Son de Nipe


Son de Nipe: Abriendo Caminos. El municipio de Antilla posee una rica tradición cultural, en la que se destaca la existencia de Academias de Música desde los años 20, donde se formaron generaciones de instrumentistas que formaron las bandas de conciertos y posteriormente la orquesta Brisas de Nipe, agrupación que sirvió de escuela y refugio a los jóvenes y viejos músicos durante los últimos 60 años.
De lo más preciado de los músicos de Brisas de Nipe surge Son de Nipe, septeto que irrumpió en el mundo cultural de la provincia y sorprendió a todos con un disco del sello In Situ de la Productora Discográfica Colibrí.Tras las huellas de los músicos que lograron organizar el septeto y llevar su música a tan altos escaños va este trabajo, pero fundamentalmente a llenar un vacío, una laguna informativa sobre ésta agrupación.

La música en el territorio

En el municipio se han desarrollado trabajos investigativos que recogen aspectos de la música en el territorio, tal es el caso de “Esbozo para la historia de la cultura en Antilla (1902-1990)”de la licenciada Ulda Maresma Torres y un colectivo de autores, aún inédita. La licenciada Delfina Rodríguez Hasty desarrolló una ponencia sobre la orquesta Brisas de Nipe y el licenciado Juan Rodríguez Fernández realizó la Historia del Movimiento de Artistas Aficionados en la especialidad de Música desde 1959 hasta el 2000. En 1995, sale a formar parte de nuestra cultura musical, ese proyecto de composición singular ,donde bongoes, guitarra, tres, tumbadora, contrabajo y maracas, (en manos de uno de sus dos cantantes) recrean, enriquecen y portan una sonoridad propia y a su vez insertada en el espectro tradicional de la música nuestra”.

Este proyecto nace de las manos de Porfirio Núñez Cruz (Firo) que como Instructor de Arte en la Casa de Cultura Adelaida del Mármol de Antilla había experimentado con otros grupos de aficionados, pero no con los mismos resultados, pues los integrantes no tenían la formación musical necesaria; en ésta ocasión había un motivo que le permitiría agrupar a los músicos más preparados del territorio pues se necesitaba crear un proyecto que atendiera las actividades culturales del Crucero Costa Playa que tocaría las costas de la península de El Ramón todos los sábados por 4 horas.

El Presidente del Poder Popular del municipio desde mayo de 1995 hasta octubre de 1997 Manuel Rodríguez Peña (Manoli), hombre culto y defensor de las tradiciones antillanas, propuso a Firo la creación bajo su batuta de éste proyecto, a pesar de la insistencia de los gerentes de la Cadena Palmares de atender la actividad con los grupos contratados en Playa Guardalavaca.

