Complicaciones de la vía aérea artificial

Complicaciones de la vía aéria artificial
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Complicaciones de la vía aéria artificial. Las complicaciones de la vía aérea artificial, aunque de manera muy general pueden ser muy parecidas en cada uno de los métodos utilizados, siempre tendrán algunas particularidades, por lo que preferimos referirnos a cada método en particular.

Complicaciones de la cánula nasofaríngea

  • Traumatismo de la nasofaringe.
  • Hemorragia nasofaríngea.
  • Lesión por erosión y/o infecciosa de la ventana nasal.
  • Paso de gérmenes del exterior, o de la nasofaringe a estructuras inferiores.
  • Daño y/o penetración en base de cráneo en fracturas.
  • Sinusitis por obstrucción y contaminación de los senos.

Complicaciones de la cánula orofaríngea

  • Reflejo nauseoso y/o vómitos.
  • Broncoaspiración de secreciones y/o contenido gástrico por el vómito.
  • Obstrucción de la vía aérea por obstrucción de la cánula o por su mala ubicación.
  • Traumatismos y/o hemorragia de las estructuras de la boca.
  • Erosión e infección de la lengua.
  • Trauma y erosión de las comisuras labiales por las cintas de fijación.
  • Contaminación bacteriana.

Complicaciones del obturador esofágico

  • Obstrucción de la vía aérea por mala colocación o por cambio de posición del dispositivo.
  • Lesión de la mucosa esofágica y/o del esófago.
  • Contaminación bacteriana.

Complicaciones de la careta laríngea

  • Obstrucción de la vía aérea.
  • Trauma orofaríngeo y laríngeo.
  • Contaminación bacteriana.

Complicaciones de la cricotiroidostomía

  • Falsas vías.
  • Enfisema subcutáneo, con compresión de la vía aérea.
  • Hemorragias.
  • Contaminación bacteriana.

Complicaciones de la intubación

Al momento de introducir el tubo:

  • Heridas.
  • Hemorragias.
  • Falsa vía de colocación.
  • Alteraciones reflejas:
  1. Trastornos del ritmo cardíaco.
  2. Laringoespasmo.
  3. Broncoespasmo.
  • Ya introducido el tubo:
  1. Infecciones.
  2. Desplazamientos.
  3. Fístulas traqueoesofágicas.

Otras ya señaladas en desventajas o inconvenientes.

Complicaciones de la extubación

En la extubación:

  • Laringoespasmo.
  • Edema laríngeo.
  • Alteraciones funcionales:
  1. Ronquera.
  2. Afonía.
  3. Problemas a la hora de la deglución.

Complicaciones de la traqueostomía

  • Infección local de la herida (traqueostomo).
  • Traqueitis y traqueobronquitis hemorrágica o infecciosa purulenta.
  • Bronconeumonías.
  • Mediastinitis.
  • Neumotórax, neumomediastino, enfisema subcutáneo.
  • Hemorragia transquirúrgica.
  • Hemorragia posquirúrgica de la herida (traqueostoma).
  • Hemorragia por arosión o erosión.
  • Desplazamientos canulares.
  • Obstrucción de la luz canular por sangre o secreciones.
  • Obstrucción por anteposición de la pared traqueal.
  • Fístula traqueoesofágica.
  • Estenosis traqueal.
  • Estenosis cicatrizal de la herida (traqueostoma).
  • Granulomas.
  • Traqueomalasia.

Ya conocidos los métodos (intubación y traqueos-tomía) para obtener una vía aérea artificial nos queda decidir: ¿Cuál escoger? ¿Con cuál continuar? Otras interrogantes.

Decisión del método que se va a utilizar para obtener una vía aérea artificial

En cuanto a esta alternativa, se deben tener en cuenta muchos aspectos y entre ellos la posibilidad de intubar rápidamente a un paciente y la cantidad de tiempo que se debe utilizar la vía aérea, aunque hasta aquí hemos analizado diferentes métodos y dispositivos, en cuanto a rapidez y tiempo de utilización nos referimos, internacionalmente, la disquisición final siempre se produce con la pregunta de: ¿Intubación o traqueostomía?

