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), y tampoco la Asociación Médica Estadounidense (AMA), la Academia Americana de Alergias e Inmunología, el Colegio Americano de Medicina y la Sociedad Internacional Reguladora de Toxicología y Farmacología.

No obstante, la Asociación Médica Estadounidense, la Asociación Americana del Pulmón, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de los Estados Unidos exponen que las quejas de los pacientes referentes a la SQM no deben ser descartadas y atribuidas a un origen psicológico, sino que es esencial un examen médico minucioso.

Austria y Alemania han incluido el término sensibilidad química múltiple en su Índice Alfabético; sin embargo, el código de la CIE-10 sigue siendo el T78.4 “alergia no especificada”. Esto quiere decir que cuando se realice una búsqueda por el código 78.4, el resultado no será únicamente la SQM, sino también las alergias, reacciones de hipersensibilidad, etc., que están incluidas en dicho código. Japón ha incluido el literal de la SQM dentro del código T65.9 de la CIE-10, que se refiere a “efectos tóxicos de sustancias no específicas”.

En septiembre de 2014, el Ministerio de Salud de España codificó la enfermedad en su versión de la clasificación internacional de enfermedades CIE-9-MC (CIE-9 modificación clínica) dentro del grupo de "alergias no específicas" (código 995.3).

Se han propuesto muchos nombres alternativos para esta patología: enfermedad ambiental, enfermedad del siglo XX, síndrome de respuesta a las sustancias químicas, síndrome de alergia total, pérdida de tolerancia inducida por químicos e hipersensibilidad química. Aunque es una patología de la que se habla especialmente a partir de finales de la década de 2000, sus orígenes se remontan a mediados del siglo XX.

Historia

El trastorno posteriormente denominado Sensibilidad Química Múltiple fue propuesto originalmente como una enfermedad distinguible por Theron G. Randolph en 1950 poco después de ser expulsado de la Escuela Médica de la Northwestern University por sus cuestionables enseñanzas. Randolph describió la dolencia como un desorden crónico multisistémico, caracterizado por síntomas muy diversos supuestamente causados por una reacción del organismo a sustancias presentes en el medio ambiente y los alimentos. Las teorías de Randolph fueron desechadas por los especialistas en alergología y son criticadas como sinsentidos por los especialistas en toxicología, debido a su rechazo a la importancia de los anticuerpos IgE en alergias reales, lo cual entra en conflicto con los conocimientos actuales.

En 1965 Randolph fundó la Sociedad de Ecología Clínica como organización para promover sus ideas sobre los síntomas que presentaban sus pacientes. A partir de esta organización emergió la ecología clínica, una especialidad médica no reconocida cuyos practicantes han sido criticados por hacer creer a pacientes mentalmente enfermos y sugestionables que son químicamente sensibles.

En 1984, la Sociedad de Ecología Clínica cambió su nombre por el de Academia Americana de Medicina Ambiental, pero pronto otras sociedades tales como el Centro Nacional de Estrategias de Salud Ambiental la superaron en número de miembros.

En 1987 Mark R. Cullen, profesor estadounidense de medicina y epidemiología, acuñó por primera vez el término "Sensibilidad química múltiple" y definió siete criterios para diagnosticar este trastorno. Los criterios incluían la exposición ambiental demostrable a productos químicos o la afectación de más de un órgano.

En 1996, el IPCS (International Programme on Chemical Safety), publicó las conclusiones de un taller celebrado en Berlín en el que se recomienda por primera vez la denominación "Intolerancia ambiental idiopática" (IAI) en lugar de sensibilidad química múltiple. En las conclusiones se establece como definición de trabajo que la IAI se caracteriza por ser un trastorno adquirido con múltiples síntomas recurrentes, asociado a diversos factores ambientales y no causado por trastorno médico o psiquiátrico conocido. Además, considera de importancia fundamental determinar si los pacientes son capaces de discriminar entre agentes químicos y placebo en estudios de doble ciego, ya que la incapacidad para hacerlo sugeriría un mecanismo psicológico.

En 1999, tras una conferencia celebrada en Atlanta, Liliane Bartha y otros, establecieron seis criterios -conocidos como los criterios de Barth o Consenso Internacional de 1999 - para el diagnóstico de la sensibilidad química múltiple. Estos criterios eran: se trata de una condición crónica, los síntomas son reproducibles, en respuesta a una exposición baja, se relaciona con multitud de sustancias químicas, los síntomas mejoran cuando cesa la exposición, afecta a múltiples órganos y sistemas. Aunque estos criterios son necesarios para el diagnóstico de IAI, no son suficientes y es necesario descartar otras patologías que puedan explicarlo.