La selección de los integrantes fue minuciosa. Porfirio tenía a su favor el prestigio que poseía y el poder de convocatoria entre sus antiguos compañeros de la Orquesta Brisas de Nipe, tal es así que en la nómina de su agrupación proyectaba incluir a Reyes Cástulo Urgellés Fáez, más conocido por Lulú como bajista y a José James Pinder (Joseíto) como cantante, ambos jubilados de la Orquesta Brisas de Nipe y vinculados a la Casa de Cultura en actividades ocasionales.
Lulú se entusiasmó mucho con la idea, tenía su propio contrabajo que lo acompañaba a todas las descargas y a criterio del profesor Gabriel Santiesteban Urquiza “es uno de los músicos más inteligentes y diestros que ejecutan ese instrumento en la música tradicional de la Provincia”.Su maestría la había alcanzado de su constancia de más de 40 años en Brisas de Nipe, donde aprendió teoría y solfeo con los profesores Aristarco Urgellés y Luís Guerra, todos coinciden que desde su amplio dominio del instrumento, tenía una forma singular de ejecutarlo, muy influenciado por los arreglos de Porfirio.
Joseíto por su parte había cultivado su espíritu en su propia casa, sus padres eran miembros del Coro de la Iglesia y los ensayos en casa y en el templo llamaban su atención y trataba de imitar las voces y los registros de los cantantes de época en la radio. Escuchado en una de sus interpretaciones por miembros de la Orquesta Brisas de Nipe, fue llevado ante Aristarco Urgellés para que lo valorara, quien aceptó incorporarlo a la orquesta y educar su voz, aquí comenzó su verdadera escuela donde permaneció durante 43 años, su timbre de voz, propia para el son daban a Porfirio el candidato ideal, por lo que se vinculó con Lulú a los ensayos y al montaje del repertorio .La voz de Joseíto”tiene la dulzura y la sonoridad de los anos 40”.
Ya Firo había logrado su primera voz, conjugarla con timbres más juveniles era también uno de sus propósitos por lo que acudió a Ernesto Arocha Moreno, aficionado disciplinado y entusiasta a quien atendía desde hacia mucho tiempo, había que trabajar con mucha planificación pues éste era maquinista de los ferrocarriles y aún no podía dedicarse a tiempo completo a esta actividad, no obstante aceptó y se vinculó como ninguno a este proyecto.
Aún faltaba completar el septeto con una pieza clave, el tres. Sin pensar mucho, en Antilla se sabe que nadie lo toca como Mario Arencibia Rodríguez, pero éste estaba movilizado en Mejias en el Contingente de Producción Agrícola, por lo que nuevamente la mano de Manoli, tuvo que intervenir para liberarlo. En la familia Arencibia abundan los músicos, por eso con ellos se completó el grupo: Alejandro, cantante y Rafael en la tumbadora.
Mario Arencibia es un músico de impresionantes condiciones de interpretación, pero toca de oído como dice Porfirio, para explicar que no leía la música en el pentagrama y el tenia que hacer un trabajo diferenciado para lograr el montaje de los números musicales. Con el tiempo y las clases de teoría y solfeo que impartía Firo aprendió a leer el cifrado.
Alejandro y Mario habían integrado por más de 20 años un grupo de aficionados denominado Renovación Antillana, muy famoso en su época y donde se formaron gran cantidad de aficionados.
Alejandro en ocasiones tocaba el tres en otras agrupaciones, pero en Son de Nipe se mantenía como cantante, el también tenía un vínculo laboral que no le permitía dedicarse por entero a la música, era soldador en el Molino de Maíz; su sobrino formado en la Casa de Cultura y bajo el influjo musical de la familia había asumido las tumbadoras por lo que Rafael Arencibia era el más joven de la agrupación, apenas tenía 25 años y a esta corta edad ya había incursionado en varios grupos de aficionados y sacado de apuros a la orquesta Brisa de Nipe, por la ausencia inesperada de su percusionista. Rafael Arencibia Rodríguez se sumó al proyecto con entusiasmo a pesar de que el género y el estilo del repertorio no eran los acostumbrados por los grupos de aficionados de sus contemporáneos.
Firo había conseguido los músicos deseados, pero le faltaba escalar un gran peldaño, sus músicos no eran profesionales, todos tenían compromisos de trabajo y el necesitaba preparar el proyecto para el día indicado: última semana de 1995, cuando el crucero Costa Playa anclara frente a las costas de la península de El Ramón, otra vez la mano de Manoli para lograr comprensión, unos liberados, otros con turnos permutados para participar de los ensayos.
Pronto Arocha y Firo contactaron con el Centro Provincial de la Música para lograr la audición y legalización del proyecto; el grupo ya había sido escuchado por algunos directores de orquestas y personal del Centro de Cultura Comunitaria quienes expresaron admiración por la calidad del septeto. La audición se realizó en Holguín con resultados positivos, autorizándole a trabajar para el turismo como proyecto temporal por un año.
Ningún hecho relevante de la música en Antilla ocurre alejado de la vista de Gabriel Santiesteban Urquiza, quien se ha convertido en la fuente obligada de consulta de la nueva generación de músicos antillanos, y este septeto no era una excepción.
Gabriel trabaja como director de la orquesta Brisas de Nipe, pero funge como asesor musical del formato, es consultado en los arreglos, trabajos con las voces, el repertorio, entre otros detalles. Sus aportes sobrepasan su modestia que es mucho decir.
La agrupación escogió un repertorio bastante común para los septetos que trabajan para el turismo, comenzando por Comandante Guevara, Cuba que linda es Cuba, Guantanamera, Son de la loma, entre otros clásicos de nuestra música.
Su éxito era impresionante, se juntaban a su alrededor grupos de turistas que solo atinaban a fotografiarlo y a pedirle las mismas canciones al punto de repetir en una hora 3 ó 4 veces Guantanamera. Era solo cuestión de una primera solicitud que se multiplicaba hasta el cansancio como si quisieran aprender la letra.
El crucero Costa Playa recesó sus viajes en el año 2001 y Son de Nipe también tomaría otros derroteros.

