Sucesos del 21 de octubre en Bayamo

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Sucesos del 21 de octubre de 1957
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Noche del terror.jpg
Uno de los más horrendos crímenes cometidos por la tiranía, donde fueron asesinados un grupo de jóvenes revolucionarios
Fecha:21 de octubre de 1957
Lugar:Bayamo, Granma
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Gilberto López Bosch, Mardonio Hechavarría Remón, Luis Felipe Lotty Osorio, Vicente Quesada O´Conor, Idalberto Tamayo Maceo, Pedro Batista Fonseca, Rubén Nogueras Castillo, Mario Enrique Alarcón Martínez


Sucesos del 21 de octubre en Bayamo. En el segundo semestre de 1957, mientras en la Sierra Maestra se consolidaba el Ejército Rebelde bajo la acertada guía del Comandante en Jefe Fidel Castro, en la ciudad de Bayamo actuaban grupos de acción y sabotaje, principalmente los de Orlando Lara, Vicente Quesada y Gilberto López, (Raúl). La lucha revolucionaria violenta no sólo se desarrolló en las montañas, sino también en las ciudades y pueblos, donde comandos urbanos del Movimiento 26 de Julio, bien organizados, compartimentados y decididos actuaban en las mismas narices del feroz enemigo.

Breve reseña

La lucha en las ciudades resultó la más costosa por la cantidad de valiosos compañeros caídos en enfrentamiento desigual. No obstante, el espíritu combativo nunca decayó, al contrario, las banderas de la justicia eran empuñadas firmemente por nuevas manos. A tono con la tempestad revolucionaria, del pueblo de Bayamo, símbolo de rebeldía en todos los tiempos, aportó lo mejor de sí al nuevo llamado redentor de la Patria. Desde febrero de 1956 en que Frank País creó la dirección municipal del Movimiento 26 de Julio, la ciudad se convirtió en un activo escenario de oposición al régimen batistiano. No es casual que tras el desembarco del Granma, en el mismo mes de diciembre, naciera el primer foco rebelde en el llano, en la zona de Mabay, guiados por el intrépido Eloy Paneque Blanco.

Estos hechos convulsionaron la conciencia popular y acrecentaron aún más el repudio al régimen tiránico. En respuesta, los cuerpos represivos del gobierno incrementaron las persecuciones, los atropellos y asesinatos, incluso la ola de terror alcanzó a muchos que no tomaban parte en las acciones subversivas. Sencillamente, el hecho de ser opositor determinaba que un ciudadano cualquiera pudiera ser torturado o muerto.

Antecedentes

  • Testimonio de William Ayala Quesada.

Desde el mes de agosto el comandante Che Guevara se había establecido con la columna No. 4 en la zona serrana de Minas de Bueycito, librando combates en Bueycito, El Hombrito y Pino del Agua. El 5 de octubre el jefe rebelde nos mandó importantes instrucciones en un mensaje: “A los Cro. Walter, Gilberto, Víctor y Frank Estimados compañeros: Me enteré por Lara de la labor que vienen realizando en la ciudad de Bayamo. Los felicito y los llamo al mismo tiempo a la más estrecha cooperación con la dirección del movimiento. Recuerden: unión, valor, disciplina, mis pilares de nuestros tiempos. Adelante compañeros. Reciban un saludo fraterno. // Che” En efecto, en su entrevista con el Che Guevara, Lara lo había puesto al tanto de las actividades revolucionarias en los llanos de Bayamo.

Una vez que leímos la nota del líder guerrillero Bichín, Elio Guerra -que era el jefe de acción y sabotaje- y yo, llegamos a la conclusión de que se nos llamaba a ejecutar planes en la ciudad, donde se habían ido significando algunos asesinos como Roberto Ríos Sarmiento, conocido por Campeón, Albérico Torres, Arturo Cárdenas Muro y algunos tigres de Masferrer.

  • Testimonio Antonio Villarreal Mendoza.

