Teorías psicoanalíticas de Melanie Klein

Aportes de Melanie Klein a la teoría del Psicoanálisis
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Antecedentes

El psicoanálisis es una disciplina fundada por Sigmund Freud y en la que, con él, es posible distinguir tres niveles: A) Un método de investigación que consiste esencialmente en evidenciar la significación inconsciente de las palabras, actos, producciones imaginarias (sueños, fantasías, delirios) de un individuo. Este método se basa principalmente en las asociaciones libres del sujeto, que garantizan la validez de la interpretación. La interpretación psicoanalítica puede extenderse también a producciones humanas para las que no se dispone de asociaciones libres. B) Un método psicoterápico basado en esta investigación y caracterizado por la interpretación controlada de la resistencia, de la transferencia y del deseo. En este sentido se utiliza la palabra psicoanálisis como sinónimo de cura psicoanalítica; ejemplo, emprender un psicoanálisis (o un análisis). C) Un conjunto de teorías psicológicas y psicopatológicas en las que se sistematizan los datos aportados por el método psicoanalítico de investigación y de tratamiento.

Diversos son los temas abordados por el Psicoanálisis, entre los cuales podemos encontrar referencias acerca de:

  • Consciente, pre consciente e inconsciente
  • Ello, Yo y Superyó
  • Mecanismos de defensa
  • El desarrollo libidinal
  • El desarrollo sexual infantil
  • Las neurosis

El Psicoanálisis abrió para el discurso psicológico contemporáneo los temas prohibidos, tabúes sociales arrastrados durante siglos. El sexo, la relación con los padres, las perversiones, los deseos secretos, ningún tema por desagradable, inquietante o descortés que fuera quedo al margen del análisis.

En el orden de atención individual, en especial la neurosis y otros desajustes, ofreció a la práctica contemporánea metodologías, técnicas y marcos conceptuales de primera importancia, que hoy son de uso frecuente en cualquier área de la Psicología aplicada. No ocurre lo mismo con su teorización, poco aceptada fuera de sus grupos de discusión. Algunas de las irreverencias del Psicoanálisis original ya no son irreverencias, por el contrario son parte de la práctica profesional corriente y hasta del sentido común, lo que obliga a pensar cuanto de esta teoría estaba respondiendo a una determinada sociedad o cultura y no a una constitución trascendental del sujeto.

A lo largo de su historia el psicoanálisis no ha dejado de evolucionar conforme nuevos hechos eran descubiertos. También, debido a los diferentes puntos de vista e interpretaciones de diversos autores, se ha ramificado en varias escuelas y técnicas de intervención. Entre los colaboradores y sucesores más representativos de Freud se cuentan, Alfred Adler(1870-1937), Carl Gustav Jung(1875-1961), Karen Horney(1886-1953), Anna Freud(1895-1982), Jacques Lacan(1900-1980), Erich Fromm(1900-1980) y Melanie Klein(1882-1960) a la que está dedicada esta investigación.

Melanie Klein es considerada el centro del movimiento de la llamada Escuela Inglesa, una de las escuelas que hoy se mantiene en los espacios de práctica psicoanalítica y no es posible enfrentar el tratamiento de niños sin contar con algunos conceptos y técnicas de la corriente.

La propuesta de Klein inauguro para el Psicoanálisis el tratamiento de niños, pero también contribuyo al análisis de adultos, al ofrecer referencias más completas del desarrollo infantil y un completamiento de la teoría sin salirse demasiado de los marcos definidos por Freud. Representa una salida radical en la psicoterapia que privilegia la relación con el mundo y con los otros como vías de reconstrucción de un sujeto integrado.