La calidad sonora-interpretativa de Son de Nipe.

El septeto Son de Nipe había trabajado un año y algunos meses exclusivamente para el Crucero Costa Playa, tenía un repertorio, una reputación y había logrado una maestría interpretativa singular, por lo que su aspiración a lograr una evaluación permanente se convirtió en el objetivo central de su trabajo. El director del Sectorial Provincial de Cultura, quien había escuchado al grupo y admiraba su trabajo, invitó al septeto a realizar algunas actuaciones en la Casa de la Trova y en la Casa de Iberoamérica, en ese tiempo coincidió que visitaba la provincia una comisión del Instituto de la Música que realizaría las audiciones de evaluación, por lo que le fue concedido la posibilidad de presentarse a evaluación, logrando su aval profesional con reconocimientos por su calidad y originalidad.
A partir de este momento se sucedieron presentaciones muy importantes para el septeto, recorrieron toda la provincia en programación cultural, en la Tribuna Abierta desarrollada en el municipio Antilla (2003 ), participaron en varios Festivales Ignacio Piñeiro, en varias ocasiones en el Festival del Son en Mayarí, en los programas televisivos Palmas y Cañas, Piso 6, y en nuestro canal provincial, en esta época se vinculan de forma permanente a la programación del polo turístico de Guardalava.

Con el sello in Situ de la Casa Discográfica Producciones Colibrí.

El grupo había llegado a su mayoría de edad, el repertorio consolidado con autores antillanos, entre ellos integrantes de la orquesta Brisas de Nipe y del propio Septeto Son de Nipe y con arreglos casi exclusivos de Firo. Ya habían realizado grabaciones experimentales en la radio y en la TV para promocionar su música, pero sin mayor trascendencia, hasta que una comisión de la Casa Discográfica Colibrí que estaba audicionando formatos tradicionales en la zona oriental accede a escucharlos y queda muy satisfecha con el trabajo que le mostró el septeto, acordando realizar las propuestas para la grabación de un disco.
Un disco para cualquier agrupación es un éxito singular, representa el reconocimiento a su calidad y la posibilidad de trascender en el tiempo, a la vez que se inscribe en el panorama musical de la nación.
Este disco del septeto Son de Nipe es el resultado de 10 años de gestación fecunda, donde cada uno de sus integrantes perfeccionó sus cualidades y se alistó para realizar el alumbramiento de Abriendo Caminos, meta que ni la orquesta Brisas de Nipe con más de 60 años ha logrado y el septeto Son de Nipe lo alcanza con el sello in Situ de las Producciones Discográficas Colibrí, el cual “se ocupa de perpetuar ritmos, sonoridades y estilos de la música tradicional cubana de la fecunda primera mitad del siglo XX, así como su renacer en los tiempos actuales”

El disco Abriendo Caminos recoge 14 temas, de ellos 10 pertenecen a autores antillanos.”La valía de Abriendo Caminos está también en el hecho de que auxilia a compositores y arreglistas antillanos a una apertura hacia el reconocimiento de su obra y maneras de hacer”. Del cantante y percusión menor del septeto Son de Nipe, Alejandro Arencibia aparece la guaracha Esa muchacha quiere bailar y el son, Honor al Guayabero; de Edalio Espinosa Alayo (Pupi), ex integrante de la orquesta Brisas de Nipe el son, Es caliente como el sol. Los temas A mi Antilla (bolero-son) y, Y no me niegues el beso ( son) de José James Pinder, cantante del septeto. De Oscar Fernández, ex cantante de la Orquesta Brisas de Nipe el disco ofrece los temas Rebozo de amor( guaracha) y el son Que lástima. Del director del septeto Son de Nipe Porfirio Núñez Cruz, Mi son tradicional. Y la guaracha Olvídate de esa nena del compositor antillano Nemesio Palacio. Los 4 restantes números musicales son; De que callada manera de Nicolás Guillen y Pablo Milanes, Culpable de Pepe Delgado, Rabo de nube de Silvio Rodríguez y Una alborada de amor de Ariel Dotres Zaldivar, estos temas fueron arreglados por Porfirio Núñez Cruz .En el disco del septeto Son de Nipe Abriendo Caminos “se retoma con originalidad la guaracha, el bolero, el bolero-son y el genuino son notoriamente revalorizado”. Esto último se debe a que el criterio musical que siguió su director fue el respeto a la música tradicional, su profundo conocimiento, pero impregnándole matices muy contemporáneos lo que da como resultado un sello que distingue al septeto Son de Nipe.”Utilizamos el son, pero más actualizado porque le hacemos innovaciones, armonizándolo de manera más actual, sin dejar de perder la raíz”.
La selección de los temas que conformaron la placa Abriendo Caminos estuvo a cargo de la dirección del septeto, pues la Casa Discográfica Colibrí pretendía originalidad y la exposición auténtica del trabajo que con la música tradicional se viene desarrollando en la parte oriental del país.

