Virginia (Tabaco)

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Tabaco Virginia
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Concepto:Tabaco que se cultiva al sol, se cura artificialmente y se utiliza en la confección de cigarrillos suaves y en hebras para fumar en pipa.Término Permisible: tabaco rubio.

Tabaco Virginia. Tabaco que se cultiva al sol, se cura artificialmente y se utiliza en la confección de cigarrillos suaves y en hebras para fumar en pipa.Término Permisible: tabaco rubio.

El tabaco Virginia en el mundo

El tabaco Virginia (llamado también Flue-cured) se cultiva en unos 75 países, desde Nueva Zelanda a Alemania y especialmente en China, Estados Unidos, Brasil, India y Zimbabwe, y llega a cubrir aproximadamente el 40 % de la producción mundial de tabaco. El nombre flue-cured proviene del método de tratamiento con el que el calor se distribuye en todo el «curing barn» por medio de conductos, o «flues». En el mercado mundial el flue-cured se conoce como Bright y Virginia. Se usa casi exclusivamente para mezclas de cigarrillos. Las hojas más grandes son utilizadas en mezclas para tabaco de pipa. Algunos cigarrillos ingleses son 100% Virginia. La hoja Virginia tiene un alto porcentaje de azúcar y nitrógeno. Este porcentaje aumenta si la hoja es recogida en un avanzado estado de maduración y a través de un proceso específico que hace que se den algunos cambios químicos en su interior. Las hojas de tabaco Virginia presentan diversos colores, limón, anaranjado, caoba y son relativamente grandes. Las más grandes se encuentran en la mitad del tallo. Una planta bien cultivada alcanza una altura que va de 39 a 51 pulgadas, con 18-22 hojas por cosecha. La producción oscila entre las 2200 libras/A y las 3000 libras/A. Las hojas se cosechan apenas maduras.

El tabaco Virginia en Cuba

El cultivo comercial del tabaco Virginia comenzó en Cuba en la cosecha de 1930 a 1931, en la llanura más accidental de la provincia de Pinar del Río, en suelos arenosos de baja fertilidad natural, idóneos para dicho cultivo. Una de las mayores ventajas que ofrece es facilitar la plantación y control de la fertilización, especialmente la nitrogenada, decisiva en el rendimiento y la calidad. El tabaco Virginia es mezclado con el tabaco Burley para usarlo en la fabricación de cigarrillos “suaves”, con aromatizantes que le dan un aroma y sabor característicos. El tabaco Virginia es curado en atmósfera artificial. Este curado proporciona el más corto período de vida de la hoja una vez separada de la planta, antes de que muera por desecación completa. El curado relativamente rápido está calculado para asegurar la desaparición de la clorofila verde, y al mismo tiempo evitar la oxidación de los compuestos fenólicos. Los colores deseables son el amarillo fuerte y el anaranjado. El tabaco curado en atmósfera artificial es el que tiene mayor contenido de azúcares y el nitrógeno mantenido deliberadamente a bajo nivel, lo cual proporciona bajos niveles de nicotina.

Suelos

Los tipos de suelos están considerados en todas partes en relación con los tipos de tabaco para los cuales resultan más apropiados. El tabaco Virginia requiere de suelos arenosos de poca fertilidad y buen drenaje, tanto superficial como interno. Un buen drenaje es la principal cuestión de las condiciones de suelo y de la textura, pero el subsuelo tiene mayor importancia que la capa superior. La condición de esta se halla muy relacionada con la adecuada obtención y retención de humedad. Se ha demostrado que la humedad en el suelo es el principal factor limitante en el desarrollo del tabaco Virginia en un subsuelo expuesto. Por lo tanto, es necesario establecer un sistema de rotación adecuado para mantener el suelo en buenas condiciones, ya que las cosechas sucesivas del mismo cultivo deterioran su fertilidad, al tiempo que alteran y modifican sus propiedades. Por otra parte, el empleo de rotaciones de cultivos bien planificados posibilita que el suelo mejore sus condiciones físicas, químicas y biológicas, gracias a lo cual las plantas realizan un uso más eficiente de los nutrientes, y de ello se espera un mayor rendimiento.