En 1999 la alergóloga, inmunóloga y médico ambientalista Claudia S. Miller desarrolló el cuestionario QEESI (acrónimo de Quick Environmental Exposure and Sensitivity Inventory) de autoevaluación como instrumento para inferir el nivel de sensibilización de los afectados por el síndrome. El cuestionario mide de 0 a 10 el grado de afectación en cuatro aspectos: gravedad de los síntomas, intolerancia a químicos, otras intolerancias e impacto vital.

Eventos específicos de exposición a químicos: el desastre de Bhopal, la Guerra del Golfo y el 11S

El estudio de las consecuencias sobre la salud de ciertos eventos específicos ha permitido a científicos y médicos de todo el mundo sugerir una explicación creíble para la aparición y rápida escalada de la SQM. En 1984, tras el desastre de Bhopal, en el que aproximadamente medio millón de personas fue expuesto a diversas toxinas liberadas por una planta de pesticidas, muchos supervivientes desarrollaron sensibilidades y graves problemas de salud, previamente inexistentes. Años más tarde, un importante porcentaje de personas que anteriormente trabajaban sin problemas en ambientes con exposiciones a tóxicos, a raíz la Guerra del Golfo (1990-1991) y de los atentados del 11 de septiembre de 2001 comenzaron a desarrollar problemas alérgicos, reacciones de sensibilidad y enfermedades no diagnosticadas, que no existían antes de las exposiciones. Este mismo tipo de fenómenos ha sido documentado en la literatura científica en personas previamente sanas después de la exposición aguda a productos tóxicos. Asimismo, se ha observado una mayor susceptibilidad a desarrollar trastornos de salud relacionados con la sensibilidad, tales como el asma, en las personas expuestas habitualmente a sustancias tóxicas. Los estudios sobre los trabajadores que desarrollan su labor en ambientes con presencia de productos tóxicos han puesto de manifiesto un aumento de la prevalencia de la SQM, con diferencias significativas dentro de la misma ocupación entre los empleados expuestos a los tóxicos frente a los no expuestos.

Síntomas

Muchas víctimas del síndrome químico múltiple pueden remontar el comienzo de su enfermedad a una exposición aguda a los productos químicos altamente tóxicos (veteranos de la guerra del Golfo, y a los granjeros que usan los pesticidas por ejemplo). Para otras víctimas la enfermedad se convierte sobre un período del tiempo largo que implica muy probablemente la exposición crónica del nivel bajo a las sustancias químicas. Aunque el síndrome químico múltiple puede ocurrir en sus el propios, una gran cantidad de víctimas también sufren del SFC, de fibromialgia y de otros desórdenes relacionados. Esto señala obviamente a la posibilidad que todas estas enfermedades son parte del mismo proceso subyacente y tienen probablemente causas comunes. El síndrome químico múltiple es una condición crónica con el paciente que experimenta generalmente un cierto nivel del unwellness toda la hora. Sin embargo, los pacientes tienen una reacción aguda cuando están expuestos a las cantidades minuciosas de los productos químicos a los cuales son sensibles. A menudo el nivel de un producto químico que accione una reacción puede ser tan bajo que la víctima no puede incluso olerla. Síntomas comunes del síndrome químico múltiple sobre la exposición:

  • Fatiga
  • Dolores de cabeza
  • Desorientación
  • Vértigos y Faintness
  • Gripe-como síntomas
  • Náusea
  • Latido del corazón irregular o rápido
  • Dolor del músculo y del empalme
  • Problemas gastrointestinales
  • Disturbios del humor - depresión/ansiedad/irritabilidad
  • Problemas de la memoria a corto plazo
  • Asma/problemas de respiración
  • Erupciones

La mayoría de las víctimas tienen una reacción distinta sobre cada exposición. Es común a los primeros vértigos de la experiencia, a la desorientación, al latido del corazón rápido y a los cambios del humor seguidos cerca gripe-como enfermedad y el músculo/dolores comunes. En los casos severos, gripe-como enfermedad y el dolor puede persistir por días.

