Asiento ritual taíno (República Dominicana)

Asiento ritual taíno
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Silla de madera, procedente de Santo Domingo, República Dominicana, 1200-1500 n. e.

Asiento ritual taíno. Es una silla caribeña, originaria de lo que hoy es la República Dominicana, fue hecha entre los años 1200-1500 n. e. Cuenta una interesante historia del pueblo taíno, que vivió en las islas del Caribe antes de la llegada de Cristóbal Colón.

Descripción

La silla es el primer objeto desde la Punta de lanza Clovis (11.000 a. c) en el que se entrecruzan o chocan la historia de América - Europa y Asia-África. No se trata de un objeto doméstico corriente, sino de una silla de gran fuerza, es un extraño y exótico asiento ceremonial tallado en forma de un ser sobrenatural, medio humano, medio animal, que llevaría a sus dueños de viaje por otros mundos y les otorgaría el poder de la profecía. No se conoce si el asiento les ayudó a pronosticarlo o no, pero sí que a las personas que lo fabricaron les esperaba un futuro terrible.

Tras la llegada de los españoles en 1492, la mayor parte de los taínos habían muerto debido a las enfermedades europeas y sus tierras habían sido repartidas entre los conquistadores europeos. Era esta una pauta que se repetiría en toda América, pero los taínos se contaron entre los primeros pueblos con los que los europeos entraron en contacto y quizá sufrieron más que ningún otro pueblo amerindio.

Este pueblo creía que convivía con un mundo paralelo invisible de antepasados y dioses, en quienes sus líderes podían buscar el conocimiento del futuro. Sólo los miembros más importantes de una comunidad tenían derecho a poseer un dúho, este representaba el medio vital para acceder al reino de los espíritus. En cierto sentido era un trono, pero también era una puerta de entrada y un vehículo que llevaba al mundo sobrenatural.

Asiento ritual taíno

El Asiento ritual taíno tiene más o menos el tamaño de un escabel, aunque se asemeja a una pequeña silla curva tallada en una rica madera oscura, extremadamente pulida y brillante. En la parte frontal aparece esculpida una criatura con una mueca en el rostro y los ojos desorbitados que parece casi humana, con una boca enorme, grandes orejas y dos patas plantadas en el suelo que a la vez son las dos patas delanteras de la silla.

Se alza una amplia curva de madera hacia arriba y hacia atrás, con una forma similar a la de una ancha cola de castor, apoyada por detrás en otras dos patas. Esta criatura no se parece a nada que exista sobre la Tierra, pero una cosa es segura: es un macho, debajo de este extraño ser híbrido y entre sus patas traseras, aparecen tallados unos genitales masculinos.

Es un asiento para un líder, el jefe de una aldea o de una región. Los líderes taínos podían ser varones o hembras y el dúho encarnaba su poder social, político y religioso, de tal manera que resultaba crucial para su función en la sociedad. Existen evidencias de que al menos un caso, el líder fue enterrado sentando en su dúho.

La figura boquiabierta y de ojos saltones de la parte frontal de este asiento, humanoide aunque no humana, es el vínculo con el cemí, con el espíritu o el antepasado.

Los primeros españoles que dejaron constancia por escrito de la cultura taína y probablemente quien mejor la comprendió, fue Bartolomé de las Casas.


Actualmente no se conoce quién se encargaba de fabricar los dúhos, pero sin duda sus materiales eran deliberadamente escogidos. La madera de los dúhos, originaria del Caribe, fascinó a los europeos que los encontraron, debido a sus notables cualidades, la llamaron lignum vitae, la madera de la vida. Su resina se utilizaba para tratar una amplia gama de dolencias, desde los dolores de garganta hasta la sífilis. Es una de las pocas maderas tan densas que se hunden en el agua.

También hay oro en este dúho. La ancha boca abierta en una mueca y los tensos y desorbitados ojos de la cabeza humanoide de la parte frontal fueron resaltados incrustándoles discos de oro, algo que aumenta enormemente el aspecto aterrador del objeto. Fue la visión de piezas de oro como estas lo que hizo creer a los españoles que podrían encontrar en La Española el tesoro que habían estado buscando. Pero quedarían decepcionados, ya que en la República Dominicana el oro se encuentra sólo en los ríos, en pequeñas cantidades acumuladas a lo largo de muchas generaciones. Como la madera especial de la que estaba hecho, este dúho es un objeto excepcional, algo capaz de mediar entre el mundo terrenal y los mundos sobrenaturales.

Aportes a la Historia de Humanidad

Los objetos físicos del mundo taíno que se han conservado, como el dúho, hablan de la necesidad humana universal de conectar con lo que está más allá de lo local, con el mundo de los espíritus y los dioses.

Fuentes