El día 11 de octubre los militares Roberto Ríos, Albérico Torres, Cárdena Muro y Rojas allanaron nuestras casas en la calle Milanés. De esta manera cogieron preso a Gilberto López, a mi tío Guillermo Villarreal Figueredo y a un compañero de Jiguaní conocido por Frank. Esto, sin dudas, fue consecuencia de una delación.

Gilberto era jefe de un campamento rebelde en la zona de Mabay y andaba gestionando recursos, fundamentalmente con el hacendado Pepe Castro. Llevaba escondido en la casa como cuatro días. Guillermo recolectaba armas y vendía bonos al igual que Frank. Los esbirros registraron todos los rincones buscando armas, incluso levantaron partes del piso de locetas, pero no encontraron nada.

A Guillermo lo soltaron a los días porque el tío Amancio Villarreal habló con Héctor Lacalle que peleaba gallos con el capitán Morejón y, bueno, estas relaciones daban resultados alentadores si la cosa no era tan grave. Por las mismas gestiones y otras dejaron libre a Frank aunque u poco más tarde. Donde Morejón fue inflexible, fue con el caso de Gilberto López.

  • Testimonio Rubén Castillo Ramos.

Los maltratos físicos llovían sobre presos. El ensañamiento del capitán Morejón, jefe de la Guardia Rural, y sus hienas fue mayor contra Gilberto López. Todas las noches lo sacaban y le daban “un paseo” y cuando volvían a internarlo en la celda del cuartel iba más destrozado: le habían fracturado un brazo, la clavícula y algunas costillas.

Sus compañeros de prisión tenían que sujetarlo para darle los alimentos. Cuando se presentaban los verdugos, Gilberto se erguía diciéndoles: “Mátenme ya, acaben de una vez. Cobardes. Asesinos”. El que más se ensañaba con el soldado era Roberto Ríos.

Atentado

  • Testimonio de William Ayala Quesada.

El esbirro Campeón, incluso se jactaba públicamente de estar torturando a Gilberto López el querido jefe del grupo rebelde de La Aguada en Mabay. Su segundo, Walter Maren, con el nombre de guerra Walter Santiesteban, se hizo cargo del mando y trasladó el campamento a Gurugú de Pompita.

La dirección del movimiento en Bayamo decidió que este fuera el grupo que realizara los atentados a los sicarios del régimen. Para la segunda quincena de octubre nos reunimos con Walter, Arsenio Llovet - jefe de la célula del 26 de Julio en Pompita -, Manuel González, Pápiro, Apeles, el Chino y yo, donde discutimos las acciones a llevar a cabo.

  • Testimonio de Manuel Muria Montaña.

Para los atentados en Bayamo se escogieron algunos muchachos del grupo de La Aguada, más cuatro compañeros de la célula de Pompita, en total diez combatientes armados solamente de revólveres y pistolas y con pocas balas. Estos fueron: Tony Lotty Osorio, Ramón Guerra, Carne Prieta, Apeles Rodríguez, Luis Guevara Morales, Mariano Tamayo Rodríguez, Marianito, Heriberto Ortiz, Barbeliano Maceo, Guillermo Argote, Juan Silva Acuña y yo. Entre los días 16 y 19 de octubre penetramos en la ciudad en dos oportunidades, sin embargo, no fue posible realizar las acciones en los lugares previstos.

  • Testimonio de Luis Guevara Morales.

Walter Santiesteban nos impartió órdenes de ajusticiar a connotados asesinos en Bayamo. A mí y a Heriberto Ortiz nos asignaron el tigre de Masferrer, Francisco Gómez, (Paco), que vivía en la callejuela Laura, entre Pío Rosado y Coronel Estrada. En la noche del 18 de octubre entramos en la ciudad y comenzamos el chequeo comprobando que estaba en su casa.

En una ocasión que pasamos por la calle nos vio y salió a perseguirnos. Esperábamos que nos siguiera hasta doblar la esquina pero a mitad de cuadra viró. Entonces dije a Beto: “Dale que se nos escapa.”Sacamos las armas y disparamos, pero él corrió como un guineo y entró en la casa. Antes de que aquello se llenara de guardias nos alejamos. Este fallido atentado puso en alarma al enemigo.

