El Cagüeiro

El Cagüeiro
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El Cagüeiro según mitos del oriente de Cuba
Características
Hábitat:Zona oriental de Cuba

El Cagüeiro. Es un un mito de la región oriental de Cuba,.

Representación

El cagüeiro tiene la facultad, al verse perseguido en algunas de sus aventuras, de convertirse en cualquier animal: puerco, chivo, vaca, conejo, pájaro, entre otros.

Según la leyenda, el cagüeiro pronunciaba un ensalmo y se convertía en el animal que deseaba. Se transformaba en un animal «para poder burlar a la Guardia Rural», pues el cagüeiro robaba, asaltaba tiendas en los campos, y cometía otras fechorías por el estilo. Ante el peligro recurría a su magia. Este poder no surge para lastimar, fue una magia que el hombre inventó para transformarse, introducirse en las manadas y cazar.

Mitos de las cagüeiros en Cuba

En el libro de Samuel Feijó, “Mitología Cubana” se recogen, entre otros, los siguientes relatos de personas creyentes en estos mitos:

  • En Palma Soriano: Allá por el barrio de La Aduana, hubo una vez un cagüeiro al que la gente estaba vigilando. Una noche lo velaron, y cuando estaba robando gallinas le gritaron. Inmediatamente se convirtió en puerco. Sus perseguidores le tiraron un tiro de sal y lo hirieron en la pata derecha de alante. Al otro día el Alcalde de Barrio comenzó a visitar casa por casa, y en una de ellas encontró a un hombre herido con sal en el brazo derecho. La guardia rural se lo llevó preso por ladrón y por cagüeiro.
  • En Palmarito de Cauto: Existía un individuo nombrado Rafael Quiala, alias Felungo, que decían que era cagüeiro, de los que tienen y rezan «La oración dela Santa Camisa». Era veterano, creo que de las dos guerras de independencia. Cuando lo conocí ya era viejo, tenía dos hijos hombres, que no se ocupaban de él, ni él de ellos. Era desmochador de palmas, y en las casas que iba a trabajar se quedaba a vivir por unos días. Las familias lo querían porque donde él estuviera no había necesidad. Salía de cacería siempre solo; nunca permitía compañía. Cuando entraba al monte se quitaba los zapatos, los colgaba de un árbol, salía siempre con un venado, una jutía o un puerco jíbaro. Cuando por las sequías o por las muchas lluvias había escasez de viandas, se iba para el monte, y a los pocos días regresaba con plátanos, calabazas o yucas gigantes, también traía panales de abejitas criollas que hacen sus colmenas en la tierra y cuya miel nunca empalaga. En épocas difíciles, como en el machadato, se metía en el monte, y durante meses, nadie sabía de él. Por muy bien que lo trataran, nunca permanecía mucho tiempo en una misma casa. Algunas familias no se lo permitían por la peste que tenía, pues, según la tradición, los cagüeiros no podían tener más de una camisa. Cuando ésta se le caía del cuerpo, se compraban otra.

Anticagüeiro

Vive en este pueblo de Palmarito un ex-sargento del antiguo ejér-cito, del cual se dice que tenía poder contra los cagüeiros. Dicen que si él iba persiguiendo a un individuo, y se encontraba un tronco de árbol, un perro, un chivo, o algo que a él le resultaba extraño, decía a sus soldados: —¡Cójanlo, que ese mismo es! Los guardias amarraban el tronco o el animal que fuese, y cuan-do llegaban al cuartel resultaba que era el individuo que andaban buscando.

Captura del cagüeiro

Los cagüeiros eran reconocidos porque, en su forma animal, les habían disparado en más de una ocasión sin que muriesen. Para atraparlos definitivamente, los cazadores hacían pequeñas cruces de jibá y la ponían sobre las huellas del animal con el objetivo de cansarlo. Cuando le daban alcance, era golpeado con pencas de yarey hasta matarlo.

Otra manera de capturarlos, era hacer con los dientes una cruz en los casquillos de las balas, realizar una oración y tirarles con esas balas marcadas.

Fuente

  • Feijó, Samuel. “Mitología Cubana”. 1986. Edición, Letras Cubanas.