Enmienda del suelo

Encalado

Resaltamos esta actividad dentro del mejoramiento de suelo porque los suelos dedicados al cultivo del tabaco Virginia son arenosos en su generalidad, lo cual facilita la lixiviación de los nutrientes de los fertilizantes. Además, estos suelos son muy activos en los procesos biológicos que en él se realizan, por lo que el catión Ca es fácilmente arrastrado de la zona explotadora por las raíces del tabaco [(0-30) cm] hacia capas más profundas, y al mismo tiempo se facilita que otros elementos como el hierro y el aluminio interfieran en el aprovechamiento máximo de los macro y micro elementos, necesarios en el desarrollo pleno de los cultivos. El programa de encalado debe planificarse y realizarse muy cuidadosamente, basándose en los análisis químicos de los laboratorios.

Plantación

El trasplante puede ser mecanizado y manual. El primero se realiza con una trasplantadora de tres a cuatro surcos, que coloca la plántula en una hilera plana o encima de un caballón, en un trazo abierto con un patín surcador, donde son depositados alrededor de 200 ml de agua y colocado al 40 % del fertilizante, a ambos lados de la hilera. Las plántulas recién trasplantadas son de escaso sistema radical y poseen poca capacidad de absorción de nutrientes y agua; es por ello que necesitan alta humedad en el suelo para la supervivencia. En los suelos bajos, de drenaje interno deficiente, con escasos sistemas de drenaje externo, es necesario realizar, por parte de las entidades productivas y los productores, un sistema de nivelación interno durante la preparación de suelo para el trasplante y crear sistemas de zanjas de desagüe internas y externas, para evacuar fuera de los campos las aguas excesivas, que son muy perjudiciales en las épocas lluviosas durante el cultivo. Otra medida muy favorable para proteger las plántulas del encharcamiento y la posible asfixia por falta de oxigeno es la creación de un caballón, donde son colocadas las plántulas durante el trasplante. Este generalmente tiene una altura de (25 - 30) cm y contribuye a disminuir los daños causados los nemátodos. Se debe controlar sistemáticamente, mediante inspección, el estado de la trasplantadora, fundamentalmente en cuanto a la entrega de fertilizante y agua a cada hilera, el tamaño uniforme de las plántulas y la velocidad de trabajo establecido por cada operario, además de verificar el marco de plantación. El surcado para el trasplante manual es realizado con un arado o puyón, con mecanismos para lograr el marco del trasplante recomendado. Con él se abre un surco por donde se hace correr el agua, aplicada con una manguera o aniego por el surco, para propiciar una humedad que permite colocar la plántula con facilidad para su prendizaje. El tamaño de las plántulas será de (15 – 18) cm tanto para el trasplante manual como mecanizado. El grosor de los tallos deberá ser de (3 – 5) mm para lograr un mejor prendizaje. Estos deberán estar protegidos del aire, del sol y del sereno antes del trasplante y serán desinfectados con el fungicida o medio biológico recomendado.

Época

El período de trasplante se extiende desde el 15 de octubre hasta el 31 de diciembre, de modo que se pueda escalonar el cultivo atendiendo a las capacidades de curación, y no se cree un pico de recolección. El período óptimo es desde el 1ero de noviembre hasta el 20 de diciembre. En el momento del trasplante es importante tener en cuenta el cronograma de plantación, y que el mismo esté sujeto a la capacidad de curación, con el objetivo de evitar mezclas de cortes en la cámara y de esta forma obtener un tabaco más uniforme en sus colores y calidad.

Densidad de plantación

El marco de plantación es de (60 x 100) cm con una densidad de plantación de 16 000 plantas por hectárea, donde las variedades pueden expresar el máximo potencial genético en su rendimiento agrícola.