  • Testimonio de Roberto Arnaldo Paneque.

Desde la detención de Gilberto López la situación estaba tensa en Bayamo. El enemigo sabía de las actividades de Orlando Lara y sus muchachos, los que entraban arriesgadamente a la ciudad. Vicente Quesada atendía directamente este grupo por la dirección del Movimiento, quien estaba fichado por los cuerpos represivos. A principio de octubre de 1957 este fue detenido y dejado en libertad al poco tiempo. Un compañero fue a verlo en la notaría donde trabajaba para conocer las nuevas orientaciones recibidas del comandante Che Guevara, y en relación con unas armas que estaban escondidas. Al verlo Vicente le increpó: “¿Que haces aquí? Me están vigilando. Lo mejor que haces es irte.”

Tenía razón. Enseguida detuvieron al compañero, así como a Vicente. El 18 de octubre fueron puestos en libertad con el encargo de Morejón de que no quería verlos más juntos. Mientras tanto, en la cuidad se preparaban atentados contra varios asesinos y abusadores del pueblo. El 20 de octubre Mardonio Hechavarría, conocido por Noni, recibió la orden por parte del Movimiento de hacer un atentado en la casa de una mujer, natural de Las Villas, recién instalada en Bayamo, pues allí se reunían guardias de la pero calaña, entre ellos Torres, Cárdenas y varios casquitos. Junto a Conrado Domínguez, Pelao, salió a cumplir la arriesgada misión. Pero cuando estaban cerca fueron tiroteados por los famosos Mantequitas: los hermanos Carlos, Nene y Chiquitín Fuentes. Se sucedió un intercambio de disparos, impidiendo la realización del atentado.

  • Testimonio de Luis Guevara Morales.

Al atardecer del día 20 salimos juntos Ramón Guerra, Apeles Rodríguez y yo hacia Bayamo en la guagua de Rivas. Bajamos en La Hacienda y subimos por la Barranca de la Lizana, pues debíamos contactar con Ramiro Estrada. Dimos con él y le dijimos que avisara a Vicente Quesada de que esa noche no durmiera en su casa. Luego nos encaminamos a una tiendecita de la calle Martí, donde esperaríamos el enlace enviado por William Ayala, quien debía darnos los datos del asesino. Poco después llegó Juan Maren, el enlace, y nos comunicó que el esbirro conocido por Campeón estaba situado en la calle General García, esquina Santa Isabel. Penetramos en el bar con las armas en las manos y gritando: “No te muevas, Pompa, que esto no es contra ti”. En ese momento el otro militar oía en el traganíquel la canción Mi gloria eres tú, que iniciaba la melodía. Se le disparó enseguida, pero aún así, logró sacar su revólver y dio unos pasos. La balacera lo derribó. Mientras tanto, el sargento Pompa no obedeció nuestras precisas órdenes y trató de sacar su arma. Nosotros fuimos más rápido y cayó desplomado en su silla. Lamentamos la muerte del sargento Pompa y las heridas de los civiles, pero en la guerra siempre ocurren hechos imprevistos.

Revancha

  • Testimonio de Rubén Castillo Ramos.

La vendetta de la tiranía no se hizo esperar en la forma más cruel y espantosa. Primero pusieron la ciudad a oscuras y después plagaron las calles de militares, asesinos y chivatos. Llenaron el espacio con el estampido de los fusiles como si estuvieran librando una batalla campal. Luego entraron en las casas para llevarse a los elementos revolucionarios señalados de antemano y, cobardemente darles muerte.

La noche del 20 y la madrugada del 21 fueron tremendamente horrorosas. Al día siguiente se conocería el resultado de sus macabros propósitos. Por la avenida Milanés, en Vista Alegre, apareció el cadáver del valiente Gilberto López, en un callejón enyerbado. Una ráfaga de ametralladora le había arrancado la mitad de la cara.

  • Testimonio de Roberto Arnaldo Paneque.

El 20 por la tardecita Vicente Quesada envió un recado a un amigo al que le advertía: “Cuídate, pues se está preparando un atentado que yo no he ordenado”.

