Atonía

Atonía o paralísis esofágo
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Atonia o paralisis del esofago

En medicina, atonía (o "atonía", o "atonía") se refiere a un músculo que ha perdido su fuerza. Falta de tono, vigor, o debilidad en los tejidos orgánicos


Pronóstico

La parálisis diftérica del esófago puede prolongarse de dos a tres semanas y, a veces, hasta tres o cuatro meses. Las manifestaciones fun­cionales de la curación siempre preceden a los signos radiológicos.


El pronóstico no es grave, siempre que se haga todo lo posible por mantener la alimentación por sonda o por cualquier otro medio durante el período paralítico. La parálisis sólo constituye una manifestación de la enfermedad y no es necesariamente fatal por sí misma. La curación depende del éxito del tratamiento de la enfermedad por la antitoxina y demás medidas el pronóstico no es grave, siempre que se haga todo lo posible por mantener la alimentación por sonda o por cualquier otro medio durante el período paralítico. La parálisis sólo constituye una manifestación de la enfermedad y no es necesariamente fatal por sí misma. La curación depende del éxito del tratamiento de la enfermedad por la antitoxina y demás medidas.


Caracteres clínicos

La parálisis diftérica del esófago aparece sólo en aquellos pacientes que presentan también parálisis del paladar blando. Fren­te a un paciente que está gravemente enfermo y que no puede beber sin que haya regurgitación por la nariz, un médico poco familiarizado con esta aso­ciación puede no pensar que el esófago esté afectado y dejar así de reconocer los trastornos funcionales o aun el mecanismo de la disfagia que de ello resulta. Los líquidos, aunque refluyen en parte por la nariz, pasan por lo general también a través de la boca del esófago, pero los bocados de comida sólo logran hacerlo con las mayores dificultades. Si después de realizar gran­des esfuerzos el paciente logra hacer pasar el bolo alimenticio a través del esfínter cricofaríngeo, su progresión hacia abajo por el esófago será lenta e irá asociada a una sensación de sofocación que suele ser sumamente mo­lesta. Esto se acompaña de dolor subesternal. Si el enfermo está sentado, la comida puede ser arrastrada hacia abajo con líquidos, pero estando acostado no puede tragar nada. La dificultad para deglutir se agrava enormemente con la presencia de espasmos, lo que puede dar lugar a la paradójica situación de que haya un espasmo localizado en un esófago paralizado. Puede llegar a ser necesaria la alimentación por un tubo de Levin, pero si la parálisis afecta por igual al esófago y al estómago, la situación es verdaderamente grave. La evidencia objetiva de la parálisis diftérica del esófago incluye el "signo del telón", si el constrictor de la faringe se halla afectado en un solo lado, y la acumulación de saliva en los senos piriformes, indicando paresia del músculo cricofaríngeo. Esto último es de gran valor diagnóstico, pero a veces aparece tardíamente en el curso de la enfermedad. Puede ser mani­fiesta la hipoestesia o aun la anestesia de todas las zonas de mucosa en que normalmente se originan los reflejos en la faringe o en la laringe, pero, salvo en los casos más graves, este signo es difícil de comprobar. El examen radiológico, efectuado con el enfermo en posición de pie o por lo menos sentado y con el cuerpo erguido, proporciona datos de im­portancia. Como en las parálisis de otro origen, el bario líquido desciende en forma rápida, como si cayera libremente a través del mediastino. Una pasta espesa, en cambio, permanecerá en la faringe y se estancará por encima del esfínter cricofaríngeo sin poder transponerlo. Si la mezcla, ayudada a veces por la introducción de una bujía, consigue vencer ese obstáculo, des­ciende lentamente a través de un esófago asistólico sin ningún signo de peristaltismo o de antiperistaltismo. Se detiene en la estrechez broncoaórtica, se estanca a nivel del hiato esofágico y finalmente atraviesa el cardias. Las paredes del esófago suelen quedar, sin embargo, impregnadas con pequeñas cantidades de substancia opaca durante un largo tiempo. Además, la inspección del segmento faringoesofágico revela la acumu­lación de substancia opaca en los senos piriformes a modo de manchas que semejan semillas de uva. Se ve la típica sombra en forma de mariposa dada por estos recesos. Hay también derramamiento en la tráquea, con aparición del reflejo tusígeno, proyección de la substancia opaca hacia la glotis, y vaivén de la masa de bario mientras se producen estos movimientos.

Tratamiento

El tratamiento es en parte específico y en parte sinto­mático. Se cuenta con la antitoxina o el suero contra el botulismo. La pilocarpina puede aliviar en parte la sequedad de la boca. La administración de infusiones de solución glucosada complementada con vitaminas es una me­dida que ayuda temporalmente. Cuando la afagia es completa e irreductible, puede llegar a ser necesaria la alimentación por medio de la sonda.

Bibliografía

*http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/esophagusdisorders.html