Traumatismo del oído medio

Traumatismo del oído medio
Información sobre la plantilla
Concepto:Son lesiones en las que el agente vulnerante ha dañado la membrana timpánica y/ o el oído medio, en algunos o varios de sus componentes.

Clasificación

Los traumatismos de la membrana timpánica se dividen en: directos e indirectos.

Etiopatogenia

Estudiaremos primero los traumas directos de la membrana timpánica, que son aquellos provocados por la introducción accidental de objetos punzantes a través del meato auditivo externo, los cuales alcanzan y perforan la membrana timpánica. Estas, habitualmente no son lesiones extensas y, luego del gran dolor inicial acompañado de un discreto sangramiento, viene un período de calma relativa, en el cual es común que se le reste importancia al accidente; después aparecen síntomas y signos de una otitis media supurada aguda que agrava y complica la lesión inicial. Los traumatismos indirectos del tímpano se producen de una manera diferente a la anterior, pues aquí la membrana estalla bajo el efecto de un aumento súbito de la presión del aire en el conducto auditivo externo; el mecanismo contrario, es decir, el entallamiento por una hiperpresión en el oído medio resulta poco frecuente, ocurriendo solamente en buzos y aviadores. La forma más común de esta lesión, es cuando se recibe un golpe sobre la oreja o por el efecto de una explosión cercana, en la cual, la onda de aire comprimido presiona súbitamente sobre la membrana timpánica y al esta llegar al límite de resistencia mecánica, estalla, provocando un desgarro de forma estrellada. Si la trompa de Eustaquio se hallaba afectada antes del accidente, la cantidad de presión necesaria para la ruptura es menor.

Cuadro clínico

Inmediatamente después del accidente aparece un dolor intenso, con características pulsátiles, así como un discreto sangramiento. Los acúfenos o ruidos de oído se hacen intensos, apareciendo la hipoacusia, que estará en dependencia de la cantidad de tímpano desgarrado y también de la presencia de coágulos de sangre. No son pocos infrecuentes los signos de irritación vestibular, pues la onda expansiva puede comprimir también las ventanas del laberinto, las cuales son muy sensibles a los cambios súbitos de presión. En ocasiones son desplazados los huesecillos del oído de su posición anatómica, produciéndose la discontinuidad de la cadena osicular. En estos traumatismos la hipoacusia se hace más manifiesta que en los que se ha afectado solamente la membrana timpánica.

Diagnóstico

Es relativamente fácil observar la perforación timpánica mediante una simple otoscopía; esta debe practicarse en condiciones de esterilidad para evitar la infección del oído medio. No deben realizarse maniobras, si no es por un personal especializado y con condiciones instrumentales.

Exámenes paraclínicos

Está indicado un audiograma para determinar el grado de hipoacusia inicial, y otro cuando concluya el proceso de cicatrización de la membrana. Si después de cerrada la perforación aumenta la caída audiométrica, tenemos que plantear que sea producido simultáneamente una discontinuidad del sistema osicular.

Evolución

Salvo que se infecte el oído medio y en dependencia del tamaño de la perforación, estos traumas tienen buen pronóstico; en las grandes perforaciones resulta difícil lograr el cierre por el proceso normal de cicatrización. Si aparece una otitis media aguda purulenta, la evolución cambia desfavorablemente.

Complicaciones

Por orden de frecuencia las más comunes son: · Infección de oído medio, muchas veces por gérmenes gramnegativos procedentes del oído · Perforación crónica del tímpano. · Daño del sistema de transmisión del sonido en el oído medio, ya sea por lesiones de la cadena osicular o por adherencia entre los elementos postraumáticos.

Tratamiento

Estas perforaciones deben ser evaluadas por el especialista. No deben instilarse gotas óticas de ningún tipo, ni colocar tapones en el oído para controlar el sangramiento.

Antibioticoterapia sistémica

· Penicilina RL, 1.000 000 U IM diaria. · Tetraciclina 2 50 mg, una tableta cada 6 horas. Nota: Mantener los antibióticos durante 10 días.

Analgésicos

  • ASA, 1 o 2 tabletas cada 6 u 8 horas.
  • Duralgina, 1 g IM cada 8 horas.

En algunos pacientes esta indicado la sedación en las primeras horas. En caso de secreciones purulentas procedentes del oído medio, debe efectuarse un estudio bacteriológico de él y, previo antibioticograma, indicar el antibiótico adecuado.

Fuente

  • Manuel S. Villar Suárez y coautores Otorrinolaringología. Colección el estudiante de Medicina. Consultado el 29 de noviembre del 2013.