Victoriana de Ávila

Victoriana de Ávila
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Plaza Victoriana de Ávila hoy Parque José Martí.jpg
Antigua plaza Victoriana de Ávila, hoy Parque José Martí.
NombreVictoriana de Ávila y González de Rivera
Nacimiento22 de marzo de 1774
HolguínBandera de Cuba Cuba
Fallecimiento13 de enero de 1864
Holguín Bandera de Cuba Cuba
NacionalidadCubana

Victoriana de Ávila. Holguinera ilustre de acaudalada familia, benefactora de Holguín y de Gibara, su esposo poseedor de una gran fortuna, al morir le deja todos sus bienes, parte de los cuales utilizó en construcción y mantenimiento de obras públicas en estas ciudades. Entre ellos Hospital de la Caridad de Holguín y la Iglesia San Fulgencio en Gibara.

No existe ningún retrato que permitiera conocer su físico, debido a que en su época en la ciudad de Holguín, ni en la Villa Blanca, vivió un pintor, y el primer fotógrafo que llegó a estos lares en 1860, cuando ya ella era muy anciana.

Nacimiento

Nació en la ciudad de Holguín, el 22 de marzo de 1774. Era hija del Regidor y Alcalde Mayor Don Diego Ramón de Ávila y Norata y de Doña Catalina González de Rivera y la Cruz. La bautizaron en la Iglesia de San Isidoro de Holguín y fueron sus padrinos Don José Ochoa y Doña Rosalía de Ávila, tía esta por la parte paterna.

Historia de una familia

Descendiente de una muy poderosa familia, los González de Rivera. Era bisnieta del fundador de los González de Rivera en Holguín: Juan Francisco González de Rivera de Obeda y Mancera. Y asimismo era la hija de dos biznietos de Francisco García Holguín: Rodrigo de Ávila López de Mejía y Maria del Rosario Batista Bello. Él venía de doña Elvira del Rosario y ella de Juana Antonia. Doña Victoriana de Ávila y González de Rivera es parte de la quinta generación de García Holguín.

Por Real cédula del 25 de diciembre de 1756, Diego de Ávila de La Torre, abuelo de Victoriana, ocupó el cargo de Regidor Provincial, función que desempeñó hasta el 2 de noviembre de 1773, fecha en que, por estar enfermo renuncia a favor de su hijo Diego Ramón de Ávila, padre de Victoriana, quien, dicen las viejas crónicas, era persona de buena conducta, habilidad y suficiencia para ocupar dicho oficio. Diego Ramón se desempeñó como regidor hasta 1805, año de su fallecimiento.

En 1807entró a ocupar el cargo de Regidor y Alcalde Mayor Provincial José Rosalía de Ávila González de Rivera, hermano de doña Victoriana quien, además, ocupó otros cargos en este mismo cuerpo, entre ellos, Secretario Interventor de Ventas Reales en 1806, Secretario de la Junta de Vacuna creada en 1825; de la Diputación Económica en 1830 y la Secretaría de la Junta de Sanidad en 1832. José Rosalía murió en 1860 testando a favor de su hijo mayor, Don Manuel Maria Guadalupe de Ávila y del Monte, sobrino de Victoriana y hermano del primer historiador holguinero Diego de Ávila y del Monte.

El casamiento

A la edad de 24 años la ilustre señorita Victoriana de Avila fue casada con el canario José Romero de Medina y así consta en el libro tercero de matrimonio de blancos, folio 105, de la Catedral San Isidoro de Holguín, escrito de puño y letra del sacristán mayor, presbítero Manuel Calderín quien, el casamiento se produjo el 24 de enero de 1798. El esposo aportó al matrimonio cinco mil pesos.

De la unión no hubo descendientes, pero si una gran comprensión por parte de su marido, que complacía a doña Victoriana en cuanta cosa ella le pedía. En su lugar tuvo sobrinos de los que la tía fue madre, tuvo muchos y también fue madre de tres de sus hermanas que permanecieron solteras siempre y muy apegadas a su hermana mayor. Se llamaban estas: Leona, Juana y Antonia. La última en morir, incluso, después que doña Victoriana, dejó todos sus bienes y los que había heredado de sus otras hermanas a sus 10 sobrinos.

El esposo de doña Victoriana, Don José Romero, uno de los fundadores de Gibara y poseedor allí de una gran fortuna, por lo que los jóvenes recién casados van a vivir allí donde eran dueños de uno de los muelles donde se hacía la carga y descarga de los efectos que se exportaban o importaban; y, también, poseían almacenes, una tienda de relojería y mercería, y una hacienda en el cercano Arroyo Blanco, con sus casas, corrales, frutos y demás anexos, una vega en la boca de los Ríos Gibara y Yabazón con sus casas y labranzas, 33 esclavos entre hembras y varones; una posesión en Candelaria y en este mismo lugar un ingenio con trapiche para moler cañas y fabricar azúcar y aguardiente, casa de purga, 6 yuntas de bueyes, un cafetal con 20 000 matas de café, bestias caballares y mulares y ganado mayor y menor.