Lógicamente hoy en día está resuelta en gran parte la incógnita, en cuanto a la primera acción sobre el paciente, en la iniciación de la vía artificial. Todos los autores están de acuerdo (Schuster) con la utilización de la intubación primaria.

Solo sería necesario detenerse momentáneamente y no realizarla en aquellos procesos que técnicamente no es posible llevarla a cabo, como se ha podido comprobar en los casos de quemaduras físicas o químicas (por agentes corrosivos) de la boca y la faringe y en traumatismos con heridas importantes de la cavidad bucal.

No es menos cierto que, en ocasiones, hemos encontrado malformaciones orofaríngeas que tampoco nos han permitido esta intubación; por ejemplo, cuando tropezamos, al tratar de llevarla a cabo, con grandes edemas de la laringe de diversas causas. Es criterio nuestro, así como de Schuster y otros autores, que prácticamente esos son los casos que meritan la indicación de traqueostomía primaria.

La intubación primaria como conceptualmente está establecida no demerita la posibilidad de una traqueostomía secundaria que puede ser inmediata, como sucede si las secreciones no se pueden aspirar por ser muy abundantes y espesas, con amenaza de obstrucción del tubo endotraqueal.

Esta intubación primaria es mucho más factible para el ejecutor de la actividad y el paciente mejora. Posteriormente, se le puede efectuar una traqueostomía y colocarle una cánula con recánula, que en caso de obstruirse la vía, se mejora fácilmente si se cambia esta última, facilitando al mismo tiempo la maniobra de aspiración.

En segunda instancia, también se puede programar la traqueostomía secundaria cuando después de cierto tiempo de intubado el paciente y habiéndole ya cambiado previamente el tubo, se sospecha que la evolución clínica necesitaría un tiempo mayor para desconectarlo de una ventilación prolongada. En muy pocos casos, hay necesidad de mantener a un paciente por un tiempo tan prolongado en ventilación, pero de no ser así, hay que llegar a la traqueostomía por la incomodidad y poca tolerancia en esta fase al tubo endotraqueal, si mantiene una ligera conciencia.

Tiempo de intubación

Es necesario señalar que según nuestra experiencia en la utilización de más de medio millar de vías aéreas artificiales, el 1 % de los pacientes requirieron traqueostomía secundaria y solo dos pacientes necesitaron de una primaria. Por esta razón, preferimos la intubación primaria y continuar con esta tanto tiempo como para considerarla prolongada. Otros autores desde hace ya varios años como Camerón y Schuster, mantienen el mismo criterio.

Intubación prolongada

Desde hace ya más de 30 años (1962) se utiliza en pediatría la intubación prolongada por vía nasotraqueal, pero variando para este criterio el tiempo de mantenimiento del proceder.

En sus inicios se concretaba a solo 24 h el tiempo de tolerancia, que posteriormente pasó a 36 y más tarde a 48 h.

Al analizar un estudio realizado en 1969, con intubados de hasta 10 días de evolución, Schuster en 1984, planteó que el tubo endotraqueal puede dejarse con cierta seguridad hasta 72 h y después de este tiempo ha de definirse cómo proceder acorde con cada caso en particular. De igual modo coincidieron Hedden y Donelly.

Actualmente Wolf, así como algunos otros grupos de trabajo, prolongan la permanencia del tubo endotraqueal hasta 4 o 5 días e incluso hasta períodos de tres semanas.

Se puede llegar hasta 5 a 7 días con el tubo inicial y en ese momento hacerse el cambio de tubo por otros 5 a 7 días más. Las complicaciones que se han presentado por ese motivo han sido las infecciones, que se producen raramente; pero desde tan temprano como al 4to. o 5to. días ya el tubo se encuentra colonizado en la inmensa mayoría de los casos.

Fuentes

  • [Pediatría/ Colectivo de autores. T2. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2006.]