Replante

El replante debe realizarse entre los 5 y 6 días posteriores al trasplante. La postura a utilizar deberá ser de una pulgada mayor que la del trasplante y deberá proceder de un tercer arranque de un semillero dejado a este fin, eliminando en todo momento aquellas posturas deficientes.

Retrasplante

En las plantaciones realizadas de forma manual se debe establecer cada 10 surcos uno doble, para ser usado en el retrasplante. Para ello el suelo debe tener la humedad suficiente para el prendizaje. El retrasplante tiene como objetivo fundamental obtener un sellaje de los campos lo más cerca posible al 100 %, para de esta forma lograr mayor rendimiento en la cosecha.

Fertilización

Las dosis de fertilizante a usar serán las emitidas por la Dirección de suelo y análisis agroquímico. La fertilización se realizará con un 40 % en el trasplante y el 60 % a los 18 a 20 días posteriores, y se coloca el fertilizante a 10 cm a cada lado de la hilera, de (8 – 10) cm de profundidad. Siempre el fertilizante debe quedar cubierto con el suelo, lo que se logra mediante las labores de cultivo correspondientes.

Labores de cultivo

Todas las labores o atenciones que se apliquen a este tipo de cultivo se harán con el fin de mantener el campo exento de malas hierbas y, al mismo tiempo, de permitir que circule el aire para lograr un buen desarrollo de la planta de tabaco. Un campo de tabaco enyerbado originaría a este cultivo problemas como:

  • Competencia entre las hierbas y las plantas de tabaco, tanto en relación al agua disponible en el suelo como a los nutrientes aplicados al campo.
  • Surgimiento de plagas y enfermedades, tan perjudiciales para este cultivo, y que encontrarían su refugio en las hierbas que las protegerían del efecto nocivo de insecticidas y fungicidas.

El primer cultivo se realiza a los 6 u 8 días de trasplantado, de forma manual o mecanizada, después de un riesgo ligero que coincide con la fertilización; inmediatamente se tapa el palito con un azadón, aproximando una cierta cantidad de tierra al tronco de la planta. Se darán tantos cultivos como sean necesarios para mantener las plantaciones limpias, hasta los 23 o 25 días en que se realiza el aporque. Las labores de cultivo pueden realizarse con las cultivadoras de tracción animal o mecanizada. Además, debemos garantizar que todas las labores de cultivo en una plantación se realicen con enyerbamiento ligero, y tratando por todos los medios de que las primeras se realicen a una profundidad de (12-14) cm y la última labor hacerla más superficial para no dañar las raíces.

Riego

Los suelos arenosos, por lo general, tienen baja capacidad de retención de humedad y muchos poseen mal drenaje superficial e interno. En Cuba la mayoría de los suelos dedicados al cultivo del tabaco Virginia presentan salinidad. Por todo ello el manejo del riego es muy importante. Existen diferentes sistemas de regadío, pero todos deben aplicar el agua suficiente para un buen prendizaje y sellaje de los campos, según la edad del cultivo. Tanto para el riego por aspersión como por aniego, en este periodo, es necesario aplicar entre 7 y 9 riegos, con un total de 200 mm/m2 aproximadamente, en un año seco. El regadío por pronóstico es una vía eficiente para el ahorro de agua. Hay que evitar los salideros de las tuberías y mangueras que producen encharcamientos muy dañinos a las plantaciones. El agua para el regadío tiene un alto porcentaje de cloro y otras sales nocivas en los suelos de Las Martinas, independientemente de la salinidad de la mayoría de los suelos; es por esto que se hace necesario su uso restringido. Se dará un riego en el trasplante, otro a los 20 - 25 días y el resto se dará si la humedad del suelo pone en peligro la cosecha. El agua de regadío deberá estar libre de patógenos, principalmente de Phytophthora y de nematodos. El contenido de cloro en esta no debe ser superior a 30 ppm.