Epidemiología

La sensibilidad a diversos compuestos presentes en nuestra alimentación y nuestro medio ambiente se ha convertido en un fenómeno extendido. Una creciente proporción de la población general en gran parte del mundo se queja de síntomas en diferentes sistemas de órganos, previamente inexistentes, desencadenados por exposiciones a bajos niveles de un variado número de sustancias químicas y alimentos. En ocasiones, estas reacciones provocan una discapacidad crónica. La incidencia de esta hiperreactividad a diversos factores desencadenantes químicos, que ha recibido la denominación de sensibilidad química múltiple, sigue aumentando en todos los grupos de edad, incluidos los niños, y se ha convertido en un importante problema de salud pública. No se conoce con precisión la prevalencia de la SQM en la población general. Las cifras estimadas por algunos autores oscilan entre el 0,1 y el 5%. Se calcula que aproximadamente el 3-4% de la población americana sufre de formas graves de sensibilidad química y aproximadamente un 15-30% de formas más leves. Estudios similares en varios países europeos y Canadá también sugieren una notable y creciente prevalencia de esta enfermedad.

Diagnóstico

Actualmente, la SQM es objeto de intensos debates en la comunidad científica, puesto que la mayoría de los casos detectados tienen muy pocos aspectos comunes, dada la gran variedad de síntomas y de grados de afectación. Asimismo, existe una clara controversia en cuanto a los mecanismos biológicos que la originan y no existen criterios comunes para su diagnóstico y tratamiento. Estas dificultades motivan que las personas afectadas por SQM se enfrenten a menudo a situaciones en las que sus síntomas son confundidos o no diagnosticados correctamente, siendo derivadas a diferentes especialistas y sin recibir una atención médica apropiada. Este retraso en el diagnóstico y la falta de una base para su tratamiento, tienen consecuencias físicas, sociales y psicológicas tanto para las personas afectadas por SQM como para sus familiares. Actualmente, no se conocen biomarcadores específicos para confirmar la SQM. Por lo tanto, el diagnóstico de la SQM se basa en criterios clínicos, en los síntomas que refieren las personas afectadas y en las historias de la exposición química. Si bien no existe un patrón claro de síntomas asociados a la SQM y estos son difíciles de distinguir de los característicos de otras enfermedades, es posible realizar una aproximación al diagnóstico a través de las siguientes estrategias:

  • Sospecha clínica de SQM mediante la presunción de relación causal entre los síntomas y la exposición a sustancias químicas en personas que presentan patologías con síntomas diversos, cambiantes y sin un origen claro conforme a los razonamientos clásicos que se vienen utilizando, así como ante situaciones clínicas reconocidas que no respondan a los tratamientos habituales.
  • Utilización de cuestionarios, que permiten identificar los agentes desencadenantes de los síntomas, cuantificar su gravedad y las repercusiones sobre las actividades de la vida diaria del paciente.
  • Realización de exámenes complementarios, para intentar validar la alteración neuro-endocrina central que subyace en esta patología, así como las consecuencias que a nivel periférico pueda tener la misma, en personas afectadas en las que haya sido realizado correctamente el diagnóstico clínico.

Consenso Internacional de 1999

Los primeros criterios para el diagnóstico de la SQM fueron propuestos en 1989 y constaban de cinco puntos. Una década más tarde, se dictó el Consenso Internacional de 1999, en el que se añade un sexto criterio, referido a la afectación multisistémica. Estos criterios, que son los más utilizados en las definiciones de investigación, son los siguientes:

  • Los síntomas se pueden reproducir con la exposición química repetida.
  • La condición es crónica.
  • Niveles bajos de exposición provocan la aparición de manifestaciones del síndrome. Dichos niveles son inferiores a los usuales o previamente tolerados.
  • Los síntomas mejoran o desaparecen cuando las sustancias desencadenantes son eliminadas.
  • Las reacciones son causadas por múltiples sustancias sin relación química entre sí.
  • Los síntomas afectan a múltiples sistemas orgánicos.

