Campesinos en el alma de Cuba

Campesinos
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Campesinos en el alma de Cuba, es un acercamiento a ese mundo diverso y poco conocido; un intento de mostrar parte tan esencial de la sociedad cubana, sin pretender agotar el tema ni sentar pautas: son solo pinceladas de un cuadro mayor. Ha sido un reto evitar lo anecdótico y lo casuístico, la visión folklorizante y turística, el extremo ácido, y el edulcorado. Detrás de cada rostro hay una historia personal, contada o ignorada y, en muchos casos, común a todos.
Géneroliteratura
ISBN978-0-8173-1950-2
PaísCuba

Campesinos en el alma de Cuba es un libro de corte fotográfico en el que sus autores exhiben un conjunto de imágenes del trabajo del campesinado cubano y de los muchos paisajes que, al decir de los autores, son parte de lo que se denomina como "el alma de Cuba". Esta obra destaca sobre todo por la gran presición del lente de sus autores y las maravillosas imágenes captadas por ellos acerca de mujeres y hombres de campo en sus faenas o de paisajes asombrosos de la geografía cubana

Datos de los autores

CHIP COOPER comenzó su carrera en la fotografía luego de graduarse con una licenciatura en la Universidad de Alabama en 1972. Su destacado talento lo hizo merecedor de la beca para artistas otorgada por el Consejo Estatal de las Artes de Alabama. Durante treinta y tres años se desempeñó como Director de Fotografía de la UA. Actualmente es artista en residencia de la Fototeca de Cuba — ciudad de La Habana, y en el Colegio de Honores de la Universidad de Alabama. La obra fotográfica de Cooper ha sido reconocida nacional e internacionalmente. Sus trabajos han sido exhibidos en numerosos museos, así como también en colecciones privadas y del ámbito corporativo. Sus fotografías han aparecido en varias publicaciones nacionales de relevancia, tales como The New York Times, Newsweek, The Village Voice, y USA Today. Entre sus libros más conocidos pueden citarse Common Threads: Photographs and Stories from the South, Tin Man: Charlie Lucas, y Old Havana: Spirit of the Living City/La Habana Vieja: El espíritu de la ciudad viva.

JULIO LARRAMENDI comenzó en la fotografía en 1969. Presentó su primera exposición en 1985 y desde 1997 se ha dedicado por entero a la fotografía. Es Investigador Asociado del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, profesor y artista residente en el Honors College de la Universidad de Alabama, y director editorial de Ediciones Polymita. Larramendi ha trabajado como fotógrafo y director ejecutivo de diversas publicaciones y numerosas producciones comerciales. Sus fotografías han aparecido en revistas nacionales e internacionales, así como en más de cincuenta libros. Fue fundador y primer presidente de la Cátedra de Fotografía Latinoamericana del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Larramendi es conferencista e instructor frecuente sobre temas fotográficos tanto en Cuba como en el extranjero. Ha participado como organizador y jurado en eventos y concursos internacionales de fotografía y publicidad. Ha presentado más de un centenar de exposiciones individuales y participado en sesenta exposiciones colectivas en treinta países y varias ciudades de Cuba. Ha sido distinguido con más de una docena de premios internacionales, incluyendo el Premio Nacional “Espacio” 2016 por la obra de toda la vida.

Descripción

Muy en lo profundo del alma de Cuba se encuentran los campesinos. Los hombres y las mujeres que desde siempre han trabajado la tierra a lo largo y ancho de la isla, lejos de las ciudades, los pueblos y hasta de las pequeñas villas. Seres fuertes, hábiles y jubilosos. Ellos son el corazón de Cuba. Dos fotógrafos viajaron hasta allí para documentar a esta extraordinaria gente. Uno de ellos, Julio Larramendi, nació y ha vivido siempre en Cuba. El otro, Chip Cooper, visitó la isla por primera vez hace poco más de una década. La semejanza entre el paisaje rural cubano y su Alabama natal le hizo sentir que ya llevaba a Cuba en su sangre. Larramendi y Cooper nos traen imágenes que no son simples. Sus cámaras capturaron la luz, los sonidos, los olores, el viento y el espíritu del mundo de los campesinos, y nos revelan la grandeza, la inmensa fuerza y la belleza de personas humildes y determinadas. La textura de las fotografías exponen cada una de las partículas que los hacen seres únicos e intensos. La cámara de Julio ha documentado la contundencia de las manos de los hombres y las mujeres que trabajan la tierra. Su lente ha capturado el poderoso destello que emana de la mirada digna de la mujer que carga un fardo de hojas de tabaco, orgullosa de su labor. En Baracoa, ha registrado el extraordinario momento de un rito ancestral africano. En La Melba, ha cotejado la inmensidad del campo frente al pequeño detalle de cada surco de sembradío en esta tierra que alguna vez fue salvaje. En cada sitio, los campesinos le abrieron una ventana a la mirada de la cámara de Julio. Con un sentido preciso de la luz, los colores y el ambiente, Chip logró transponer en sus imágenes la identidad de los campesinos. Tiernos y sutiles azules; pálidos verdes; terrosos ocres, su cámara ha grabado hasta la más devastadora, y a la vez fértil, de las tormentas. Lo últimos rayos de luz del día descienden y se van posando sobre una fila de pequeñas tiendas pintadas de verde y amarillo. Bajo nubes ondulantes, el calor atiza entre los cultivos. Allí, la bandera cubana flamea orgullosa entre un pueblo que firmemente cree en su tierra. La cámara de Chip logra retratar el ser de este pueblo. Chip y Julio han capturado la majestuosa geografía de una tierra y su gente. Desde los verdes tabacales hasta las montañas, los cielos nublados, las tormentas y los ventosos caminos; desde las manos gastadas de los campesinos hasta los sonrientes rostros de los niños, estas fotografías nos invitan a un viaje sin precedentes por Cuba. Estos dos fotógrafos “habitaron” la vida cotidiana de los campesinos de manera tal que sus cámaras se encontraron con los sentimientos y los sentidos que animan el trabajo, el amor, la familia, la amistad y las tradiciones. Estos dos fotógrafos capturaron la riqueza de este pueblo por medio de unas lentes guiadas por el entendimiento, el amor y la compasión. Al ver estas imágenes, uno se transporta inmediatamente al interior de Cuba. Este es el poder de la buena fotografía: hacernos sentir que estamos allí. Solamente fotógrafos de una calidad excepcional pueden conseguir que sus imágenes logren este efecto. Chip Cooper y Julio Larramendi lo son. Me produce gran felicidad viajar a Cuba con ellos a través de sus conmovedoras imágenes.

Contenido

  1. Agradecimientos
  2. Intrusos en el paraíso de Reynaldo González
  3. Estamos allí de Robert Stevens
  4. Paisajes
  5. Comunidades
  6. Casas
  7. Familias
  8. Tradiciones
  9. Religión
  10. Trabajo
  11. Rostros
  12. Niños

Los fotógrafos Julio Larramendi y Chip Cooper nos privilegian reclamos formales que redundan en nuestra época. Su interés mayor es darle el centro de atención a la vida vivida. Por la bondad de su estima, también quedan retratados. Estos guajiros, en su realidad pasado y presente, convocan a los fantasmas de nuestros abuelos; aleccionadores regalos de la vista al pensamiento, de la belleza natural a la fijeza del arte. Exultante tributo.

Fuentes

Larramendi, Julio y Cooper, Chip. Campesinos en el alma de Cuba. Ediciones Polimita. 2016


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