Su Teoría y Aportes

Melanie Klein, discípula y continuadora de Freud, es una de las grandes figuras del psicoanálisis contemporáneo. Su trabajo expandió el campo de conocimientos abierto por Freud, desarrollando las ideas de Freud en algunos casos y apartándose de ellas en otros. Sus escritos, centrados desde los comienzos en la comprensión de la realidad emocional de sus pacientes, en la situación clínica, no transmiten el afán por lograr una precisión teórica acabada, sino más bien, la preocupación por describir el mundo rico en fantasías y vivencias que despliegan los pacientes en el tratamiento. En el desarrollo del psicoanálisis existe una relación intima entre la teoría y la técnica. Los cambios en la teoría guardan una estrecha relación con la acumulación de nuevas observaciones clínicas que no pueden ser explicadas con las teorías existentes. La acumulación de nuevas observaciones se relaciona con la ampliación del campo de indicaciones del psicoanálisis y de las modificaciones que se han introducido en la técnica y que han posibilitado a veces dicha ampliación. La introducción de la técnica de la libre asociación le permitió a Freud hacer observaciones que lo llevaron a desarrollar sus hipótesis sobre el conflicto mental y el desarrollo psicosexual. En forma similar Melanie Klein realizó innovadores aportes a la teoría del funcionamiento mental, basándose en observaciones que surgieron del análisis de niños. De hecho una de sus mayores genialidades fue realizar la modificación a la técnica analítica que le permitió aplicar el psicoanálisis a niños. Para ello partió de la base que la forma de expresión natural del niño es el juego y que por lo mismo puede ser usado como medio de comunicación con ellos. Le atribuyó al juego de los niños una importancia que no se le había concedido en psicoanálisis hasta ese momento. De hecho, lo consideró más que una forma de explorar y controlar el mundo externo, como un medio de controlar y expresar sus angustias a través de la manifestación y elaboración de las fantasías. Concluyó que en condiciones adecuadas, el juego de los niños, así como todas sus comunicaciones verbales, pueden cumplir una función similar a las asociaciones libres de los adultos. Elaboró la técnica del juego para psicoanalizar a los niños, pero también influyó radicalmente sobre la teoría y la técnica aplicadas a adultos: reformuló el complejo de Edipo y destacó la importancia de la agresividad y la destructividad. Es suyo el concepto de "fantasía" o "fantasma" inconsciente ("phantasie"), correlativo psíquico dinámico de la pulsión, escena dramática cuyos protagonistas son los objetos interiorizados. Klein descubrió que las fantasías actúan sobre toda actividad humana. Definió dos "posturas" mentales que determinan la vida psíquica, ya sea en el desarrollo normal, ya en la patología más grave, y que como se descubriría a continuación- constituyen además dos visiones del mundo contrastantes en lo que respecta a los fantasmas (Money-Kyrle): la posición "esquizo-paranoide", dominada por manías persecutorias, por vivencias de orden psicótico, por la escisión y la proyección (responsable de la percepción de los "objetos parciales" escindidos en "buenos" y "malos"), en relación dialéctica con la posición "depresiva", en la que predominan las preocupaciones reparatorias, las fuerzas sinérgicas y de síntesis.

Si bien Klein considera a los niños como “sujetos” con pleno derecho al psicoanálisis, utiliza con ellos el juego como herramienta para acceder al material inconsciente. Considera que puede cumplir una función similar a la asociación libre en los adultos, más aun, lo equipara a una vía regia tal como Freud considera los sueños. En el juego el niño expresa sus fantasías, sus deseos y sus experiencias de un modo simbólico.

Pero esto no es entendido en detrimento del niño sino todo lo contrario, es el adulto el que ha perdido estos modos de expresión y debe manejarse sólo en el plano verbal. El juego es un medio de representación indirecta del mundo interno del niño, permite ganar el acceso a su fantasía que, de otro modo, por la vía directa, generaría angustia. Esta representación simbólica es en sí misma una manera de elaboración.

Aplicó una técnica consistente en la utilización de juguetes, armando una caja con juguetes que sólo serían utilizados por ese niño durante sus sesiones de análisis Ofrecía al niño una variedad de juguetes de tipo “primitivo”, ya sea pequeños muñecos y muñecas, automóviles, trenes, animales como así también plastilina, papel, tijeras y lápices. Entre estos materiales el niño elige con cuales armar su caja. Ni los juguetes ni el analista deben determinar la temática del juego. En general, Klein atribuye importancia a todo el ambiente del consultorio, incluso al uso del mobiliario y es crucial que se disponga del baño para facilitar los juegos con agua. Para ella estos juegos con agua nos aportan una profunda visión de las fundamentales fijaciones pregenitales del niño y son un medio para ilustrar sus teorías sexuales. En este ambiente particular el niño ira proyectando su mundo interno. En este sentido, siguiendo su analogía con el análisis del adulto, se establece la relación transferencial. El niño repite en la situación analítica todas las vicisitudes de su relación con sus objetos internos que se plasma en la producción de fantasías.

El juego no se da por fallas o incapacidad en el plano verbal, no lo reemplaza. Ella considera que la inhibición en el juego es equiparable a la detención de asociaciones en al adulto. Y, del mismo modo, la angustia oficia de resistencia. Una vez iniciado, el trabajo analítico le permitirá ir progresivamente manejando la ansiedad y entonces si avanzar sobre el plano verbal. En este sentido indica el uso de la interpretación: ésta debe hacerse en función de la ansiedad latente y en el tiempo justo, apuntando a lo más profundo del psiquismo. Otras de sus apreciaciones acerca de lo que sucede con los niños en análisis están referidas al hecho de que considera que en los niños el yo no está aun desarrollado, por lo tanto están más gobernados por el inconsciente y las cantidades de angustia y culpa son mayores y más fáciles de percibir.