Documento de Consenso sobre Sensibilidad Química Múltiple de 2011

En 2011, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad del Gobierno de España publicó el Documento de Consenso sobre Sensibilidad Química Múltiple, elaborado por un grupo de expertos a través de una exhaustiva búsqueda y análisis de literatura científica en las principales fuentes de información relacionadas con Ciencias de la Salud. Estos criterios se detallan a continuación:

  • El paciente experimenta síntomas recurrentes cuando se expone a agentes químicos diversos, a concentraciones inferiores de las que se consideran capaces de provocar efectos adversos en la población general.
  • Curso crónico.
  • Ciertos síntomas pueden mejorar o desaparecer cuando cesa la exposición a las sustancias químicas desencadentantes.
  • Los síntomas pueden aparecer con sustancias que previamente eran bien toleradas.
  • Los síntomas son variables en cuanto a frecuencia, gravedad y duración.
  • Los síntomas no se limitan a un solo órgano o sistema.
  • Se aprecian alteraciones objetivables en algunos de los siguientes sistemas: cardiovascular, endocrino, inmunológico, hepático, psicológico, neurocognitivo, neurológico, ginecológico, andrológico y en piel y mucosas.
  • El paciente presenta dificultades para mantener los hábitos y actividades de la vida diaria y para acceder a los servicios sanitarios; también experimenta una reducción de su calidad de vida.
  • Algunas personas con SQM pueden no tolerar las bebidas alcohólicas y algunos medicamentos, que previamente eran bien tolerados.

Pruebas complementarias

La realización de pruebas complementarias es individualizada, en función de los síntomas del paciente, los hallazgos en la exploración física y la posibilidad de la existencia de alguna enfermedad asociada. Asimismo, son de utilidad para ayudar en el proceso de diagnóstico por exclusión de otras patologías que cursan con síntomas similares a los de la SQM. Algunos ejemplos de pruebas que podrían estar indicadas son: analítica de la función tiroidea, cortisol basal, factor reumatoide (FR), anticuerpos antinucleares (ANA), 25-hidroxi vitamina D (25 OH-D), parathormona inmunorreactiva (PTHi), prolactina, ferritina, vitamina B12 o ácido fólico.

Tratamiento

La SQM es un problema de salud complejo y precisa de un abordaje terapéutico multidisciplinar, en el que se deben incluir las comorbilidades asociadas. Los cambios en la sintomatología de las personas afectadas se producen de manera rápida, por lo que los tratamientos tienen que adaptarse al dinamismo de esta enfermedad. Una parte imprescindible en la atención a las personas con SQM es la relación de cercanía y confianza, escuchando y validando su experiencia de la enfermedad. Debido a que se desconocen las bases fisiopatológicas de la SQM, actualmente no se dispone de un tratamiento curativo específico. El tratamiento es fundamentalmente sintomático, orientado a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Las estrategias incluyen intentar evitar la exposición a los agentes desencadenantes y complementar con tratamientos basados en cambios en la dieta y/o administración de suplementos nutricionales. Si bien actualmente no existe suficiente evidencia científica sobre la eficacia de los distintos tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, algunas de las posibles pautas a emplear son las siguientes:

  • Evitar las reexposiciones. Es la medida que ha demostrado resultar más eficaz. Consiste en evitar la exposición a las situaciones que el paciente ha advertido previamente como desencadenantes de sus síntomas. En general, se recomienda mejorar la aireación y ventilación de los espacios donde se encuentren las personas afectadas.
  • Maximizar la rehabilitación y el apoyo psicosocial. Se incluyen medidas encaminadas a mejorar las estrategias para afrontar la enfermedad, entre las que cabe destacar: Educación y apoyo para fomentar los cambios en los estilos de vida que se necesitan para reducir las exposiciones medioambientales, conocer los factores que pueden agravar el estrés medioambiental, tales como medicaciones inadecuadas, dietas pobres y falta de sueño, y apoyo para su reducción, ejercicio adecuado a cada persona, incluyendo ejercicios de control de la respiración y de relajación, entre otros. Mejorar los trastornos asociados que afectan a la mayoría de las personas con SQM, como el dolor crónico, el Síndrome del Intestino Irritable, el asma y los trastornos tiroideos. Apoyo psicológico y social por parte de los profesionales de atención primaria, unidades de trabajo social, así como una actitud de escucha por parte del personal que acompañe el proceso terapéutico, sesiones de psicoterapia y actividades grupales.
  • Tratamiento de los síntomas y de la comorbilidad. Si bien no existe evidencia científica sobre la acción terapéutica de algún fármaco en el tratamiento de los síntomas de la SQM, algunos que se utilizan para el manejo de ciertos síntomas incluyen: La bioquinona Q-10 o coenzima Q-10. Podría ser de utilidad en los síntomas de fatiga, cansancio y debilidad, teniendo en cuenta la hipótesis etiopatogénica de aumento del daño por procesos oxidativos como una de las alteraciones que presentan las personas afectadas de SQM. La vitamina B1. Su posible efecto sobre el sistema simpático tónico podría explicar la mejoría general de las personas afectadas de SQM, dado que muchos síntomas se derivan de la activación parasimpática que pueden provocar los agentes químicos. Tratar adecuadamente los trastornos que se presentan frecuentemente asociados a la SQM, como son los trastornos tiroideos, las alteraciones en el ciclo menstrual y las carencias de hierro, calcio y vitamina D. Otros tratamientos en estudio son tratamientos con inmunoglobulinas, terapia neutralizante de sustancias químicas y extractos alimenticios, terapia de evitación, dietas de eliminación y nistatina oral (tratamiento de almibaradas).