En la ciudad de Holguín el matrimonio poseían una casa de tejas y mampostería situada en la calle San Isidoro, frente a la Plaza Real. Y en dicha casa una tienda de mercería, esta vivienda es la actual Casa Azul, en el Parque Calixto García Iñiguez.

José Romero fue el primer Juez pedáneo que tuvo Gibara, funciones en las que se mantuvo hasta el año 1823. Por lo que era de su incumbencia atender las necesidades formuladas por la población del circuito de la bahía y vegas de los ríos Gibara y Yabazón entre 1820 y 1823.

Anteriormente, en 1808, 1812 y 1814 había sido elegido Alcalde Ordinario del Ayuntamiento de Holguín y en 1810 Mayordomo de Fábrica de la Parroquial Mayor; en 1835 fue subdelegado de la Real Hacienda en Gibara.

En 1846 muere Romero y declarado en testamento deja todos sus bienes a Doña Victoriana.

Obras de caridad de la viuda

Iglesia San Fulgencio en Gibara construida con los aportes de Doña Victoriana

El ayudar a la Iglesia era algo que le venía de herencia de sus antepasados. Su bisabuelo Don Juan González de Rivera construyó la primera ermita que hubo en la comarca en Managuaco en 1692. Más tarde la ermita fue trasladada a Las Cuevas por su bisabuela paterna Maria de las Nieves Leyte Rodríguez. Y fue su abuelo, Diego de Ávila y de la Torre quien ornamentó la primitiva Catedral San Isidoro de Holguín.

Además de costear su edificación de la Iglesia San Fulgencio en Gibara, doña Victoriana se dedicó a su ornamentación, dotó de alhajas sus altares, regaló un criado para el cuidado y aseo del templo y costeaba los gastos de la luz.

Los bienes que poseía el matrimonio, ahora propiedad de la viuda, le permitieron a Victoriana comprar distintas prendas para donarlas a favor de construcciones que servirían a la caridad pública. Entre ellos donó un palio y un guión al Hospital de la Caridad de Holguín, construido con su dinero y primer hospital de la ciudad de Holguín.

Hospital de la Caridad, actualmente Hogar de Ancianos Jesús Menéndez, Holguín

El palio era bordado en oro con un costo de dos mil novecientos pesos y treinta y cuatro centavos, el guión con un valor de cinco mil pesos con diecisiete centavos. Estos objetos fueron rifados en billetes y su resultado líquido fue utilizado en ese centro beneficiario.

El terreno que fue destinado para la construcción del hospital fue regalado por doña Victoriana. En la actualidad se conserva parte de la edificación original destacándose la fachada y laterales. Radica allí un hogar de ancianos.

En la parte del fondo se erigió una plaza que que llevaba el nombre de Victoriana de Ávila en agradecimiento de la población por los muchos beneficios que prestó esta holguinera a sus coterráneos.

José Rosalía de Avila, único hermano varón de doña Victoriana, tuvo una destacada participación en la construcción del hospital. Por elección del Ayuntamiento, el 6 de diciembre de 1835 fue comisionado para atender su construcción. José Rosalía era entonces Regidor y Alcalde Mayor Provincial.

El hospital se fue haciendo por partes, primero se hizo el cuerpo principal compuesto de cuarenta varas de largo con sus correspondientes departamentos. El 19 de mayo de 1849 quedó concluido y abrió sus puertas al público con un total de 12 camas disponibles.

La instalación estaba dividida en dos departamentos, uno ocupado por varones y otro por mujeres. Y entre ambos departamentos había un saloncito que servía de capilla. Asimismo tenía habitaciones separadas en la dependencia del hospital y otros dos departamentos más pequeños, de los cuales uno servía de enfermería a los presos de la cárcel y otro para deposito de cadáveres. El cuerpo de guardia estaba al norte y a continuación se localizaba el almacén de ropas y utensilios.

El interés de la familia por esta hermosa y noble tarea de curar a todas aquellas personas que necesitaran de la caridad pública fue continuado por su sobrino Diego Antonio de Ávila y del Monte, quien en 1882, ya fallecida su tía, se dedicó a las tareas de este centro, llegando a ocupar la responsabilidad de director del mismo.

Últimos años de la benefactora

Doña Victoriana vivió en condiciones económicas desahogadas, rodeada del cariño que le profesaba su familia, amistades y vecinos, administró de manera satisfactoria la fortuna dejada por su su marido, vivió hasta muy avanzada edad. Doña Victoriana falleció el 13 de enero de 1864, a los 90 años de edad, y dejó sus riquezas a sus hermanas Juana y Leona, quienes nunca se habían casado. En su testamento final dispuso que, de su capital, se destinaran dos mil escudos a favor de tres festividades religiosas: San Fulgencio, la Virgen de la Caridad y la Virgen de las Mercedes.

La plazoleta que daba entrada al hospital civil San Juan de Dios fue denominada por los holguineros parque Victoriana de Ávila, en recuerdo a sus desvelos por esta obra y el cariño hacia la población más humilde, por su preocupación por el desarrollo, la salubridad y el bienestar de los pobladores, y por su generosidad. Luego fue bautizada con otro nombre.

Sus restos fueron sepultados en el cementerio de Gibara, junto a los de su esposo.

Fuentes