Combates de El Rubí

Combates de El Rubí
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Combates con columnas española por fuerzas del Ejército Libertador al mando de Antonio Maceo.
Fecha:20 de marzo y 10 de noviembre de 1896


Combates de El Rubí. El 20 de marzo de 1896, dos columnas españolas, bajo el mando de los coroneles Villa y Suárez Inclán, atacaron el Cuartel general del Ejército Libertador ubicado en esta loma pinareña. El 10 de noviembre de ese año, fuerzas bajo el mando directo del lugarteniente general Antonio Maceo, combatieron aquí contra una columna española al mando del general González Muñoz.

Localización

La loma de El Rubí se encuentra en la sierra de los Órganos, cordillera de Guaniguanico, 10 km al noroeste del pueblo de Cayajabos, municipio de Bahía Honda, provincia de Pinar del Río, con una altura de 421 m También se le conoce por loma del Rubín.

Contextos

Antonio Maceo, después de separarse de Máximo Gómez en la antigua provincia de La Habana el 7 de enero de 1896, marchó hacia occidente para la culminación, tras fieros combates, de la invasión en la provincia de Pinar del Río, lo cual logó el 22 de ese mes. Regresó combatiendo a La Habana y el 15 de marzo comenzó su segunda campaña pinareña.

Desarrollo

Primer combate. El 20 de marzo de 1896, dos columnas españolas, bajo el mando de los coroneles Villa y Suárez Inclán, atacaron el Cuartel general del Ejército Libertador, en Pinar del Río, situado en la loma de El Rubí. El enemigo fue rechazado después de unas seis horas de combate. Sus bajas fueron siete muertos y 14 heridos, y las de los cubanos tres.

Segundo combate. El 10 de noviembre de 1896, fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando directo del lugarteniente general Antonio Maceo, combatieron en estas alturas contra una columna dirigida por el general González Muñoz, que conjuntamente con otras tropas realizaba una ofensiva general, sobre la Sierra del Rosario, bajo el mando de Valeriano Weyler.

El jefe cubano se había percatado de que la combinación de columnas en aquellas elevaciones respondía a un plan general de ofensiva dentro del cual el ala derecha debía entrar obligatoriamente por El Rubí. Esto hizo que, al amanecer de ese día, Maceo tomara por una vereda llamada del Chumbo para ocupar el asiento de El Rubí y salirle al paso a González Muñoz cuando llegara al lugar.

Las fuerzas que iban con Maceo sumaban unos 130 efectivos, además de un pequeño destacamento de los hombres del coronel Pedro Delgado que se le unieron en El Rosario, donde dejó al brigadier Rius Rivera en la loma de La Madama para que hostilizara el centro del enemigo cuando este comenzara el avance.

La extrema vanguardia de Maceo, dirigida por el Comandante José Manuel Barrios, chocó con los españoles casi en el mismo asiento de El Rubí, donde ya había llegado la tropa de González Muñoz. El combate se generalizó de inmediato con los contendientes a una distancia mínima y con el fuego cerrado de todas las armas.

Maceo, personalmente, derribó con su revólver a un oficial español de la vanguardia que intentaba avanzar por el flanco izquierdo de los insurrectos. Los cuatro puntales de una antigua fábrica allí existente estaban acribillados y teñidos de sangre. Los hombres que se hallaban junto a Maceo, entre ellos los brigadieres Bermúdez, Miró Argenter y Pedro Díaz, resistían el empuje español al tiempo que el coronel Pedro Delgado, con su destacamento, desde un declive del monte hacía blanco seguro en los atacantes.

Mientras esto ocurría, Rius Rivera, con apenas 120 hombres, se batía en El Rosario contra seis batallones bajo el mando personal de Weyler, quien intentaba unirse a González Muñoz en El Rubí. El lugarteniente general ordenó al Comandante Manuel Piedra que con 40 hombres sostuviera por un tiempo más la posición y él se trasladó hacia el punto donde combatía Rius Rivera, entre las alturas de La Madama y La Gloria.

Allí se luchó hasta las 16:00 horas en que finalizó. Piedra y sus hombres, entre los cuales estaba Panchito Gómez Toro, detuvieron a González Muñoz durante una hora más. Las bajas cubanas en ambas acciones sumaron 10 hombres. Por su parte, González Muñoz declaró 40 bajas y Weyler no informó las de su columna.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • Diccionario enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Tomo II. Acciones combativas. Centro de Estudios Militares de las FAR, 2006.
  • Enrique Ubieta. Efemérides de la revolución cubana, 4 t., La Habana, 1920. Tomo II. Págs. 173-175.
  • Manuel Piedra Martell. Memorias de un mambí, La Habana, 1966. Págs. 96-97.
  • José Miró Argenter. Crónicas de la guerra, 2 t., La Habana, 1981. Tomo II. Págs. 200-201; 525-527.
  • Fermín Peraza Sarausa. Un hombre del 95. El general Peraza, La Habana, 1950. Págs. 84-85.
  • José Luciano Franco. Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, 3 t., La Habana, 1973. Tomo III. Págs. 333-334.