El Galpón

El Galpón
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TipoTeatro
UbicaciónMontevideo
Bandera de Uruguay Uruguay

El Galpón. Es uno de los teatros más importantes de la ciudad, con más de 60 años de funcionamiento y una sala renovada años atrás, siendo una de las mejores opciones para conocer obras teatrales de todo tipo en Montevideo.

Historia

Se remontan al Uruguay de la post-guerra, el cual estaba iniciando una etapa de desarrollo socio-económico fundado en los favorables términos de intercambio que la situación internacional concedió a la producción agropecuaria de este pequeño país.

El Galpón inauguró, en 1951, un primer espacio teatral con capacidad para 150 espectadores, la Sala Mercedes, en un local - hoy demolido - ubicado en la esquina de las calles Mercedes y Roxlo; construyó su primera sede, adquirió un cine, lo transformó en su gran Sala "18" dotándola de los adelantos técnicos necesarios para su funcionamiento y desarrolló un sólido prestigio como institución artística y cultural que comenzó a trascender las fronteras del Uruguay.

Desde los primeros pasos, y para convertir aquel galpón en un teatro, la institución trabajó de una forma que va a signar toda su historia: apela a la colaboración popular directa. Así, golpeando puerta por puerta, se va requiriendo el apoyo popular: dinero, botellas vacías, diarios viejos, objetos en desuso para vender y convertir en ladrillos, madera o telas. Asimismo, recurre a la asociación del público con el teatro, de modo que, por el pago de una cuota mensual, los espectadores adquieren el derecho de acceso a todos los espectáculos que presenta la institución y ésta se asegura un ingreso fijo que no depende de las alternativas de la taquilla. Con una idea clara: no hay teatro independiente si no hay hombres capaces de integrar a su desarrollo artístico la capacidad física y organizativa para construir la infraestructura necesaria para su actividad.

La historia de "El Galpón" es obviamente una historia teatral, pero también es una historia de artesanos, de organizadores, de especialistas en campañas financieras que han querido afirmar su profesión teatral en el basamento social que esa profesión debe tener en un país como el Uruguay, donde el Estado no ha subvencionado la actividad teatral independiente y en donde los actores se han debido ganar la vida con otros empleos, para poder hacer teatro fuera de sus horarios de trabajo.

Desde su fundación "El Galpón" empezó a elaborar y a aplicar una política teatral y cultural de vastas proyecciones sobre los requerimientos del público uruguayo. Fundamentalmente desarrolló un repertorio que fue dando cabida a las expresiones de la dramaturgia universal, latinoamericana y nacional. Por otro lado, la apertura de su teatro a otras disciplinas (la literatura, la plástica, la música, la danza) hizo de "El Galpón" un lugar de confluencia de amplios sectores de la cultura nacional. Casi desde sus inicios, la fundación de una escuela de arte escénico le ha permitido formar a sus futuros integrantes, no solo en su condición de actores, sino en la pluralidad de capacidades que exige una institución de esta naturaleza. También un elenco de titiriteros y su escuela, un seminario de autores; y trabando todos estos factores, una organización interna que permitió desarrollar una buena vinculación con las organizaciones sociales y culturales que se iban desarrollando en el medio social. Esta política teatral y cultural fue acompañada por importantes éxitos de público y por el aumento de la cantidad de socios contribuyentes, así como el de las pequeñas y grandes donaciones, que posibilitaron pasos fundamentales de la institución. En 1964, el crecimiento de "El Galpón" llevó a sus integrantes a adquirir un cine cercano a su sede, en la Avenida 18 de Julio - el Grand Palace - para comenzar a transformarlo en una nueva sala teatral.

Cuando "El Galpón" se propuso construir su nueva sala, conservando la anterior, para ampliar su repertorio y el régimen de funciones, la situación del Uruguay había variado considerablemente. El estancamiento de la producción y la caída del poder adquisitivo de los salarios, demostraron palpable y amargamente que la breve prosperidad que había gozado el país llegaba a su fin. Los gobiernos del período adoptaron frente a la crisis una política de creciente liberalización de la economía, devaluaron la moneda y se comprometieron con préstamos internacionales, pero no pudieron superarla.

