Ubaldo Díaz Fuentes

Ubaldo Díaz Fuentes
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Asaltante al Palacio Presidencial
NombreUbaldo Díaz Fuentes
Nacimiento2 de agosto de 1929
Güira de Melena, Artemisa, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento13 de marzo de 1957
Palacio Presidencial, La Habana, Bandera de Cuba

Ubaldo Díaz Fuentes. Asaltante al Palacio Presidencial

Síntesis biográfica

Nacimiento

En el barrio La Guerrilla, en la antigua Calle Mario Rabelo 28, les nació el primer hijo a un matrimonio de humildes trabajadores tabacaleros, el 2 de agosto de 1929, bajo la dictadura de Gerardo Machado. Le pusieron por nombre Ubaldo, luego vendrían dos hijas más, a quienes el niño profesó un cariño inmenso. La casa natal de Ubaldo Díaz Fuentes se encuentra en la calle. 80 No. 7510 e/ 75 y 77 en Güira de Melena. Allí hay una tarja con su nombre y fecha de nacimiento.

Niñez y juventud

Ubaldo Díaz Fuentes es el hijo mayor de Ubaldina Fuentes Pérez y de Juan Díaz Villarreal el mismo era un niño pobre de estructura pequeña, gordito, trigueño, bonito y muy noble, desde que comenzó a caminar sentía devoción por jugar con los niños más cercanos del barrio lo buscaban por sus maldades y su carácter alegre. Comenzó la escuela y era muy inteligente se destacaba en todas las actividades, siempre muy bien llevado y sociable, era jovial y vivaracho, como buen cubano le gustaba los chistes pero tenía un altísimo sentido de la honestidad y de la justicia y muy reservado.

Estudios realizados

A los once años Ubaldo dejó la escuela en 6to grado para ayudar con su esfuerzo a la familia, trabajaba doce y catorce horas diarias en el carbón, por unos pocos centavos. Entre los 17 y 18 años de edad se trasladó a La Habana, a casa de los tíos, en Quinta de Rey entre Cristina y Concha. Trabajaba en el Mercado Único, en la venta de café, café con leche, tabaco y otras menudencias. Comienzo de la lucha contra la tiranía de Batistiana.

Comienzo de la luchar contra la tiranía batistiana

Allí en el Mercado, comienza a luchar contra la tiranía batistiana, tras el golpe de estado del 10 de marzo de 1952. Se afilia a la Triple A. del Partido Auténtico, pero a la vuelta de unos pocos años desconfía de este partido y en 1955 se une al movimiento nacional por la amnistía de los presos políticos que asaltaron el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.

Ubaldo sobresale por su valor en la acción conocida, como los sucesos de Santa Marta y Lindero, el 4 de agosto de 1955. Acción conjunta en grande, entre el movimiento estudiantil dirigido por José Antonio Echeverría, y el Partido Auténtico, y que coincidiría con la llegada a Cuba de Carlos Prío Socarrás. Desde aquel momento, quedaría fichado como revolucionario.

Prisión

En 1956, un grupo de militantes de la Triple A prepara un atentado a Batista, la acción fracasa, por una delación, el joven cae preso en manos de Ventura, fue torturado y condenado luego a tres años de privación de libertad. Ingresó en el Castillo del Príncipe el 9 de agosto de 1956.

Se escapó del Príncipe, junto a Abelardo Rodríguez Mederos, del Directorio, y al combatiente internacionalista español Daniel Martín Lavandero, quien perdió la vida en la fuga.

Vida Clandestina

Comenzó entonces la vida clandestina de Ubaldo Díaz Fuentes con sus nuevos compañeros de lucha del Directorio Revolucionario. En 1957 toma parte en algunas acciones del directorio, como el sabotaje a las perseguidoras alojadas en los patios de la agencia Ambars Motors, en Infanta y 23, donde cubre la retirada. Junto a Abelardo Rodríguez Mederos y otros jóvenes permanece escondido en el apartamento que tenía el Directorio en la Calle 21, en el Vedado, ellos dos cocinaban, Ubaldo operaba también desde allí la planta que interfería la microonda de la policía.

Muerte

El 13 de marzo de 1957 va en auto, tras el camión Fast Delivery, a un nuevo intento de ajusticiar al tirano. Abelardo, al volante, y, con ellos, Faure Chomón y José L. Gómez Wanquemert. Llegan al Palacio Presidencial. Entran, nadie lo vio salir, ni tampoco caer. Los asaltantes que sobrevivieron a la audaz acción revolucionaria recuerdan haberlo visto peleando.

El viernes 15, a las cinco de la tarde, fue el entierro. Los comercios cerraban el paso del cortejo, las fuerzas policiales, con armas largas, no pudieron impedir la manifestación. Después de darle sepultura un coro gigante de vecinos entonó el Himno Nacional, luego gritos de ¡Abajo Batista!, ¡Tiranos!, ¡Asesinos!…. La policía no se atrevió a intervenir.

Fuente

  • Museo municipal