Cultura e Identidad

Cultura e Identidad
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Concepto:Conjunto de características peculiares de la cultura de un pueblo o grupo social

Cultura e Identidad. Conjunto de características peculiares de la cultura de un pueblo o grupo social que le diferencia de los demás conjuntos humanos. Conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social en un período determinado. El término “cultura” abarca además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistema de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. A través de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.

Cultura

Para el investigador Joel James es:

1- Resultado socialmente entendido de la acción creadora del hombre.

2- Síntesis de la conciencia de los hombres de juicios, criterios tenidos como verdaderos y valores normativos y selectivos que, siendo comunes a un conglomerado específico, permiten la comunicación estable entre sus integrantes y el direccionamiento de la acción social de los mismos en un sentido que incluye el presupuesto del reconocimiento recíproco.

Todo lo que hacen los hombres es cultura en tanto tenga un resultado social; al mismo tiempo, todo hecho o acción humana es susceptible de tener un resultado social en tanto sea reconocido aceptado o rechazado por los demás.

Esta síntesis enunciada de la cultura en la conciencia humana es de carácter activo y se reproduce o no, se revalida o no constantemente por confrontación social.

Cultura popular tradicional

Joel James valora a la Cultura popular tradicional como el resultado socialmente entendido de toda acción humana creadora, aceptada con alcance colectivo, sin necesidad de que medien recursos profesionales de expresión, hábitos, costumbres y criterios de apreciación y apropiación de la realidad.

De igual manera la cultura popular surge de la cultura tradicional y nutre al mismo tiempo las tradiciones populares, por cuanto estas manifestaciones en su intercambio enriquecedor se caracterizan por expresiones e inclinaciones mayoritariamente compartidas por los sectores populares. De mediar recursos profesionales, estaríamos en presencia de una cultura artística o literaria vinculada con la cultura tradicional, y que, junto a esta integraría la cultura nacional.

Por otra parte puede ser medio y continente, al mismo tiempo, del conocimiento no sólo por la acumulación de experiencias humanas sino también como vehículo direccionador de emociones, como capacidad de comunión estética, como capacidad de asombro, como capacidad de solidaridad humana.

La cultura popular tradicional siempre es presente, y confiere a los hechos del pasado semejante personalidad actual sin esfuerzos de modernización; los asume en el presente con todos los colores del pasado que les puedan ser inherentes, pero con pertinencia de contemporaneidad.

Una referencia de hace cien años se cuenta como de hace cien años, pero con vigencia y con poder aleccionador de hoy. Así pues, la cultura popular tradicional tiene la curiosa propiedad de preservar, de garantizar, la perdurabilidad de los elementos iniciales de sus propios componentes; la cultura tradicional no conoce el envejecimiento, y esta característica resulta factor de extrema importancia en lo que a sus relaciones con la historia se refiere.

Al mantener en presente lo ya acontecido, la cultura tradicional se convierte en instrumento valiosísimo de indagación científica sobre el pasado al mismo nivel, cuando menos de los testimonios documentales y de la cultura material, y mucho más a no dudar que las referencias bibliográficas casi siempre cargadas de proclividades tendenciosas o interesadas.

Modalidades de la cultura popular tradicional

Tenemos diferentes modalidades como las fiestas populares que fueron y son en gran medida similares o equivalentes en casi todos los lugares y regiones de la isla.

Donde participan como ejecución artística los sectores más desposeídos de nuestra población, con formato abierto de participación social, financiamiento espontáneo y de tipo colectivo, la ejecución musical centrada sobre lo conocido como son o sobre la percusión de rumba, parrandas o congas, y en menor medida tajona y gagá; los cantos de trabajo de muy variada factura entre los cuales son fácilmente encontrables las tres categorías o divisiones establecidas por Gramsci en términos de:

1- Los cantos compuestos para el pueblo y por el pueblo.

2- Los compuestos para el pueblo pero no por el pueblo.

3- Aquellos no escritos por el pueblo, pero adoptados por este, por estar de acuerdo con su manera de pensar y de sentir.

