El polvo y el oro

El polvo y el oro
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Está obra narra la magia y la sensualidad de Cuba, pero también su historia, desmesurada y llena de dolores... Julio Travieso Serrano
Título originalEl polvo y el oro
Autor(a)(es)(as)Julio Travieso Serrano
GéneroNovela
PaísBandera de Cuba Cuba
Premiosfue galardonada en México con el Premio Mazatlán de Literatura en 1993

Premio Nacional de la Crítica Literaria Cubana en 1997

y fue una de las novelas finalistas del Premio Rómulo Gallegos en 1995

El polvo y el oro. Ofrece a través de una saga familiar, fundada por un español, que cubre seis generaciones, desde los tiempos coloniales de la esclavitud hasta los de la Revolución Cubana de mediados del siglo XX, una historia marcada por la ambición, la santería, el erotismo y la muerte: la historia de Cuba.

Trama

La novela trata de la reconstrucción de la historia de la Isla desde los movimientos independentistas del continente, a finales del siglo XVIII, hasta los primeros pasos de la Revolución Cubana de la mitad de nuestro siglo La familia Valle, de raíces gaditanas, se traslada a La Habana para participar en la explotación del azúcar y el negocio de los sacos de carbón, así se denomina en la obra frecuentemente a los esclavos provenientes de Africa y se asienta con rapidez en las altas capas de la burguesía criolla de la época.

Contextualización de la obra

Seis generaciones son testigos de la evolución en las relaciones entre España y la Isla, entre negros y blancos, libres y esclavos, latinoamericanos y anglosajones, cultos y analfabetos, ricos y pobres, nobles y parias, felices y desdichados.

Travieso no se conforma con exponer de forma novelada unos hechos que pueden encontrarse en cualquier manual de historia, sino que profundiza en la idiosincrasia de un pueblo que está en constante proceso de transculturación, de sincretismo, y en el que la lucha por el poder se manifiesta en la macropolítica, pero también en la intrahistoria oculta para el comentarista político.

Para ello utiliza una gran cantidad de elementos, que hacen de ésta una novela coral: la multiplicidad de las voces narrativas, la dialéctica que se establece en torno al binomio polvo/oro, con características raciales, culturales y de idiosincrasia particular de la Isla, la omnipresencia del ingenio, la plantación de azúcar. La estructura del relato tiene mucho más que ver con el polirritmo de las voces queintervienen en la narración que con la evolución lineal de los mismos hechos.

Cierto es que se puede trazar una línea recta que comienza poco antes de 1800 y termina en los años sesenta de nuestro siglo. A ambos lados de la línea se podrían, incluso, colocar en un lado los acontecimientos de la familia Valle, y al otro los sucesos generales ocurridos en la Isla desde la emancipación de las colonias continentales, pasando por el alzamiento del 68 y la guerra del 95, hasta la puesta en marcha del período republicano, las dictadura de Machado y Batista, para concluir en la revolución del 59 y sus consecuencias inmediatas.

El peso de la narración en El polvo y el oro lo lleva una tercera persona que cuenta,simultáneamente los hechos, todo lo que está ocurriendo, con ligeros saltos temporales, con el adelanto de algunos datos importantes, casi siempre tragedias familiares, y con la frialdad de un narrador que nada tiene que ver con los personajes de los que habla. Su concepto de tiempo es occidental, lineal, clásico, ceñido al tiempo cristiano que va de un antes a un después y corrobora nacimientos y muertes sucesivos.

Este narrador da cuenta tanto de las historias personales de los Valle, sus esclavos, la marcha de sus negocios y la de los negocios de sus enemigos, como de la historia externa de los grandes sucesos: las revoluciones en el continente, las revueltas de los esclavos de Haití, los sucesivos gobiernos españoles en la Isla hasta la desestabilización del sistema a partir de 1868, la labor de los revolucionarios como Antonio Maceo, Máximo Gómez, José Martí, la intromisión de los Estados Unidos en la política antillana desde La guerra de independencia hasta la época de Batista, el triunfo de los revolucionarios de la Sierra Maestra y las primeras contradicciones del nuevo orden político en los 60.

El otro gran grupo de puntos de vista de la narración pertenece al territorio de los esclavos o, al menos, de los personajes de raza negra, que cuentan la misma historia pero desde ópticas totalmente diversas, demostrando que el movimiento más perceptible que ejecuta el texto caribeño el de "un desplazamiento metonímico hacia las formas escénicas, rituales y mitológicas; esto es, hacia máquinas especializadas en producir bifurcaciones y paradojas".

