Diferencia entre revisiones de «Yate Granma»

Línea 1: Línea 1:
 
{{Objeto|nombre=Yate Granma|imagen=Yate_granma.jpg‎|descripcion=Embarcación donde llegarian los revolucionarios dirigidos por Fidel a [[Cuba]]}}'''Yate Granma'''. Embarcación adquirida por la Generación de Centenario quien tenía como figura representativa a [[Fidel Castro]] y que pasarían a conformaban el [[Movimiento 26 de Julio]]. El yate fue comprado de una empresa estadounidense y fue usado para el traslado de [[expedicionarios del Yate Granma|82 expedicionarios]] de dicho movimiento a las costas cubanas para iniciar la lucha revolucionaria contra la dictadura de [[Fulgencio Batista]], entre los jóvenes que viajarian a la isla en dicho yate se encontraban Fidel Castro, [[Ernesto Che Guevara]], [[Raúl Castro]], [[Camilo Cienfuegos]] y [[Juan Almeida]], entre otros.  
 
{{Objeto|nombre=Yate Granma|imagen=Yate_granma.jpg‎|descripcion=Embarcación donde llegarian los revolucionarios dirigidos por Fidel a [[Cuba]]}}'''Yate Granma'''. Embarcación adquirida por la Generación de Centenario quien tenía como figura representativa a [[Fidel Castro]] y que pasarían a conformaban el [[Movimiento 26 de Julio]]. El yate fue comprado de una empresa estadounidense y fue usado para el traslado de [[expedicionarios del Yate Granma|82 expedicionarios]] de dicho movimiento a las costas cubanas para iniciar la lucha revolucionaria contra la dictadura de [[Fulgencio Batista]], entre los jóvenes que viajarian a la isla en dicho yate se encontraban Fidel Castro, [[Ernesto Che Guevara]], [[Raúl Castro]], [[Camilo Cienfuegos]] y [[Juan Almeida]], entre otros.  
  
El yate llegó a las costas orientales de Cuba el [[2 de diciembre]] de [[1956]] cerca de la playa Las Coloradas y marcó el inicio de las luchas guerrilleras, que culminaran con el triunfo de la [[Revolución Cubana]], el [[1 de enero]] de [[1959]].  
+
El yate llegó a las costas orientales de Cuba el [[2 de diciembre]] de [[1956]] cerca de la playa Las Coloradas y marcó el inicio de las luchas guerrilleras, que culminaran con el [[triunfo de la Revolución Cubana]], el [[1 de enero]] de [[1959]].  
  
 
En la actualidad se exhibe en el [[Memorial Granma]] adjunto al [[Museo de la Revolución]] en [[La Habana]].  
 
En la actualidad se exhibe en el [[Memorial Granma]] adjunto al [[Museo de la Revolución]] en [[La Habana]].  

Revisión del 18:09 31 mar 2010

Yate Granma
Información sobre la plantilla
Yate granma.jpg
Embarcación donde llegarian los revolucionarios dirigidos por Fidel a Cuba

Yate Granma. Embarcación adquirida por la Generación de Centenario quien tenía como figura representativa a Fidel Castro y que pasarían a conformaban el Movimiento 26 de Julio. El yate fue comprado de una empresa estadounidense y fue usado para el traslado de 82 expedicionarios de dicho movimiento a las costas cubanas para iniciar la lucha revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista, entre los jóvenes que viajarian a la isla en dicho yate se encontraban Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y Juan Almeida, entre otros.

El yate llegó a las costas orientales de Cuba el 2 de diciembre de 1956 cerca de la playa Las Coloradas y marcó el inicio de las luchas guerrilleras, que culminaran con el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959.

En la actualidad se exhibe en el Memorial Granma adjunto al Museo de la Revolución en La Habana.

Antecedentes

Tras el fracaso del asalto al Cuartel Moncada, Fidel Castro y sus compañeros supervivientes fueron condenados a varios años de prisión. Sin embargo, la presión popular hizo que tras veintidós meses presos en Isla de Pinos, fuesen amnistiados. Fidel Castro se dirige a México desde donde prepara una expedición a Cuba para comenzar una insurrección armada contra la dictadura batistiana.

El 25 de noviembre de 1956, bajo la lluvia el yate Granma comenzó a navegar sigilosamente por las quietas aguas del río Tuxpan, México.