La falta de respuesta a los tratamientos generales empleados no supone necesariamente un error diagnóstico -basado en los datos semiológicos-; ejemplo de ello es lo que ocurre en enfermedades como la endometriosis, la hepatitis crónica vírica, la urticaria crónica idiopática (sin una causa conocida), la menorragia idiopática, etc.

Cuadro clínico

El perfil de síntomas es muy amplio, con una enorme variedad de manifestaciones que afectan a diferentes sistemas y órganos, y que no se pueden diferenciar del de otras enfermedades que también cursan con afectaciones plurisistemáticas. Resulta complicado establecer la relación entre síntoma y exposición al desencadenante, a lo que se suma la dificultad para explicar algunos síntomas por quienes los padecen, lo que acarrea que no sean bien comprendidos o que sean interpretados erróneamente. Los sistemas que pueden verse afectados abarcan el sistema nervioso central y sistema nervioso periférico, órganos sensoriales (ojo y oído), el aparato respiratorio (incluyendo nariz, boca y garganta), el sistema cardiovascular, sistema endocrino y sistema muscular-esquelético, el aparato digestivo, el aparato reproductor, la vejiga y la piel. Los síntomas más frecuentes afectan a los sistemas nervioso central (especialmente dolor o presión en la cabeza, fatiga y falta de capacidades cognitivas), respiratorio y gastrointestinal. Asimismo, tienen especial interés la hipersensibilidad olfativa, la diátesis alérgica]] y la intolerancia a los alimentos o al alcohol. Los síntomas psicológicos pueden ser expresión de la exposición, causados por el malestar y el mal manejo de la enfermedad por parte del personal médico, o debidos a comorbilidades. A continuación, se detalla un listado de síntomas que pueden desarrollar los pacientes afectados de SQM:

Neuro-musculares
  • Pérdidas de consciencia.
  • Tropezar y/o arrastrar los pies.
  • Convulsiones.
  • Sensación de falta de equilibrio.
  • Fatiga.
  • Visión doble.
  • Problemas para enfocar la vista.
  • Hormigueos en los dedos de las manos y/o de los pies.
  • Espasmos musculares.
  • Entumecimientos en los dedos de las manos y/o de los pies.
  • Desmayos.
  • Sensación de torpeza.
  • Frío o coloración azulada en uñas y dedos.
  • Sensación de sueño incontrolable.
Relacionados con la cabeza
  • Infecciones en los senos nasales.
  • Presión en la cabeza, en la cara y/o en el cuero cabelludo.
  • Dolor de cabeza.
  • Sensación de aturdimiento.
  • Pitidos en los oídos.
Gastrointestinales
  • Meteorismo.
  • Dificultades para la digestión de alimentos.
  • Intolerancia a los alimentos.
  • Diarrea.
  • Dolor y/o calambres abdominales.
  • Hinchazón abdominal.
  • Retención de gases.
  • Estreñimiento.
Respiratorios
  • Tos.
  • Bronquitis.
  • Asma o respiración con sibilancias.
  • Goteo postnasal.
  • Excesiva producción de moco.
  • Dificultad para respirar.
  • Irritación y/o escozor de ojos.
  • Susceptibilidad a desarrollar infecciones.
  • Irritación de garganta.
  • Ronquera.
Cardio-vasculares
  • Palpitaciones.
  • Latidos irregulares.
  • Molestias en el pecho.
Músculo-esqueléticos
  • Dolor muscular.
  • Dolor en las articulaciones.
  • Debilidad en las piernas y/o los brazos.
  • Rigidez general.
  • Calambres en los dedos de los pies y/o de las piernas.
Afectivos
  • Tensión nerviosa.
  • Llanto incontrolado.
  • Irritabilidad.
  • Depresión.
  • Nerviosismo.
  • Pensamientos suicidas.
  • Falta de motivación, desánimo.
  • Alteraciones del sueño.
  • Furia repentina.
  • Temblores en las manos.
Cognitivos
  • Problemas de memoria.
  • Dificultades de dicción.
  • Tendencia a dar respuestas cortas.
  • Problemas en el cálculo numérico.
  • Problemas de escritura.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Dificultad para la toma de decisiones.
  • Problemas en el habla.
  • Crisis de ausencia.
Otros síntomas
  • Sensación de cansancio y/o letargo.
  • Mareos y/o aturdimiento.
  • Sensación de preocupación.
  • Reflujo gastroesofágico.
  • Náuseas.
  • Irritación y/o enrojecimiento de la piel.
  • Mucosidades en las vías respiratorias inferiores.
  • Congestión nasal.
  • Estornudos.
  • Fiebre.
  • Sudores.