Si bien los tipos anteriores proponían unas formas rítmicas diferentes pero dentro de un universo común, éstas combinan ritmos netamente diferenciados a los anteriores, porque poseen la impronta de las civilizaciones dominadas racial, cultural, económica y políticamente. Afirma Benítez Rojo que los ritmos blancos -es decir, los sistemas de expresión europeos- se articulan binariamente, como los pasos en la marcha o la carrera; es la literatura de la conquista y la colonización, de la producción en serie, del conocimiento tecnológico, de las computadoras y de las ideologías positivistas; (…) ritmos narcisistas, obsesionados por su propia legitimación" A diferencia de éstos, los ritmos cobrizos, negros y amarillos poseen algo en común, y es su pertenencia a los Pueblos del Mar, y aparecen "como turbulentos y erráticos, (...) todavía en formación; por lo tanto son ritmos sin pasado, o mejor, ritmos cuyo pasado está en el presente y que se legitiman por ellos mismos Estas diferencias proceden, sin duda, de formas diversas de conocimiento y concepción de la realidad, que a su vez remiten a un grado de desarrollo y a una relación de dominio o dependencia con respecto a las estructuras del poder. En el conocimiento narrativo interesa no sólo el contenido del relato y la demostración de un argumento sobre la base de pasos lógicos, sino, sobre todo, el mismo acto de recitarlos: La práctica narrativa de los Pueblos de Mar es muy distinta a la del relato de legitimación de Occidente, pues en éste el problema de la legitimidad es el referente de un dilatado proceso de indagación, verificación y comentario, mientras que en aquélla el relato provee su propia legitimidad de manera instantánea, al ser emitido en presente por la voz rítmica del narrador, cuya competencia reside sólo en el hecho de haber escuchado el mito o la fábula de boca de alguien.

Los narradores negros en la obra de Travieso confieren a la obra un enfoque muy distinto al de los blancos, aun cuando cuentan la misma historia. El punto de vista es diferente, de entrada,porque hablan desde la dominación, son los que llegan en los barcos de sacos de carbón, han sido arrebatados de su tierra y trasladados a un ambiente en el que son tratados con seres de segunda categoría, donde no conocen el idioma, las costumbres, y son obligados a trabajar y a someterse a todo tipo de vejámenes físicos, sexuales, etc.

Este aspecto viene reforzado por el uso continuado de la primera persona: el yo subjetivo concentra una serie de elementos que subrayarán la peculiaridad del discurso: los vaivenes del tiempo, que deja de ser lineal para convertirse en circular o, al menos, henchido de saltos hacia delante y atrás; el odio acumulado que aflora en fórmulas míticas con ritmos marcados, maldiciones que adquieren la fuerza de la experiencia de los ancestros; las continuas invocaciones a deidades primitivas de origen africano, las metamorfosis y reencarnaciones; la permeabilidad entre estados de vida y muerte, etc. Son maneras de establecer un mecanismo de lucha contra la maquinaria del poder blanco, y abrir una vía para la legitimación de la voz periférica.

El contraste entre la fuerza y la subjetividad de las primeras personas, frente a las segundas y terceras del relato criollo articula un clima de tensión continua que impregna la obra hasta sus últimas páginas . Sin embargo, debemos llegar al final de la novela, que queda abierto, para saber cuál es el destino final del polvo y el oro de los Valle. Las sucesivas maldiciones de la esclava se han ido cumpliendo hasta la generación anterior a Javier, momento en el que aquélla retira su conjuro y se convierte en un espíritu libre de atadura material.

A partir de entonces llegan los sucesos de los últimos momentos de Batista, el triunfo de Fidel Castro, las reformas de principios de los sesenta. Javier, que nunca se interesó demasiado ni por los negocios ni por el compromiso político, se ve involucrado por casualidad, primero en las revueltas de los partidarios de Fidel contra Batista y, más tarde, cuando se han expropiado los bienes de todos los cubanos y se ha generado un malestar profundo entre la población, en un golpe de estado que no prosperó, pero que le llevó a la cárcel y a la condena a muerte. Poco antes de ser ejecutado reflexiona sobre la historia de su familia y la suya personal y exclama: "Qué absurdo, tantas luchas de la familia por la riqueza y todo el oro se le ha convertido en polvo.

Son otros tiempos, el marxismo ha acabado con la idea y la posibilidad real del poder individual, y no se sabe si la afirmación última de Javier Valle tiene que ver con la situación personal o con el momento que vive Cuba desde la imposición del igualitarismo colectivista. Y esa incertidumbre se convierte en el punto final del relato cuando, de un modo poético y no sin cierta ironía, Travieso nos cuenta lo que hacían los familiares de Javier en el momento en que éste es fusilado: dos primas almorzaban en un restaurante madrileño, un sobrino escuchaba en La Sorbona una conferencia sobre el existencialismo, otro hablaba en Moscú con el viceministro de Relaciones Exteriores de la URSS, su hermano Marcelo se bañaba en una playa de Miami y Antonio, el hermano mulato, "se pinchaba el brazo izquierdo con una aguja hipodérmica y lentamente comenzaba a levitar hasta encontrar a su hermano Javier, jugando con él en la vieja casona familiar de La Habana Vieja, donde en un dorado rayo de sol flotaba el polvo acumulado durante seis generaciones

Personajes de la obra

  • Javier Valle
  • Francisco Valle
  • Gabriel Valle
  • Frasco Valle
  • Antonio Valle
  • Caridad
  • Modesto Valle
  • Francisco Joseph Valle
  • Fernado Valle
  • Clemente Valle
  • Marta

Fuentes