Características y compra del yate

Para la travesía se necesitaba una embarcación que soportara toda la carga que se necesitaba trasladar a la isla por lo que se le dio la orden al mexicano Antonio del Conde de comprar un navío.

Antonio conservo consigo una copia de la escritura de compra y venta original de la embarcación, según datos, el yate fue construido en 1943, hecho de madera y motor de aceite con una sola cubierta, sin mástil, proa inclinada y popa recta.

La embarcación tenía como nombre original Granma, matriculado en el Puerto de Tuxpan, con el objetivo de realizar navegación de altura y emplearse como tráfico de recreo o viajes para pasar fines se semanas en el mar.

Su señal directiva era X.C.G.E , el casco estaba construido de madera, su eslora de 13.25 metros, una manga de 4.76 metros, un puntal de 2.40 metros, tonelaje bruto de 54.88, tonelaje neto de 39.23, dos motores marca Gray GM y una potencia 225 c/c.

Cuando se produce la compra del mismo el propietario era Schuylkill Products Company Inc, la empresa que lo vendió declaró que desde el 10 de octubre de 1956 quedó clara la venta a Antonio del Conde por 50 000 pesos mexicanos. Esta empresa tuvo interés en que quedara explicito que ella no tenia ninguna responsabilidad con el posterior uso del yate Granma.

Tal vez pudiese estar claro del objetivo final del yate. La escritura se hace legal el 30 de mayo de 1957, es decir, cuando ya los jóvenes cubanos expedicionarios se encontraban en las montañas de la Sierra Maestra, combatiendo por la libertad de Cuba.

Se puede apreciar que la embarcación fue adquirida un mes y medio antes de salir del puerto de Tuxpan, es por esta razón que los vendedores exponen que desde que Antonio tomó posesión del mismo la ha usado y aprovechado a su entera satisfacción y por su exclusiva cuenta y riesgo, sin ninguna responsabilidad para la compañía vendedora.

Ha contado Antonio que cuando fue con el joven Fidel Castro a ver el Yate Granma al puerto Tuxpan, inmediatamente, el abogado lo inspeccionó y en ese momento quedó decidido que en el Granma harían su viaje los revolucionarios cubanos.

Ver también datos, organización y ruta

La travesía

Pasados unos minutos de la primera hora del 25 de noviembre de 1956, bajo la lluvia fría, el yate Granma, con su pesada y valiosa carga, comenzó a navegar sigilosamente por las quietas aguas del río Tuxpan; debía burlar la vigilancia del faro y un puesto naval de la marina mexicana existente en la salida al mar abierto. Ya allí, comenzaron los vientos fuertes y el batir de las olas, originando bandazos en la embarcación diera que provocaron mareos y vómitos en muchos de los expedicionarios.

Alejados de la costa mexicanas y burlando la guardia fronteriza, encendieron las luces y cantaron con gran emoción el Himno Nacional de Cuba y la Marcha del 26 de Julio, concluyeron pronunciando consignas revolucionarias. Fidel Castro que iba al mando de los valientes jóvenes, ordenó armar a varios compañeros, por si los guardafronteras mexicanos trataban de detenerlos. Entre el 25 y el 27 de noviembre los expedicionarios navegaron por el Golfo de México.

En la madrugada del 28 se adentraban en el Mar Caribe y el 29 por la madrugada se ordenó prepararse para el combate, pues se acercaban dos naves sospechosas; sin embargo, eran dos pesqueros que siguieron de largo. Durante el 30 de noviembre, el yate mantuvo el rumbo hacia la Isla; ese día la radio del Granma captó las noticias en las que se hablaba del levantamiento en Santiago de Cuba.

Había fallado una de las premisas fundamentales del plan táctico que era la concentración del alzamiento en Santiago de Cuba con el desembarco para distraer las fuerzas. Batista tenía información de la salida del yate y su propósito. Los mandos militares de la tiranía habían circulado la descripción del barco, con instrucciones para su captura.

No obstante, en la noche del día primero ya el Granma se acercaba inexorablemente a la zona escogida de antemano para el desembarco.

La impaciencia devoraba a los pasajeros, quienes, después del anuncio del cercano desembarco, poco podían dormir. Roque y Mejía, piloto y timonel respectivamente, se turnaban en la cabina, oteando en la negrura de la noche los destellos del faro de Cabo Cruz.

