Trastorno de la identidad sexual del varón

Trastorno de la identidad sexual del varón
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Concepto:El trastorno de identidad sexual hace referencia a sentir un persistente malestar acerca de su condición sexual, junto al deseo de ser del otro sexo, llegando a verbalizar repetidamente que se pertenece a él.

Trastorno de la identidad sexual del varón. Puede basarse en las desigualdades entre el sexo genético y el nivel de las hormonas sexuales durante la fase de diferenciación hipotalámica. Una profilaxis causal puede ser puede resultar posible en el futuro y evitar tales desigualdades durante la diferenciación cerebral sexo-específica, que por estudios de morfogénesis, puede situarse entre el sexto y séptimo mes de la vida intrauterina.

Cuadro clínico

Es extraordinariamente consistente en sus rasgos fundamentales. Los casos se parecen tanto entre sí que consideramos la exposición de una historia clínica como la forma más elocuente de descripción del cuadro clínico general.

Historia clínica

Se trata de un niño de tres años y tres meses, cuya madre acude a la consulta porque, según nos dice textualmente, el niño “tiene gestos y voz femeninos”; le gusta jugar a las muñecas, a las casitas y a los cocinaditos.

El niño hijo único, pasa todo el día con la abuela, la tía materna y la madre; tiene poco contacto con el padre y casi ninguno con niños varones.

En cuanto a la reacción frente a las tendencias femeninas del niño, la medre nos dice:

”Nunca he estimulado sus inclinaciones, pero tampoco las he combatido porque no he querido asustarlo y que las disimule para engañarme. Le he explicado que él es varón y que debe comportarse como tal, pero él me lo niega y dice que él es hembra, que quiere ser hembra.”

Sin embargo, el examinador nota que el niño tiene el pelo mucha más largo de lo que se usa en su medio y a su edad, esta cuidadosamente peinado y el pantaloncito es muy corto y apretado. Estos detalles parecen contradecir negativas maternas de actitudes femenizantes por su parte. Descrito como cuadro clínico del afeminamiento en el varón y lo propusimos como una entidad delimitada, de característica muy constante y de gran estabilidad en su evolución.

Los elementos siguientes de este caso son comunes a todos los que hemos observado y constituyen el cuadro clínico de esta entidad:

Ø Aparición precoz del trastorno que, en muchos casos, es notado por los padres durante el segundo año de vida.

Ø Carácter global del Trastornos de la personalidad, con la adopción de una posición femenina en toto y sin que se observen rasgos masculinos concomintes ni precedentes.

Ø Sintonía inicial del Yo con el trastorno, como se evidencia en este caso en la ingenua confesión de querer ser hembra. Suele desaparecer o disimularse en años posteriores ante la presión social que se ejerce sobre ellos para que abandonen su posición femenina.

La agresividad

El trastorno de la agresividad en estos niños se diferencia en aspectos esenciales del que manifiestan los niños neuróticos. Más que una inhibición, como ocurre en estos últimos parece tratarse de un defecto. Resulta mucho más difícil despertar la agresividad del niño afeminado que la del neurótico. Tampoco se observa en estos niños tendencia espontánea a juegos agresivos (soldados, policías, ladrones, etc.) o competitivos (pelota, carrera, etc.) tan características de los niños normales y neuróticos.

La relación con la madre

Ø Alrededor del 60 % de nuestros casos mostraban signos de una precoz sensibilidad estética, que se manifiesta en el interés marcado por los tonos y combinaciones de colores, las flores, la decoración y arreglo personal en general.

Ø Marcada preferencia por ella de la que se observa en los varones normales, sobre todo si se contrasta con el poco interés hacia el padre.

Ø Ausencia de la dependencia excesiva hacia la madre, tan frecuente en los niños neuróticos.

La relación con el padre

En el 80 % de nuestros casos, aproximadamente el padre y el niño afeminado se muestran recíprocamente indiferentes y emocionalmente alejados. Este hecho parece determinado, en gran parte, por las diferencias estructurales en la conducta sexual de ambos. Las inclinaciones femeninas y la falta de intereses masculinos en el niño hacen difícil al padre acercarse a él, pues para hacerlo tendría que tratarlo como una niña. En ocasiones, las actitudes femeninas del niño y sus connotaciones homosexuales engendran temor y rechazo en el padre.

Fuentes