Captotrofilia

Captotrofilia
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Concepto:La captotrofilia consiste en la obsesión de mirarse constantemente en el espejo en búsqueda de algún defecto o para confirmar que todo está bien.

Captotrofilia. Enfermedad que se manifiesta en personas tendentes a sustentar su autoestima en el aspecto físico desde edades tempranas y afecta por igual a ambos sexos, sin que exista una especial propensión por parte de las féminas. Los captotrofílicos buscan ajustarse al falso ideal de belleza imperante en la sociedad, que también lleva a las mujeres a maquillarse más de lo que desean. Quienes sufren de esta obsesión, comprueban constantemente su apariencia en el espejo o en el visor de la cámara fotográfica en busca de defectos que corregir, y una vez corregidos estos, detectan nuevas imperfecciones. Lejos de asumir que la perfección no existe, los captotrofílicos siempre se mostrarán disconformes con sus atributos, con lo que la fijación se convertirá en patología, y el malestar emocional en ansiedad y depresión.

Captotrofilia

Resulta tentador mirar el reflejo de la propia figura en los cristales y espejos que encontramos a cada paso. Cuando esta contemplación tiene como objetivo reafirmar la belleza de la que somos sabedores, es decir, se trata de un ejercicio de puro narcisismo, nada hay de malo en ello salvo los perjuicios en la salud de un amor propio excesivo. Cuando persigue justamente lo contrario, es decir, el escrutinio de cada defecto físico y el menosprecio del atractivo, estamos ante una manía obsesiva compulsiva conocida como captotrofilia que, aunque transitoria, puede desembocar en trastornos más graves como tanorexia, anorexia nerviosa o trastorno de distrofia corporal.

Características esenciales

Preguntarle al espejo lo bonita que lucimos de vez en cuando no es malo; en cambio, detenerse en cada superficie reflectora para observar minuciosamente el cuerpo “por si falta algo” sí indica una adicción denominada por los psiquiatras como captotrofilia. Quienes la padecen son aquellas personas que se miran en el espejo de pared completa en su habitación, en el retrovisor del carro, en las vitrinas de las tiendas, en la pantalla del celular y hasta en el reflejo de su sombra en el piso, en búsqueda inconsciente de defectos en su imagen. El comportamiento puede ser migratorio, es decir, un día la atención se centra en los abdominales y otro en la nariz, o también una zona en particular del cuerpo es el motivo de la obsesión, a tal punto de que la cirugía estética se convierte en un peligroso aliado, puesto que una vez hecho el primer retoque se querrán aumentar las visitas al cirujano deseando la perfección. Los vulnerables a esta adicción no son sólo las mujeres sino además los hombres, cosa poco extraña en la actualidad, donde la metrosexualidad se ha convertido en parte de la cotidianidad masculina. Este trastorno obsesivo lleva a las personas a buscarse hasta el más mínimo defecto frente a un espejo.

Trastornos en la salud

¿Dónde se encuentra el umbral entre una preocupación sana por nuestra apariencia y una conducta compulsiva que nos suma en una insatisfacción constante? Según los especialistas, el límite se traspasa en el momento en que el comportamiento afecta a nuestra vida personal y/o laboral. Lo aconsejable ante esta situación es acudir a un especialista en salud mental antes que a un cirujano plástico. Con terapia, la adicción se supera y el espejo dejará de ser tan importante.