Otros tipos de expresión de la cultura tradicional serían los cuentos orales de amplio espectro que van desde la reconstrucción anecdótica real de lo sucedido hasta la narración corta y chispeante, satírica o caricaturesca. Todo ello tiene como cualidad común, en mayor o en menor medida la de que un relato no pierden encanto o magia por el hecho de ser ya conocido sino, por el contrario, suele suceder que los oyentes piden a un narrador habitual de cuentos, que por favor, vuelva a referirles aquel que le escucharon tal día; porque en Cuba contar un cuento es hacer un cuento y esto le otorga un rango muy peculiar casi de dignidad superior a la capacidad creadora, al ingenio, del cuentero criollo.

En sentido opuesto a las leyendas, las comidas y bebidas tienden a abarcar regiones más amplias del país, aún cuando son notables las desemejanazas, no ya solamente en las denominaciones sino también en los componentes y las propias técnicas de confección, entre el oriente y el occidente de la isla y en menor proporción entre ambos términos y la región central del país.

Son parte también las inclinaciones que prefiguran las expresiones de amor, odio, simpatía, rechazo, diariamente presentes en el comportamiento de nuestras gentes y que hace que, con frecuencia alguien “caiga mal o bien” a simple vista y luego, con un trato más prolongado resulte “una bella persona” o una gente “insufrible”, cosas estas que, en su conjunto evidencia cierto grado de superficialidad en la formulación del juicio como una ágil disposición a someterse a sí mismo a duda y con ello rectificar opiniones sostenidas antes.

Forma de vestir

Cabe dentro de esta grandes vertientes de la cultura tradicional la forma de vestir, entendida no solo en cuanto al uso preferible de determinadas prendas, sino primordialmente como las maneras de amoldarlas al cuerpo, las técnicas de combinarlas en razón de su factura y color, y particularmente los ajustes y arreglos, que con suma frecuencia, quien las porta introduce en ellas elementos que le caracterizan como persona.

Las artesanías

Dentro de la cultura tradicional son las artesanías y técnicas constructivas tanto artísticas como industriales que han sido y son múltiples y de variados usos en nuestro pueblo. Y que abarcan una gama tan amplia que incluye la acumulación de conocimientos en lo que a construcción se refiere en mampostería, yagua, madera aprovechándose al máximo el aire, la sombra y la humedad que en nuestra isla no son iguales ni vienen de las mismas direcciones en todas partes.

De parecida jerarquía es la sabiduría sobre las técnicas de construcción de muebles, a partir de la madera, el cuero, el yarey o el mimbre; o la carpintería de ribera y los conocimientos empíricos sobre la navegación por una costa u otra costa o por el Paso de los Vientos bordeando el Cabo de San Antonio; o para seleccionar el momento más propicio para la siembra o la rotura de la tierra o el pronóstico aproximado sobre el comportamiento de un cultivo en razón del resultado del otro – el café en comparación con el mango, por ejemplo-; o el futuro de la preñez de una bestia; o el anuncio de los cambios súbitos del tiempo; o el suelo que sirve para una planta o una variedad de planta, y sin embrago rechaza otra; o la relación entre los cantos de las aves y la vida de las gentes.

Tratamiento especial merecen la pericia en el cobijamiento de los bohíos, la construcción de carretas y el complejísimo arte de entrenamiento y peleas de gallo, así como las técnicas de pesca, y la de los guías de rebaños de ganado a largas distancias eludiendo el camino central de la isla; la amplia farmacopea popular que tantas vidas salvó durante la esclavitud a los africanos y sus descendientes, así como a los insurrectos en la manigua durante la guerra grande y la de 1895.

La religiosidad popular en el plano de la cultura tradicional

Hay que tener en cuenta el papel que desempeñaron en nuestro pueblo a todo lo largo del transcurso de la historia, los cuales son básicamente cuatro que se dan en forma y medida diferentes en las diferentes zonas del país: la regla de ocha de origen yoruba, la regla de palo de origen congo, el espiritismo de cordón y el vodú fruto de las inmigraciones haitianas del Siglo XIX .

