Súlkary

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Súlkary
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Súlkary
SULKARI.jpg
Año1971
GéneroDanza moderna
Puesta en escena
Fecha de estreno1971
CoreógrafosEduardo Rivero Walker

Súlkary Es un archivo-danza de un pasado creativo no agotado, símbolo de la danza moderna cubana. Esta pieza considerada un clásico de la danza contemporánea cubana, ha sido interpretada por compañías nacionales y extranjeras. Las formas danzarias de esta obra, una exaltación a la fecundidad y fertilidad, tienen su origen en el arte escultórico africano, con elementos de bailes yoruba y arará incorporados a la técnica de danza moderna cubana. Súlkary es la obra más aplaudida de Eduardo Rivero.

Historia

Súlkary tuvo su estreno mundial el 13 de mayo de 1971, en la sala García Lorca, hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. La pieza tiene una duración de 24 minutos, el vestuario estuvo a cargo de Eduardo Arrocha; y la música está inspirada en temas folklóricos, con arreglos de la Orquesta de Percusión del Conjunto Nacional de Danza Moderna, bajo la dirección de Jesús Pérez.

Considerada la síntesis de la técnica de danza moderna cubana, constituye la obra por excelencia de este movimiento, con esencia en las estatuillas de Ilé-Ifé y Benín.

Es una pieza que persigue un poder simbólico e invita a descubrir sus detalles, entre ellos los cantos, atributos, el lenguaje de los movimientos, el barroquismo de sus brazos, las caderas, el poder de la sensualidad, la fecundación y ritualidad del hombre en la tierra. Todos estos materiales se vuelven determinantes en la obra y generan una significación en cada tiempo.


Entre los primeros bailarines que tuvieron el placer de trabajar en esta pieza se pueden referenciar: Ernestina Quintana, Nereida Doncel, Luz María Collazo, Leticia Herrera, Isidro Rolando, Pablo Trujillo y Arnaldo Patterson.

Súlkary, tuvo múltiples giras nacionales e internacionales, en diversos festivales de América, Europa, y África.

Súlkary

Lo primero que estremece al espectador de Súlkary es la voz de la solista, acompañada por el coro, al que le sigue el ritmo trepidante de la percusión y el sonido de la flauta. Luego, aparecen en escena tres parejas heterosexuales, de mujeres y hombres negros, semidesnudos.

Semejantes a esculturas africanas, esas que se tallan en madera preciosa y duradera, las parejas establecen una relación de cortejo y seducción, en la cual el hombre y la mujer desbordan fuerza y sensualidad. Elegantes movimientos de torso, brazos ondulantes, fuertes movimientos de cadera y mucho trabajo en el piso, son las pautas para que se desarrolle esta batalla de deseos.

Las mujeres visten un leotard que sugiere desnudez de los cuerpos y los hombres llevan una trusa que solo cubre el órgano sexual; como adornos solo collares de caracoles, y como único elemento escenográfico los bastones de madera que se transforman en objetos fálicos. La imagen es de la autoría de Eduardo Arrocha, artista que hizo de la escena danzaria su espacio de creación.

El coreógrafo quiere realzar la belleza de los cuerpos negros, por eso cada pareja despliega su propia coreografía, lo cual permite el lucimiento individual de los intérpretes, quienes luego se suman a la celebración colectiva del ritual.

Cine

En 1975, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), hace un registro excepcional dirigido por Melchor Casals y Súlkary llega al cine, con un alto nivel artístico.

Fuentes