Enfermedades asociadas

Las comorbilidades que se presentan más comúnmente en la SQM incluyen el síndrome de fatiga crónica, la tiroiditis enfermedad autoinmune, el asma, el reflujo gastroesofágico, el síndrome del intestino irritable y la esteatosis hepática. Entre las patologías psiquiátricas se cuentan el trastorno mixto ansioso-depresivo, los ataques de pánico y los trastorno obsesivo-compulsivos.

Impacto de la sensibilidad química múltiple en la calidad de vida

La sensibilidad química múltiple es una enfermedad devastadora, no apenas debido a la señal de socorro causada por los síntomas ellos mismos, pero también de los efectos que resultan sobre todas las áreas de la vida. Una víctima del MCS típicamente se aísla cada vez más y se retira pues simplemente no pueden estar alrededor de la gente (perfume que usa, del desodorisante etc) o en los espacios públicos donde los productos químicos se utilizan rutinariamente. Las víctimas del MCS pierden a menudo sus trabajos pues no pueden tolerar los productos químicos en el ambiente del trabajo, y las relaciones analizan a menudo pues el socio no puede entender o adaptarse a vivir sin el uso de productos químicos comunes. Agregar insulto a lesión, debido a la confusión médica actual sobre la enfermedad, pacientes tiene que aguantar a menudo el etiquetado como buscadores o hypochondriacs de la atención, tan bien como teniendo que luchar, a menudo ante el tribunal, para ser concedido las pagas por invalidez y la cubierta apropiada.

Disipadores

Las reacciones en el síndrome químico múltiple son accionadas por un arsenal extenso de productos químicos diarios del perfume al extractor diesel. Los ingredientes comunes en la mayor parte de estos productos químicos son los productos químicos orgánicos volátiles basados hidrocarburo (VOC). Los fenoles (que contienen el benceno) están implicados comúnmente. Con los productos químicos diarios del cosmético y de la casa, es generalmente la adición del perfume que os hace las malas noticias para las víctimas del MCS. Una víctima notará típicamente una sensibilidad a uno o dos humos de las cosas para comenzar con, del perfume y del cigarrillo por ejemplo, y después rápidamente se sensibilizarán a las fuentes cada vez más químicas sobre un período del tiempo relativamente corto. Las razones de esta ocurrencia común son desconocidas pero es claramente algo que necesita ser investigado.

Disparadores químicos comunes en el MCS:

  • Pesticidas . Cuando el inicio del MCS es un acontecimiento repentino en una persona de otra manera sana, la exposición aguda a los pesticidas se divulga a menudo como siendo el disparador inicial. Esto no está sorprendiendo como estos productos químicos potentes, muchos de los cuales químicamente se relacionan con los agentes de nervio del tiempo de la guerra, tiene efectos negativos múltiples en el nervioso, la endocrina y los sistemas inmunes. Por su misma naturaleza, los diseñan para ejercer estos efectos para matar a parásitos. Es ingenuo pensar que estos productos químicos también no dañarán estos sistemas en seres humanos, incluso en cantidades pequeñas. El Dr. Sherry Rogers, experto respetado en el MCS y enfermedad ambiental, cree que los pesticidas son el culpable no.1 cuando viene a la salud humana perjudicial de los productos químicos. Las clases comunes del pesticida incluyen los organophosphates y los organochlorides. Los pesticidas del Organochloride incluyen el DDT, el chlordane, el lindane y la dieldrina. Algo del más potente, tal como DDT, ahora está prohibido en la mayoría de los países occidentales pero los pesticidas legales siguen siendo muy perjudiciales a la salud. Los pesticidas son virtualmente ineludibles, siendo utilizado en céspedes, campos de la cosecha, control de la mala hierba del borde de la carretera y uniforme dentro como control de parásito. ¿Parado siempre para pensarte cuál está en collares de la pulga y productos de la matanza de la pulga utilizar en tus animales domésticos?
  • Perfume . Según un informe 1986 del comité sobre ciencia y la tecnología, cámara de los E.E.U.U. de representantes, el 95% de productos químicos en perfumes y fragranced productos es productos químicos sintéticos derivados del petróleo. Algunos de los ingredientes principales del perfume incluyen el benzaldehyde, el acetato benzyl, el alcohol benzyl, el alcanfor, el etanol, el acetato ethyl, el limonene, el linalool, el uno-pinene, el g-terpinene y el uno-terpineol. Todos estos productos químicos se saben para tener consecuencias negativas de la salud, principalmente debido a los efectos sobre el sistema nervioso central.
  • Gasolina . Los vapores causan la depresión del sistema nervioso central. En individuos sanos, la exposición de alto nivel conduce a los síntomas tales como ojo e irritación, los vértigos, dolor de cabeza y somnolencia.
  • Extractor del vehículo . A pesar de tentativas estos últimos años de reducir la contaminación de los extractores del vehículo, no hay el conseguir lejos del hecho de que los productos de petróleo ardientes produzcan subproductos químicos indeseables. Algunos de los productos químicos principales en humos del extractor del vehículo incluyen el monóxido de carbono, el dióxido del nitrógeno, el dióxido de sulfuro, el benceno, el formaldehido, los hidrocarburos policíclicos y las partículas suspendidas, incluyendo PM-10 (partículas menos de 10 micrones de tamaño). Incluso en individuos de otra manera sanos, estos productos químicos se saben para causar una amplia gama de síntomas. En el químicamente sensible, el benceno, el formaldehido y los hidrocarburos policíclicos se saben para ser particularmente probables accionar síntomas.
  • Productos de la limpieza de la casa . La agencia de protección del medio ambiente (EPA) en los E.E.U.U. indica que el aire en el hogar medio puede ser hasta 5 veces como contaminado como el aire afuera. Mucha de esta contaminación viene del uso de los productos comunes de la limpieza de la casa. También advierten que de los muchos millares de productos químicos solamente alrededor 3 funcionando en 10 hayan sido realmente seguridad probada. Los ejemplos de productos químicos comunes en productos de la limpieza incluyen el phthalate diethyl, encontrado en una gama de productos, tolueno, encontrado en removedores de mancha, y el hexane/el xileno, encontró en aerosoles del aerosol. El Phthalate Diethyl es un disrupter sabido de la endocrina (interfiere con actividad de la hormona), tolueno es un agente carcinógeno sabido (cáncer que causa el agente) y puede causar problemas neurológicos, y finalmente el hexane y el xileno pueden también dañar el sistema nervioso.

Otros productos de la limpieza que accionan comúnmente síntomas del MCS incluyen el detergente de lavaplatos, el líquido del lavadero/el polvo, el suavizador de la tela, el aire “ambientadores”, y detergentes del cuarto de baño/de la cocina. Fragranced altamente productos son siempre probables ser el más molesto.

  • Productos y cosméticos personales del cuidado . Los contribuidores igualmente importantes a la contaminación atmosférica de interior son los muchos cuidados personales y los productos cosméticos que llenan los gabinetes etc. del cuarto de baño. El peligro agregado con muchos de éstos, tales como aerosol de pelo y desodorante, es que llevamos los productos químicos alrededor con nosotros todo el día en nuestros cuerpos. Algunos de los productos químicos comunes encontraron en tales productos incluyen el cocoamide DEA (detergente en la mayoría de los champús, de las cremas hidratantes y del más), el glicol del propylene (en el desodorisante, los champús, afeitando los geles, las cremas hidratantes y más), el sulfato láureo del sodio (detergentes en champús, cremas dentales, más), la acetona (removedor de barniz de clavo) y el benzaldehyde (aerosol de pelo, desodorisante, afeitando espuma, champú, el jabón de barra y más).