Obsesión o Gusto

Claro, es normal verse al espejo para arreglarse o darse una “manita de gato”, es inevitable pasar frente alguna superficie reflejante y echar un vistazo a nuestro reflejo por mero gusto. ¡Todo mundo tenemos algo de narcisistas! El problema está en cuando ese gusto se vuelve obsesivo, y termina por perjudicar la salud de un amor propio desembocando en manías obsesivas como la captotrofilia, la cual, según explica Sergio García, psicólogo terapeuta en El Escorial y Madrid, se enmarca dentro de las patologías relacionadas con la obsesión y los trastornos dismórficos corporales. “Engloba dos comportamientos. Por un lado, esas personas no se ven bien, no se encuentran guapas, creen que tienen la nariz demasiado grande etc. Por otro lado, necesitan mirarse al espejo para constatarlo y, cuando lo hacen, se sienten saciados porque encuentran lo que buscaban", explicó el psicólogo. Esta manía es transitoria, pero puede desembocar en trastornos más graves como tanorexia, anorexia nerviosa o trastorno de distrofia corporal. Quienes padecen captotrofilia se la pasan horas frente al espejo tratando de encontrar y corregir defectos, una vez corregidos, detectan nuevas imperfecciones. Siempre se mostrarán inconformes con sus atributos, así que la fijación se volverá patológica y el malestar se volverá depresión, lo que incluso podría llevarlos al suicidio. No es casualidad que esta obsesión, psiquiátricamente comprobada, afecte en su mayoría a las mujeres, y es que desde siempre las convenciones sociales nos han llevado a sentirnos obcecadas con nuestra imagen. Seguro que muchas veces has pasado por el escaparate de una tienda y, en lugar de mirar lo que hay dentro de él, has intentado ver tu reflejo. Se trata de algo natural en el ser humano, aunque mirarse en los espejos puede llegar a convertirse en una verdadera obsesión. En principio, no existe ningún problema en mirarse de vez en cuando al espejo para comprobar el peinado, el maquillaje o cómo nos queda la ropa, aunque esta simple acción puede llegar a convertirse en una enfermedad psiquiátrica, la captotrofilia, que consiste en la necesidad de mirar en cualquier superficie que refleje la imagen, aunque hayan pasado tan solo 30 segundos desde la vez anterior. Por suerte, se trata de un problema que se puede superar con bastante facilidad.

Como identificar a los captotrofilicos

Los que la sufren se suelen mirar en el espejo de su habitación, en el retrovisor del coche, en las vitrinas de las tiendas, en la pantalla del teléfono móvil e, incluso, en casos extremos hasta en su propia sombra. La captotrofilia está relacionada con los complejos: que si la nariz es grande, el trasero demasiado voluminoso, los granos… Sin embargo, en algunos casos los que sufren esta enfermedad tan solo se miran para buscar algún defecto que ni siquiera existe. Esta manía obsesiva se presenta en personas que tienen a sustentar su autoestima con base al aspecto físico desde una edad muy temprana. Ojo, no es exclusivo del género femenino, los hombres también tienden a desarrollarla.

Estadísticas de encuestas

Está comprobado que una mujer pasa aproximadamente 55 minutos al día arreglándose antes de salir, lo que nos da un total de 6.4 horas a la semana; en cuanto a los hombres, ellos pasan en total 4.5 horas a la semana frente a un espejo. Estos resultados surgieron tras una encuesta realizada por el programa Today de la NBC, donde se contó con la participación de 2 mil adultos y 200 adolescentes. Actualmente no necesitamos tanto de un espejo. Gracias a los celulares podemos estar viéndonos constantemente y claro, tomando millones de selfies que nos hagan sentir más seguros. Sin embargo, el verdadero y gran problema se hace presente cuando una persona se percibe fea o desfigurada y se mira constantemente en el espejo. No hay estadísticas ni datos para saber cuántas personas estarían afectadas por captotrofilia que, en realidad, es un trastorno que no suele verse aisladamente. Suele presentarse como un comportamiento transitorio, que perdura entre 3 y 6 meses, y que esconde o adelanta algo más. Es lo que los expertos llaman un “pródromo”, un síntoma inicial de otra enfermedad.

Tratamiento

La psicoterapia es la primera prescripción para personas con captotrofilia y se empieza por hacer un diagnóstico diferencial. El terapeuta debe tratar de averiguar cómo ha comenzado ese comportamiento. “Lo primero es conocer la historia de esa persona desde pequeño, qué importancia ha tenido el físico en su familia, si de niño le comparaban con otros –físicamente o en cualquier otro aspecto–, si ha vivido algún tipo de rechazo a nivel social por un asunto físico, psicológico o intelectual. Hay que buscar si su autoestima es pobre y, en ese caso, reforzarla, y desde luego tratar de evitar que se meta en una dinámica de cirugías. A veces llegan a mi consulta por recomendación, no ya solo de sus familias, sino de los propios cirujanos”, indica el psicólogo Manuel Oliva.

Fuentes