A fines de los años sesenta, el presidente Jorge Pacheco Areco interviene varios entes públicos, militariza a otros y hace intervenir al ejército contra la guerrilla urbana de los Tupamaros. En esos momentos de intensa polarización, "El Galpón" encontró una amplia respuesta a su proyecto de construir una nueva sala porque pudo apoyarse en las simpatías de quienes veían en el teatro independiente una defensa de los valores humanos sociales y culturales amenazados por la creciente represión. Gracias a ello y al esfuerzo de los integrantes, la ciudad vio construir un nuevo teatro de grandes dimensiones en su principal avenida, con capacidad para 650 espectadores, dependencias para la escuela de artes escénicas y un amplio hall apto para la realización de exposiciones.

Después de años de trabajo fue inaugurada la Sala 18, el 9 de Enero de 1969, con el estreno de la obra de Bertolt Brecht " El Señor Puntila y su criado Matti", bajo la dirección de César Campodónico, uno de los fundadores de 1949. Con las dos salas en funcionamiento se produjeron espectáculos que convocaron a un creciente número de espectadores. Entre ellos podemos destacar "El asesinato de Malcom X", del uruguayo Hiber Conteris, dirigido por Júver Salcedo ( 1969), "Libertad, libertad", de Fernández y Rangel, con dirección de Campodónico (1969) y "Fuenteovejuna" (1969) de Lope de Vega, en un impactante montaje de Antonio Larreta que provocó entusiasmo, adhesiones apasionadas y encendidas polémicas.

La crisis del Uruguay liberal concluyó con un golpe de estado del presidente electo en 1971, Juan M. Bordaberry, quien, en junio de 1973, disolvió las cámaras legislativas con el apoyo del ejército y dio paso a la dictadura militar que precipitó al país en uno de los períodos mas oscuros de su historia. Junto con la persecución política y sindical se desarrolló una intensa represión cultural, con destrucción de cientos de libros, discos, obras de arte, intervención militar de la enseñanza básica y universitaria. En ese contexto, durante los primeros años de la década del 70', las obras de "El Galpón" fueron estrenadas en medio de amenazas, atentados de bandas parapoliciales, detenciones de los actores por la policía e interdicciones para algunos de ellos; sin embargo el elenco siguió trabajando sustituyendo actores, multiplicando su actividad y comprometiéndose con un repertorio claramente contestatario al que el público se adhería, casi como una militancia política.

Finalmente, por decreto del 7 de Mayo de 1976 , la dictadura "ilegalizó" a la institución, disolvió su elenco, confiscó sus bienes y prohibió toda actividad teatral y cultural a sus integrantes. La posterior persecución policial a muchos de ellos llevó a estos a tomar el camino del asilo político que generosamente fue concedido por México en donde, a partir del 2 de setiembre de 1976, "El Galpón" reinició su actividad teatral y cultural. El grupo llevaba casi treinta años de actividad ininterrumpida, tenía un elenco de más de treinta actores y unos setenta colaboradores inmediatos, una rica biblioteca teatral, un archivo de vestuario y utilería correspondiente a más de cien títulos y cinco mil socios contribuyentes con cuotas mensuales.

La intensidad de la actividad desplegada en el exilio se mide además por el número de funciones: más de dos mil quinientas, de las cuales doscientas cincuenta tienen lugar fuera de México, en menos de ocho años. En sus permanentes giras el elenco se presentó también en más de veinte países de América y Europa, desde Canadá a la Argentina y desde España a la URSS.

Durante ese tiempo los integrantes de "El Galpón" que quedaron en Montevideo participaron activamente en el movimiento teatral independiente y en las instancias generadoras de avance en la recuperación democrática. La lucha popular fue abriéndose caminos hasta concretarse en notorios cambios a favor del retorno a la democracia como los surgidos a partir de la votación por el No en 1980 y la proclama del Obelisco en 1983. Atahualpa del Cioppo llegó al Uruguay junto con Daniel Viglietti - el popular músico, también exiliado - el 1º de Setiembre de 1984 y su retorno anticipó el de todo el elenco. Ese día una caravana espontánea los fue a recibir al Aeropuerto y los acompañó hasta el centro de Montevideo. El 2 de Setiembre, en el Teatro Carlos Brussa, todo el movimiento teatral uruguayo, incluida la Comedia Nacional, le ofrecía un homenaje al gran maestro y al elenco aún ausente.

