Surgimiento de Atarés, Pilar y Villanueva

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Atarés, Pilar y Villanueva
Información sobre la plantilla
Localidad de Cuba
EntidadLocalidad
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaLa Habana
 • MunicipioCerro

Surgimiento

La urbanización de las capitanías de partido en el Cerro y el Horcón, no fue un proceso pulsado ad hoc. Muchas de las calles, sobre todo en el Cerro, fueron hechas a iniciativas de sus acaudalados vecinos, quienes cedían parte de sus propiedades, en beneficio del barrio. En el caso de la prolongación de la calle San Pablo, construida en 1847, a solicitud del Marqués de Esteva y Don Antonio Bachiller y Morales, quienes donaron parte de sus jardines particulares. También, la parcelación de los terrenos de las monjas dominicas, del Monasterio Santa Catalina de Sena, daba lugar al parque de la manzana que forman las calles Mariano, Clavel, San Pedro y Piñera. Pero no siempre coincidieron la conciencia urbanística y los intereses personales. Hay cuadras inmensas en la propia Calzada del Cerro, sin una calle que las divida, como interrumpen el trazado interior de la barriada, los muros perimetrales de las quinta del Conde de Santo Venia, y de la Condesa de Gibacoa.

Características

El Cerro en 1841 llegó a tener 3,546 habitantes, incluyendo esclavos y toda la población flotante que trabajaba en casi un centenar de sitios de labor. Entre ellos: un potrero de cría y ceba, una veintena de colmenas y la tenería de Garrich. El Cerro, con sus grandes quintas, se hallaba en pleno desarrollo y esplendor, consolidándose como barrio residencial de la oligarquía colonial.

El empedrado general de las calles, ejecutado a mediados del siglo XIX, estuvo muy relacionado con el Cerro, sus "peñones" y “Cerros". Aunque en 1850 se autorizó la importación de granito de Boston, libre de aranceles, y luego el asperón de Barcelona; compitió muy favorablemente, en el mercado local, el granito de las canteras del Cerro. Así, no sólo el adoquinado de las calzadas y calles suntuosas como Tulipán, Falgueras, San Pablo, Domínguez y Santo Tomás, van a contar con la piedra cerrence, sino también otros barrios de la ciudad. El alumbrado de gas llegaba por aquellos años, como hacia 1856 a la calle Estévez, en el Pilar.

La situación del Horcón o Carraguao era distinta, excepto en el tramo en que se compactó con el Cerro hasta la Esquina de Tejas y adoptó la tipología residencial de la burguesía. Carraguao contaba--según el censo de 1841-- con 7,242 habitantes, convirtiéndose en el octavo poblado más numeroso de Cuba. Diez años después, en 1851 se crea el Cuerpo de la Policía de La Habana y atendiendo a varios factores, entre ellos la cantidad de población, el Jefe de la Policía propone que el Horcón se divida en tres nuevos barrios: Atarés, Pilar, y Villanueva. Desaparece definitivamente el nombre del "Horcón", no así el de "Carraguao", ya que el barrio de Villanueva tomó su nombre por la quinta del Conde de Villanueva, en la misma Esquina de Tejas, pero de hecho, al menos a este nuevo barrio, siguió llamándose "Carraguao".

Aquel mismo año de 1851 se creaba el Taller Correccional de Artes y Oficios (Monte no. 310 antiguo), como otra de las medidas adoptadas por el Gobierno para disminuir la criminalidad. Se estableció en la barriada y estuvo muy vinculado a las siete fábricas de tabaco que existieron en la calle Horqueta (Estévez).

La nueva trilogía de barrios, hijos del antaño Horcón y siempre unidos por la Parroquia Nuestra Señora del Pilar, va a continuar su desarrollo industrial y obrero. En primer lugar por su Matadero de ganado mayor, con las tabaquerías y otras industrias de fósforo, velas, molinos de granos, un aserrío, talleres de carpintería, destilerías, fábricas de refrescos y cervezas, y sobre todo, por las industrias que establecen los hermanos Sabatés (1860) y los catalanes Crusellas (1863), en el ramo de los jabones y perfumería. Ya hacia mediados de siglo, Carraguao reporta indicadores inequívocos de su fisonomía obrera y humilde: 54 accesorias y 5 ciudadelas.

Construcción de varios puentes

Puente de Cotilla

La celebridad de la urbanización del Cerro y el Horcón estuvo muy relacionada con la construcción de varios puentes y nuevas calzadas, comenzando por la reconstrucción en mampostería del Puente de Cotilla. Puente de Cotilla sobre la Zanja Real, ya desaparecido. Se encontraba al lado del cine Maravillas. Del camino de los Pontones surge la Calzada de Infanta, con el Puente de Villarín, el que daba paso a un caudaloso ramal de la Zanja Real; la prolongación de la antigua calle Cruz del Padre daba lugar a la Calzada de Buenos Aires, y en su entorno se establecieron no menos ilustres propietarios, incluyendo dignatarios extranjeros como el cónsul de Suecia, Joan Nenninger.

Creacion de fábricas

Ya en 1878 Ignacio Jáuregui y Victoriano Arteaga crean una fábrica de fósforos que se covertiría en una de las más importantes del país, ya con el nombre de “Fosforera Cubana”, en Estévez No. 4. A la Chocolatera “La India” (Monte No. 271) seguiría años después “La Española” (Infanta y Universidad), y por la misma Calzada de Infanta, una sociedad en comandita, presidida por Cosme Blanco Herrera, constituyó en 1888 la llamada Nueva Fábrica de Hielo, productora de cervezas y otras bebidas. No por casualidad surgía por aquellos tiempos el Círculo de trabajadores del Pilar, promotor del movimiento racionalista a favor de la educación y la cultura para los obreros.

Otras Bibliografias

  • Bleydis Aldama Castellano./ Bibliotecaria Domingo del Monte./ Integrante de la UNIC

Fuentes

  • Carlos Bartolomé Barguez;"Historia del Cerro" en Biblioteca Pública Domingo del Monte del Municipio Cerro.