Vlad Draculea

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Vlad Drácula

Vlad Drácula –grabado de Hans Sporer, Bamberg, 1491, que se exhibe en el British Museum-. Imagen del soberano que fue y nada de colmillos de vampiro que la ficción recreó en torno al personaje histórico

Perteneciente a la familia de los príncipes rumanos Basarab, Vlad Drácula, conocido también como Vlad II el Empalador, era descendiente directo, por filiación paterna, de Basarab I, el fundador en 1330 del principado rumano de Muntenia o Valáquia, uno de los tres principados históricos rumanos, junto con Moldavia y Transilvania.

Historia y leyenda

El abuelo de Vlad Drácula, el príncipe Mircea el Viejo, jugó un papel trascendente en la historia de contención de la expansión turca en Europa en el siglo XIV. El padre de Vlad Drácula fue el príncipe Vlad I, quien reinó en el principado rumano de Muntenia durante tres períodos, entre 1436-1442, en 1443 y en 1447. Drácul fue un apodo adquirido por Vlad I y más tarde transformado en el apellido Drácula por su hijo.

En 1431, el emperador del Santo Imperio Romano-Alemán, Segismund de Luxemburg (1386-1437), otorga a Vlad I el título de caballero de la Orden de los Dragones (Ordinis Draconis en latín), por sus logros en la defensa del catolicismo en contra de los turcos. Ordinis Draconis fue fundada en 1408 por el emperador Segismund con el fin de participar en las Cruzadas.

El símbolo de los caballeros de la Orden era un dragón, draco en latín. En rumano dracul significa diablo. Cada caballero llevaba puesto un collar de oro con la representación del dragón, el draco o el dracul, como lo asimilaron los rumanos.

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El castillo de Bran, alojamiento de Vlad Drácula, conocido como uno de los más temerarios enemigos del Imperio Otomano

Vlad I llevaba el collar de dracul, además acuñó monedas con la efigie del águila real en el anverso y dracul en el reverso. A todos estos signos de dracul relacionados con Vlad I se les agrega la locución rumana este dracul gol (es el diablo mismo), que refiere a una persona muy valiente y emprendedora. De ahí al príncipe Vlad I le vino el apodo de Dracul.

Su hijo, el príncipe Vlad II el Empalador, adoptó el apodo de Dracul y lo transformó en su apellido agregando a la palabra Dracul el sufijo patronímico "a" que significaba "el hijo de Dracul". Con este nombre, Drácula o Dráculea firmaba Vlad II el Empalador y bajo este nombre era mencionado en los documentos oficiales y diplomáticos de su época.

Drácula nació en 1431 en la ciudad transilvana de Sighisoara, cuando su padre Vlad I gobernaba con el título de duque en nombre del emperador Segismund el sur transilvano (Fagaras, Almas y Barsa, con las ciudades de Brasov, Sibiu, Medias, Sebes, Sighisoara). Entre 1443-1448 Drácula y su hermano Radu vivieron en Adrianopole como rehenes de los turcos, quienes así se aseguraban de que el padre de los jóvenes, el príncipe de Muntenia, Vlad I, no los atacara o manifestara hostilidad hacia el imperio turco. Durante ese período Drácula estudió la filosofía griega y turca y conoció de cerca la vida y organización de los otomanos, a quienes se enfrentaría más tarde en el campo de batalla. Drácula fue príncipe de Muntenia durante tres períodos: 1448, entre 1456-1462 y en 1476.


Por qué El Empalador

Si durante su vida Vlad II era conocido bajo el nombre de Drácula, después de su muerte se le impuso el apodo de El Empalador, con el propósito de recordar el ejemplar castigo (el empalamiento) que Drácula utilizaba en contra de los malhechores internos y enemigos externos, para limpiar el país de robos y preservar la independencia. El cruel procedimiento de castigo era común en la Europa de aquellos tiempos y Drácula lo utilizó mucho en contra de los invasores turcos. Aterrorizados por el príncipe rumano, lo mencionaron en documentos y literatura, después de su desaparición, como una persona espantosa y cruel.

La leyenda del vampiro
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En Seghioara, la casa natal del príncipe Vlad, El Empalador

En 1897, el irlandés Abraham Stoker publicó la novela de terror Drácula, cuyo personaje principal era un "conde de Bistrita", presentado como vampiro que vivía en un castillo en los Cárpatos rumanos, en la frontera de Muntenia con Transilvania.

La novela conoció un gran éxito en el mundo anglosajón y fue seguida por un sinnúmero de piezas de teatro y películas que popularizaron la imagen aterradora del vampiro con poderes sobrehumanos, con capacidades de controlar a cualquier persona e influir en las fuerzas de la naturaleza.

Lo del vampiro chupa sangre viene de otro personaje histórico: la condesa húngara Erszebeth Bathory, quien tenía un castillo en Transilvania, cerca de Bistrita, además de otros en Hungría y Eslovaquia. La condesa para mantener su juventud se bañaba en sangre de vírgenes, hasta que fue descubierta y sentenciada.
Superponiendo la figura de Drácula con la de la condesa de Bathory y agregando mucha fantasía, Stoker creó un personaje que debido a su nombre, a la ubicación geográfica de la acción, a la crueldad y singularidad de los hechos, paulatinamente fue confundido con el príncipe Drácula.


El Parque de Diversiones Drácula

Para el sensacionalismo occidental, el vampiro Drácula constituye un importante atractivo, y esto despertó el interés de la industria turística rumana que analiza actualmente la posibilidad de construir el Parque de Diversiones Drácula, en Rumania.

El proyecto está todavía en discusión. Si los extranjeros sacan dinero utilizando la imagen distorsionada de un príncipe rumano, por qué no lo harían los propios rumanos y en su propio beneficio –argumentan los partidarios del proyecto-. Los que se oponen consideran que no hay que ampliar la confusión entre el Príncipe y el vampiro. Ante tal inquietud, los partidarios estiman que los turistas después de divertirse en el Parque Drácula, desearán detalles sobre el personaje histórico, el Príncipe Drácula; de esta forma lejos de ampliarse la confusión el visitante se irá del país con una imagen más clara de la historia y la época de uno de los más importantes héroes de los rumanos y de la lucha antiotomana del siglo XV.


Rumania, ubicada en el centro sur de Europa, con costas al mar Negro

Hay quienes consideran muy extraño el hecho de que los rumanos tengan que comprar los derechos de la imagen del vampiro a los Estudios Universal de Hollywood para emplearla en el Parque Drácula, pero las cosas son muy claras y lógicas. El rostro del Príncipe rumano Drácula no tiene nada que ver con la figura espantosa del vampiro con colmillos que dichos Estudios crearon y utilizaron en las siete películas filmadas entre 1930 y 1960. Para hacer uso de esta imagen es obvio que, en el marco de las leyes de propiedad, haya que comprar los derechos a su autor. El parque de diversiones tendrá como tema al vampiro y no al Príncipe.

Para resumir, el Príncipe Drácula es un personaje histórico real, de gran trascendencia. El vampiro Drácula es un personaje de ficción, en cuya construcción el novelista Stoker utilizó elementos del entorno y la fama adquirida por el Príncipe. Como en muchos otros casos, nos guste o no, las leyendas e historias enlazan en proporciones diversas lo fantástico con lo real, así ha ocurrido con Drácula.


Fuentes