La imagen gráfica del disco, trabajada en colores sepia y negro fundamentalmente logran ambientar con sabor añejo la atmósfera que se nos ofrece e invita a escuchar esos 14 temas cargados de tradición y contemporaneidad.

“Será deleite para el oyente y el bailador, la buena función del tres en sus solos y “entregas”, las bellas e ingeniosas introducciones, la exquisita mixtura entre texto y música de los boleros, los patrones armónicos soneros que no por convencionales desisten de un acabado significativo, sin descuidar, en ocasiones, las voces supliendo a instrumentos de viento . ”

Otra distinción en el Septeto Son de Nipe

La mayor responsabilidad de este criterio recae en Porfirio Núñez Cruz, el director fundador del Septeto Son de Nipe. Según la opinión autorizada de Gabriel Santiesteban el trabajo meritorio del septeto es de Firo porque fue el de la idea, el estilo, escribió y arregló casi toda la música, no ya sólo del disco sino en la labor que por más de 10 años realizó. El septeto Son de Nipe al no tener trompeta recarga esa función en las voces y en el tres. Todo el trabajo vocal es armonizado a tres voces y en ellas recae la labor en los mambos.”Tienen en Joseíto y Alejandro el timbre, el color tradicional. Es ideal por la edad de los cantantes”.

El papel del tresero es fundamental en el septeto y sobre todo en el Son de Nipe ya que asume también la función de la trompeta y Mario tiene como característica de ser pasivo a la hora de tocar, y al no haber pasado escuela alguna ejecuta de forma muy personal “no es explosivo, es de mucho concepto, de detalles que lo hacen diferente a la hora de ejecutar”

Si buscamos otra distinción en el Septeto Son de Nipe lo encontraríamos necesariamente en los arreglos realizados por Firo, en la forma de hacer la música, ese estilo muy propio “de escribir el diseño rítmico, sonoro del bajo que es distinto a los demás. Cuando hay un arreglista que te escribe lo que tienes que hacer, el mérito está en el arreglista”

Aunque ya Firo no está en el grupo, el septeto sigue la línea que tanto éxito le proporcionó, ahora bajo la dirección musical de Jesús Portelles ,quien se había desempeñado en otros formatos musicales y aquí demuestra sus dotes como cantante, arreglista y guitarrista, el contrabajo del maestro Lulú ahora es asumido por un ex integrante de la orquesta Brisas de Nipe Ramón Lindó Rodríguez, todo en esa renovación constante que ha sido siempre Son de Nipe y que le ha permitido ir por los senderos de la música Abriendo Caminos.


Fuentes

1) Producciones Colibrí en Cuba Disco en Habana Radio 1909-2009. Versión digital Ofelia Sandar Valle.
2) Maresma Torres, Ulda Maria ( Colectivo de autores). Esbozo para la historia de la cultura en Antilla (1902-1990), Antilla Monografía Inédita,1994
3) Rodríguez Fernández, Juan. Historia del movimiento de artistas aficionados en la especialidad de música(1959-2000)
4) Rodríguez Hasty, Delfina. Orquesta Brisas de Nipe. Ponencia
5) Un colibrí electivo y afinado en periódico Trabajadores, 6-4-2009.Versión digital. Yimel Díaz Malmierca