En el APENDICE de su libro sobre Psicoanálisis con niños, Klein se pregunta por los alcances del análisis del niño. El análisis sólo puede resolver las fijaciones sádicas del niño, disminuyendo así la severidad de su superyó. La dirección a seguir, para lograr en el niño un desarrollo normal, es la de suavizar tal severidad. Al alcanzar el mayor ajuste e integración posible entre las instancias psíquicas, el yo se fortalece y logra manejar mejor las relaciones con el ello, el superyo y las demandas del mundo externo. No obstante, no es posible suprimir del todo el sadismo superyoico, siempre quedara un resto. Del mismo modo, sólo una parte de su libido pregenital puede ser convertida en libido genital. Finalmente se logra una cura “relativa” en el niño. (4)

Este punto también remite a la analogía del análisis del adulto, en el cual ella situara “la roca dura” en torno al concepto de envidia primaria. Por lo tanto, ya en los primeros escritos sobre psicoanálisis infantil ella vislumbraba los límites que luego corroboró a través de su elaboración teórica.

Melanie Klein ofrece tres conceptos básicos para comprender el desarrollo infantil. Para ello se basa en las etapas de Freud y considera que los niños pasan de una a otra, situación que se da en función de cómo haya sido el desarrollo de las posiciones. (5) Para definir una posición Melanie Klein considera tres elementos esenciales: el tipo de objeto con el que el niño interactúa; sus mecanismos de defensa; y la fantasía inconsciente que constituye la base de la relación. En esa línea de pensamiento se darían, entonces dos posiciones importantes en los niños: la posición esquizoparanoide y la posición depresiva. En la primera, el niño debe enfrentar dos problemas fundamentales: definir cuál es el objeto de su amor, y segundo superar su agresividad destructora. En otras palabras en el ser del niño coexistiría un objeto bueno junto a uno malo. Cuando el objeto bueno se internaliza constituye la base del super yo. El objeto bueno es ideal y amado, mientras que el malo es persecutorio. El niño lo parcializa y el mecanismo de defensa más usual que produce es la escisión. Cuando pasa de esta etapa el niño visualiza a su madre como un objeto completo, entero, al mismo tiempo que visualiza también la relación entre ésta y su padre. En este momento se produce según ella un momento crucial del desarrollo del niño tanto mental como de actitud. Es entonces cuando para Melanie Klein el niño entra en la segunda posición, la depresiva. El ver a su madre como separada, como un objeto autónomo de él, produce un descenso de su omnipotencia, de su egocentrismo y por el contrario hace que aumente la dependencia hacia ella. Se cambia la relación hacia otro independiente de él, y es en esa relación, donde se entremezcla el amor y el odio hacia la misma persona, que es la madre, produciéndose culpa y miedo por poder perderla, perder al objeto de su amor. El super yo cruel se transforma en menos rígido, esto por el surgimiento del miedo a la pérdida y por el duelo de lo perdido. Aquí aparecen defensas maníacas en el niño, pasando luego la situación a un gran progreso psíquico en el niño, que se caracteriza por el inicio gradual del predominio de la represión sobre la escisión. La percepción de la madre como un objeto total da comienzo al llamado complejo de Edipo. Para Klein, no se trata aquí de superar la posición depresiva, sino del establecimiento de una unión o alianza entre los aspectos buenos del objeto y los aspectos buenos del sujeto. Es decir la reintegración progresiva de las partes escindidas. Para Melanie Klein, las fantasías de la llamada escena primaria constituyen un papel central en su teoría. (El ver a la madre como un objeto completo y descubrir las vinculaciones con el padre). Esto no significa que ella no considera la angustia de la castración como central en el niño, o la existencia de una angustia en la niña de vivir en el interior de su cuerpo, cuestión que aumenta en ella por el temor de ver atacados y destruidos sus bebes imaginarios. Para Melanie Klein existiría en el niño un super yo precoz, capaz de tener culpa persecutoria, ya en esa temprana fase. También plantea que ya a esa edad los niños poseen un conocimiento inconsciente de los órganos sexuales y critica la llamada fase fálica, donde sólo el órgano masculino sería el importante, como una simplificación utópica de un contexto mucho más complejo. A partir de ahí señala que la niña más que querer poseer un pene, quisiera interiorizar el pene de su padre. Melanie Klein piensa que la estructura fálica es una defensa ante la realidad intolerable de la diferencia generacional, de género de la sexualidad parental. Respecto a las innovaciones técnicas, Melanie Klein aportó con propuestas claras acerca del funcionamiento del Setting. Por ejemplo definición específica del tiempo: 50 minutos; cinco veces a la semana; condiciones claras de trabajo, una pieza adaptada a las necesidades del niño, con muebles apropiados.

