Esofagitis péptica

Esofagitis péptica
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Inflamáción del esófago

Esofagitis péptica. Enfermedad del ensófago, que consiste en su inflamación y otras lesiones.

Características

La esofagitis diagnosticada histológicamente ocurre en el 61 al 83 % de los lactantes con reflujo clínicamente importante, y la mayoría de las lesiones estenóticas del esófago están relacionadas con el reflujo, pero si la esofagitis está ausente, otras causas de estenosis deben ser consideradas.

El epitelio esofágico expuesto al material refluido reacciona inicialmente con cambios hiperplásicos para impedir la rotura de la barrera mucosa, pero si se altera la impermeabilidad del epitelio escamoso estratificado, se produce la retrodifusión de H+ con lesión histológica secundaria. La composición del material refluido (ácido, pepsina y sales biliares) produce cambios inflamatorios y estenosis esofágica de distinto grado de severidad.

Otros tipos de esofagitis

  • Esofagitis cáustica: quemadura del esófago debido a la ingestión de una solución ácida o básica.
  • Esofagitis eosinofílica: debido a la presencia de cantidades anormales de polinucleares eosinófilos (tipos de glóbulos blancos) en el esófago.
  • Esofagitis post-radioterapia: ardor secundario a una radioterapia local, para el tratamiento de un cáncer.
  • Esofagitis medicamentosa: lesiones consecutivas a la toma prolongada de un medicamento.
  • Esofagitis infecciosa: infección por una seta microscópica (candidiasis esofágica) o por el virus del herpes simplex de tipo 1 (HSV1).

Cuadro clínico

Puede presentarse con síntomas de dolor o asintomático. La típica quemadura subesternal (pirosis) descrita en adultos también puede observarse en niños con esofagitis, que se exacerba con los jugos cítricos, chocolate, café y mejora con líquidos antiácidos . En los lactantes pequeños: llanto, irritabilidad, trastornos de sueño, cólicos y en ocasiones rumiación sugieren esofagitis. Los lactantes pueden tener dificultades en la alimentación presentando irritabilidad y rechazo del biberón después de la primera succión. La disfagia con sensación de atoro y odinofagia son menos frecuentes.

La incidencia epidemiológica sugiere que hasta el 80 % de los asmáticos tienen enfermedad por RGE, independientemente del uso de broncodilatadores y hasta el 40 % tienen esofagitis péptica.

Algunos pacientes con severa esofagitis pueden permanecer asintomáticos y son más problemáticos porque se demuestran complicaciones como la estenosis péptica, sin haber tenido ningún síntoma atribuible a ella, o sea, que el primer síntoma es la disfagia como complicación, asociada con síntomas generales como malnutrición, hematemesis, anemia con deficiencia de hierro severa y dolor torácico. Estos tres últimos signos pueden estar presentes en la esofagitis no complicada. La hemorragia digestiva alta se ha reportado hasta en 8 %.

Problemas de dismotilidad inespecífica son comunes en pacientes con esofagitis péptica severa que mejoran con tratamiento específico. En pacientes con exitosa cirugía antirreflujo se ha demostrado que las anormalidades de la motilidad son secundarias a la esofagitis y no a un evento primario. En Francia, en una serie de 59 niños con estenosis péptica secundaria a esofagitis de reflujo, el 50 % tenían menos de 2 años de edad; el 25 %, entre 2 y 5; y el resto, entre 5 y 15.

Diagnóstico

La anemia crónica y la sangre oculta en heces son hallazgos comunes en caso de esofagitis y la anemia aguda sugiere la presencia de úlcera esofágica.

El examen radiográfico del esófago puede mostrar signos de esofagitis, en especial si se realiza con aire como contraste, pero el diagnóstico más preciso es endoscópico. En el cuadro 118.9 se observa la clasificación de los hallazgos endoscópicos. Los hallazgos de la endoscopia tienen valor pronóstico, pues los distintos grados de esofagitis se corresponden con una gravedad creciente y mayor prevalencia de complicaciones, tales como estenosis o esófago de Barrett, de forma que podemos hablar de esofagitis leve en el grado 1, esofagitis moderada en el grado 2 y esofagitis grave en los grados 3 y 4. Esto tiene valor para la terapéutica por cuanto condiciona el fármaco a elegir, su dosis, e incluso la necesidad de mantenimiento.

Complicaciones

Las principales complicaciones de la esofagitis péptica son la estenosis, el esófago de Barrett, la úlcera péptica y la hemorragia digestiva crónica.

Pronóstico y evolución

En ausencia de tratamiento radical del reflujo, las estenosis pépticas crónicas evolucionan hacia un esófago de Barrett en el 50 %. Es preferible el seguimiento radiográfico televisado con endoscopia por 2 razones: diagnóstico del tipo de la estenosis, y tratamiento con dilatación de balón. Si la estenosis no permite el paso del endoscopio se puede pasar una pinza de biopsia, confirmar la esofagitis péptica y evaluar por epitelio de Barrett.

Tratamiento

Todos los pacientes, independientemente del grado de la esofagitis, deben seguir las pautas higienicodietéticas expresadas como medidas generales o cambios en el estilo de vida.

En la esofagitis leve puede iniciarse el tratamiento con antiH2 a dosis estándar, asociados a antiácidos o alginatos a la demanda. La esofagitis moderada o severa debe tratarse con inhibidores de la bomba de protones (omeprazol) pudiéndose aumentar la dosis al doble.

La duración del tratamiento con antisecretores oscila entre 2 y 3 meses, de acuerdo con la intensidad de los síntomas y la gravedad de la esofagitis, si bien la mayoría se inclina por 12 semanas. Otros autores preconizan comenzar con inhibidores de la bomba de protones desde el inicio.

Si después de este tratamiento inicial de ataque no se obtiene respuesta, puede hablarse de esofagitis refractaria. En los enfermos refractarios a los antiH2 se puede aumentar la dosis inicial de este fármaco y prolongar el tiempo de tratamiento; realizar terapia combinada de antiH2 con procinéticos o sucralfato, o lo que es preferible, cambiar a inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol. Hoy día solo se consideran esofagitis refractarias aquellas que no responden a los inhibidores de la bomba de protones a dosis altas por 3 meses.

A pesar de la gran eficacia del omeprazol, entre 5 y 10 % de los casos no responden a su uso. Estos enfermos son tributarios de un estudio más exhaustivo, destinado a precisar la importancia de otros factores fisiopatológicos, distintos del ácido, en la génesis de la enfermedad, tales como un EEI marcadamente hipotónico, la existencia de alteraciones intensas en el aclaramiento esofágico, o la presencia de reflujo biliar. Precisados estos aspectos, se intentará una nueva etapa terapéutica destinada a combatirlos o se planteará la intervención quirúrgica.

En caso de enfermedad por reflujo alcalino, los inhibidores de la secreción ácida tienen poco que ofrecer y el tratamiento se basará en el seguimiento de las medidas generales de cambio del estilo de vida, la administración de procinéticos y, sobre todo, de quelantes de las sales biliares, como el hidróxido de aluminio, sucralfato o colestiramina. En última instancia, dado que en la mayoría de los enfermos el reflujo alcalino se debe a una intervención quirúrgica, debe valorarse la posibilidad y eficacia de corregir la cirugía previa.

Raras veces es necesario el tratamiento hemostático endoscópico en los pacientes con hemorragia por esofagitis. Una úlcera que ha erosionado hacia una arteria sería la indicación primaria de este tratamiento.

Fuente