Pasada la media noche y cuando Roque miraba el horizonte, una fuerte ola sacudió la embarcación y el vigía fue lanzado al mar.

Fidel ordenó detener la marcha para rescatarlo. El mal tiempo y la noche cerrada impedían encontrar a Roque. Estuvieron cerca de una hora escudriñando el encrespado mar con las linternas, pero nada. Muchos ya lo creían ahogado y pensaban que nada quedaba por hacer; sin embargo. Fidel ordenó continuar la búsqueda. Un nuevo y más abierto giro permitió escuchar una voz casi apagada, pero suficiente para guiar a la nave hasta el extenuado expedicionario. Con una soga y con bastante esfuerzo, lograron rescatarlo.

Una hora más tarde divisaron las luces del faro de Cabo Cruz. Enfilaron por el canal de Niquero hasta llegar a las boyas, que, por cierto, no coincidían con los datos de la carta náutica. Les surgió la duda de dónde se encontraban, disminuyeron la velocidad y cambiaron el rumbo. Fidel Castro decidió dirigirse a la costa para desembarcar, y en la tarde del primero de diciembre informó a todos que lo harían de un momento a otro en un punto cercano de Niquero, al Sur de Oriente. También dio a conocer la estructura militar que asumirían.

En una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas—que es donde debieron haber bajado—, encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco. Eran las 06:50 horas del 2 de diciembre de 1956.

Con la premura que el momento requería, utilizaron el bote auxiliar para transportar a tierra el armamento y demás materiales de guerra, pero fue tanto el peso que la pequeña embarcación no pudo resistir y se hundió. Cada cual debió cargar lo suyo. Faltando ya sólo por bajar el pelotón de retaguardia, pasaron cerca del yate una lancha de cabotaje y un barco arenero. Se hizo más urgente el abandono del Granma y, por carecer de petróleo, no pudo cumplirse la idea inicial de Fidel de que regresara a las costas de Caimán Brac.

Anécdota durante la travesía

El 1 de diciembre, luego de la media noche uno de los combatientes, trataba de localizar el faro de Cabo Cruz. Roberto Roque el piloto, sube al techo del puente para tratar de divisar la luz del faro. Se sujeta al estay, pero de un bandazo del buque provocado por la mar de leva, Roque cae al mar. De inmediato comienza la búsqueda del tripulante en medio de la más completa oscuridad. Más de media hora durante la angustia, sin más orientación que un débil grito ocasional del hombre que, de completo uniforme lucha tenazmente por sostenerse sobre las olas. A bordo del Granma las esperanzas de rescatar al compañero accidentado se van desvaneciendo.

-¿Pero este hombre se va a quedar aquí?- dice Fidel -. ¡No se puede perder este hombre! ¡No podemos perder un hombre, de ninguna manera! Y volviendo al capitán de la nave, Onelio Pino, pregunta:

-¿Qué rumbo traíamos? Navega un poco en esa dirección y vira luego exactamente en la dirección contraria.

Así se realiza la maniobra. Al subir en una ola Roque ve como el buque avanza directamente hacia él. Ya próximo tiene que zambullirse y apartarse. Nada y se aproxima lo más posible que le permite la marejada. La oscuridad es total en la noche sin luna. El expedicionario dominicano Ramón Mejia del Castillo enciende una linterna en la proa. Roque nada hasta alcanzar un cabo suelto.

La alegría a bordo es incontenible.

La llegada a Cuba

El 2 de diciembre de 1956, en una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas, encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco para las 06:50 horas. La llegada fue llena de dificultades al paso de marabú, pantanos que dejaban el fango por el cuello durante más de un kilómetro.

Transcurridas dos horas del endemoniado trayecto, Crespo distingue finalmente el verdor de una franja de terreno y los contornos de un bohío. La vanguardia se dirigió de inmediato en esa dirección. Anduvieron por más de dos interminables horas antes de llegar al lugar, pero aún no tenían la certeza de estar en la isla grande.

En un breve descanso y mientras esperaba que se incorporaran los demás, Fidel dijo a Crespo que fuera a explorar la casa que dijo haber visto. Allí encontró al campesino Ángel Pérez Rosabal, quien tras ser conducido ante líder revolucionario, confirma al fin que estaban en tierra firme.

Fuentes