Anemias hemolíticas intracorpusculares

Anemias hemoliticas intracorpusculares
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Anemias hemoliticas intracorpusculares. La integridad del eritrocito depende de la interacción de tres unidades celulares, que lo capacitan para realizar su función primaria de transporte de oxígeno y CO2. Estas tres unidades celulares son la Hb, la membrana eritrocitaria, y los elementos solubles intracelulares (enzimas, coenzimas, y substratos del metabolismo de la glucosa). La alteración de una de estas unidades celulares da lugar a alteraciones en las otras dos, dando como resultado un acortamiento de la vida media eritrocitaria (hemólisis).

Defectos intracorpusculares

Los defectos intracorpusculares que pueden conducir a destrucción prematura de los eritrocitos se pueden agrupar en tres categorías:

  1. Anemias hemolíticas por defectos en la membrana del eritrocito (Membranopatías).
  2. Anemias hemolíticas por defectos genéticos de hemoglobina (Hemoglobinopatías).
  3. Anemias hemolíticas por defectos enzimáticos del eritrocito (Enzimopatías).

Membranopatías

Membranopatías hereditarias

La membrana de los GR es la responsable de las propiedades mecánicas y de la mayoría de las funciones fisiológicas de la célula. Está formada por una bicapa lipídica plana, donde predominan los fosfolípidos y el colesterol y en menor medida los glicolípidos y aminofosfolípidos, distribuidos asimétricamente.

De igual forma, se encuentran distribuidas parcial o totalmente en ella, las proteínas integrales de membrana, unidas por enlaces apolares. Su libre desplazamiento a través de la bicapa lipídica contribuye a mantener la fluidez de la membrana. Las proteínas periféricas interactúan entre sí para formar una malla o enrejado que recubre la cara interior de la doble capa de fosfolípidos y son las responsables de la estabilidad y las propiedades viscoelásticas de la membrana. Entre estas proteínas destacan la espectrina (Sp), la ankirina (banda 2.1, 2.2, 2.3 y 2.6), la banda 4.1, la banda 4.2, la banda 4.9, la aducina, la tropomiosina y la banda 7.

Otras proteínas periféricas

Otras proteínas periféricas se disponen hacia la cara exterior de la bicapa lipídica y ellas son fundamentalmente antígenos de grupos sanguíneos.

La banda 3 representa el 25% del total de las proteínas integrales. Está constituida por 2 dominios estructurales: el dominio citoplasmático, encargado de la unión con las proteínas del esqueleto, y la región de transmembrana que mantiene el contacto con el medio extra e intracelular, proporcionando los canales responsables del transporte de iones bicarbonato (HCO3-) y cloruros (Cl-). Además, posee un sitio de glicosilación capaz de unir antígenos para el grupo sanguíneo I/i e interviene activamente en la eliminación de eritrocitos envejecidos.

Glicoforinas

Las glicoforinas son un grupo de proteínas integrales caracterizadas por su elevado contenido en ácido siálico. Las glicoforinas A, B, C y D son las más importantes y constituyen los sustratos antigénicos de los diferentes grupos sanguíneos. La glicoforina C contribuye a la estabilidad de la membrana gracias a su interacción con proteínas periféricas, además de participar en el intercambio iónico transmembranoso.

Proteína Sp

La Sp es la proteína más abundante y además la principal responsable del mantenimiento del enrejado proteico. Está compuesta por 2 subunidades α y β enrolladas de forma antiparalela, las que se unen por sus extremos para formar tetrámeros. Estas 2 subunidades están constituidas por secuencias repetitivas de 106 aminoácidos, las que se enlazan para formar una triple hélice.

Ankirina (Ank)

La ankirina (Ank) está compuesta por 3 subunidades estructurales correspondientes a 3 dominios funcionalmente diferentes: regulador, de unión a la membrana y de unión a la Sp. Su contribución a la integridad de la membrana es decisiva, ya que constituye un importante punto de anclaje a la bicapa lipídica a través de la banda 3.1.

Actina

La actina es una proteína organizada en forma de protofilamentos helicoidales estabilizados por la interacción con la Sp, la proteína 4.1 y la tropomiosina. La proteína 4.1, forma parte del citoesqueleto y su función fundamental es estabilizar la unión espectrina-actina, y contribuir a fijar el esqueleto a la bicapa lipídica.

El mantenimiento de la forma y estabilidad de la membrana es también responsabilidad de otras proteínas. Entre ellas está la proteína 4.2, que actúa como modulador para estabilizar la interacción ankirina-banda 3. La banda 4.9, la aducina y la tropomiosina, protegen la estabilidad de la actina.

Estudios moleculares

Los estudios moleculares han permitido conocer la localización cromosómica de estas proteínas, así como la secuencia nucleotídica de cada uno de los genes. Las alteraciones en las interacciones entre las proteínas del citoesqueleto y lípidos de la membrana se dividen en 2 categorías, verticales y horizontales: Interacciones verticales. Estas interacciones son perpendiculares al plano de la membrana de los eritrocitos y comprenden las que ocurren entre el citoesqueleto y las proteínas integrales, y los lípidos de la membrana. Los defectos en estas interacciones conducen al esacoplamiento entre la doble capa lipídica y el citoesqueleto, lo que da lugar a la pérdida de porciones de la membrana. Todo esto trae como consecuencia la formación de esferocitos y la hemólisis. Los defectos verticales pueden producirse por una deficiencia primaria de espectrina o también por alteraciones de la proteína 4.2, Ank (banda 2,1), banda 3 o por la existencia de una espectrina anormal la cual se enlaza pobremente con la proteína 4,1. Interacciones horizontales. Son paralelas al plano e importantes en la formación del citoesqueleto que soporta la tensión de la membrana dándole su estabilidad mecánica. Los defectos en la interacciones horizontales pueden ser causados por defectos o deficiencia de actina, proteína 4,1, y aducina; esto lleva a una rotura del citoesqueleto con la consecuente desestabilización de la membrana que da lugar a la fragmentación celular con formación de poiquilocitos.

Defectos en algunas de estas proteínas pueden dar lugar a trastornos clínicos en los cuales está involucrada la estabilidad de los GR. Se incluyen distintos tipos de membranopatías: esferocitosis, eliptocitosis y piropoiquilocitosis, estomacitosis, xerocitosis hereditarias. En la hemoglobinuria paroxística nocturna (HPN), la membrana del eritrocito es demasiado sensible al complemento, pero este defecto es una anormalidad adquirida, no hereditaria.


Fuente

  • Roca, Goderich Dr. R. Temas de Medicina Interna, Tomo 3. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana.
  • [Anemias hemolíticas] (Consultado 19/1/2017)