Otros productos del problema incluyen los geles de la ducha y los jabones líquidos, barniz de clavo, pelo que labra productos, los acondicionadores del pelo, loción del sol, y los productos perfumados del baño. Fragranced otra vez altamente productos tienden para ser el más molesto al paciente químico múltiple de la sensibilidad.

  • El humo del cigarrillo . A menudo uno de los disparadores del síntoma de la inicial cuando alguien llega a ser químicamente sensible, probablemente debido a las cantidades grandes de productos petroquímicos volátiles lanzó en el aire, particularmente aldehídos. Hasta hace poco tiempo, cuando fumar interdicciones llegó a ser más extenso, era muy difícil que las víctimas del MCS eviten. Entre otras cosas, el humo del cigarrillo contiene el amoníaco, el acetaldehído, la acetona, el benceno, el butyraldehyde, el monóxido de carbono, el formaldehido, el cianuro de hidrógeno, el óxido nítrico y el tolueno. El amoníaco es un irritante a las membranas mucosas y puede accionar asma. También tiene efectos numerosos del sistema nervioso central, al igual que todos los productos químicos del hidrocarburo incluyendo los aldehídos, los derivados del benceno y el tolueno. Estos hidrocarburos están implicados fuertemente en la mayoría de las teorías de cómo ocurre el MCS, particularmente “la hipótesis de la sensibilización de Limbic” (véase abajo). Los niveles elevados del óxido nítrico (NINGÚN) son pensados para desempeñar un papel importante en la sensibilidad química por un número de investigadores, específicamente el Dr. Martin Pall, que es sí mismo químicamente sensible.
  • Gas natural . La exposición al gas natural ocurrirá en el país para la mayoría de la gente, si se utiliza en sistemas de calefacción, las estufas, la exposición de los calentadores de agua etc. en el trabajo puede ser común para alguien que trabaja en las industrias que implican la pulpa y papel, los metales, los productos químicos, refinación del petróleo, piedra, arcilla, cristal, plástico, y transformación de los alimentos. Cuando está quemado, el gas natural produce los productos del hidrocarburo, sobre todo metano, junto con el bióxido de carbono y cantidades más pequeñas de monóxido de carbono.
  • Alfombra nueva . La mayoría de las alfombras nuevas contienen un coctel de los compuestos orgánicos volátiles (VOC) mientras que los ingredientes adentro pegan, moviendo hacia atrás los materiales, los retardadores de la llama, los tintes etc. Éstos incluyen muchos de los productos químicos que ahora somos al corriente de, por ejemplo la acetona, tolueno, xileno, formaldehido, y derivados del benceno. Cuando la alfombra es nueva estos productos químicos “del gas” durante alrededor 6 meses a 2 años, contaminando el aire en el hogar.
  • Tablero de partícula . El tablero de partícula manufacturado ahora se utiliza mucho más extensamente que la madera sólida en nuestros hogares, en las cosas tales como cocinas cabidas, los muebles tales como estantería, los estantes para libros, los gabinetes (plano-embalar especialmente) y el suelo laminado. El tablero de partícula es viruta básicamente de madera limitada junto por los pegamentos químicos en tableros sólidos. Como con las alfombras nuevas, los productos nuevos del tablero de partícula del gas VOC sobre un período del tiempo relativamente largo y accionarán síntomas en el químicamente sensible y pueden inducir sensibilidad en individuos previamente sanos. Productos químicos que del gas del tablero de partícula son similares a ésos de las alfombras con formaldehido lo más a menudo posible el delincuente principal.

Otros disparadores del campo común:

El antedicho es de ninguna manera una lista exhaustiva. Aquí están algunos otros disparadores comunes de síntomas en pacientes del MCS:

  • Plumas del marcador
  • Plásticos suaves
  • Ropas nuevas
  • Muebles nuevos
  • Periódicos/compartimientos
  • Pintura
  • Barniz
  • Solventes
  • Pega/los pegamentos..... y más

Además de estos VOC que causen una reacción cuando están inhalados, algunas víctimas también se quejan de síntomas cuando injieren ciertas cosas. Éstos incluyen:

  • Aditivos alimenticios
  • Preservativos de alimento
  • Medicaciones
  • Agua sin filtro

Fuentes