También ella aportó en el tema del simbolismo y el juego. Según su pensamiento la simbolización le permite al niño transferir sobre los objetos de su entorno sus intereses, pero también sus fantasías, angustias y culpabilidades.

Respecto a la transferencia, para ella era importante establecer lazos entre el aquí y el ahora, el mundo interno y las fantasías infantiles con la realidad externa presente y pasada; y no sólo la interpretación del aquí y el ahora. Anna Freud, en cambio consideraba como temas importantes los llamados conceptos de regresión o fijación. En ella se puede encontrar la definición de tres líneas claves de desarrollo. La primera va desde el estado de dependencia del niño hasta llegar a la autonomía afectiva y las relaciones de objeto de tipo adulto.

Desde su artículo “Simposium sobre análisis infantil”, de 1927, confronta con Anna Freud y establece lo que ella considera “verdadero” en el campo del psicoanálisis infantil. Muestra allí su adhesión a los lineamientos freudianos. Para M. Klein no hay motivos que impidan aplicar la técnica y el encuadre analítico en el tratamiento con niños.

Se creía que los niños no eran sujetos adecuados para el análisis, por lo tanto había que utilizar un método especial. Muy por el contrario, para ella hay una analogía perfecta con la técnica del análisis de adultos.

En esta crítica al texto de Anna Freud “Introducción a la técnica del análisis de niños”, se ocupa de invertir sus premisas: no se trata de que los niños no puedan ser pasibles de análisis sino que, al implementar una posición educativa, como ésta es incompatible con el análisis no se logra instalar una verdadera situación analítica: “Todos los medios que juzgaríamos incorrectos en el análisis de adultos son especialmente señalados por A Freud como valiosos en el análisis de niños”… “descubrí que…no solo era innecesario que el analista se empeñara en ejercer una influencia educativa sino que ambas cosas eran incompatibles”… “el analista debe solo analizar no desear moldear ni dirigir la mente de los pacientes”

Descarta así de plano toda indicación pedagógica para el caso de los niños, posición ésta asumida por Anna Freud.

Al considerar el complejo de Edipo en una perspectiva evolutiva, se presentaba el problema de que, en niños pequeños, aun no estaba elaborado y por lo tanto, no habían abandonado las relaciones amorosas con sus objetos primitivos y no se hallaba internalizada la instancia superyoica. Esto hacía pensar en la imposibilidad de tratar el Edipo, incluso de establecer transferencia.

Respecto de la problemática del superyo Klein considera que, lejos de generar un alivio, la posición pedagógica la refuerza. Y no hay que reforzarla sino suavizarla ya que, como veremos, el superyo se halla en el inicio ligado a los impulsos destructivos del niño.

Klein toma como momento inicial del psicoanálisis con los niños el Caso Juanito, la importancia de este caso radica en que Freud pudo corroborar la existencia en el niño de lo que había descubierto a través del análisis del adulto: la neurosis infantil. (4) En estos momentos señala que, al igual que en el análisis de un adulto donde afloran las consecuencias de complejo de Edipo, en el caso de los niños está indicado explorar el complejo de Edipo en sus estratos más profundos.

Además, para Klein no es obstáculo que se movilice la angustia a condición de que sea tratada luego por medios analíticos: la interpretación alivia las ansiedades del niño tal cual ocurre con los adultos. “el análisis… no puede ahorrarle al paciente ningún sufrimiento, esto se aplica también a los niños”

No hay dudas para ella de que el análisis pueda llegar a los estratos inconscientes del psiquismo infantil: la discusión en cuestión sería entonces ética, en torno a si se debeo no analizarlos.

Tal como está planteada la confrontación en el Simposium, hoy podríamos referirnos a la diferencia entre psicoanálisis con niños y psicoanálisis de niños. Los que sostienen que no hay diferencias en el análisis aplicado a los niños siguen una línea kleiniana, en contraposición de quienes, más cerca de las ideas de Anna Freud, consideran que hay un psicoanálisis de niños, distinto al de los adultos.


Fuentes

  • Corral Ruso, Roberto. Historia de la Psicología: apuntes para su estudio. Editorial Félix Varela. La Habana, 2003.
  • Melanie Klein realizó estudios sobre el análisis de niños, lo cual le valió la entrada a la prestigiosa Sociedad Psicoanalítica de Berlín.

Disponible en: yuleidyguerrero.wordpress.com/.../aportes-de-melanie-klein-y-anna-freu...‎ Consultado junio 8 2013.

  • Melanie Klein (Viena; 30 de marzo de 1882 - Londres; 22 de septiembre de 1960) fue una psicoanalista austriaca, creadora de una teoría del funcionamiento ...