Agripina la menor

Para otros usos de este término, véase Agripina (desambiguación).
Agripina la menor
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Emperatriz romana
Agripina la Menor.jpg
Reinado 49-54
Nombre real Julia Vipsania Agripina
Otros títulos Emperatriz y Augusta
Nacimiento 7 de noviembre de 15 n.e.
Oppidum Ubiorum
Fallecimiento 19–23 de marzo de 59 n.e.
Antium
Predecesor Valeria Mesalina
Sucesor Claudia Octavia
Consorte 1)Gneo Domicio Enobarbo

2)Gayo Salustio Crispo Pasieno 3)Claudio

Cónyuge/s Claudio
Descendencia 1) Lucio Domicio Ahenobarbo (conocido por Nerón)
Padre Germánico
Madre Agripina la Mayor

Agripina la menor (Agripinila). De entre todas las damas de la nobleza romana, es posiblemente la que más poder acumuló durante toda su vida. Hija, hermana, esposa y madre de emperadores, la historia la recuerda como una de las mujeres más crueles, ambiciosa, intrigante y libertinas de Roma.

Síntesis biográfica

Familia

Posiblemente en Oppidum Ubiorum, 15 n.e., Villa de Antium, 59 n.e.). Agripina había vivido la extraña muerte de su padre el general Germánico y el destierro de su madre, Agripina la Mayor.

Convencida desde pequeña de que fue el emperador Tiberio quien mandó envenenar a su padre y forzó la muerte de su madre, Agripina creyó que su familia debería ser restituida en su legítimo poder. Hermana de Nerón César, Druso César, Calígula, Julia Drusilla, Julia Livia, dentro de los más conocidos.

Relaciones y vida personal

Agripinila se había casado en el año 28 n.e. con el cónsul romano Enobardo, con el que no tuvo una buena relación. La infertilidad de la pareja durante los primeros años de matrimonio no ayudaron. Casi diez años transcurrieron hasta que nació el que sería el emperador Nerón. Poco tiempo después, cuando Agripinila tenía sólo 25 años, enviudó por primera vez.

Un año después, el año 41 n.e., moría Tiberio. Para mayor alegría de Agripina, al morir sin descendencia masculina, nombró emperador a su hermano Calígula.

En la corte de Calígula

Tras restituir el honor de su familia, trasladando los restos de su madre y sus hermanos al mausoleo de Augusto, dio a Agripina y a sus otras dos hermanas un trato preferente en la corte imperial.

Ella y sus dos hermanas empezaron a gozar de ciertos privilegios que tan sólo podía tener la familia imperial. Aun estando casada con Ahenobarbo, Agripina mantuvo relaciones sexuales con su hermano, al igual que hacían sus hermanas, y se prostituyó con miembros de la corte, como sus hermanas Drusila y Livila, que también estaban casadas.

Los privilegios de los que disfrutaba Agripina empezaron a desaparecer tras la muerte de la hermana preferida de Calígula, Drusila. Tras este acontecimiento, el emperador empezó a sufrir una enfermedad mental que provocó que Agripina perdiera el favor de su hermano.

Conspiración y exilio

Ambiciosa como su madre, Agripina quería continuar con esos privilegios que ahora su hermano no le ofrecía. Fue por ello por lo que su amante Getulio Léntulo, su hermana pequeña Livila y el amante de ambas y cuñado viudo Lépido se unieron a un plan que pretendía recuperar esta forma de vida. Calígula descubrió el complot a tiempo y ordenó la muerte de Lépido y el exilio, previo juicio, de sus dos hermanas.

Separada de su hijo, el cual se quedó en Roma al cuidado de su tía paterna, Agripina inició su exilio con la humillación pública de transportar las cenizas de uno de sus amantes. Fue así como puso rumbo a la isla de Pandataria.

Retorno a Roma

Agripina aguantó paciente su destierro. Tras el asesinato de Calígula, el nuevo emperador, su tío Claudio, hizo volver a Agripina y su hermana a Roma. Convencida de que debía continuar luchando por su hijo, lo primero que hizo fue volverse a casar.

Necesitaba dinero para mantenerse en la corte imperial, así que no dudó en unirse a un millonario llamado Pasieno Crispo. Poco tiempo después moría, según los rumores, envenenado por su propia esposa.

En la corte de Claudio

Viuda de nuevo, Agripina se fue acercando a su tío, mientras los pasos imprudentes de su hermana la llevaban de nuevo al exilio final y la tercera esposa del emperador, Mesalina, cavaba su propia tumba al casarse en público con uno de sus amantes. Agripina vio el camino despejado hasta el trono. Tras la ejecución de Mesalina, Claudio se casó con su sobrina.

Emperatriz

Agripina había dado un paso de gigante en su carrera hacia el afianzamiento de su estirpe. Ahora le quedaba un último paso. Desbancar a Británico, hijo de Claudio, en favor de Nerón, en el puesto de heredero imperial.

Primero consiguió que Claudio aceptara la unión entre su hija Octavia y Nerón; después lo adoptó. Mientras Nerón ganaba peldaños, Británico los bajaba gracias a que su prima empezó una campaña de desprestigio contra él. La epilepsia de Británico, un defecto que lo hacía poco apto para gobernar, se lo puso en bandeja.

El golpe final llegó en el año 54 d. C cuando Agripina se dijo que había ordenado que envenenaran a su marido con hongos durante la cena, aunque no hay prueba histórica de ello. envenenó a Claudio, Nerón lo tenía todo dispuesto para ser nombrado emperador.

En la corte de su hijo Nerón

Cuando a los 16 años Nerón fue nombrado emperador, Agripina utilizó a su hijo, con el que se dice que mantenía relaciones sexuales, para gobernar Roma. Suetonio explica que Nerón soportaba cada vez menos a su madre, amenazándola con abdicar y exiliarse a Rodas. Ella le dio motivos, aproximándose a su hijastro Británico. Tras el asesinato de éste durante un banquete, su influencia disminuyó notablemente y fue invitada a abandonar el palacio imperial.

La llegada de Popea Sabina a la corte imperial como pareja de su hijo fue el final de Agripina. Popea no tardó en darse cuenta de que su futura suegra influía sobre su hijo para satisfacer sus necesidades. Sabiendo que no era bien recibida por ella, Popea convenció a Nerón para que matara a su madre.

En primer lugar intentó envenenarla varias veces. Después ideó derribar su habitación mientras ella estuviera durmiendo dentro, pero descubrió el plan y se enfureció con su hijo.

Aprovechando la mala relación existente entre él y su madre, Nerón la invitó a un barco para reconciliarse. Ella, que aceptó, no imaginaba que la intención de su hijo era hundirlo con ella dentro. De nuevo, Agripina descubrió los planes y huyó a nado. Desesperado, el emperador acusó a su madre de ser miembro de una conjuración ficticia y fue ejecutada, aunque los detalles de este crimen tan meditado no están claros.

Muerte

Su muerte cumplió una profecía de unos astrólogos caldeos que, cuando Agripina les preguntó si su hijo sería rey, le dijeron: «Será rey, pero matará a su madre». Después de escuchar estas palabras, ella contestó: «Occidat, dum imperet!» («¡Que me mate con tal de que reine!»).

El asesinato de Agripina estuvo siempre presente en la mente de su hijo, el cual dijo ver su espíritu y también a las furias agitando látigos vengadores y antorchas encendidas.

Fuentes