Terraformación

Terraformación
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Concepto:Proceso por el cual se puede modificar un planeta, luna u otro cuerpo celeste hasta conseguir unas condiciones más habitables de atmósfera, temperatura y ecología.

Terraformación. Es el proceso por el cual se puede modificar un planeta, luna u otro cuerpo celeste hasta conseguir unas condiciones más habitables de atmósfera, temperatura y ecología. Es un tipo de ingeniería planetaria. De hecho ambos términos suelen ser usados de forma indiferente.

Historia

El primer concepto, terraformar, empezó a surgir a principios de los años setenta por científicos como Carl Sagan, y estudia la manera de transformar las condiciones de un planeta para que éstas sean más favorables para el ser humano. Los conceptos de terraformación radican tanto de la ciencia ficción como de la ciencia. El término apareció por primera vez en una novela de ciencia ficción de Jack Williamson de 1949 titulada Seetee Shock, pero el concepto actual sobrepasa el de esta novela. En la obra de Olaf Stapledon de 1930 titulada First and Last Men, se proporciona un ejemplo ficticio en el cual Venus es modificado tras una larga y destructiva guerra con sus habitantes nativos, quienes naturalmente cuestionan el proceso.

Dado que la exploración espacial está en su infancia, una gran parte de las teorías acerca de la terraformación resultan especulativas. Sin embargo, basándose en lo que conocen los científicos de nuestro propio mundo parece posible modificar el ambiente de forma deliberada para ajustarlo a nuestras necesidades.

La principal razón argüida para llevar a cabo la terraformación es la creación de una ecología que mantenga mundos adecuados para ser habitados por humanos. Sin embargo, algunos investigadores creen que los hábitats espaciales serían una forma más económica de colonización espacial.

Si la investigación en nanotecnología y otros procesos químicos avanzados continúan al ritmo actual, puede hacerse posible el terraformar planetas en siglos en lugar de milenios. Por otra parte, puede ser razonable modificar a los humanos para que no requieran una atmósfera de oxígeno y nitrógeno en un campo gravitatorio de 1g para vivir confortablemente. Esto podría reducir la necesidad de terraformar mundos, o al menos el grado en el que esos mundos necesitarían ser alterados.

Marte es considerado por muchos como el más probable candidato a la terraformación. Muchos estudios se han centrado en la posibilidad de calentar el planeta y alterar su atmósfera. La NASA incluso ha organizado debates sobre el tema. Sin embargo en la actualidad existen cantidad de obstáculos que salvar antes de poder intentar terraformar Marte o cualquier otro mundo. La gran escala de tiempo y lo práctico de la terraformación es un tema de debate. Otras cuestiones sin respuesta son las relativas a la ética, logística, economía, política y metodología para alterar un mundo extraterrestre.

Carl Sagan, astrónomo y divulgador científico, propuso aplicar la ingeniería planetaria a Venus en un artículo publicado en la revista Science 1961 y titulado "The Planet Venus". Sagan imaginó plantar la atmósfera de Venus con algas, que absorberían el dióxido de carbono y reducirían el efecto invernadero hasta que la temperatura de la superficie cayese a niveles confortables. Posteriores descubrimientos sobre las condiciones de Venus hicieron este enfoque imposible. El estudio reflejaba que el planeta tiene demasiada atmósfera que procesar y fijar; e incluso si las algas atmosféricas pudieran prosperar en el ambiente árido y hostil de la alta atmósfera de Venus, todo el carbono que se fijara en forma orgánica sería liberado como dióxido de carbono tan pronto como cayera a las calientes regiones inferiores.

Sagan también vislumbró un Marte habitable para la vida humana en un artículo publicado en la revista Icarus en 1973 titulado "Planetary Engineering on Mars". Tres años después, La NASA oficialmente asumió el asunto de la ingeniería planetaria en un estudio pero usando el término "ecosíntesis planetaria". El estudio concluía que no había limitación conocida a la posibilidad de alterar Marte para mantener vida y hacerlo un planeta habitable. El mismo año, en 1976, uno de los investigadores, Joel Levine, organizó la primera conferencia sobre terraformación, que en aquel momento fue llamada "Modelación Planetaria".