Finalmente, el elenco de "El Galpón" regresó de México, junto con Camerata Punta del Este y otros exiliados, en octubre de ese año, y otra vez fue recibido por una impresionante caravana de recepción. Inmediatamente comenzó la presentación de algunos espectáculos en el Teatro Astral, Casa del Teatro y Alianza Francesa: "Pluto", "Puro cuento", "Voces de amor y lucha" y el estreno de “El enfermo imaginario”. Al mismo tiempo se produjo la reunificación con los integrantes que se habían quedado en el país sosteniendo desde distintas trincheras la lucha contra la dictadura.

En los años siguientes,"El Galpón" incorporó a su elenco a las promociones de las dos escuelas que pudo organizar, realizó numerosas giras por el interior del país y por varios países de América y Europa. A fines de los 80' y comienzos de los 90', nuevas manifestaciones de recesión económica y un retraimiento de la participación de los distintos actores sociales en las actividades culturales provocaron dificultades financieras, que llevaron a la institución a detener su crecimiento, a replantearse formas organizativas y a desarticular el modelo de profesionalización que se había implantado en México. Esa situación pudo ser superada, aunque aun hoy en día no se ha podido restablecer el sistema de profesionalización de los actores de El Galpón, sin duda, una de las reivindicaciones más poderosas de todos los actores uruguayos.

Sorteada la crisis, el grupo se encaminó a dar pasos muy importantes hacia el crecimiento de su infraestructura: la construcción de dos nuevas salas en la sede de la Avenida 18 de Julio. Así, en 1993, con la obra “La otra Juana” de Andrés Mastandrea y dirección de Juan Carlos Moretti, se inauguró la Sala Cero, con capacidad para 70 espectadores y un tamaño adecuado para los espectáculos de experimentación. De mayor aliento, y aún más espectacular, fue la construcción de la Sala Atahualpa, en menos de un año. Esta sala de disposición circular, con una capacidad para 250 espectadores, fue inaugurada el 26 de Octubre de 1995 con la obra del autor nacional Eduardo Sarlós "El día que el río Jordán paso por la Teja" dirigida por César Campodónico y Héctor Guido.

En 1997, " El Galpón" se asocia con el Teatro Circular de Montevideo, para lanzar la propuesta "Socio Espectacular" (www.socioespectacular.com.uy). Socio Espectacular es un sistema de socios más amplio que el ya tradicional que sostuvo a las instituciones teatrales desde su nacimiento. Por el pago de una cuota mensual, se ofrece entrada gratuita para todos los espectáculos de ambas instituciones, además de los ofrecidos por la Comedia Nacional, y otros grupos teatrales, a lo que se agrega la posibilidad de obtener ingreso gratuito a distintos cines de la ciudad, tanto de estreno como de arte (Cine Universitario y Cinemateca Uruguaya) y a una colección de libros de la Editorial Banda Oriental que se entregan mensualmente. Además, se ofrece el ingreso gratuito a los espectáculos deportivos organizados por la Asociación Uruguaya de Fútbol y Liga Uruguaya de Basquetbol, así como en el carnaval, la Orquesta Filarmónica y el SODRE. Una situación absolutamente novedosa en el panorama cultural de Montevideo en donde desde el esfuerzo de dos teatros independientes se ha podido unificar el interés del público por acceder a bienes culturales tan diversos, desde un libro a una entrada de fútbol, desde un espectáculo popular de carnaval a un concierto de la Filarmónica, en una única propuesta que se pone a su disposición por un precio muy accesible.

Entrado el siglo XXI, El Galpón cuenta con un elenco de cuarenta actores, una infraestructura de enorme valor sostenida por el trabajo de más de medio centenar de personas, entre integrantes, empleados y colaboradores, vinculaciones nacionales e internacionales con grupos e instituciones culturales y públicas fluidas y de mejoramiento recíproco, un sistema de Extensión Cultural en crecimiento continuo, la siempre removedora iniciativa de SOCIO ESPECTACULAR, la elaboración constante de proyectos de participación activa y una posición de gravitación central en esta nueva realidad del Uruguay. Así lo demuestra el nuevo proyecto ABONO CULTURAL, tendiente a una política cultural de inclusión de grandes sectores sociales, recientemente propuesto por Teatro El Galpón y Teatro Circular y declarado de Interés Nacional por parte de Presidencia de la República.

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