Desflore

La respuesta fisiológica de la planta al despunte, cuyas manifestaciones físicas son rangos cualitativos muy estimados, es el resultado de alterar el dominio apical sobre el desarrollo meristemático. Ello conduce al desarrollo de yemas en las axilas de las hojas superiores, lo cual se debe evitar si no se desea que se perjudique el rendimiento y la calidad del tabaco. Cuando se desflora bajo y se mantienen las plantas deshijadas constantemente hay tendencia a incrementarse el peso de las cosechas, por ser las hojas más gruesas y aumentar en ellas el porcentaje de nicotina. El desflore se realiza en la fase de elongación del botón floral a la apertura de la primera flor, tronchando esta conjuntamente con las tres o cuatro hojas últimas, de forma tal que queden en la planta de 16 a 18 hojas aprovechables, de acuerdo a la fertilidad del suelo.

Deshije

La respuesta fisiológica de la planta al desflore, provocada por el hombre, es la de emitir yemas axilares o hijos que al final se convierten en flores, frutos y semillas. Por ello se hace necesario, en nuestras áreas tabacaleras, evitar a toda costa el desarrollo de esta yema o hijo, pues estas extraen materias alimenticias de las plantas y con ello reducen los hidratos de carbono de los hijos, los cuales es necesario que se hallen en un alto nivel, y como resultado final se produce la disminución en la calidad del tabaco. Los hijos no deben poseer una longitud mayor de 5 cm; por lo tanto se hacen cuantos deshijes sean necesarios.

Saneamiento

Consiste en retirar las primeras 4 o 5 hojas de la planta de la parte inferior del tallo, a los 38 a 40 días de trasplantado, con el objetivo de favorecer en el resto de las hojas mayor textura y calidad en su desarrollo; al mismo tiempo constituye una medida fitosanitaria, al permitir mejor ventilación del suelo, eliminar un ambiente húmedo y evitar así la entrada de moho azul. Si estas hojas, en lugar de eliminarlas, son recolectadas normalmente y llevadas a las cámaras de cura, y al terminar el proceso se someten a la selección, se obtiene en un 80 % de mulgazo y un 20 % de botes; ambos no componen precios y el mulgazo se rebaja del acopio total por lo que el productor pierde esfuerzo y dinero.

Recolección

La maduración anuncia el principio de la senectud, que normalmente conduce a la muerte de la hoja una vez completadas sus funciones. Sus hojas mueren por orden de edad y por lo tanto ese estado de plenitud asciende a lo largo de la planta. Es una suerte que los cambios de color sean signos visibles de maduración; esta está relacionada con el grado de amarillez. La recolección comienza después de los 60 días del trasplante y cuando aparece un color verde amarillento. La recolección de libre pie tiene un tinte más verde que el resto de las cogidas y según vaya subiendo la cogida se acentúa más el viso amarillo. Todas las hojas que se recolectan en cada momento deben tener similar grado de madurez y ser del mismo piso foliar. En la planta maduran de dos a cuatro hojas de 7 a 10 días. El periodo de recolección puede llegar hasta 110 días. El tabaco maduro cura en menos tiempo, economiza combustible y las hojas presentan mejor calidad, con colores más acentuados y buena granulación en el paño de la hoja. Si se recolecta verde sin tener el grado de madurez óptimo, cuando termina el proceso de curar aparecen en las hojas manchas o visos verdes, que las invalidan como clase de exportación. Se deben llenar las bandejas con el número de hojas necesarias y bien dispuestas, para permitir una buena circulación del aire y extracción de la humedad. El transporte del tabaco en la bandeja o sin atar, desde el campo al secadero, deberá realizarse en horas de la mañana con mucho cuidado, para no causar daños mecánicos que disminuyen la calidad por apariciones de manchas verdes. Hay que evitar las quemaduras del sol y el excesivo marchitamiento, porque las hojas con falta de humedad no curan bien y se afecta severamente la fase de amarillamiento. Si todas las labores que anteceden a la recolección han sido efectuadas en tiempo y forma, la primera recolección (libre pie) coincide aproximadamente con el comienzo de la floración. La recolección del tabaco rubio es una actividad que demanda gran cantidad de fuerza de trabajo especializada, cuando comienza la maduración de los niveles inferiores de la planta hacia los superiores. Existe estrecha correlación en la mayoría de las variedades entre la fitotecnia aplicada, el desarrollo y la velocidad de la maduración técnica, la que indica cuántas hojas se deben recolectar y con qué frecuencia en un ambiente determinado. Medidas a cumplir:

  • Procurar no realizar recolecciones entre (48 – 72) h después de un riego o lluvia en el periodo de cosecha, dado el exceso de agua en los tejidos vegetales y los inconvenientes que este ocasiona en el momento de curar.
  • No colocar tabaco en lugares donde haya sol después de recolectado, puesto que causará elevación de la temperatura en las hojas y una evolución rápida del agua y sus componentes, lo cual afecta siempre los tejidos vegetales y puede ocasionar el detrimento del producto comercial.
  • En el transporte del tabaco desde el campo al lugar de amarre o atado, deben asegurarse las condiciones para que el tabaco llegue lo más ordenado posible y sin pérdidas de hojas, porque ello depende de que no se sobrepasen los limites de capacidad de los transportes, y se pongan lonas o tablas que protejan las hojas de los efectos del movimiento o del viento.

En Las Martinas es una práctica trasladar el tabaco recolectado en carretones, con varios trabajadores sentados encima del tabaco. Esto trae como consecuencia manchas o visos verdes en el paño de la hoja, que invalidan su calidad. Es necesario eliminar por completo esta tradición.

Destrucción de residuos de cosechas

El productor debe destruir e incorporar al suelo todos los residuos de cosecha, en un periodo de tres a cinco días después de terminada la ultima recolección, porque así reduce plagas para otros campos vecinos y evita ser hospedero de las enfermedades fungosas; al mismo tiempo mejora la fertilidad del suelo.

Curación

Sistema de curado Bulk–curing (secado en bultos)

El curado se limita a llevar a esta condición los procesos cuya secuencia se inició con el desarrollo en el campo y siguió hasta que la hoja fue recolectada. El principio de un curado correcto se basa en que lo que llega a él en buen estado saldrá bueno y lo que llegue en malas condiciones saldrá malo, todo depende de la recolección. El curado en atmósfera artificial pretende mantener la hoja viva hasta que casi todo el almidón se haya convertido en azúcar, pero antes de que una cantidad apreciable de otros azúcares haya sufrido una reducción posterior. El objetivo no es secar la hoja, sino curarla a un ritmo adecuado, con una temperatura y humedad idónea en cada fase. Ello favorece los cambios químicos y biológicos necesarios para lograr la calidad comercial deseada. El método de curado en bultos consiste en disponer las hojas estrechamente unidas, pero no empalmadas, sujetas a un peine metálico, formando una masa casi compacta de tabaco, a través de la cual se hace pasar una corriente de aire adecuada, que permita arrastrar la humedad que se desprende de las hojas. Esta corriente de aire pasa por un quemador para adquirir la temperatura que se necesita para el secado y la curación. El aspecto más importante es el ahorro de combustible, dada la eficiencia que este método genera si lo comparamos con los ranchos tradicionales. Es imprescindible, para un buen curado del tabaco, una fuente energética de calor y la ventilación suficiente para el manejo de la temperatura y la humedad en el interior del secadero. Requisitos técnicos para el curado en bultos:

  • Una madurez uniforme de las hojas.
  • El tabaco que se lleva a las cámaras debe ser del mismo piso foliar.
  • Uniformidad en el llenado de las bandejas con el peso adecuado (70 ± 2).
  • El tabaco se engancha en la bandeja ordenado y no empalmado.
  • La cámara debe ser llenada en el día.

El proceso de curado comprende las fases siguientes, que no deben ser interrumpidas bajo ninguna circunstancia:

  • Amarilleo
  • Fijación de color
  • Secado de la hoja
  • Secado de la vena
  • Enfriamiento
  • Humidificación

Fuentes