En marzo de 1979, el escritor e ingeniero de la NASA James Oberg organizó el "Primer Coloquio sobre Terraformación", una sesión especial llevada a cabo en la Conferencia Científica Lunar y Planetaria en Houston. Oberg popularizó los conceptos de terraformación discutidos en el coloquio en su libro Nuevas Tierras publicado en 1981. Pero no fue hasta 1982 que la palabra terraformación se usó en el título de un artículo publicado en una revista. El planetólogo Christopher McKay escribió "Terraformando Marte", un documento para el Journal of the British Interplanetary Society. El artículo discutía las posibilidades de una biósfera marciana autorregulada, y el uso de la palabra ha sido desde entonces el término preferido. En 1984, James Lovelock y Michael Allaby publicaron The Greening of Mars. El libro de Lovelock fue uno de los primeros en describir un nuevo método de calentar Marte, donde los clorofluorocarbonos son añadidos a la atmósfera. Motivado por el libro de Lovelock, el biofísico Robert Haynes trabajó calladamente promoviendo la terraformación, y contribuyendo con la palabra ecopoyesis a su léxico.

Actualmente, Marte parece ser el planeta cercano que más posibilidades tenemos de terraformar. Robert Zubrin, el fundador de la Mars Society ha creado un plan bien diseñado y eficiente en cuanto a costo para una misión de vuelta a Marte llamada Mars Direct que establecería una presencia humana permanente sobre Marte y dirigiría los esfuerzos ante una eventual terraformación.

Características

La terraformación es un concepto teórico de ingeniería medioambiental a escala planetaria, realizable sólo en un futuro lejano, y pensada sobre todo para convertir en habitables para el ser humano mundos que no lo son. Los diversos estudios que sobre terraformación se han hecho tienden a concentrarse en Marte, por ser el planeta más similar a la Tierra.

Alterar de modo sustancial las condiciones físicas imperantes en un planeta es difícil pero no imposible. En menos de tres siglos, y sin pretenderlo, nuestra civilización ya lo ha hecho con la Tierra, transformando de manera negativa el medio ambiente. La terraformación consiste, precisamente, en el proceso inverso: Mejorar las condiciones de habitabilidad de un mundo, o crearlas si no existen.

La terraformación engloba técnicas de manipulación de todo tipo; meteorológica, geofísica e incluso biológica, entre otras. Para permitir las colonias humanas en otros mundos, la terraformación es una alternativa que rompe con el monopolio clásico de los viajes interestelares a la búsqueda de planetas habitables.

Sin embargo, es evidente que la motivación para estas colonias no será el exceso de población en la Tierra, algo mucho más fácil de solucionar mediante un control del equilibrio demográfico.

La motivación debería entenderse en el marco de la actitud de una supercivilización interesada quizá en el reto científico de exportar vida a otro mundo, como podría ser Marte en el caso de la civilización humana, y poner allí en marcha los mecanismos de la evolución biológica.

Por supuesto, hay dudas éticas sobre si es lícito alterar otros planetas o bien deben ser conservados en su estado natural. El dilema deberá resolverlo la sociedad futura.

Terraformaciones futuras

Marte, por ejemplo, tiene una atmósfera muy tenue, compuesta principalmente de dióxido de carbono, pero presenta grandes cantidades de agua almacenadas en sus casquetes polares. Si se lograse calentarlos, estas reservas podrían ser liberadas. Según algunos expertos, la liberación de estos gases ayudaría a formar en Marte un efecto invernadero que haría aumentar su temperatura global. Para ello se ha pensado en la construcción de enormes espejos en órbita, que reflejaran la luz solar permanentemente sobre sus casquetes, o incluso en dirigir algún meteorito hacia sus polos para fundirlos. La liberación de bacterias anaerobias en ese momento ayudaría a aportar oxígeno en su atmósfera, aunque sus niveles seguirían siendo muy bajos durante muchos siglos.

Ahí entraría el segundo concepto, el de mutación o modificación genética. Astronautas con niveles superiores de hemoglobina en la sangre podrían aprovechar el poco oxígeno presente para respirar, e incluso aprovechar genes encontrados en bacterias muy resistentes a las radiaciones para protegerse de las que vienen del Sol. Parece que un resultado combinado de ambas opciones podría ser la solución más viable.

Ambas presentan, por eso, numerosos interrogantes éticos. Una, por cambiar a nuestro antojo la faz de otro planeta, por creer que el hombre tiene derecho a modificar libremente un planeta en el que no hemos sido depositados y, además, porque de existir alguna posible forma de vida microscópica que no hubiese sido detectada, al modificar sus condiciones podría ser exterminada. La otra, porque cambiando la naturaleza del hombre cambiamos nuestra naturaleza humana, y por consiguiente, nuestra fundamental igualdad sobre la que se basan los derechos humanos.

Todos estos delicados conceptos morales deben ser resueltos antes de que cualquier medida sea tomada. Pero, y a pesar de que la colonización de otros mundos son conceptos muy lejanos, la terraformación de un planeta es un proceso lentísimo, por el que si en un futuro se llegara a contemplar, deberían ser iniciado por unas cuantas generaciones antes.

Fuentes