La represión de los militares no se hizo esperar y esa misma noche en su casa detuvieron a Vicente Quesada. Al día siguiente apareció torturado y asesinado en el kilómetro ocho de la carretera de Manzanillo, a la entrada de la fabrica La Hacienda, junto a los compañeros de lucha Mario Enrique Alarcón Martínez y Rubén Noguera Castillo.

  • Testimonio de Candelaria Victoria Tamayo Maceo.

Mi hermano Idalberto Tamayo estaba en la casa de Feliciano cuando conoció del atentado a Campeón, por lo que regresó a nuestra casa. Cuando trajeron el cadáver del esbirro, como éramos vecinos en la misma cuadra, fuimos al velorio. En ese momentoArmando Ríos, colérico, señalando para mi hermano gritó: “Ese es uno de los mau mau de Fidel Castro”. Rápidamente el militar Gregorio Sánchez, Mano Negra, se le echó encima dándole un puñetazo en el estómago y al doblarse le propinó otro en el cerebro. Se llevaron a Idalberto por toda la calle San Miguel dándole golpes y diciendo que iban a acabar con todos los mau mau. Lo condujeron al cuartel donde fue salvajemente torturado. Al día siguiente nos avisaron que Idalberto estaba tirado en el callejón de Santa Isabel, con un disparo en el cerebro.

  • Testimonio Oria Batista Fonseca.

A mi hermano Pedro Batista lo tuvieron preso en el cuartel el mes anterior. Por gestiones de varias personas lo dejaron libre.

Cuando los disparos del día 20 en la noche se encontraba en la casa. De pronto llegó una patrulla de guardias acompañada de los hermanos Ríos. Atropellando a todo el mundo cargaron con Perungo, que era como cariñosamente lo llamábamos. Su papá Pedro Batista, después de muchas discusiones se montó en el jeep militar pero al llegar al cuartel lo obligaron a bajarse y no le permitieron entrar al recinto castrense. Entonces el viejo fue a ver al alcalde Blas Elías y éste le contó que acababa de llegar del cuartel y que el capitán Morejón le afirmó que no tenía a nadie preso.

En horas avanzadas del día 21 encontraron el cadáver de mi hermano tirado en el callejón de Payares, en la carretera de Santiago de Cuba. Antes de matarlo lo habían torturado brutalmente. Nos obligaron a llevarlo directamente para el cementerio.

  • Testimonio de William Ayala Quesada.

Cuando nosotros concebimos los atentados nunca pensamos que el régimen llevara a cabo una represión tan feroz. En estos salvajes hechos demostraron una vez más sus entrañas de hienas. Los cuerpos represivos enemigos continuaron los maltratos de las personas sospechosas y allanamientos de los hogares: Muchos miembros del Movimiento tuvieron que marcharse de la ciudad, entre ellos el propio Bichín Guilarte, pasando a coordinador Amador Acosta Muñoz.

Consecuencias

  • Testimonio de Elio Guerra Guerra.

En octubre de 1957 yo ocupaba la jefatura de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en Bayamo. Al producirse los hechos del 20 y 21 de octubre la represión del gobierno se recrudeció en la ciudad, por eso otros compañeros y yo tuvimos que escapar de la ciudad para no caer en manos del capitán Pedro Morejón, en aquel momento se había desmembrado precipitadamente la Dirección del 26 de julio clandestino.

  • Testimonio de Roberto Arnaldo Paneque.

El luto y el dolor de los bayameses se transformaron en odio y desprecio a la tiranía. Estos asesinatos mostraron la real entraña del enemigo y fortaleció la decisión de lucha. Un año y dos meses después triunfó la Revolución, y con ella la justicia revolucionaria que cobró al enemigo sus crímenes.

Víctimas del suceso

Gilberto López Bosch

Mardonio Hechavarría Remón

Luis Felipe Lotty Osorio

Vicente Quesada O´Conor

Idalberto Tamayo Maceo

Pedro Batista Fonseca

Rubén Nogueras Castillo

Mario Enrique Alarcón Martínez

Fuentes

  • Documentos históricos del Museo Provincial de Bayamo