De igual manera forman parte de la cultura tradicional diversos oficios parcial o totalmente desaparecidos entre los que pudiéramos señalar los pedreros, capaces de dar tamaño y forma necesarias a los bloques de piedra viva destinadas a las construcciones tan diversas en La Habana colonial y otras ciudades del país. Estos sistemas mágico religiosos actúan dentro o sobre la cultura tradicional cubana de la siguiente manera:

1- Como peculiares formas de vinculación con la realidad.

2- Como reglas de conducta social o normativas en el establecimiento y conducción de las relaciones entre los individuos.

3- Como criterios estéticos de valoración, referentes a la música, la danza, la selección de colores, la determinación selectiva en cuanto a la utilización del espacio, etcétera.

4- Como fuentes de parábolas, anécdotas, metáforas, etc., es decir como poesía.

5- Como pensamiento abstracto, incluidas las formulaciones filosóficas más o menos sistemáticas.

Todos estos factores tienden a marcar la conducta diaria del cubano, entre otras.

De modo que la cultura popular tradicional se determina como un peculiar sistema de conocimientos adquiridos y trasmitidos sin aprendizaje profesional, en forma directa, en virtud de la práctica social. Como ejemplo de ello, son los Bailes autóctonos del municipio de Antilla.

Por tanto, la existencia de la cultura popular se perpetúa a través de la comunicación transgeneracional, sin la cual perdería su vigencia en el accionar cotidiano de los seres humanos, cuyos complejos mecanismos de mantenimiento adoptan variadas formas de transmisión, que más allá de la comunicación oral entre los grupos humanos, adquieren originales maneras de difusión.

Por ejemplo, en las religiones populares estas trasmisiones se evidencian básicamente a partir de la influencia sociocultural en que se encuentra inmerso el futuro iniciado o el practicante desde su más temprana edad, y por el contacto directo con los rituales que con el paso del tiempo va interiorizando lo que a la postre tributa a la conformación de la cosmogonía del creyente y su operatividad ritual al conocer la hagiografía del culto, la historia de la familia religiosa, así como detalles particulares del accionar religioso.

En el caso de la santería, la existencia de las libretas de santo otorgan a los oficiantes toda una metodología de cómo realizar las variadas maneras de encausar la solución de problemas a los creyentes que acuden al santero, así como los resultados alcanzados a mediano o largo plazo.

Estas libretas de santo como registro del accionar ritual otorgan continuidad al aspecto mágico del culto, así como la conservación mediante la escritura de cuándo se realizó un determinado trabajo lo que en el transcurso del tiempo constituye la historia de la familia religiosa y el accionar del santero.

Las nociones de los patakines o historia de los orichas por parte de los miembros de la comunidad religiosa (entiéndase el barrio y la familia religiosa) proporciona el entendimiento de la amplia semiosfera espiritual y religiosa en que se desarrolla el creyente sea iniciado o no en el futuro, en tanto el medio en que se desenvuelve le proporciona la facultad de asumir una visión del mundo y sus orígenes de acuerdo a la formación sociofamiliar y escolar que haya tenido desde su infancia.

Como se aprecia en las religiones populares la comunicación transgeneracional que perpetúa la práctica religiosa abarca diversas maneras de aprendizaje, donde además del empirismo por parte del creyente o el futuro iniciado la incidencia y orientación de los viejos practicantes proporcionan el complejo andamiaje del accionar de quien vive en la familia y/o comunidad religiosa, quien a la postre de manera reflexiva o pre reflexiva pone de manifiesto las acciones esenciales y más complejas de la religión que practicará o en la que será iniciado. Como ejemplo de ello, son los Bailes religiosos afrocubanos.

Fuentes

  • Joel James F. Historia y cultura popular. Revista Del Caribe No. 34, 2001.
  • En las raíces del árbol, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1988.
  • Joven Club de Computación Electrónica Santiago XII